Vida y muerte de Gata Cattana, la rapera que sigue expandiendo su legado tras morir a los 25 a?os
Reconstruimos la historia de la cantante y poeta cordobesa que falleci¨® con 25 a?os dejando una obra inspiradora enfocada al feminismo y a la justicia social. Un documental celebra su figura mientras sus seguidores no paran de aumentar
Cuatro d¨ªas antes de morir, Ana Isabel Garc¨ªa Llorente (nombre real de Gata Cattana) entr¨® en la farmacia de su pueblo, Adamuz (C¨®rdoba). Iba de la mano de su madre. Se pes¨® en la b¨¢scula. ¡°Ay, qu¨¦ delgada est¨¢s, hija. Te voy a hacer ahora mismo un potaje de garbanzos¡±, le rega?¨® con ese cari?o protector que solo puede suministrar una madre. Ana hab¨ªa padecido recientemente un par de gastroenteritis y a consecuencia de ellas su cuerpo, ya por naturaleza sin un gramo de grasa y estilizado (med¨ªa 1,74), sufr¨ªa la p¨¦rdida de alg¨²n kilo. Ella contest¨®, c¨®mplice: ¡°Que s¨ª, mam¨¢, te lo prometo: comer¨¦ m¨¢s¡±. Era finales de febrero de 2017 y Ana hab¨ªa viajado desde su residencia de Madrid a Adamuz para presentar su primer libro de poemas, La escala de Mohs. Durante aquella visita, la rapera y poeta dijo a sus padres y hermano durante una conversaci¨®n donde se entretej¨ªan varios temas y sin darle demasiada importancia: ¡°Pues yo cuando me muera quiero donar mis ¨®rganos. As¨ª puedo ayudar a otra persona. Ser¨ªa una gran satisfacci¨®n¡±. Fue, sin ella pretenderlo, su ¨²ltima y generosa voluntad. El 2 de marzo de 2017 mor¨ªa repentinamente con 25 a?os y comenzar¨ªa la leyenda de Gata Cattana, la rapera erudita, la poeta feminista, la polit¨®loga luchadora contra las injusticias sociales, la cantante que llegaba a las emociones desde el rap. Su corajudo coraz¨®n sigue latiendo en el cuerpo de otra persona, y su ej¨¦rcito ampli¨¢ndose y escribiendo en las tapias de los barrios grafitis con su filosof¨ªa: ¡°No reconozco autoridad m¨¢s all¨¢ de mi cuerpo¡±.
Adamuz es un municipio de unos 4.500 habitantes enclavado en las estribaciones de Sierra Morena. Vive fundamentalmente de los olivos (buen aceite) y de una emergente oferta de turismo rural. Le separan de C¨®rdoba 30 minutos en coche. Tambi¨¦n es la localidad donde naci¨® y vivi¨® hasta los 18 a?os una chica de unos ojos enigm¨¢ticos que se ganaron el apodo de Gata. All¨ª, con la sabidur¨ªa del campo y con los libros como mejores amigos, esta muchacha inquieta forj¨® su car¨¢cter.
Nada m¨¢s entrar en Adamuz reciben al visitante dos grandes murales sobre ladrillo, de unos 20 metros de largo por 10 de alto cada uno, dedicados a la rapera. Im¨¢genes de ella y consignas extra¨ªdas de sus letras: ¡°Solo me debo a mis quimeras¡±. Son las 13 horas de un mi¨¦rcoles de febrero y la zona respira tranquilidad. En uno de los dos parques infantiles que acotan los murales un abuelo juega con sus dos nietos. Dos se?oras mayores atraviesan la plaza presidida por los grafitis de la rapera. ¡°S¨ª, fue una chica del pueblo que se fue a Madrid y muri¨® muy joven¡±, dicen sin pararse ante la pregunta del periodista sobre si conocen a Gata Cattana. Una joven, Isabel Mar¨ªa, se acerca e interviene. ¡°Mi hermano tuvo un grupo con ella antes de que se hiciera famosa. Ana era muy buena gente. Es un orgullo para el pueblo que naciera aqu¨ª. Aunque yo soy m¨¢s de flamenco que de rap¡±, se r¨ªe.
En la casa de la familia de Gata Cattana en Adamuz surge en cada rinc¨®n un recuerdo de la cantante. Una foto del d¨ªa de la comuni¨®n, sus libros, dibujos hechos por fans, los dos premios de la m¨²sica independiente MIN que gan¨® p¨®stumamente¡ ¡°Cuando te ocurre algo tan grave como lo que nos ha pasado tienes dos opciones: o te encierras en casa y te hundes, o tiras para adelante y desde el primer momento est¨¢s reivindicando su obra. Y mi madre, que es tan guerrera como mi hermana, ha optado por lo segundo y nos ha arrastrado a mi padre y a m¨ª¡±. El que habla es Antonio, 27 a?os, ¨²nico hermano de Gata Cattana; mientras, la madre, Ana (57 a?os), y el padre, Andr¨¦s (65), le miran y asienten sentados en el sof¨¢ central de su bonita casa, con un peque?o patio cordob¨¦s. Un brasero debajo de una mesa calienta el ambiente. Se consideran una familia de clase trabajadora: Ana es administrativa y Andr¨¦s, ya jubilado, trabaj¨® muchos a?os en la empresa de mantenimiento que asist¨ªa al AVE. Antonio estudi¨® Ingenier¨ªa Civil y estaba trabajando fuera de C¨®rdoba pero, ¡°desde que pas¨® eso¡± (evitar¨¢n durante la largo conversaci¨®n utilizar la palabra muerte o sus derivados), ha vuelto a su casa, para estar con sus padres y apoyar. ¡°Pas¨¢bamos mucho tiempo aqu¨ª los cuatro y era una sensaci¨®n tremenda de calma y tranquilidad: en el sof¨¢, sin hacer nada, con la tele puesta y conversando de cualquier cosa¡ Ella siempre estaba leyendo o escribiendo¡±.
Ana interviene para detallar el car¨¢cter de su hija: ¡°Era un torbellino, una ni?a s¨²per curiosa. Todo lo quer¨ªa aprender. No le bastaba cualquier respuesta: ten¨ªas que darle un argumento convincente¡±. Cuando ten¨ªa ocho a?os, la chica se hart¨® de recibir por Reyes, y por tercer a?o consecutivo, una Barbie y le solt¨® a la madre: ¡°Mam¨¢, deja de regalarme mu?ecas. No me interesan¡±. Quer¨ªa l¨¢pices, cuadernos para pintarrajear, lecturas que le avivaran la imaginaci¨®n. Ana recuerda que la primera vez que cant¨® su hija en p¨²blico tendr¨ªa unos 10 a?os y eligi¨® No dudar¨ªa, de Antonio Flores. ¡°Les apunt¨¦ a los dos hermanos a la escuela musical del pueblo. Y yo, para no aburrirme, tambi¨¦n me inscrib¨ª y aprend¨ª a tocar el clarinete. El d¨ªa que cant¨® No dudar¨ªa ya se ve¨ªa que ten¨ªa algo¡±, explica.
Siendo una adolescente comenz¨® a actuar en las fiestas del pueblo mostrando una buena voz aflamencada. En casa, le¨ªa tanto la serie de aventuras Los cinco como a Nietzsche, Simone de Beauvoir, o El ¨¢rbol de la ciencia, de P¨ªo Baroja. En Eterna, documental sobre su figura que se estrena el 2 de marzo (dirigido por Juanma Sayalonga y David Sainz), cuenta una de sus profesoras: ¡°Era una ni?a adelantada a su tiempo. Hablaba con 15 a?os de violencia de g¨¦nero cuando ninguna otra lo hac¨ªa¡±. Escuchaba la amplia colecci¨®n de discos de su padre: Triana, Pink Floyd, Aretha Franklin¡ Con la adolescencia afil¨® sus gustos: Extremoduro, Ska-P, M?go de Oz y una recopilaci¨®n de hip hop espa?ol que le impact¨® mucho y donde se inclu¨ªa a Violadores del Verso, La Excepci¨®n o Nach. Tambi¨¦n form¨® parte de una banda, Aqu¨ª Pongo La Era, de corte flamenco pop, aunque en alguna pieza ya rapeaba. El disco de este grupo con amigos del pueblo, Vive el momento, contiene las primeras grabaciones de Gata Cattana.
Con 18 a?os se march¨® a estudiar Ciencias Pol¨ªticas a Granada. All¨ª desarroll¨® su conciencia social y entr¨® en contacto con los ambientes hiphoperos. Y conoci¨® a Carlos Esteso (Madrid, 36 a?os), el que ser¨ªa su DJ desde entonces. ¡°Era especial porque en el mundo del rap en esa ¨¦poca, 2010, hab¨ªa pocas chicas y los chicos ten¨ªan ese discurso tan trillado de egotrip. Ella trataba temas feministas, sociales, pol¨ªticos, filos¨®ficos¡±, apunta el DJ. Esteso y Cattana ya no se separar¨ªan: ¨¦l proponiendo las m¨²sicas y ella las letras. Sayalonga, uno de los directores de Eterna, tambi¨¦n coincidi¨® con ella en Granada: ¡°Me hablaba de cosas que yo no entend¨ªa. De historia pol¨ªtica, de comercio internacional¡ Era una rapera at¨ªpica, ¨²nica, una persona culta que le gustaba estar encerrada en su mundo, pero tambi¨¦n ten¨ªa su vida social¡±. Cattana comenz¨® a publicar sus primeras canciones y a presentarlas en conciertos. Su puesta en escena era una declaraci¨®n de intenciones: no necesitaba adornar con aspavientos sus canciones como se suele hacer en el g¨¦nero. ¡°No era panfletaria. Escrib¨ªa con sutileza y elegancia. Era una gran comunicadora¡±, apunta Sayalonga. Y su imagen resultaba chocante: sin tatuajes, se presentaba a veces con coletas y unas gafas de estudiante; parec¨ªa que llegaba al escenario directamente de la biblioteca. ¡°Su mensaje atrapaba a la gente: insist¨ªa en que el individuo estuviese despierto, que pensase por ¨¦l mismo; hablaba con respeto y tolerancia a quien se lo merece. Y ha abierto puertas a mucha gente. Y que haya sido una mujer lo hace m¨¢s importante¡±, apunta David Sainz, codirector de Eterna.
Trabajaba con materiales potentes y sobre un discurso reflexivo y erudito. Citaba en sus textos a mujeres pensadoras del socialismo y el feminismo como Rosa Luxemburgo, Clara Campoamor o Silvia Federici. Nombraba a S¨®crates, Cicer¨®n, Prometeo, ?caro, S¨ªsifo, Eur¨ªcide¡ Mitos y filosof¨ªas cl¨¢sicas para explicar la actualidad. Tambi¨¦n al Quijote, a Neruda, a P¨ªo Baroja, a Celaya¡ Cuando proced¨ªa, no renunciaba a ponerse ca?era. Un rap culturalista, protesta, lleno de referencias, hermoso y rabioso, una obra que asume el destartalado mundo heredado con una intenci¨®n de arreglarlo. ?C¨®mo? Tratando de llegar a la gente joven y burlando al sistema con la erudici¨®n. ¡°Desde que Prometeo les mostr¨® el truco del fuego, sometieron nuestro ego desde Atenas a Estambul. / T¨² y cu¨¢ntos como t¨² contra estas dos tit¨¢nides. / Corre ve y dile a aquel que no vamos a ser tan d¨®ciles¡±, canta en su himno feminista Lis¨ªstrata. Susana Pinilla Alba (29 a?os, C¨®rdoba) es seguramente la persona que m¨¢s ha estudiado la obra de Gata Cattana. Actualmente, est¨¢ realizando un doctorado versado en rap feminista. Adem¨¢s, imparte seminarios sobre la obra de la rapera cordobesa en la Universidad de Wuppertal, en Alemania, donde vive. ¡°Gata Cattana hac¨ªa rap social, un rap que est¨¢ con la gente, con los oprimidos, y puesto que no hay individuo m¨¢s subalterno que la mujer, es un rap que pone a las mujeres en el centro, canta desde ellas y para ellas¡±, apunta Pinilla. Y a?ade: ¡°Situar¨ªa su obra en la herencia de una tradici¨®n aut¨®ctona expoliada, la de los intelectuales exiliados o asesinados por el franquismo, de las feministas que luchan contra la dominaci¨®n masculina tanto del conservadurismo como del progresismo neoliberal de los nuevos partidos. De su obra surge un fuerte compromiso antifascista, republicano y por la justicia social¡±.
En 2012, con 21 a?os, Gata Cattana se traslad¨® a Madrid con una beca S¨¦neca por conseguir dos matr¨ªculas de honor en primero de Ciencias Pol¨ªticas en Granada. Paralelamente, potencia su faceta musical. Vivi¨® en un piso compartido en Aluche y luego en Campamento, barrios obreros de la capital. Mientras, segu¨ªa componiendo y actuando junto a Carlos Esteso. Edit¨® canciones que hoy son himnos para sus seguidores: La prueba, Ant¨ªgona, Al norte, Los siete contra Tebas, Tributo, Lis¨ªstrata¡ Realizaron unos 25 conciertos, algunos de ellos en casas okupas. ¡°Otras veces nos pagaban con cervezas o ten¨ªa peleas con el de la sala porque no quer¨ªa pagarnos¡±, apunta Esteso. Su faceta po¨¦tica la desarrollaba en las slam poetrys, unas competiciones al estilo de las batallas de gallos en el rap. En uno de estos cert¨¢menes present¨® Con las manos, la poes¨ªa preferida de su madre. Empieza as¨ª: ¡°No aman de igual forma los ricos y los pobres. / Los pobres aman con las manos. / Los pobres aman en la carne y con gula, en las peores estampas, en condiciones fam¨¦licas y con todo en su contra¡±.
Aquel concierto de El Sol
Durante su estancia en Madrid aprovech¨® para estudiar un M¨¢ster en Pol¨ªtica Internacional que complet¨® su t¨ªtulo de Ciencias Pol¨ªticas, y trabaj¨® algunos meses de teleoperadora. Pero su compromiso era la m¨²sica. Una oficina de representaci¨®n la ficha y comienzan los conciertos profesionales: Santiago, Bilbao, Barcelona, Ja¨¦n¡ En verano de 2016 sufri¨® una potente gastroenteritis y llam¨® a su madre para que se trasladara de Adamuz a Madrid para cuidarla. En diciembre de ese mismo a?o viaj¨® a M¨¦xico con su novio, profesional del mundo audiovisual. All¨ª padeci¨® otra indigesti¨®n intestinal. En enero de 2017 actu¨® en la madrile?a sala El Sol. Se agotaron las localidades (unas 400 personas) y se qued¨® mucha gente fuera, frustrada, sin entrada. ¡°Ah¨ª tuve la sensaci¨®n de estar en el comienzo de algo grande. La entrega de la gente fue muy apasionada y ella estuvo con muchas tablas¡±, apunta Sayalonga, presente en aquel concierto. La sensaci¨®n era que se encontraba a punto de explotar. ¡°Nosotros ya sab¨ªamos que lo hab¨ªamos hecho. Lo sab¨ªamos. No paraban de llegar ofertas de publicidad: Reebook, Lacoste¡¡±, apunta Esteso. Aunque interpretaba b¨¢sicamente rap con un marcado acento andaluz, su paleta musical era amplia: en casa escuchaba a Remedios Amaya, Estrella Morente, Ni?o de Elche, Amy Winehouse, Nina Simone, la m¨¢s moderna Princess Nokia¡
El 24 de febrero de 2017 viaj¨® a Adamuz, su pueblo, para presentar su libro de poemas. El 25, s¨¢bado, se celebraba all¨ª el Carnaval. ¡°Se lo pas¨® genial: estuvo cantando flamenco con las comparsas¡±, se?ala su hermano. Ese mismo d¨ªa, adem¨¢s de su comentario sobre la donaci¨®n de ¨®rganos, le dijo a su madre: ¡°A m¨ª no me importar¨ªa morirme joven; as¨ª la gente luego recuerda lo que has hecho¡±. La madre se soliviant¨® y respondi¨®: ¡°T¨² tienes que pedirle a Dios vivir hasta los 100 a?os con un cuerpo decr¨¦pito de haberlo usado y haberlo disfrutado¡±. El lunes 27 regres¨® a Madrid. El 28 ser¨ªa su ¨²ltimo d¨ªa. Era el D¨ªa de Andaluc¨ªa y llam¨® a su madre para decirle que estaba escuchando la interpretaci¨®n del himno andaluz por parte de Roc¨ªo Jurado. Carlos Esteso la vio esa ma?ana: ¡°Estuvimos haciendo m¨²sica el d¨ªa anterior y le coment¨¦ que la invitaba a comer. Pero dijo que hab¨ªa quedado con alguien y luego se iba al gimnasio¡±. Dentro de su objetivo para ganar peso estaba realizando una dieta proteica y se hab¨ªa apuntado a un gimnasio para fortalecer los m¨²sculos. Antes de empezar la sesi¨®n en el gimnasio se empez¨® a sentir mal. Le faltaba la respiraci¨®n, se ahogaba. Alguien llam¨® a los servicios sanitarios. UVI m¨®vil, luces parpadeantes, sonido de ambulancias¡
La trasladaron al hospital Gregorio Mara?¨®n de la capital. Los padres salieron de Adamuz rumbo a Madrid. Antonio, el hermano, escribi¨® un mensaje a su hermana: ¡°Hermanita, ponte bien, por favor¡±. Ella nunca lo ley¨®. Por el hospital pasaron amigos y m¨²sicos, entre ellos Rosal¨ªa y C. Tangana, en aquel momento pareja. La noticia del fallecimiento se demor¨® por las gestiones de la donaci¨®n. Los padres quer¨ªan que se cumpliese aquel deseo de su hija. La familia difundi¨® el 2 de marzo la muerte y la causa: un shock anafil¨¢ctico, una alergia grave que produce un fallo en ¨®rganos vitales. ¡°Ana y su hermano Antonio han sido asm¨¢ticos toda la vida. Ella empez¨® cuando ten¨ªa un a?o y medio. Ya de mayor siempre llevaba el Ventol¨ªn. Tambi¨¦n ten¨ªa alergias alimentarias, unas alergias que iban y ven¨ªan. Com¨ªa tomate y le sal¨ªan ronchas, y otro d¨ªa lo tomaba y no pasaba nada. El pescado, lo mismo. Las croquetas de merluza le encantaban, las del bar Chaparro, del pueblo. Las com¨ªa sin problema, pero un d¨ªa se puso mala¡±, explica la madre. La familia cree que el shock anafil¨¢ctico lo provoc¨® alg¨²n tipo de pescado. Como se encontraba tan destemplada con el est¨®mago, la cantante se hab¨ªa hecho unas pruebas d¨ªas antes que deb¨ªa recoger el 10 de marzo, una semana despu¨¦s de morir. La familia no quiso conocer los resultados. ¡°Ya daba lo mismo¡±, dicen. La artista tiene una l¨¢pida en el cementerio de Adamuz, donde los visitantes depositan cartas, flores, tributos¡
Descabelladas teor¨ªas sobre su muerte
El padre de la cantante, Andr¨¦s (con los mismos ojos de su hija), est¨¢ convencido de que si no hubiese ¡°pasado lo que pas¨®¡±, el futuro de su hija iba m¨¢s all¨¢ de la m¨²sica: ¡°Ella lo asum¨ªa. Dec¨ªa: ¡®Me dedico a la m¨²sica hasta los 35 a?os y luego me concentro en escribir¡±. Hoy tendr¨ªa 31 a?os. Desde aquel 2 de marzo de 2017, su legado se difunde por un numeroso ej¨¦rcito de seguidores (en la canci¨®n Des¨¦rtico ya apelaba al apoyo grupal: ¡°10.000 oyentes bien usados son un ej¨¦rcito, son un ej¨¦rcito¡±), que ve en ella una inspiraci¨®n. Siete meses despu¨¦s de su desaparici¨®n se public¨® lo que es su primer disco largo, Banzai, con 13 temas. Tambi¨¦n se difundieron descabelladas teor¨ªas sobre la causa de su muerte. La madre apunta una: ¡°Se dijo hasta que hab¨ªan conspirado contra ella y que la hab¨ªan envenenado¡¡±. En el documental, Mala Rodr¨ªguez apunta: ¡°Ella ha dejado una semilla y qui¨¦n sabe todo lo que va a dar de s¨ª¡±. Adem¨¢s de la familia, uno de los damnificados es su DJ, Carlos Esteso: ¡°Ca¨ª en una depresi¨®n que todav¨ªa la arrastro. Ahora estoy en la mierda: Gata Cattana est¨¢ muerta, pero vive; y yo estoy vivo, pero muerto. Mi vida era preciosa y ahora es una mierda. Como cuando te despiertas de un buen sue?o¡±.
Esa semilla de la que habla Mala Rodr¨ªguez se expande cada 8 de marzo, con pancartas donde se recogen sus frases feministas; o en las tapias de los barrios; o en el documental Eterna; o en tuits de pol¨ªticos como ??igo Errej¨®n; o con jornadas de poes¨ªa y m¨²sica con su nombre en diferentes ciudades; o en espacios pol¨ªticos como la Asamblea de Madrid, donde Isa Serra rebati¨® a D¨ªaz Ayuso con citas de la cantante (¡°queremos caf¨¦ para todos y todas, que ya van muchos siglos fregando tazas¡±); o en homenajes en las cuentas de las redes sociales de sus seguidores. Siempre con frases de ella, tajantes: ¡°Yo os invoco hijas de Eva buscando una luz¡±.
Gata Cattana sol¨ªa telefonear todos los d¨ªas a su madre a eso de las siete de la tarde. Para charlar sobre c¨®mo hab¨ªa marchado el d¨ªa. Todav¨ªa hoy, que han pasado seis a?os de la muerte, cuando suena el tel¨¦fono sobre esa hora, a la madre le da un vuelco el coraz¨®n.