De Antonio Vega a Robe Iniesta
Coinciden en las librer¨ªas una ¡°biograf¨ªa autorizada¡± del difunto miembro de Nacha Pop y otra ¡°no autorizada¡± del que fue l¨ªder de Extremoduro
Antonio Vega: Una vida entre las cuerdas (Espasa), de Magela Ronda, lleva el sello de ¡°biograf¨ªa autorizada¡±. Eso debe entenderse como libro aprobado por la familia del difunto, que colabora cediendo fotos y manuscritos. En principio, eso no invalida el texto resultante: ya sabemos que los familiares no se identificaban con el documental Tu voz entre otras mil (2014), de Paloma Concejero, ni tampoco con Vatio (2021), novela donde A. J. Uss¨ªa disimula los horrores all¨ª detallados recurriendo a un seud¨®nimo (Polo Targo) para su protagonista.
El problema tal vez resida en la primera palabra: Una vida entre las cuerdas es m¨¢s una semblanza que una verdadera biograf¨ªa. Se recoge su trayectoria a grandes rasgos, entre nubes algodonosas; no se fijan sus peripecias con referencias temporales, geogr¨¢ficas y no digamos econ¨®micas. Los testimonios ¨ªntimos se reducen a su hermano, el fiel Carlos Vega, y su novia m¨¢s duradera, Teresa Lloret, que huy¨® para no compartir su final. La industria de la m¨²sica est¨¢ ¨²nicamente representada por dos productores, Carlos Narea y un lac¨®nico Teddy Bautista. Por lo que respecta a los m¨²sicos, hablan su primo Nacho Garc¨ªa Vega, Carlos Brooking, Nacho B¨¦jar y Basilio Mart¨ª. Sin embargo, apenas hay una menci¨®n de Antonio Mart¨ªn Caruana, ?ete, baterista durante la mayor parte de la vida creativa de Nacha Pop.
?Ayudan estas doscientas p¨¢ginas de texto a comprender a Antonio Vega? Crees que s¨ª hasta que te rompen los esquemas cuando descubres que Antonio no quiso acudir al hospital donde agonizaba su segunda compa?era-de-vida, a la que luego dedicar¨ªa un ¨¢lbum, 3000 noches con Marga. La autora describe con perspicacia el modus operandi del Antonio compositor: pul¨ªa letra y m¨²sica hasta lograr que el conjunto deslumbrara, fuera o no opaco. Pod¨ªa presentarse a grabar tal vez solo con cuatro canciones y luego era cuesti¨®n de estirar el chicle hasta llegar a las nueve o diez exigidas. Ten¨ªa su orgullo de artesano: solo muy raramente expresaba su consternaci¨®n ante la pobreza art¨ªstica de algunos de los colegas que le ped¨ªan colaboraciones (terminaba accediendo por aquello de cobrar en met¨¢lico). Pero le ven¨ªan bien los retos, como se explica en la cr¨®nica de la grabaci¨®n del serratiano Romance de Curro el Palmo.
Una criatura diferente es Extremoduro: Talento innato (Alianza Editorial), de Jes¨²s Casa?as. En la portada, aunque con letras peque?as, pone ¡°biograf¨ªa NO autorizada¡±. Esta sol¨ªa ser la expresi¨®n para referirse a libros que comparten datos inconvenientes, pero esa prevenci¨®n no sirve aqu¨ª. Su autor es un fan y lo disculpa todo. Ha rastrillado la inmensa informaci¨®n disponible, digitalizada o no, sobre Roberto Iniesta, sus grupos paralelos, sus compinches, sus arrebatos, sus desencuentros con las autoridades de su tierra.
Sabia soluci¨®n para alguien que no se presta mucho a las entrevistas y no digamos a la introspecci¨®n. El perfil de Casa?as muestra a un garrulo con ¨Dsorpresa¨D aliento de poeta. Poeta que tiene el buen gusto de consignar los versos que toma prestados, responsable de llamativos aciertos literarios que luego afea con la reiteraci¨®n de groser¨ªas. Aparte, un despiadado egoc¨¦ntrico, capaz de crear caos a capricho: el sainete de la frustrada gira final de Extremoduro no deber¨ªa sorprendernos tras el rastro de damnificados que Iniesta ha ido dejando.
Y luego est¨¢ el rastro discogr¨¢fico. Casa?as es m¨²sico y analiza t¨¦cnicamente todas (?s¨ª, todas!) las canciones editadas por Robe en grupo o en solitario; lo complementa con una extensa playlist de Spotify y una selecci¨®n de 50 v¨ªdeos de YouTube. Como dec¨ªan en otros tiempos, ?qu¨¦ buen vasallo si tuviera un buen se?or!
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