La desaparici¨®n
El escritor Emiliano Monge dedica esta entrega de ¡®Letras Americanas¡¯ a la ausencia forzada en Am¨¦rica Latina

Durante los ¨²ltimos cincuenta a?os, querido lector, Latinoam¨¦rica se ha convertido, lenta, triste e inconteniblemente, en el territorio de la desaparici¨®n.
Evidentemente, la desaparici¨®n era una realidad antes del periodo que refiero, pero los n¨²meros ¡ªrecurrir a este indicador, que elimina historias personales en nombre del volumen de una problem¨¢tica, ya dice bastante¡ª se disparan a partir de las dictaduras militares que asolaron el cono sur del continente, para despu¨¦s irlo escalando.
Entre aquellas dictaduras ¡ªque tras de s¨ª dejaron, adem¨¢s del enorme vac¨ªo de la desaparici¨®n, una literatura que problematizaba el tema, es decir, que conllev¨® la asunci¨®n de la desaparici¨®n como conflicto pol¨ªtico y no s¨®lo como suceso: basta leer, por ejemplo, la imponente obra del poeta Ra¨²l Zurita para darse cuenta¡ª y el actual imperio de los grupos criminales, que no reconocen fronteras y que gobiernan regiones enteras del continente, tambi¨¦n de manera dictatorial y, claro, al servicio del mismo poder econ¨®mico al que sirvieron los militares, los desaparecidos se cuentan por millones.
Contar tiene dos significados
Los desaparecidos se cuentan por millones, insisto, pero tambi¨¦n se cuentan, en el sentido de que se relatan y no s¨®lo se suman, individualmente: la literatura, como sab¨ªa Rodolfo Walsh y como sabe Eduardo Ruiz Sosa ¡ªEl libro de nuestras ausencias, la ¨²ltima novela del escritor sinaloense, en la que se cuenta la historia de una actriz que desaparece y cuya desaparici¨®n revuelca la vida de los due?os de una imprenta y de un grupo de actores, iluminando la violencia que se vive en el norte de M¨¦xico y radiografiando el subsuelo de ese pa¨ªs lleno de fosas clandestinas y tumbas sin nombre, es el ¨²ltimo portento sobre este tema, adem¨¢s de ser una m¨¢quina ling¨¹¨ªstica estupenda y, extra?o en estos tiempos, una obra verdaderamente ambiciosa¡ª debe ser capaz de condensar en uno o en una la tragedia de todos, debe ser, pues, capaz de hacernos sentir que ese enorme vac¨ªo que nos rodea y que no para de crecer es, tambi¨¦n, un vac¨ªo singular: la ausencia, la p¨¦rdida, la b¨²squeda, la terquedad, el dolor por haber perdido a una hija, un hijo, una hermana, un hermano, una amiga, un amigo, una madre o un padre.
Por supuesto, entre El libro de nuestras ausencias ¡ªen el que, paralela a la b¨²squeda de Orsina, la actriz desaparecida, asistimos a la reconversi¨®n de los personajes de la obra de teatro en la que ella deb¨ªa actuar en personajes de la novela y, por lo tanto, vemos c¨®mo la novela se convierte, tambi¨¦n, en una obra sobre el origen de las violencias, encarnadas en un Visitador General de la Nueva Espa?a que, de pronto, deja de estar entre bastidores para ser un personaje central y enloquecido, una semilla, pues, del presente que habitamos¡ª y las primeras obras que volvieron literatura el tema de la desaparici¨®n en el cono sur, no s¨®lo han sido publicados libros extraordinarios y fundamentales ¡ªpienso, por ejemplo, en Ant¨ªgona Gonz¨¢lez, de Sara Uribe, El material humano, de Rodrigo Rey Rosas o Insensatez, de Horacio Castellanos Moya¡ª, sino que algo m¨¢s ha sucedido, algo que ha abierto otras dos coordenadas en nuestras letras: la de la desaparici¨®n de mujeres por feminicidio (tema al que ya dedicamos otra entrega de esta newsletter) y la de la desaparici¨®n como algo que no es privativo de las personas.
La otra desaparici¨®n
Cuando uno escucha esta palabra, desaparici¨®n, en la radio o en el pasillo de un mercado, sucede lo mismo que cuando uno tropieza con esta leyendo una pinta hecha con aerosol o el cartel que una mujer sostiene ante una oficina de gobierno: tras un calambre, lo primero en lo que pensamos es en alguien. En la v¨ªctima o en el victimario, que, ya se dijo, puede ser otra persona, un grupo delictivo o una instituci¨®n. Pero en Latinoam¨¦rica la desaparici¨®n es un entramado pol¨ªtico complejo, es decir, adem¨¢s de alguien, siempre est¨¢ desapareciendo algo: una lengua, una tradici¨®n o un pueblo, como queda claro cuando uno lee, por ejemplo, a la escritora salvadore?a Claudia Hern¨¢ndez o al escritor colombiano Evelio Rosero.
Es de estas otras formas de la desaparici¨®n, quiero decir, de la desaparici¨®n como ese entramado pol¨ªtico que se lleva, que siempre se ha llevado y que se sigue llevando a las personas, pero tambi¨¦n aquello que da sentido a la vida y que constituye la historia de esas personas y de los colectivos de los que todos formamos parte ¡ªac¨¢ hay que poner en un lugar preponderante a la memoria¡ª, de lo que tratan, por ejemplo, las novelas m¨¢s recientes de la escritora argentina Luciana Sousa, Cuando nadie nos nombre, y la de la escritora ecuatoriana Natalia Garc¨ªa Freire, Trajiste contigo el viento.
¡°Como fuera, lo singular, para m¨ª, no era tanto la posibilidad de fundar un pueblo como la voluntad de demolerlo¡±, escribe Sousa en Cuando nadie nos nombre, sutil, bell¨ªsima e hipn¨®tica novela que parece respirar ante el lector y en la que se funden la desaparici¨®n de un pueblo, que ocupa el sitio de otro pueblo desaparecido antes, con la extinci¨®n de una memoria familiar cuyas mujeres ¡ªabuela, madre y nieta¡ª intentan salvar formas particulares de la intimidad, la sensibilidad y la solidaridad.
Por su parte, Garc¨ªa Freire, en Trajiste contigo el viento, mediante un coro de voces bordado estupendamente, particularmente vivo, cuenta los estertores de todo un mundo, narrando el del peque?o e inasible Cocu¨¢n: ¡°Eso era lo que deb¨ªa hacer: acabar con Cocu¨¢n y el coraz¨®n podrido de rata que lat¨ªa en su centro. Estaba todo claro, al fin, como si alguien me hubiese aullado al o¨ªdo, como si alguien me hubiese desvelado el gran secreto¡±.
Tard¨® m¨¢s que con las personas, pero la literatura latinoamericana parece haber abrazado como uno de sus temas la desaparici¨®n pol¨ªtica de las cosas, los sistemas y los entramados que dan sentido a la vida de esas personas y sus colectivos.
Como dice uno de los ep¨ªgrafes que Garc¨ªa Freire toma de Job: ¡°No anheles la noche, cuando los pueblos desaparecen de su lugar¡±.
Coordenadas
El libro de nuestras ausencias fue publicado por Candaya. Cuando nadie nos nombre ha sido publicado por Tusquets, mientras que de Trajiste contigo el viento se encuentran ediciones de Himpar editores, La navaja suiza editores y Tusquets.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.