El ¡®Macbeth¡¯ de Jaume Plensa fue m¨¢s de Pons, Salsi y Radvanovsky
El Liceo estrena una nueva producci¨®n de la ¨®pera de Verdi, con la atractiva est¨¦tica visual del escultor catal¨¢n, pero donde sobresale la direcci¨®n musical y el reparto vocal
¡°?Esta tragedia es una de las m¨¢s grandes creaciones humanas!... Si no podemos hacer algo grande, intentemos al menos algo fuera de lo com¨²n¡±. Giuseppe Verdi fue extremadamente ambicioso en su primer encuentro oper¨ªstico con Shakespeare, tal como explica por carta, en septiembre de 1846, a su libretista de Macbeth, Francesco Maria Piave. El compositor le exigi¨® ¡°brevedad y sublimidad¡± y el resultado fue tan efectivo como esquem¨¢tico. Los acontecimientos de la tragedia del dramaturgo ingl¨¦s se yuxtaponen sin apenas contexto y vemos poca evoluci¨®n dram¨¢tica de la pareja protagonista.
Verdi prefiri¨® potenciar la ambientaci¨®n. Con esa omnipresencia de la noche, pero tambi¨¦n de elementos sobrenaturales, como brujas y apariciones, junto al poder psicol¨®gico del repique de campanas, redoble de tambores y aporreos en la puerta. Su partitura, estrenada en Florencia, en 1847, fue la m¨¢s moderna que hab¨ªa escrito hasta el momento. Leemos en ella anotaciones imposibles para la orquesta, como suono muto (sonido silencioso), o extra?as indicaciones a los cantantes, como voce soffocata (voz ahogada). Incluso lleg¨® a definir a su Lady Macbeth ideal, en 1848, dentro de una misiva a Salvatore Cammarano, como una mujer fea y mala, una cantante no convencional, de voz ¨¢spera y sombr¨ªa, y con un perfil diab¨®lico.
Para el estreno parisino en el Th¨¦?tre Lyrique, en 1865, el compositor rehizo la ¨®pera con cambios sustanciales y algunos a?adidos importantes, adem¨¢s del ballet del tercer acto. Es la versi¨®n m¨¢s habitual y la que ha elegido el Gran Teatro del Liceo para una de sus apuestas m¨¢s ambiciosas de esta temporada: una nueva producci¨®n de este t¨ªtulo verdiano, con el debut como director de escena del escultor Jaume Plensa, junto a la direcci¨®n musical de Josep Pons y varios repartos encabezados por la soprano Sondra Radvanovsky y el bar¨ªtono Luca Salsi.
El indudable atractivo visual de la propuesta esc¨¦nica de Plensa ha acaparado todo el protagonismo medi¨¢tico. Y hasta comercial: este jueves se pod¨ªa comprar una edici¨®n limitada de la taza ¡°Macbeth¡± dise?ada por el artista catal¨¢n en la tienda de merchandising del teatro barcelon¨¦s. Pero la parte musical ha sido mucho m¨¢s determinante en el ¨¦xito de este estreno, el pasado jueves, 16 de febrero.
Costaba reconocer en el foso a la misma Orquesta Sinf¨®nica del Gran Teatro del Liceo que escuchamos el mes pasado en Tosca. Era perceptible el esmero de Josep Pons al precisar todos los detalles de esta partitura desde los primeros compases. El director de orquesta catal¨¢n subraya su modernidad con tintes casi expresionistas. Lo comprobamos en la escena de las brujas, que abre la ¨®pera, con ese admirable crepitar de los vientos, la dimensi¨®n fantasmal que consigue en los tutti, el tono mercurial de la cuerda al un¨ªsono o los extremos contrastes din¨¢micos. Su momento de mayor lucimiento fueron las tres partes del ballet y result¨® siempre ideal propulsando el canto.
El Coro del Gran Teatro del Liceo tambi¨¦n brill¨® en sus m¨²ltiples intervenciones. Son¨® especialmente compacto y emotivo en el arranque del cuarto acto, en el movimiento coral Patria oppressa. En el reparto, la estrella fue la soprano estadounidense Sondra Radvanovsky. Su imponente Lady Macbeth se adue?¨® de la escena desde la cavatina inicial con poderosos agudos y sin abusar del cambio de color en el registro grave. Cosech¨® una inmensa ovaci¨®n al final de la cabaletta Or tutti sorgete, aunque cant¨® mejor en el segundo acto la impresionante aria La luce langue, que Verdi a?adi¨® en 1865. Y convirti¨® la famosa aria del sonambulismo en uno de los mejores momentos de la velada.
A pesar del merecido ¨¦xito de Radvanovsky, el mejor cantante sobre el escenario del Liceo fue el bar¨ªtono italiano Luca Salsi como Macbeth. Result¨® admirable su capacidad para moldear la voz al atender todos los detalles de expresi¨®n indicados por Verdi (cupo, esclamando, a voce aperta, dentro de una misma intervenci¨®n). Aparte de sus muchos aciertos en los tres primeros actos, su mejor momento lo escuchamos en el aria del cuarto acto, Piet¨¤, rispetto, onore. El bajo-bar¨ªtono Erwin Schrott fue un s¨®lido Banco, tal como demostr¨® en su romanza del segundo acto, Come dal ciel precipita. A diferencia del tenor Francesco Pio Galasso que fue de menos a m¨¢s como Macduff, con una buena romanza en el cuarto acto. Bien el Malcolm del tenor Fabi¨¢n Lara y el resto de los secundarios.
Jaume Plensa no ha conseguido integrar, a nivel dram¨¢tico, sus maravillosas esculturas dentro de la ¨®pera de Verdi. Utiliza varios de sus iconos, como la inmensa escultura elaborada por una malla de letras (similar a El Alma del Ebro), en el primer acto, o sus famosas cabezas gigantes, en el ballet del tercero. Pero constituyen meras aportaciones visuales. Su concepto dram¨¢tico de la ¨®pera, que consist¨ªa en resaltar la frase ¡°Sleep no more!¡±, de la tragedia de Shakespeare, no pas¨® de unas letras al comienzo. Tampoco vimos una direcci¨®n de actores propiamente dicha, y el estatismo generalizado se contrarrest¨® con puntuales adiciones danzadas. Unas atractivas coreograf¨ªas de Antonio Ruz que resultaron algo cargantes en el ballet.
Como director de escena, Plensa opta por mantenerse en un segundo plano y facilitar el trabajo de los cantantes. Los principales solos y conjuntos de la ¨®pera se escucharon con m¨ªnimas intromisiones esc¨¦nicas. Y su mayor logro fue la creaci¨®n de una est¨¦tica visual completamente personal con esos colores rojo, negro y blanco, el vestuario con letras para los protagonistas, el uso virtuoso de la iluminaci¨®n en un ambiente generalmente oscuro (admirable trabajo de Urs Sch?nebaum) y una escenograf¨ªa donde se sugiere m¨¢s que se muestra. El momento visual m¨¢s impactante de la producci¨®n se reserv¨® para la batalla final con esas cabezas gigantes sobrevolando la escena y hubo muchos detalles incomprensibles como esas inmensas interrogaciones o la bella instalaci¨®n que despliega y desmonta al comienzo del cuarto acto. El Macbeth de Plensa ha resultado ser m¨¢s de Pons, Salsi y Radvanovsky.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.