¡®Trenque Lauquen¡¯ y otras historias extraordinarias del Pampero Cine
El estreno en salas de la pel¨ªcula de Laura Citarella se suma a una retrospectiva en Filmin de este singular colectivo argentino en el que tambi¨¦n est¨¢ el cineasta Mariano Llin¨¢s (¡®La flor¡¯)
No se puede entender el curso del Nuevo Cine Argentino, surgido a mitad de los a?os noventa con renovadores como Lisandro Alonso, Lucrecia Martel o Mart¨ªn Rejtman, sin el impulso que a finales de los 2000 tom¨® gracias al colectivo El Pampero Cine. La irrupci¨®n en 2008 de Historias extraordinarias catapult¨® internacionalmente a este colectivo bonaerense liderado por Mariano Llin¨¢s, Laura Citarella, Agust¨ªn Mendilaharzu y Alejo Moguillansky, un cuarteto capaz de construir al margen de la industria y en completa libertad un cine low cost embarcado en la experiencia creativa y vital de las ficciones-r¨ªo. El estreno escalonado en Espa?a de la hermosa y enigm¨¢tica Trenque Lauquen y una retrospectiva en Filmin de algunas de las pel¨ªculas del Pampero permiten conocer un proyecto ¨²nico cuya audacia y camarader¨ªa multidisciplinar se ha convertido en una parada obligatoria para la cinefilia internacional.
Trenque Lauquen es el primer t¨ªtulo del Pampero que ha logrado romper la barrera de los circuitos de festivales y cinetecas espa?olas. Se trata de una pel¨ªcula de m¨¢s de cuatro horas en las que un paisaje, el de Trenque Lauquen, en la provincia de Buenos Aires, y una mujer, Laura, se funden en el camino. Dividida en dos partes y en cap¨ªtulos, la pel¨ªcula va circulando alrededor de uno o varios misterios, entendido este arcano como esa idea rom¨¢ntica de algo que nunca alcanzaremos a comprender.
Escrita por Citarella y por la actriz Laura Paredes, Trenque Lauquen es, como todos los del Pampero Cine, un proyecto cuyos componentes conforman una estructura de grupo. Un trabajo donde lo individual no se explica sin el empuje colectivo. ¡°No es una productora, es un espacio grupal, que tiene que ver con repensar las formas de producci¨®n tradicional¡±, explica Citarella en una cafeter¨ªa del centro de Madrid, ciudad a la que acudi¨® hace unas semanas para la presentaci¨®n en el cine del C¨ªrculo de Bellas Artes de su filme. ¡°Somos una gran familia en la que entra y sale gente. Mariano, que es el m¨¢s inquieto, el que m¨¢s piensa nuestro camino, no es, sin embargo, un l¨ªder en el sentido tradicional. En realidad, el Pampero se parece a una banda de rock en la que hay una voz cantante aunque en la que cada uno tiene un papel importante, aunque sea con intensidades diferentes. Lo que ocurre dentro del Pampero es complejo porque los cuatro somos directores y luego hay roles para el d¨ªa a d¨ªa¡±. Llin¨¢s es el m¨¢s conocido gracias a su pel¨ªcula de 14 horas La flor (2018) y a su labor como coguionista de Santiago Mitre (Argentina, 1985).
Se conocieron en la Universidad del Cine (Buenos Aires es la ciudad de Latinoam¨¦rica con m¨¢s escuelas privadas y p¨²blicas de cine), donde Citarella, de 42 a?os, era alumna de Llin¨¢s, de 48. Sin jefes, concebida como una cooperativa, han creado una estructura que les permite estar siempre rodando. 385 sesiones en seis a?os, en el caso de Citarella y Trenque Lauquen. ¡°Las pel¨ªculas conviven con nuestras vidas, no son un par¨¦ntesis, y eso es clave porque se meten en nuestra cotidianidad y al rev¨¦s¡±. Ese coladero de vivencias y elementos autobiogr¨¢ficos incluye familias, trabajos, crisis y embarazos. ¡°La vida se cuela, pero no se convierte en un tema¡±, aclara Citarella.
Trenque Lauquen es la continuaci¨®n de Ostende (2011) y, sobre todo, de su personaje principal, Laura, nombre que comparte con la directora y con la actriz principal y coguionista, Laura Paredes. ¡°[El personaje] es un poco las dos y ninguna. Fue apareciendo de a poco¡±, explica Paredes por correo electr¨®nico. En la pel¨ªcula, el acto de caminar es el reflejo de algo que va m¨¢s all¨¢ del mero desplazamiento, es un gesto com¨²n en busca de nuevos significados. ¡°Siempre tuvimos en la cabeza que el final ten¨ªa que ser una especie de peregrinaci¨®n: una mujer camina por d¨ªas, semanas, meses, quiz¨¢s a?os. Una mujer camina y los paisajes cambian. Siento que esa es la imagen generadora de Trenque Lauquen y que de ella se desprenden todos los cap¨ªtulos y sus tramas. No s¨¦ muy bien qu¨¦ representa o si deber¨ªa representar algo, pero la imagen de una mujer que cruza esa frontera, se funde en el paisaje y sale a enfrentar a la naturaleza es una imagen emancipadora y de profunda libertad¡±.
Territorio con sus propias reglas
El Pampero Cine se sit¨²a en un territorio fronterizo, un lugar en el que perseguir sus propias reglas al margen de la industria y, seg¨²n Alejo Moguillansky, tambi¨¦n de ¡°las agendas¡± del presente. Es una aventura que solo tiene sentido como ¡°compa?¨ªa o troupe¡± en su cuerpo a cuerpo con el propio medio. ¡°Me refiero a ese territorio del cine al que uno entra ciego y del que no sabe muy bien c¨®mo ni por d¨®nde salir¡±, responde Moguillansky. ¡°All¨ª donde el registro documental y la ficci¨®n se confunden en la distancia entre una persona y la c¨¢mara, entre una persona y la otra, entre una persona y el horizonte, y el tiempo y el espacio se vuelven materia e imagen¡±. ¡°Es entendible que nuestro oficio sea el del suicidio constante¡±, a?ade. ¡°Lo ¨²nico que podemos pedir a cambio es que sea el mismo cine el que logre retratar el paso de nuestra generaci¨®n por el mundo. Solo la ficci¨®n es capaz de documentar la imaginaci¨®n y El Pampero Cine es nuestra herramienta en semejante trabajo¡±.
Muy pegados a la rica escena teatral de Buenos Aires, otro de los miembros del colectivo, Agust¨ªn Mendilaharzu y un colaborador habitual, Walter Jakob, acaban de estrenar la obra Las tres edades, indagaci¨®n esc¨¦nica sobre la noci¨®n de autor en un arte ¡°eminentemente colectivo¡±. ¡°A finales de los a?os 50 del siglo pasado¡±, explica Mendilaharzu, ¡°se estableci¨® que las pel¨ªculas ser¨ªan ¡®de¡¯ sus directores. Eso fue un movimiento revolucionario, pero ya hace tiempo que se ha vuelto un statu quo que la industria cultural ha aprendido a convertir en mercanc¨ªa. En el caso concreto de pel¨ªculas hechas del modo rotundamente colaborativo del Pampero afirmar que son ¡®de¡¯ alguien es nombrar muy mal las cosas. Es, tambi¨¦n, colaborar a que se entienda cada vez peor en qu¨¦ consiste un trabajo tan lleno de complejidades, como el del director de cine. Y es apoyar la noci¨®n ¨²til y c¨®moda del genio individual en desmedro de la afirmaci¨®n, m¨¢s inc¨®moda y mucho m¨¢s interesante pol¨ªticamente, del car¨¢cter colectivo de ciertos procesos art¨ªsticos¡±.
Citarella recurre a La aventura (1960) de Antonioni como uno de los puntos de partida de Trenque Lanquen. La desaparici¨®n y la ausencia del personaje principal conectan con aquella pel¨ªcula fundacional de la modernidad cinematogr¨¢fica. Y, adem¨¢s, el vac¨ªo de la ciudad, su desertizaci¨®n y espacios abiertos tambi¨¦n lo hacen con esa idea de la ciudad metaf¨ªsica tan propia del cineasta italiano. A trav¨¦s de ese paisaje urbano la pel¨ªcula teje su propia ruta dejando por el camino peque?as huellas emocionales, como unos versos de la canci¨®n de Violeta Parra Me voy, me voy. Curiosamente, hay una declaraci¨®n de la m¨ªtica folclorista chilena ¡ªextra¨ªda de las notas de Clementina, pel¨ªcula de Constanza Feldman y Agust¨ªn Mendilaharzu¡ª en las que al hablar de c¨®mo se dedic¨®, durante una etapa de reposo, a la tapicer¨ªa parece definir tambi¨¦n la br¨²jula creativa del Pampero: ¡°Encontr¨¦ unos hilos y un trozo de tela e intent¨¦ hacer algo con ellos [...]. Me propuse hacer una flor. Cuando termin¨¦, vi que era una botella y no una flor. Quise ponerle un corcho a la botella, pero el corcho result¨® una cabeza. Le hice los ojos, la nariz, la boca¡ y ya no era una flor ni una botella: era una mujer.¡±
Flor, botella y mujer, todo cabe en el ¡°desmesurado¡± prop¨®sito del Pampero, como lo califica Mariano Llin¨¢s en un texto recogido en Historias salvajes, relatos extraordinarios, de ?lvaro Arroba y publicado por la Seminci. Un colectivo empe?ado en ¡°experimentar con los viejos dioses olvidados de la aventura y la intriga¡± y que, ante la duda de si a¨²n es posible ¡°desenterrar las grandes ficciones sin por eso ejecutar una acci¨®n nost¨¢lgica o anacr¨®nica, un triste baile de m¨¢scaras decimon¨®nico¡±, Llin¨¢s encuentra esta hermosa certeza: ¡°Dos afanes rigen el curso de estas historias: la felicidad de los viajes y la felicidad de narrar¡±.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.