¡°Matadlos a todos, Dios ya reconocer¨¢ a los suyos¡±
En muchos tiempos y lugares, distintos credos han podido convivir de una forma pac¨ªfica y enriquecedora. La Iglesia ortodoxa b¨²lgara ayud¨® a salvar a los jud¨ªos de los nazis
El enviado del Papa a la cruzada albigense, Arnaldo Amalric, orden¨® que sus tropas tomasen al asalto la ciudad de Beziers para aniquilar a la herej¨ªa c¨¢tara, en 1209. Antes de que comenzase la masacre, dio una orden que se ha convertido en un compendio de la violencia religiosa: ¡°Matadlos a todos, Dios ya reconocer¨¢ a los suyos¡±. No importa hacia donde se mire, la historia de los credos est¨¢ llena de muer...
El enviado del Papa a la cruzada albigense, Arnaldo Amalric, orden¨® que sus tropas tomasen al asalto la ciudad de Beziers para aniquilar a la herej¨ªa c¨¢tara, en 1209. Antes de que comenzase la masacre, dio una orden que se ha convertido en un compendio de la violencia religiosa: ¡°Matadlos a todos, Dios ya reconocer¨¢ a los suyos¡±. No importa hacia donde se mire, la historia de los credos est¨¢ llena de muerte y destrucci¨®n. Y no hace falta haber estudiado la Edad Media o las guerras de religi¨®n en Europa, basta con haber visto alg¨²n informativo televisivo las ¨²ltimas d¨¦cadas.
Varios tribunales internacionales han considerado genocidio el asesinato de 8.000 varones musulmanes por parte de los ultranacionalistas serbios en Srebrenica en julio de 1995. En la guerra del L¨ªbano, las milicias cristianas mataron a miles de palestinos (mujeres y ni?os, sobre todo) en los campos de Sabra y Chatila en septiembre de 1985. Para describir aquella masacre, el periodista brit¨¢nico Robert Fisk escribi¨® en una cr¨®nica ¡ªrecogida en el libro Basta de mentiras (RBA), coordinado por John Pilge¡ª lo siguiente: ¡°Tras haber visto cien cad¨¢veres, dejamos de contar¡±.
Considerar que hay credos superiores a otros, y que unos son pac¨ªficos y otros violentos, como sostuvo el l¨ªder del PP, Alberto Nu?ez Feij¨®o cuando afirm¨® ¡°no ver¨¢ usted a un cat¨®lico o a un cristiano matar en nombre de su religi¨®n¡±, no solo refleja una ignorancia preocupante, del pasado y del presente, sino que representa una visi¨®n del mundo que responde solo a una parte de la realidad. Es cierto que las guerras de religi¨®n han marcado la historia mundial durante siglos ¡ªaunque casi siempre fueron conflictos de poder y por el control del territorio¡ª, pero no es la ¨²nica forma de mirar el pasado. Y no se trata solo de la idealizada ¡ªy muy debatida¡ª convivencia de las tres religiones en al-?ndalus o la multiculturalidad del difunto imperio Austroh¨²ngaro. En muchos tiempos y lugares, distintos credos han podido convivir de una forma pac¨ªfica y enriquecedora.
Pese a la frialdad ¡ªsiendo generosos¡ª de P¨ªo XII ante el Holocausto, cientos de cat¨®licos polacos o franceses se jugaron la vida para proteger a jud¨ªos de la persecuci¨®n nazi. E incluso hubo un pa¨ªs europeo, muchas veces olvidado, que no entreg¨® a sus jud¨ªos despu¨¦s de una revuelta popular: la mayor¨ªa de los hebreos de Bulgaria sobrevivieron al Holocausto, como recordaba el polit¨®logo Ivan Krastev este fin de semana en el Hay Festival de Cartagena de Indias ¡ªun encuentro literario en el que se ha hablado m¨¢s de pol¨ªtica que de literatura¡ª. Krastev explic¨® que fueron protegidos por los popes ortodoxos, aunque el Gobierno, aliado de la Alemania nazi, estaba dispuesto a deportarlos.
¡°El truco¡±, record¨® Krastev, ¡°consisti¨® en decirles a los alemanes que iban a entregar a los jud¨ªos. Lo que no dijeron era cu¨¢ndo¡±. Y siempre lo dejaban para el d¨ªa siguiente. ¡°La creciente ola de protestas p¨²blicas, que incluy¨® una intervenci¨®n del obispo de la Iglesia Ortodoxa B¨²lgara¡±, relata la enciclopedia del Holocausto del Museo de la Shoah de Washington, ¡°oblig¨® finalmente al zar Boris a cambiar de opini¨®n y cancelar las deportaciones en mayo de 1943¡å.
Todav¨ªa hoy, a pocos pasos la una de la otra, conviven en Sof¨ªa la magn¨ªfica mezquita del siglo XVI Banya Bashi ¡ªen torno al 9% de la poblaci¨®n de Bulgaria es de origen turco¡ª; la sinagoga central ¡ªen la que se puede escuchar el ladino¡ª y la catedral ortodoxa. Se trata de una parte viva de la historia de Europa que los partidos ultraderechistas tratan deliberadamente de borrar. Desgraciadamente, visto lo visto, no son los ¨²nicos.