La isla donde sonre¨ªan los exiliados
Una exposici¨®n rememora la vida en Puerto Rico de la pl¨¦yade de intelectuales republicanos que encontraron en el Caribe un acicate a su labor creadora
Mencionar el exilio republicano en Am¨¦rica suele traer a la mente primero a M¨¦xico, a Cuba y a Argentina. Si esa lista se ampl¨ªa, debe aparecer Puerto Rico. Al menos, ese es el prop¨®sito de una exposici¨®n de la Biblioteca Nacional que recuerda c¨®mo la isla caribe?a acogi¨® con entusiasmo a primeras firmas de la di¨¢spora intelectual espa?ola. El pa¨ªs, a¨²n en construcci¨®n, recibi¨® desde la Guerra Civil hasta los a?os cincuenta a los poetas Juan Ram¨®n Jim¨¦nez y Pedro Salinas, la fil¨®sofa Mar¨ªa Zambrano, el m¨²sico Pau Casals y el pol¨ªmata Francisco Ayala, entre otros muchos. Y la muestra da fe de que el tr¨®pico les endulz¨® sus exilios.
¡°S¨ª, he vuelto a respirar espa?ol, en las calles de San Juan, en los pueblos de la isla¡±, celebra Pedro Salinas tras su llegada a una tierra que se bandeaba entre lo hisp¨¢nico y lo anglosaj¨®n. Para Mar¨ªa Zambrano una isla, en general, ¡°es para la imaginaci¨®n, una promesa¡±, y su destino concreto, aquella ¡°isla verde¡±, ¡°maravillosa¡±, lo fue tanto que le procur¨® para un libro el t¨ªtulo Isla de Puerto Rico y el subt¨ªtulo Nostalgia y esperanza de un mundo mejor. Lo de Pau Casals fue un flechazo con la patria de los boricuas: ¡°Fue un caso de enamoramiento a primera vista¡±. ¡°Una etapa muy agradable y fecunda en mi vida¡± ¡ªaqu¨ª es Francisco Ayala quien habla¡ª. Juan Ram¨®n encuentra en ese rinc¨®n del Caribe la figura salv¨ªfica del psiquiatra espa?ol Garc¨ªa Madrid, que, seg¨²n recoge el cat¨¢logo que acompa?a la exposici¨®n, ¡°lo arrancar¨¢ del estado neur¨®tico¡± con el que hab¨ªa llegado al lugar en los ¨²ltimos a?os de su vida. Las fotos en suelo puertorrique?o de un poeta ¡°grave, casi sombr¨ªo, vestido casi siempre de negro¡± como lo describ¨ªa un profesor de Miami alivian ese semblante: se le ve sonre¨ªr en compa?¨ªa de unos escolares en su ¡°isla de la simpat¨ªa¡±. ¡°Estoy en las Antillas, para¨ªso po¨¦tico indudable (...), poes¨ªa concreta del para¨ªso abstracto¡±, escribe.
Tamarindo para la gente llana, Coca-Cola para los ¡®chic¡¯
Puerto Rico, con sus apenas 1,8 millones de habitantes, viv¨ªa en los a?os treinta un momento pol¨ªtico y cultural vibrante que se alarg¨® unas d¨¦cadas. ¡°En 1934 se hab¨ªa aprobado la oficialidad del espa?ol en la ense?anza. Y su universidad recib¨ªa el mejor influjo de las anglosajonas: el pa¨ªs era una bisagra entre Latinoam¨¦rica y Estados Unidos¡±, explica Ernesto Estrella, comisario de la exposici¨®n. Ensalza la energ¨ªa que galvanizaba en aquellos a?os el peque?o pero fecundo entorno acad¨¦mico de una isla rectangular, extensa apenas como la provincia de C¨®rdoba. Algo de su luz queda en el montaje de la exhibici¨®n, luminoso como le result¨® Puerto Rico a los desterrados, sin una brizna del aire l¨²gubre propio de tantos otros exilios.
El visitante se mueve por paneles y expositores en los que un relajado Ayala disfruta de una tocada con m¨²sicos boricuas en los ¡°felices tr¨®picos¡±. Salinas se deleita con el ¡°ajonjol¨ª, tamarindo, guan¨¢bana, guarapo de ca?a¡±, bebidas ¡°deliciosas¡± que sacian a las clases populares mientras que ¡°la gente chic (...) consume Coca-Cola¡±. A Casals se lo recibe con un saludo tan ceremonioso que m¨¢s bien parece la primera p¨¢gina de una Carta Magna. La escritora Zenobia Camprub¨ª se solaza porque ¡°la tensi¨®n de la vida americana llega aqu¨ª muy amortiguada¡±, aunque no todo fue feliz: en 1956 escribe angustiada a un sobrino anunci¨¢ndole que el c¨¢ncer le roba ya sus ¨²ltimos d¨ªas, que ella dedica como puede a corregir la tercera antolog¨ªa de Juan Ram¨®n, su marido, a quien encomienda al familiar destinatario de su carta para cuando ella muera. El manuscrito forma parte de la muestra.
Una figura apenas conocida en Espa?a habita la exposici¨®n y el cat¨¢logo que la completa: Jaime Ben¨ªtez Rexach (1908-2001), que lleg¨® a rector de la Universidad de Puerto Rico. Con ¨¦l funda en 1953 Francisco Ayala la revista La Torre ¡ªsigui¨® public¨¢ndose nada menos que hasta 2009¡ª, que luego dedicar¨¢ un extenso n¨²mero a la figura de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez.
Por tel¨¦fono desde San Juan, el actual secretario de Estado del pa¨ªs caribe?o, Omar Marrero, recalca de Ben¨ªtez ¡°el legado y la visi¨®n que tuvo en poder acercarse a estos grandes humanistas espa?oles para que pudiesen venir a Puerto Rico¡±.
Porque sin Ben¨ªtez, concluyen varios expertos consultados, Puerto Rico no habr¨ªa rescatado a tama?os n¨¢ufragos de la Edad de Plata. El rector, incluso antes de ser investido, ya se empecin¨® en convertir la isla en un para¨ªso tambi¨¦n para el hacer intelectual. A la ¨¦lite culta local sum¨® la extranjera. Que Juan Ram¨®n se decantara por la isla ¡°le cost¨® a Ben¨ªtez varias visitas al poeta en Estados Unidos con tal de convencerlo¡±, apostilla Emilio F. Ruiz Sastre, director del Archivo Jaime Ben¨ªtez, y destaca que en territorio borinque?o se gest¨® la colecci¨®n de poemas en prosa Isla de la simpat¨ªa, publicada tras la muerte del Nobel. En Un barco parado dice as¨ª el onubense: ¡°Desde los ventanales de Puerto Rico se ven las metamorfosis naturales m¨¢s tentadoras, los espejismos m¨¢s imantados, los caminos m¨¢s fascinantes. Por todas partes se va a lo eterno, lo elemental, lo primitivo, sol, luna, planetas¡±.
Casals tambi¨¦n recelaba de la invitaci¨®n a instalarse en la isla, pero tras tres a?os de dudas ¡°don Pablo¡± ¡ªcomo lo llamar¨¢n en Puerto Rico¡ª terminar¨¢ viviendo y muriendo all¨ª. Ayala festeja haberse librado de lo que parece un prejuicio antes de pisarla: ¡°En modo alguno esperaba yo, cuando me incorpor¨¦ a la Universidad de Puerto Rico, encontrar en ella (...) un foco tan encendido, entusiasta y estimulante de actividades culturales como el que all¨ª ard¨ªa. Por supuesto, parte sustancial de ellas era resultado de la presencia m¨¢s o menos permanente de los notables ¡®extranjeros¡¯ reclutados por Ben¨ªtez para ense?ar en sus aulas; pero su actuaci¨®n no hubiera tenido el efecto que tuvo de no haber existido ya en la isla un ambiente propicio, un inter¨¦s despierto y, en suma, una minor¨ªa culta muy distinguida¡±.
Mar¨ªa Zambrano influy¨® en la Constituci¨®n de 1952, concebida para ¡°salvaguardar la libertad de los puertorrique?os y superar el colonialismo norteamericano¡±
En Puerto Rico escribe Salinas su libro-poema El contemplado (¡°La luz, que nunca sufre, / me gu¨ªa bien¡±) y el escritor granadino su Historia de macacos. ¡°Ayala pas¨® en Puerto Rico los a?os centrales de su vida, y su estancia result¨® tan compleja como fruct¨ªfera y feliz¡±, resume Manuel G¨®mez Ros, el director de su fundaci¨®n.
Pas¨® aquel tiempo, pero dej¨® su poso. ¡°Sin ese exilio intelectual espa?ol que vio a Puerto Rico como su nueva casa, pero tambi¨¦n una nueva plataforma, no tendr¨ªamos hoy una orquesta sinf¨®nica, un conservatorio, esa herencia viva en la cultura y en la m¨²sica cl¨¢sica¡±, recalca el secretario de Estado sobre el legado de Pau Casals, quien los impuls¨®. El comisario de la muestra subraya la nutrida biblioteca que reuni¨® en el pa¨ªs Juan Ram¨®n Jim¨¦nez y la posibilidad de visitar la tumba de Salinas, que determin¨® ser enterrado en tierras boricuas. Otra huella queda a¨²n patente en la legislaci¨®n del Estado Libre de Puerto Rico: la influencia de Mar¨ªa Zambrano en la Constituci¨®n de 1952, concebida para ¡°salvaguardar la libertad de los puertorrique?os y superar el colonialismo norteamericano¡±, apunta Rogelio Blanco, experto en la fil¨®sofa malague?a.
Aunque se echa en falta que hubieran viajado a Madrid m¨¢s contenidos de los que atesora Puerto Rico ¡ªcomo la medalla y el diploma del premio Nobel a Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, cuyos originales han quedado al otro lado del Atl¨¢ntico, y de los que se muestran reproducciones¡ª, s¨ª han llegado a Espa?a, en un audiovisual, los acentos de la actriz Dayanara Torres leyendo a Zambrano y del cantautor Hermes Croatto reviviendo las palabras de Ben¨ªtez Rexach.
La muestra, abierta hasta el 3 de septiembre, es la v¨ªa que el Gobierno del Estado caribe?o ha tomado para ¡°reciprocar¡± ¡ªcomo se dice en aquellos pagos¡ª lo que los sabios espa?oles hicieron por la isla, enfatiza Omar Marrero, que anuncia en primicia que el exilio luminoso har¨¢ tambi¨¦n el viaje de vuelta: la muestra se inaugurar¨¢ en Puerto Rico con el mismo esquema expositivo que en Espa?a.
Babelia
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