El Prado redescubre la obra genial de Herrera ¡®el Mozo¡¯
El museo madrile?o exhibe 70 pinturas pese a la negativa de la catedral de Sevilla de permitir la restauraci¨®n de un importante cuadro
Pocos artistas como Francisco de Herrera el Mozo (Sevilla, 1627-Madrid, 1685) llegaron a representar el concepto de creador total en un tiempo, el Siglo de Oro, en el que dabas una patada a una piedra y saltaban cuatro pintores, seg¨²n bromea Miguel Falomir. El director del Prado utilizaba este lunes esta peculiar imagen para hablar del tiempo en el que Herrera el Mozo, deslumbr¨® al mundo desde su Sevilla natal hasta la Roma en la que aprendi¨® de los m¨¢s grandes llegando a conquistar Madrid, donde la Corte se puso a su disposici¨®n. Pintor, dibujante, arquitecto, matem¨¢tico, ingeniero y escen¨®grafo, su car¨¢cter altanero y arrogante no favoreci¨® la relaci¨®n con colegas tan poderosos como Bartolom¨¦ Esteban Murillo (Sevilla, 1617- 1682). Despu¨¦s de convertirse en el artista de moda, termin¨® cayendo en el olvido.
En su af¨¢n por ampliar la mirada de su colecci¨®n, el Prado exhibe hasta el 30 de julio la exposici¨®n Herrera el Mozo y el Barroco total, una retrospectiva de 70 obras que resume los trabajos de investigaci¨®n realizados durante nueve a?os por el catedr¨¢tico y comisario de la muestra, Benito Navarrete. Patrocinada por la Fundaci¨®n Amigos del Museo del Prado y con la ayuda del Ayuntamiento de Madrid, la ¨²nica negativa de colaboraci¨®n procede de catedral de Sevilla, propietaria de la imponente pintura ?xtasis de San Francisco (1656/7), un ¨®leo sobre lienzo de 560 por 369 cent¨ªmetros que hubiera podido ser reparado por los restauradores del Prado en la propia catedral. Pero, afirma Navarrete, la propiedad se ha negado en redondo.
Esta primera gran exposici¨®n dedicada a Herrera el Mozo tiene su origen en una colectiva que este mismo museo dedic¨® hace 37 a?os a varios artistas: Carre?o, Rizi, Herrera y la pintura madrile?a de su tiempo: 1650-1700, comisariada por el entonces director Alfonso P¨¦rez S¨¢nchez, seg¨²n ha recordado Javier Solana, presidente del patronato de la pinacoteca, que en aquel momento era ministro de Cultura. Adem¨¢s, prosigui¨® Solana, Herrera era uno de los pintores favoritos de Pl¨¢cido Arango, quien siendo presidente del patronato regal¨® al museo una de las obras m¨¢s importantes del artista, El sue?o de san Jos¨¦.
En un recorrido previo a la presentaci¨®n de la exposici¨®n, Benito Navarrete explica que durante estos nueve a?os de investigaci¨®n ha trabajado en estrecha colaboraci¨®n con el museo para poder dar a conocer las conclusiones m¨¢s interesantes sobre el artista. No se sabe con certeza el n¨²mero de obras que realiz¨® porque toc¨® muchos palos y no han estado bien inventariadas. En la muestra se pueden ver unas 70. Puede haber m¨¢s. ¡°Despu¨¦s de la restauraci¨®n de todas las piezas que lo necesitaran, propiedad del museo o de otras instituciones y particulares¡±. Hecha la puesta a punto, el comisario precisa que se han podido certificar nueve atribuciones a Herrera. A cambio, a otras dos se les ha quitado la autor¨ªa (Santo Tom¨¢s de Aquino y La Inmaculada).
Una de las mayores sorpresas en el recorrido por las salas la ofrece, se?ala Navarrete, La Santa Cruz, que hab¨ªa sido abrasada en un incendio y ahora ha recuperado la luz y el colorido original. Pero la obra favorita del comisario tiene que ver con la personalidad del artista. Es Vendedor de pescado, ¨®leo sobre lienzo fechado hacia 1650. La tela muestra a un guapo hombre joven, moreno y con aire melanc¨®lico. ¡°Es una corazonada la que me dice que es un autorretrato¡±, dice Navarrete. ¡°No tengo m¨¢s fundamento que ese p¨¢lpito porque no conservamos o no tenemos identificado ninguna imagen de ¨¦l¡±.
El comisario a?ade que comparte la descripci¨®n que del artista hace Antonio Palomino, el bi¨®grafo de los pintores espa?oles, que le se?ala como vanidoso y altivo, vivaz y mordaz, sat¨ªrico y diab¨®lico. Con su padre, notable artista, tuvo una relaci¨®n endiablada. Algo que empeor¨® cuando por su cuenta y riesgo decidi¨® casarse y a los pocos meses acab¨® con el matrimonio. ¡°Era 1647 y exist¨ªa el divorcio eclesi¨¢stico¡±, asegura Navarrete. ¡°Se march¨® a Italia y permaneci¨® all¨ª varios a?os ampliando conocimientos y dedicado a los bodegones de peces, una actividad por la que logr¨® el sobrenombre de ¡°el espa?ol de los peces¡±.
En Roma coincidi¨® con Vel¨¢zquez y su esclavo, Juan de Pareja, del que fue amigo, una simpat¨ªa de la que no disfrut¨® el autor de Las meninas. Una de las piezas m¨¢s especiales de la exposici¨®n se encuentra en una de las vitrinas. Es el manuscrito de la zarzuela Los celos hacen estrellas, de Juan V¨¦lez de Guevara, ilustrado con las escenograf¨ªas de Herrera el Mozo, un testimonio ¨²nico que se muestra por primera vez en Madrid gracias al pr¨¦stamo excepcional de la ?sterreichische Nationalbibliothek de Viena. Esta zarzuela, asegura Benito Navarrete, es la m¨¢s antigua cuya m¨²sica se conserva y se recrear¨¢ en exclusiva mundial en el auditorio del Museo gracias a la Fundaci¨®n de los Amigos del Museo del Prado.
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