Lucinda Williams, la vida despu¨¦s de un tornado y un ictus: ¡°Tuvo algo de b¨ªblico¡±
La leyenda del country-rock toca este s¨¢bado en Azkena Rock de Vitoria en una gira de alto voltaje emocional despu¨¦s de un periodo duro que cuenta en su nuevo disco y en sus memorias
En su canci¨®n favorita de su nuevo disco, el poderoso y rockero Stories From a Rock n Roll Heart (que se publica el 30 de junio), la protagonista, una cantautora ¨¢vida por escapar de este mundo, ¨¢vida por irse all¨¢ donde la m¨²sica sea capaz de llev¨¢rsela, busca la inspiraci¨®n. Ese interruptor que permite al creador apagar la realidad para garabatear versos en una libreta. ¡°Est¨¢ buscando a su musa, ?est¨¢ lista para recibirla! ?Oh, recibir a la musa!¡±, dice Lucinda Williams (Luisiana, Estados Unidos, 70 a?os), la leyenda del llamado country alternativo (alt country), de la americana rock, de un folk ¨²nico en activo desde 1979. Est¨¢ en su casa, en Nashville, la que en parte vol¨® por los aires justo antes de decretarse el confinamiento, por culpa de un tornado. ¡°Tuvo algo de b¨ªblico¡±, se?ala. ¡°Primero fue el tornado, luego lleg¨® la pandemia, y cuando empez¨¢bamos a salir, tuve un ictus. Dej¨¦ de poder tocar la guitarra. Oh, la echo tanto de menos¡±, dice. Y a?ade: ¡°Es dif¨ªcil escribir sin ella¡±.
Por eso cuando habla de la musa, o de encontrar la inspiraci¨®n, se le ilumina la mirada. Est¨¢ pensando en c¨®mo era todo antes. ¡°En los hoteles, en los viajes, en el autob¨²s, de gira, ah¨ª es donde la musa me visitaba. Necesito moverme para encontrarla¡±, sostiene, entre melanc¨®lica y divertida. De alguna forma, est¨¢ mirando por el retrovisor, sin demasiado inter¨¦s en lo que est¨¢ por venir. Es un d¨ªa de mediados de mayo, por la ma?ana. Un d¨ªa cualquiera en la vida de Williams, hija de poeta ¡ªMiller Williams¡ª y pianista aficionada ¡ªLucille Fern Day¡ª con serios problemas con la bebida. Habla de ambos, y su divorcio, y de c¨®mo uno y otro la moldearon, sin darse cuenta, desde ni?a en Don¡¯t Tell Anybody the Secrets I Told You, su reci¨¦n publicado libro de memorias (en ingl¨¦s, en espa?ol lo edita Liburuak el 26 de junio). El libro es un intim¨ªsimo retrato en primera persona que es a la vez un pedazo de la historia de Estados Unidos, y de los embates de la industria, y del sacrificio de la vida dedicada a la m¨²sica. ¡°Ahora todo pasa en mi cabeza¡±, dice.
Pionera en un mundo esencialmente masculino ¡ªel del country, y al principio, tambi¨¦n, el blues¡ª, Williams edit¨® su primer ¨¢lbum, el fundacional Ramblin¡¯ on My Mind, en 1979. Conten¨ªa versiones de cl¨¢sicos de Robert Johnson. Pero tambi¨¦n de Memphis Minnie. ¡°Mi ¨¦poca favorita, musicalmente hablando, es la d¨¦cada de los 60. Cream, Spirit, Leonard Cohen, los Rolling Stones, Joni Mitchell, Jimi Hendrix... Recuerdo comprar los discos. Y leer las letras. Y fascinarme con las portadas. ?Era todo tan incre¨ªble!¡±, asegura. Su marido, y manager, Tom Overby, acaba de dejar la estancia en la que est¨¢ teniendo lugar la videollamada. A espaldas de la cantautora hay una mesa, repleta de cosas, y la cocina. Sonr¨ªe, tranquila, y acaba todas las frases con un ¡°bueno, ya sabes¡±. Este s¨¢bado 17 de junio act¨²a en el Azkena Rock, de Vitoria. ?Qu¨¦ tal son ahora los directos, sin la guitarra? ¡°Oh, s¨ª. Todo ha sido tan distinto esta vez que, bueno, ya sabes. No voy a tocar la guitarra. Pero habr¨¢ dos guitarristas conmigo¡±, responde.
En el ¨²ltimo a?o ha tenido que acostumbrarse a estar rodeada de gente. Tambi¨¦n creativamente hablando. Sin ir m¨¢s lejos, ha tenido que permitir que Jesse Malin, m¨²sico al que adora, y del que no pierde oportunidad de hablar ¡ªcasi como quien habla de un bote salvavidas¡ª, se ocupe de la m¨²sica. ¡°Hemos compuesto los temas juntos. Tom [su marido] me ha ayudado tambi¨¦n con algunas letras¡±, dice. Suena su ¨¢lbum n¨²mero 15, este Stories From a Rock n Roll Heart, a par¨®n en el camino, y tambi¨¦n, como dice la propia Williams, ¡°a un nuevo comienzo¡±; pero sobre todo, a ¡°volver¡±, al regreso, a la sensaci¨®n de que se estuvo en un lugar del que se pens¨® que no podr¨ªa regresarse, y pese a todo, aqu¨ª est¨¢ de vuelta. Himnos tan musculosamente emocionantes como My New York Comeback y Never Gonna Fade Away no sonar¨ªan como lo hacen si no tuvieran detr¨¢s la historia que tienen, el traum¨¢tico proceso de superar un ictus. ¡°Me siento en lucha¡±, afirma.
La tres veces ganadora del Grammy, la responsable de discos tan exuberantemente perfectos e inspiradores como Car Wheels on a Gravel Road ¡ªpiedra angular del resurgir de la americana en los 2000, y de figuras como Sheryl Crow¡ª, no tiene queja respecto a lo que su carrera ha supuesto. ¡°Puede que las mujeres no fu¨¦ramos tan visibles como los hombres, pero debo admitir que, en mi caso, siento que tuve las mismas oportunidades. Mi sensaci¨®n es que todo depende del talento¡±, asegura. Sin embargo, cree que su pa¨ªs, Estados Unidos, no est¨¢ a la altura. ¡°Anoche estuve viendo las noticias y hablaban de que por fin pod¨ªan conseguir pastillas anticonceptivas sin necesidad de prescripci¨®n m¨¦dica. ?A¨²n estamos en ese punto! Es todo lent¨ªsimo. No podemos bajar la guardia. Hay que seguir luchando¡±, dice. Respecto al sonido m¨¢s duro, rockero, del disco, dice que ¡°es justo lo que quer¨ªamos¡±. ?Y qu¨¦ hay de los colaboradores? ¡°Quer¨ªamos colores distintos, otros sonidos¡±, contesta.
Est¨¢n ah¨ª Bruce Springsteen, Patti Scialfa, Angel Olsen, Margo Price y Tommy Stinson (The Replacements). ¡°Angel tiene una voz incre¨ªble. Tan especial. Y Bruce, bueno, ya sabes, fue cosa de Jesse [Malin]. Es de Nueva York. Se conocen. Le pareci¨® buena idea. Se portaron todos estupendamente conmigo¡±, recuerda. Se pregunta si Chrissie Hynde (The Pretenders) estar¨¢ tambi¨¦n en Azkena (Vitoria), un d¨ªa antes, el viernes 16. Lo estar¨¢. ¡°Me encantar¨ªa cantar con ella Brass in Pocket¡±, dice. Y se lanza a cantar el estribillo ¡ª¡±I¡¯m special, so special...¡±¡ª. ¡°Sus memorias me inspiraron much¨ªsimo. Fue despu¨¦s de leerlas que quise escribir las m¨ªas. Es tan valiente. Y qu¨¦ voz tiene. Esa ferocidad. Me encanta¡±, dice a continuaci¨®n. ¡°A veces yo tambi¨¦n he sido feroz, pero me gustar¨ªa haberlo sido m¨¢s¡±, a?ade. ?Es consciente de hasta qu¨¦ punto es un icono, una leyenda? ¡°Oh, no me gusta pensar en ello. Pero es cierto que hay quien lo dice. Y es bonito que me lo digan, pero no soy nada consciente¡±.
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