C¨®mo el ¨¦xito colosal de ¡®Breakfast In America¡¯ rompi¨® a Supertramp
Grupo surgido por la financiaci¨®n de un millonario, ejercieron de antiestrellas, grabaron cl¨¢sicos del pop que nunca han dejado de sonar y rompieron en el mejor momento por las disputas de sus dos l¨ªderes. Un libro cuenta su at¨ªpica historia
Supertramp es un grupo que permanece agazapado dentro del magma de la historia del rock. Su ¨¦xito fue descomunal, con ventas millonarias de discos y conciertos multitudinarios, incluso en los a?os en los que no despachaban tantos ¨¢lbumes. Sin embargo, no se les tiene en cuenta para un lugar de honor a nivel enciclop¨¦dico y la prensa especializada evita atribuirles la trascendencia de coet¨¢neos como Genesis, Yes, King Crimson o Emerson, Lake and Palmer. Supertramp supone el ep¨ªtome del placer culpable, ese que se disfruta en la intimidad y da verg¨¹enza expresar en p¨²blico. Todo ello parece destilar cierta injusticia. El ¨¢lbum Breakfast In America (1979) supuso su gran ¨¦xito, un compendio de canciones optimistas y preciosistas que se crearon en un ambiente de tensi¨®n que devino en discordia durante su gira m¨¢s triunfal. ¡°Aquel tour result¨® nocivo para nuestras relaciones internas como banda y tambi¨¦n como personas. Al final de la gira ya solo compart¨ªamos las dos horas que est¨¢bamos juntos en el escenario¡±, cuenta Dougie Thomson, bajista de la formaci¨®n cl¨¢sica del grupo.
Solo hay que sintonizar hoy alguna de los cientos de emisoras de rock cl¨¢sico para que no pase media hora sin que suene una de sus canciones. Puede ser Give A Little Bit, The Logical Song, School, Dreamer, It¡¯s Raining Again o un pu?ado m¨¢s. Abel Fuentes (Madrid, 53 a?os) es uno de los mayores expertos en la banda brit¨¢nica. ¡°No recuerdo un d¨ªa de mi vida que no los haya escuchado¡±, afirma. Fuentes ha escrito una documentada historia del grupo, Huellas de vagabundo (Uno Editorial), prodigioso volumen de 750 p¨¢ginas en las que habla con unas 90 personas. Todo el que ha tenido algo que ver con el grupo opina en el libro. ¡°Muchos cr¨ªticos y m¨²sicos alabaron los tres discos progresivos que grabaron a mediados de los setenta (Crime of the Century ¡ª1974¡ª, Crisis? What Crisis? ¡ª1975¡ª y Even in the Quietest Moments ¡ª1977¡ª), pero a partir de que Breakfast in America arras¨®, esos mismos les acusaron de convertirse en una banda pop que solo buscaba el ¨¦xito. Adem¨¢s de eso, el hecho de que trasladasen su residencia a Estados Unidos y que fueran un grupo discreto y casi an¨®nimo, alejado de los esc¨¢ndalos habituales en las estrellas del rock de la ¨¦poca, tambi¨¦n sirvi¨® para que en su pa¨ªs de origen, Inglaterra, los medios se olvidasen de ellos por completo¡±.
Supertramp propone un desaf¨ªo que rompe con los clich¨¦s del rock. Es un grupo sin un rostro identificable, unos tipos que ejerc¨ªan de antiestrellas y se alejaban del perfil canalla que destilaba el resto. Hablamos de los a?os setenta, cuando se asentaron las conductas bandarras en las bandas. ¡°No ¨¦ramos estrellas del pop con malos h¨¢bitos y en busca de publicidad. Los periodistas que nos segu¨ªan buscaban esc¨¢ndalos, pero siempre les decepcionamos. Solo pod¨ªan escribir sobre nuestra m¨²sica¡±, asume hoy Bob Siebenberg, bater¨ªa del grupo. La historia de los brit¨¢nicos resulta distintiva desde su comienzo, porque si hoy estamos hablando de ellos es gracias al dinero que aport¨® un mecenas holand¨¦s llamado Stanley August Miesegaes. Este multimillonario se enamor¨® de la m¨²sica de Rick Davies y financi¨® al grupo durante los peores momentos, los inicios. Sam, as¨ª le llamaban, cerr¨® el grifo en 1972 con dos discos publicados (Supertramp, 1970, e Indelibly Stamped, 1971), los menos relevantes de la carrera de los brit¨¢nicos. El grupo toc¨® fondo cuando se march¨® Sam. Hab¨ªan publicado dos ¨¢lbumes de escasas ventas y el dinero se hab¨ªa marchado con su mecenas. Estaban en la ruina.
Este pozo supuso parad¨®jicamente un acicate para que aflorase el talento. Las fuerzas motoras en la banda, Rick Davies y Roger Hodgson, se concentraron en la composici¨®n y comenz¨® a surgir la magia. Crime Of The Century fue el disco clave, para muchos el mejor. ¡°Conten¨ªa piezas que eran a la vez sencillas y sofisticadas: un soplo de aire fresco frente al barroquismo sinf¨®nico imperante en la ¨¦poca. En cuanto a su producci¨®n, result¨® ser tan cristalina que cinco d¨¦cadas despu¨¦s todav¨ªa se sigue utilizando a menudo para probar todo tipo de equipos de sonido¡±, explica el bi¨®grafo del grupo.
Ni Davies ni Hodgson ansiaban expresar su liderazgo en los conciertos: actuaban cada uno en un extremo y dejaban que ejerciera de maestro de ceremonias el chistoso John Helliwell, responsable del sonido de saxo tan identitario en el estilo de la banda. Interiormente, sin embargo, volaban cuchillos. ¡°Eran dos personalidades absolutamente distintas, antag¨®nicas¡±, cuenta Thomson, el bajista. Davies, pragm¨¢tico, realista, c¨ªnico, de clase obrera y carn¨ªvoro; Hodgson, espiritual, idealista, rom¨¢ntico, burgu¨¦s y vegetariano. Aunque firmaron juntos por un acuerdo antiguo en plan Lennon/McCartney, cada uno compon¨ªa por separado: los temas de Davies surg¨ªan de una influencia rhythm & blues; los de Hodgson resultaban pop, comerciales, distinguibles por un tono de voz agudo. Ambos cantaban y tocaban el piano (Hodgson tambi¨¦n la guitarra).
Y lleg¨® un hurac¨¢n: Breakfast In America. Ning¨²n disco son¨® tanto en el mundo en 1979 como este trabajo, solo igualado por The Wall, de Pink Floyd, y Off The Wall, de Michael Jackson. Espa?a lo acogi¨® con ganas: en el colegio algunos profesores ense?aban ingl¨¦s con The Logical Song o Goodbye Stranger. Algunos cr¨ªticos, sin embargo, resaltaron, en negativo, el car¨¢cter comercial del disco. ¡°Hab¨ªamos decidido grabar canciones que fueran sencillas y pudieran tener gancho comercial. El lado pop siempre hab¨ªa formado parte de Supertramp, pero tal vez permanec¨ªa oculto por las comparaciones que los expertos hac¨ªan entre grupos como Genesis y Pink Floyd y nosotros. A veces brome¨¢bamos sobre que si necesit¨¢bamos ser comerciales, no nos resultar¨ªa muy dif¨ªcil¡±, explica Rick Davies en Huellas de vagabundo. Todo el optimismo que proporcionaba su escucha contrastaba con el mal ambiente que se vivi¨® en el estudio de grabaci¨®n.
Davies se opuso a la inclusi¨®n del tema de Hodgson Lord Is It Mine, por su ¡°car¨¢cter espiritual¡±. Pero perdi¨® la batalla. Hodgson hab¨ªa radicalizado su modo de vida: solo hablaba del alma, de practicar yoga, de comunas. Al resto del grupo le irritaba esa actitud. ¡°Las causas de la ruptura de la formaci¨®n cl¨¢sica de Supertramp fueron la espiritualidad y el egocentrismo de Roger. ?l nunca apreci¨® las aportaciones de Bob, Dougie y la m¨ªa¡±, cuenta hoy a este peri¨®dico el saxofonista John Helliwell. Davies escribi¨® Casual Conversations como una cr¨ªtica a Hodgson. ¡°Habla de Roger y yo intent¨¢ndonos comunicar sin conseguirlo. Ten¨ªamos muchos desencuentros¡±. Hodgson le respondi¨® con Child Of Vision: ¡°Escrib¨ª esa canci¨®n como cr¨ªtica al modo materialista de vida americano, pero en realidad estaba dirigida a Rick. ?ramos completamente distintos. Se estaba volviendo dif¨ªcil trabajar juntos¡±, apunta Hodgson en el libro. La gira fue un ¨¦xito abrumador, pero las grietas se ensanchaban cuando el p¨²blico se marchaba de los estadios.
Mientras el grupo viajaba en avi¨®n, Hodgson lo hac¨ªa en caravana con su pareja. Incluso Rick prohibi¨® que se fumase hierba en su presencia, en claro ataque a Hodgson. Este ¨²ltimo cuenta en Huellas de vagabundo que ¡°algo muri¨® en el grupo¡± cuando se acab¨® la gira de Breakfast In America. ¡°Ten¨ªa la impresi¨®n de que Supertramp se estaba desintegrando. En aquellos conciertos multitudinarios me sent¨ªa como una especie de actor haciendo la misma representaci¨®n noche tras noche. Nos hab¨ªamos convertido en esclavos de una gran producci¨®n¡±, a?ade.
Publicaron un disco en directo (el exitos¨ªsimo Paris, en 1980), otro en estudio (...Famous Last Words..., en 1982) y la consiguiente gira, pero Hodgson ya hab¨ªa comunicado su intenci¨®n de dejar la banda. Lo hizo en 1983. Para muchos ah¨ª se acab¨® Supertramp, aunque la banda, liderada por Rick Davies, sigui¨® actuando y editando ¨¢lbumes, no tan apreciados como sus trabajos de los setenta. En aquella ruptura hubo un pacto verbal: Hodgson ced¨ªa el nombre del grupo sin presentar batalla legal a cambio de que los Supertramp de Davies no interpretaran sus canciones. Eso supon¨ªa prescindir de los temas m¨¢s comerciales y queridos por la audiencia: School, Breakfast In America, The Logical Song o Give a Little Bit. Hodgson los interpretar¨ªa en solitario y Supertramp se centrar¨ªa en los de Davies. El acuerdo se mantuvo unos a?os, hasta que Davies se hart¨® de que el p¨²blico le pidiera en los conciertos las canciones de Hodgson.
As¨ª cuenta Hodgson la sensaci¨®n de escuchar sus canciones un d¨ªa que asisti¨® a un concierto como p¨²blico: ¡°Me qued¨¦ hundido. Me dieron n¨¢useas. Incluso mi hijo Andrew, que estaba junto a m¨ª, se puso a llorar. No pod¨ªa comprender c¨®mo Rick usaba todas esas canciones m¨ªas cuando ¨¦l ten¨ªa tantas canciones buenas¡±. Durante las ¨²ltimas d¨¦cadas los Supertramp de Davies y Roger Hodgson en solitario han ido cruz¨¢ndose en giras por separado y alguna vez han tocado en la misma ciudad con pocos d¨ªas de diferencia. Han existido hasta tres intentos de reformar la banda cl¨¢sica con ellos dos de nuevo juntos, pero en el ¨²ltimo instante han surgido las fricciones y se han frustrado. Abel Fuentes, autor del libro, encuentra aqu¨ª unos responsables: ¡°La deplorable gesti¨®n llevada a cabo por el manager de Supertramp, que desde 1983 est¨¢ a cargo de la mujer de Rick Davies. En ning¨²n momento se ha preocupado por mantener vivo el nombre de la banda y, mientras otros grupos m¨ªticos de los setenta han editado todo tipo de grabaciones antiguas a pesar de estar inactivos, en el caso de Supertramp ese material brilla por su ausencia¡±.
En 2005 Dougie Thomson (bater¨ªa), Bob Siebenberg (bajo) y John Helliwell (saxo) llevaron a los tribunales a Davies para controlar ellos tambi¨¦n los derechos de explotaci¨®n del cat¨¢logo del grupo de la etapa dorada, de 1974 a 1983. Lo ganaron. Tras las disputas en los tribunales y en un movimiento que solo se puede calificar de rocambolesco, Davies llam¨® a?os despu¨¦s a Siebenberg y Helliwell y salieron de gira como Supertramp. Hodgson ha seguido por su cuenta editando discos y saliendo de gira. A la pregunta de este peri¨®dico sobre si cree que alguna vez volver¨¢n a juntarse los Supertramp cl¨¢sicos, Dougie Thomson contesta: ¡°No lo creo. Los primeros 10 a?os fueron realmente geniales, pero creo que pasaron demasiadas cosas negativas despu¨¦s que hacen muy dif¨ªcil volver atr¨¢s. Mejor quedarse con los recuerdos de los buenos tiempos¡±.
Hoy, los dos l¨ªderes est¨¢n de retirada de las grandes audiencias. Roger Hodgson (Portsmouth, Inglaterra, 73 a?os) cancel¨® su gira por la pandemia en 2020 y no ha vuelto a los escenarios. A Rick Davies (Swindon, Inglaterra, 78 a?os) le diagnosticaron un c¨¢ncer en 2015, se recuper¨® y act¨²a en un bar de Long Island (Nueva York), donde vive, dos o tres veces al a?o. Interpreta viejos blues y alg¨²n tema de Supertramp. Esta vez, prescinde de los de su amigo/enemigo Hodgson, aquel con el que mont¨® una banda cuyas canciones nunca han dejado de escucharse.
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