Del ¡®No a la guerra¡¯ a la sanidad p¨²blica: cuando los ¡°titiriteros¡± no se callan
Los 20 a?os de la gala m¨¢s pol¨¦mica de los Goya coinciden con el 50 aniversario del Oscar m¨¢s activista de la historia, el de Marlon Brando denunciando el trato en la pantalla de los nativos americanos
En su libro El actor y los dem¨¢s, Fernando Fern¨¢n-G¨®mez diseccion¨® de forma brillante el hist¨®rico menosprecio social a los c¨®micos. Todo el mundo opina, recordaba el actor, ¡°deportistas, toreros, maestros, pintores, algunos cient¨ªficos, infinidad de pol¨ªticos, campesinos, amas de casa, estudiantes¡ Pero la aversi¨®n, la marginaci¨®n, se reserva para los c¨®micos¡±.
La gala de los Goya ha vivido a?os en el punto de mira por c¨®mo muchos de sus protagonistas han aprovechado sus segundos de gloria para alzar la voz sobre asuntos pol¨ªticos y sociales. Desde aquellas manos blancas de Jos¨¦ Luis Borau en 1998, entonces presidente de la Academia, como gesto de dolor y rabia ante el ¨²ltimo asesinato de ETA; al c¨¦lebre y pol¨¦mico ¡°No a la guerra¡± del grupo Animalario ante el apoyo de Espa?a a la invasi¨®n de Irak, con la actriz Marisa Paredes en el cargo de presidenta.
La tradici¨®n reivindicativa se volvi¨® a colar en la 37? edici¨®n, cuando la actriz Eulalia Ram¨®n, mujer del reci¨¦n fallecido Carlos Saura, homenajeado con el Premio de Honor de este a?o, agradeci¨® el trabajo de los m¨¦dicos y enfermeras de la Sanidad P¨²blica horas antes de una multitudinaria manifestaci¨®n en Madrid en contra de los recortes en atenci¨®n primaria. No fue el ¨²nico gesto de apoyo a los sanitarios en una noche en la que la actriz Susi S¨¢nchez llev¨® sus agradecimientos por el Goya a la mejor actriz de reparto al terreno feminista o en la que el gran triunfador de la noche, Rodrigo Sorogoyen, lanz¨® un ¡°Energ¨ªa e¨®lica, s¨ª, pero no as¨ª¡±.
¡°Con la perspectiva de los a?os, y ya son 37, podemos hablar de la ¨¦pica de los Goya¡±, asegura en un correo electr¨®nico Pedro Almod¨®var, que hace unas semanas convirti¨® su discurso de aceptaci¨®n del Feroz de Honor en una carta urgente de apoyo a la sanidad p¨²blica. ¡°Para m¨ª, sin duda, el momento de mayor altura fue el de los Goya del ¡®No a la Guerra¡¯. Nunca me sent¨ª tan orgulloso de pertenecer al colectivo de los que hacemos cine¡±, a?ade el cineasta. ¡°Animalario aprovech¨® un acto tan medi¨¢tico porque exist¨ªa la necesidad extraordinaria e imperiosa ¡ªque como mostraban las encuestas del momento representaba al 91% de nuestra sociedad¡ª, de decir que ¡®esa guerra¡¯ no era necesaria. El partido en el poder nos convirti¨® en su bestia negra, pero la historia no se escribe en un d¨ªa. Ya han pasado veinte a?os y debemos poner en lo m¨¢s alto aquella ceremonia¡±.
El actor Alberto San Juan, miembro de Animalario, fue uno de los protagonistas de la noche. Dentro de la compa?¨ªa, encargada de escribir, dirigir y protagonizar la gala, hubo divisi¨®n entre quienes quer¨ªan una ceremonia muy politizada y los que pensaban que era un error porque no era una gala de Animalario sino de toda la profesi¨®n. Ganaron los segundos, pero la respuesta de los que sub¨ªan al escenario ¡ªy eso incluy¨® el discurso de la presidenta Marisa Paredes y las camisetas que lucieron al final de la gala Alberto San Juan y Willy Toledo¡ª hizo el resto.
¡°La recuerdo como una noche emocionante y l¨²dica de celebraci¨®n democr¨¢tica¡±, evoc¨® esta semana en una conversaci¨®n con EL PA?S San Juan, para quien ¡°uno de los grandes da?os que conllev¨® la forma en que se resolvi¨® la Transici¨®n¡± fue establecer la idea de que la pol¨ªtica es ¡°cuesti¨®n exclusiva de los partidos y los representantes institucionales¡±. ¡°El movimiento popular que trajo la democracia qued¨® desaparecido y no volvi¨® a hacerse visible de forma masiva hasta el 15-M. Pero entre medias hubo movimientos y ocasiones de participaci¨®n pol¨ªtica real, como la huelga general del 88, el movimiento por la memoria de los nietos de los desaparecidos, la lucha por la vivienda o las movilizaciones contra la invasi¨®n de Irak. En la noche de los Goya de 2003, las personas que recibieron premios tomaron libre y espont¨¢neamente la palabra ante una asamblea de millones de espectadores para ejercer su derecho y su deber c¨ªvico de participar en la vida pol¨ªtica¡±, a?ade San Juan.
¡°El actor es un m¨¦dium¡±, explica Almod¨®var, ¡°un transmisor que los directores utilizamos para que den cuerpo a nuestras historias, pero es precisamente esa naturaleza de m¨¦diums lo que los legitima para mostrar un sentimiento colectivo. Es rid¨ªculo pensar que no podamos tener otra funci¨®n que la de entretener, como cualquier ciudadano tenemos el derecho c¨ªvico de opinar. Y algunas veces lo hacemos en nuestro h¨¢bitat natural, que son los escenarios¡±.
La virulenta reacci¨®n que provoc¨® la gala del No a la Guerra dej¨® un poso que ha tardado a?os en diluirse. ¡°A los Goya del No a la Guerra, que fueron de los mejores que yo recuerdo, les sigui¨® un pacto de silencio por miedo¡±, afirma la directora Cristina Andreu, presidenta de la Asociaci¨®n de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA). ¡°Por desgracia cundi¨® la idea de que los espectadores iban a dejar de ir al cine por nuestras ideas, coartando nuestra libertad de expresi¨®n¡±.
Solo en los a?os m¨¢s duros de la crisis de 2008, los del austericidio, los recortes salvajes y la subida del IVA de las entradas del cine al 21%, algunos volvieron a envalentonarse, como en 2013 cuando la actriz Maribel Verd¨² dedic¨® su Goya a los que ¡°perdieron sus casas, sus esperanzas, incluso sus vidas¡± y Candela Pe?a dej¨® a todos con un nudo en la garganta con sus palabras: ¡°Llevaba tres a?os sin trabajar y en este tiempo he visto morir a mi padre en un hospital p¨²blico en el que no hab¨ªa mantas para taparlo ni agua para beber y ha salido de mis entra?as un ni?o que no s¨¦ qu¨¦ educaci¨®n p¨²blica le espera ni qu¨¦ futuro va a tener¡±, dijo la actriz.
En 2018, CIMA llev¨® su activismo feminista a la gala. ¡°Est¨¢bamos muy hartas de que nunca hubiese nominadas, de la falta de ayudas y apoyo a las mujeres e incluso de los comentarios y chistes machistas¡±, asegura Cristina Andreu. ¡°Ese a?o, que adem¨¢s fue un gran a?o para las directoras porque Isabel Coixet gan¨® con La librer¨ªa y Carla Sim¨®n, como directora revelaci¨®n, con Verano del 93, decidimos hacer una acci¨®n repartiendo abanicos que pon¨ªan M¨¢s Mujeres. Aunque no fue f¨¢cil, tuvimos la suerte de tener el apoyo de muchas actrices. Los Goya deben ser reivindicativos y no volver nunca a aquellos a?os del miedo¡±.
Si en la industria espa?ola la digesti¨®n del No a la Guerra fue lenta, en Hollywood han tardado medio siglo en disculparse ante la activista Sacheen Littlefeather por el sonado maltrato que recibi¨® por el que quiz¨¢ es el gesto pol¨ªtico m¨¢s escandaloso y a la vez m¨¢s visionario de la historia de los Oscar y que este a?o tambi¨¦n est¨¢ de aniversario. Con su poderoso instinto esc¨¦nico, Marlon Brando decidi¨® que si ganaba el Oscar por El Padrino, como finalmente ocurri¨®, rechazar¨ªa el premio en su nombre Sacheen Littlefeather y lo aprovechar¨ªa para denunciar ante millones de espectadores el tratamiento que el cine ha dado a los pueblos nativos americanos.
Brando explic¨® m¨¢s tarde que aunque nunca pens¨® que se iba a montar semejante revuelo (seg¨²n la leyenda, seis guardias de seguridad tuvieron que frenar a un John Wayne desatado), su intenci¨®n era clara: ¡°La gente no se da cuenta del da?o que se hace perpetuando ciertos clich¨¦s. Basta ya de tratar a las minor¨ªas como estereotipos, a los negros como idiotas y a los nativos americanos como est¨²pidos, borrachos y salvajes. Los espectadores deben tomar conciencia del enorme dolor que causamos¡±.
Fern¨¢n-G¨®mez teoriz¨® mucho sobre la complejidad de los actores, sobre ese perpetuo y casi suicida sentimiento de fracaso que esconde un oficio que tiene mucho de ¡°trampa de tah¨²r y mentira¡±, un sentimiento de ¡°inseguridad e incapacidad¡±, dec¨ªa Fern¨¢n-G¨®mez, que comparten con ¡°la el¨¢stica conciencia de los pol¨ªticos¡±. Aunque, como en ?Ay Carmela!, una de las pel¨ªculas de Carlos Saura que se record¨® en la gala del s¨¢bado, los c¨®micos pueden ser pobres supervivientes, como sus dos personajes principales, Carmela y Paulino, pero cuando aflora su verdad sobre el escenario se convierten en aut¨¦nticos h¨¦roes.
20 a?os despu¨¦s del ¡°No a la Guerra¡± las reivindicaciones forman parte de los Goya. ¡°Algunos pol¨ªticos no estaban acostumbrados a que los titiriteros, como empezaron a llamarnos, expresaran su opini¨®n¡±, concluye Almod¨®var. ¡°Estaban acostumbrados a lo contrario, a ese silencio, s¨ªntoma de una enfermedad que la mayor¨ªa de nosotros hemos superado: el franquismo sociol¨®gico. Hace veinte a?os el colectivo de la cultura rompi¨® ese silencio, alz¨® la voz, una hermosa voz, que yo todav¨ªa contin¨²o oyendo con orgullo. Pese a quien pese¡±.
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