Veintid¨®s horas en el desierto en el 30 cumplea?os de Monegros, el festival de m¨²sica electr¨®nica m¨¢s extremo de Espa?a
Viaje al certamen de la ¡®rave¡¯ legal nacida en 1993 para un centenar de amigos, hoy convertida en un macroevento con 50.000 asistentes que ha sabido preservar parte de la esencia brutal de una cultura colectiva
Por circunstancias que se explicar¨¢n un poco m¨¢s adelante, este peri¨®dico (la corresponsal que firma) casi acab¨® pulsando el bot¨®n que hubiera dado el pistoletazo de salida a la ¨²ltima edici¨®n de Monegros Desert Festival, celebrada el pasado fin de semana en la estepa des¨¦rtica m¨¢s grande de Europa y que congreg¨® a m¨¢s de 50.000 asistentes. Lo que viene siendo el play en cualquier reproductor audiovisual, con la diferencia de estar no en el sal¨®n de casa sino sobre un escenario descomunal con 400.000 vatios de potencia. La cita de m¨²sica electr¨®nica m¨¢s extrema de Espa?a.
Parece un recurso f¨¢cil mencionar en este contexto y en una cr¨®nica de estas caracter¨ªsticas a Hunter S. Thompson ¡ª ya se sabe, ¡°miedo y asco en Monegros¡± o alguna original idea parecida ¡ª. De cualquier manera, los fieles del periodismo gonzo dec¨ªan que el ¨¦xito de este radicaba en conseguir meterse en medio de una historia y escribir para salir de ella¡ sobre todo si eso implica estar 48 horas sin dormir.
A esta an¨¦cdota a la que falta parte de la historia ¡ªpedimos paciencia¡ª le acompa?a otra llamativa para quienes con prejuicios imaginen una reuni¨®n multitudinaria de extra?os: en varias ocasiones, durante el transcurso del festival, se vieron tel¨¦fonos m¨®viles en el suelo cubiertos de polvo, ca¨ªdos de los bolsillos entre baile y baile, adem¨¢s de otros objetos y, acto seguido, a cinco, seis, siete personas, la mayor¨ªa sin v¨ªnculos entre ellas, desplegando batallones para encontrar al due?o o due?a, siempre con resultado feliz.
Hablamos de momentos que ilustran bien la esencia de este evento, porque hablan de comunidad, de trabajar conjuntamente, porque cada detalle es imprescindible de cara al ¨¦xito. Sobre todo, en un sitio ¨¢rido, duro y extremo como es el desierto de los Monegros.
Para el cr¨ªtico musical m¨¢s importante de las dos ¨²ltimas d¨¦cadas, Simon Reynolds, la cultura rave modific¨® para siempre el mapa de la m¨²sica contempor¨¢nea, creando una alternativa al rock y, sobre todo, una nueva forma de entretenimiento con jerarqu¨ªas in¨¦ditas: el p¨²blico como epicentro del acontecimiento. Se trata de un estar aqu¨ª y ahora, poniendo toda la energ¨ªa en cada cosa y est¨ªmulo que sobreviene, porque de ello depende todo lo dem¨¢s. El movimiento rave de fiesta libre creci¨® en una ¨¦poca anterior a las redes sociales y a la hiperconexi¨®n digital. Puede que los m¨¢s j¨®venes hasta la empiecen a idealizar.
¡°A Monegros vienes a formar parte de una leyenda que es m¨¢s grande que t¨² y que crece en cada edici¨®n. La cultura rave es algo m¨¢s que una reuni¨®n de gente bailando, por eso sigue tan viva. Creo que conecta con rituales ancestrales, aunque sobre todo ayuda a estar concentrado en el momento presente. Cuando esperas el subid¨®n del tema que el DJ est¨¢ ecualizando o mezclando, no puedes ni quieres distraerte. Tienes que estar ah¨ª en cuerpo y alma para vivirlo con el resto¡±, argumentar¨¢, de forma po¨¦tica y certera, ya de madrugada Bastian Bux, conocido DJ y productor barcelon¨¦s y habitual en algunas cabinas de Ibiza, horas despu¨¦s de su actuaci¨®n en Elrow, escenario que este a?o ha llevado inspiraci¨®n marina, con un monstruoso pulpo y crust¨¢ceos fuera de escala. Elrow son unas fiestas itinerantes que se celebran por todo el mundo, que tambi¨¦n organizan los responsables de Monegros Desert Festival y que ofrecen la experiencia m¨¢s hedonista de la escena electr¨®nica. Disfraces, espect¨¢culos circenses y tech-house. Se trata de un subg¨¦nero m¨¢s comercial que el tecno y con cierta mala prensa, aunque ciertamente entretenido; de ah¨ª que sea desde hace unos cuantos a?os la banda sonora del verano Mediterr¨¢neo, enervando a las escenas experimentales pero dejando en su lugar el caracter¨ªstico movimiento de hombros a 130 bpm, izquierda, derecha, con la l¨ªnea de bajo gruesa y un patr¨®n circular.
Pero volvamos al principio, al bot¨®n. A las 13.50 del 29 de julio ya hab¨ªa cola en la entrada principal al recinto de Monegros Desert Festival, ubicado entre Candasnos y Fraga, dos poblaciones de la provincia de Huesca en el desierto de los Monegros. Con miles de monegrinos mirando la hora desde hac¨ªa ya un buen rato en los accesos (quienes no quer¨ªan perderse ni un minuto de las 22 horas ininterrumpidas de m¨²sica) y muchos m¨¢s disfrutando de m¨²sica y bebida en el aparcamiento esperando a entrar m¨¢s avanzado el d¨ªa, el ambiente empezaba a caldearse a 35 grados y un sol totalmente cenital. Ni rastro del frescor que hab¨ªan dejado las tormentas de d¨ªas anteriores. ¡°Pega duro¡±, se escuch¨® durante toda la ma?ana en el arranque del evento. ?El sol o el tecno de la sugerente sesi¨®n del maestro ?scar Mulero en el escenario Techno Cathedral? Precisamente, sobre la tarima de este escenario, que ten¨ªa un equipo de sonido en disposici¨®n circular para envolver a los asistentes, el DJ y productor Paco Osuna ¡ª m¨¢s de dos d¨¦cadas de carrera a sus espaldas y habitual de Monegros desde siempre y de clubes ic¨®nicos de Ibiza como Amnesia ¡ª, elegido por la organizaci¨®n para abrir el evento, se encontraba explicando su equipo t¨¦cnico de directos como si se conocieran desde siempre.
Apenas 10 minutos antes, durante la primera vuelta de reconocimiento para situar los 11 escenarios en 14,5 hect¨¢reas, cada uno con una personalidad decorativa y musical diferente, alguien mencion¨® que el primer DJ del d¨ªa era Osuna. ¡°?Y qu¨¦ aparatos llevar¨¢ alguien de la vieja escuela?¡±. Y como en Monegros (casi) todo es posible, porque cuentas con el apoyo del que tienes al lado, tras una llamada a un amigo del propio Paco Osuna, en apenas unos minutos ya est¨¢bamos arriba, hablando de su tarjeta de sonido, del looper para hacer efectos y del Traktor, el software con el que lanza las canciones. De repente, alguien vino por detr¨¢s y dijo, as¨ª, en general: ¡°Hay que poner m¨²sica ya, se han abierto las puertas¡±. Y ah¨ª est¨¢bamos, junto a Osuna, mientras sub¨ªa la regleta para abrir Monegros 2023. Compartiendo con ¨¦l el pistoletazo de salida.
M¨¢s o menos a la misma hora, la madre de Juan Arnau, el pionero del clubbing en Espa?a con la sala Florida 135 (en Fraga) y promotor de este festival, llam¨® para preguntar si los artistas estaban contentos. Hablamos de una se?ora de m¨¢s de 90 a?os que el d¨ªa anterior ya hab¨ªa estado visitando el recinto para quedarse tranquila. La historia de los Arnau, una familia de Huesca, habla de la evoluci¨®n del entretenimiento del mundo moderno. De los caf¨¦s y tertulias a los cines; de los cines a las discotecas; de las discotecas a los festivales. Desde finales del XIX hasta el XXI, por sus manos y desde la periferia, han sabido hacer lo que m¨¢s les gusta: compartir lo que a ellos les iba llamando la atenci¨®n.
¡°Recuerdo que una vez en la sala trajimos en la misma semana a Sabina y a Front 242¡å, dir¨¢ una t¨ªmida Cruz, mujer de Arnau, y las dos manos de Juan al frente de todo. ¡°Ten¨ªamos contactos por las raves ilegales a las que ¨ªbamos por Europa; te enterabas por los flyers. ?bamos por Chicago y Detroit convenciendo a DJ para que vinieran a pinchar a¡ Huesca. En M¨²nich estuvimos en la rave legal y Cruz dijo de hacerlo aqu¨ª, para que la prensa nos hiciera algo de caso, porque la noche estaba demonizada y porque viv¨ªan de pop y rock y a la electr¨®nica ,ni caso. Nos ¨ªbamos 20 d¨ªas fuera de viaje a festivales y a raves. Sent¨ªamos que estaba pasando algo que no entend¨ªamos y que era el futuro. El futuro no pasaba por la m¨²sica disco ni por la Movida madrile?a¡¡±, cuenta Arnau, dentro de uno de los contenedores con aire acondicionado que sirven de improvisadas oficinas para el equipo del festival estos d¨ªas.
Al frente del d¨ªa a d¨ªa del festival est¨¢n Juan y Cruz, pero los hijos. ¡°De peque?os sal¨ªamos bastante juntos, nos gustaba la noche y fuimos algo rebeldes¡±, confesar¨¢ Cruz hija, a?adiendo: ¡°Desde siempre tuve claro que quer¨ªa formar parte de esto¡±. Se trata de un negocio que, aun estando mitad en manos de un fondo de inversi¨®n extranjero, sigue siendo tan familiar como entonces, pero con m¨¢s recursos, los mismos que le permitieron sobrevivir al par¨®n de la pandemia. Hablamos de un evento que cuesta siete millones de euros y que deja en la provincia, seg¨²n datos oficiales, 30 millones.
Si la sinergia y la complicidad entre la familia es total ¡ª tambi¨¦n entre el p¨²blico procedente de m¨¢s de 90 pa¨ªses¡ª , luego queda el backstage. M¨¢s de 2.500 personas trabajan en Monegros. Mientras una pareja de guardias civiles habla con Joaqu¨ªn Cabos, director del festival, acerca del carril extra que se ha habilitado en la carretera, Mois¨¦s Santana, director del equipo del after movie, explica que en Monegros grabar no va de registrar a gente guapa. ¡°Queremos reflejar la experiencia de ser p¨²blico en Monegros. Para ello tenemos seis operadores de c¨¢mara que grabar¨¢n unos seis TB de archivos de v¨ªdeo. Para trabajar de c¨¢mara aqu¨ª hay que tener sensibilidad y saber de m¨²sica¡±, dice. Justo por su lado pasa con prisa Romina R¨ªo, que lleva 11 a?os en el festival y lidera el proyecto de sostenibilidad; el 98?% de los materiales que utilizan son reciclados. ¡°En dos o tres a?os la gente estar¨¢ m¨¢s concienciada. Este a?o todas las barras est¨¢n hechas con pal¨¦s de frutas que ya no ten¨ªan uso y hemos lanzado un proyecto de econom¨ªa circular para hacer muebles y asientos en las zonas de descanso. Los principales retos de un festival en el desierto son la gesti¨®n de residuos y conseguir la energ¨ªa¡±, contaba.
A las siete de la tarde, el calor segu¨ªa intenso. El p¨²blico se refrescaba en el t¨²nel de lavado y en las fuentes; ning¨²n chico llevaba camiseta. Ellas optaban por biquinis y shorts. Tambi¨¦n disfraces de indios o de personajes ¨¦lficos. Desde el Sound System Temple, Fernando Costa, referente del nuevo hip hop nacional, era uno de los 14 artistas que actuaron en este escenario, el m¨¢s grande y espectacular. En total, en 22 horas y en todo el festival, m¨¢s de 100. El ADN de Monegros es el tecno, pero siempre haciendo hueco a los grandes nombres del hip hop de los noventa. Este a?o hab¨ªa enclaves para escuchar sonidos jamaicanos y breaks acelerados reconocibles del drum ¡®n¡¯ bass. Literalmente, los potentes bajos hund¨ªan el pecho de los aficionados al g¨¦nero, en una sensaci¨®n f¨ªsica que muchos buscaban intensificar peg¨¢ndose a los altavoces.
Como buenos peregrinos, los asistentes iban de un sitio a otro, buscando sombra o bailar. Muchos se refugiaban en la zona Industry City, con dos escenarios en un entorno industrial, decorado con grafitis y m¨¢s parafernalia urbana, mientras pinchaban los artistas con un sonido m¨¢s duro y oscuro del cartel. Al caer la noche, Monegros recib¨ªa a Wu-Tang Clan, un grupo al que llevaban persiguiendo, seg¨²n reconoc¨ªa el director musical del festival, V¨ªctor de la Serna, desde 2018. No es tan f¨¢cil convencer a los artistas, dec¨ªa; por ejemplo, este a?o Brutalismus 3000 no quisieron por el viaje hasta el desierto y las tres horas de coche. Quiz¨¢s ech¨¢ndose en falta m¨¢s m¨²sculo en las bases, los de Nueva York dieron un show correcto con banda en directo y homenaje a Tupac incluido. Muchos decidieron no moverse del sitio para ver a los australianos Pendulum, con su estrafalaria mezcla de ritmos jungle y guitarras, y a Richie Hawtin, que ya actuaba en el Florida 135 cuando solo era un chaval.
Tras una madrugada intensa con SNTS y Paula Temple en la carpa Moon Stage, sesi¨®n conjunta llena de aciertos de dos de los nombres m¨¢s respetados del tecno, lleg¨® el potencial triunfador del festival, el franc¨¦s I Hate Models. Como un alien de ese futuro del que hablaba Juan Arnau, delgado, piel extremadamente blanca, con la mitad de la cara cubierta con un pa?uelo negro y sin camiseta, ya era domingo, seis de la ma?ana, todav¨ªa de noche en el desierto, cuando en el escenario grande ofreci¨® un set de dos horas que se hizo corto. Hard tecno extremo de estructura libre a la que va dando emoci¨®n a trav¨¦s de vocales pitufadas. Rompiendo ritmos y jugando con la velocidad, fue la actuaci¨®n m¨¢s sorprendente y divertida. Acab¨® amaneciendo mientras sonaba una versi¨®n del tema Toro, del grupo espa?ol El Columpio Asesino. ¡°Te voy a hacer bailar toda la noche. / Nos vamos a Berl¨ªn, no quiero reproches / Carretera y speed, toda la noche¡±, cantaba el p¨²blico.
Buen momento para adentrarse a bailar en el interior del Airbus A330 aparcado en medio del recinto, rodeado de banderolas de colores y que sirve de punto de encuentro a la hora de no perder al grupo de amigos¡ y para orientarse con el mapa. Haciendo cola para entrar nos encontramos con Andreu Machs. Tiene 42 a?os y ha venido al festival m¨¢s de 10 veces, pero en 2023 es su despedida: ya tiene hijos peque?os. ¡°Ahora el festival es m¨¢s flojo. Recuerdo con emoci¨®n las sesiones de Sven V?th y Carl Cox. Este a?o me hubiera gustado Fatima Hajji¡±. Los sets de esta DJ espa?ola suelen durar cinco horas, con un hard tecno intenso, sin piedad. Elena Grassi tiene 41 y viene de Mil¨¢n. Estamos en una zona de sombra con vagones de tren abandonados y espacio para tumbarse. Es su segundo a?o. ¡°Este festival es una experiencia dura, pero hay un compromiso para disfrutar con la gente que te rodea. La pandemia nos ense?¨® a estar juntos de nuevo y por eso Monegros volvi¨® el a?o pasado tras un tiempo de par¨®n¡±, opinaba.
La m¨²sica electr¨®nica ya no goza del empuje creativo de principios de los noventa, cuando este festival naci¨® con una ¡ª parec¨ªa ¡ª capacidad de reinvenci¨®n infinita. Quiz¨¢s se ha ido agotando, pero su importancia no ha dejado de crecer. Los buenos n¨²meros y ¨¦xito de festivales espa?oles como S¨®nar y Monegros, que ha hecho en 2023 su primer sold out, son muestra de ello. Como el cartel de Monegros est¨¢ particularmente centrado en un sonido muy concreto de la m¨²sica electr¨®nica, la clave es espaciar las sesiones para evitar cierta monoton¨ªa sonora, a costa de perderte a algunos artistas.
Y para sonidos m¨¢s mel¨®dicos, en esta edici¨®n de Monegros hab¨ªa que acercarse al coqueto espacio El Corral, donde este a?o los ritmos house y disco encontraban su guarida. La sesi¨®n ¨ªntima de Seth Troxler, con temas m¨¢s arriesgados de lo que acostumbra cuando act¨²a en grandes escenarios ¡ªel americano es uno de los DJ m¨¢s conocidos del mundo¡ª y homenaje a Fred Again incluido, fue de las m¨¢s celebradas.
Con el sol otra vez arriba, se ve¨ªa algo de menos gente; miles de los que quedaban se acercaron a las 10 de la ma?ana a ver el cierre al escenario grande, con el DJ y productor Andr¨¦s Campo, que tuvo de invitado sorpresa a Kase-O, de Violadores del Verso. A la hora de cerrar, la familia Arnau se abraz¨® al completo delante del p¨²blico. Nos encontramos con Juan, a quien preguntamos qu¨¦ pasar¨¢ cuando la escena rave se agote. Ri¨¦ndose, dijo que no lo pod¨ªa saber. ¡°El mundo actual es de los creativos: poder hacer cosas que no puedan las m¨¢quinas. Mi padre, ya fallecido y que tambi¨¦n amaba el tecno, dijo una vez: ¡®La gente seguir¨¢ bailando siempre¡¯. As¨ª que esa es la ¨²nica predicci¨®n posible: que seguiremos bailando¡ tambi¨¦n en Marte¡±.
Por los caminos de tierra del desierto, entre matorrales bajos, de vuelta al aparcamiento, algunos temen un control de la Guardia Civil en la carretera, que s¨ª ha tenido lugar pero horas antes. En la zona de autobuses, los ¨²ltimos monegrinos, por fin, empiezan a mostrar s¨ªntomas de cansancio.
Babelia
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