El Columpio Asesino regresa para combatir la felicidad por obligaci¨®n
Despu¨¦s de un par¨®n de seis a?os, la banda alerta contra la presi¨®n social por aprovechar el tiempo y aboga por los momentos improductivos
La obsesi¨®n, ya no por aprovechar el tiempo, sino por explotarlo, es uno de los males contempor¨¢neos que preocupan a los componentes de El Columpio Asesino. Y por eso, para combatirla, han inventado una expresi¨®n que da t¨ªtulo al ¨²ltimo disco de la banda navarra y, tambi¨¦n, a la canci¨®n que cierra el ¨¢lbum: Ataque celeste. ¡°El ataque celeste es un t¨¦rmino que acu?amos para explicar la angustia, la presi¨®n que sentimos algunas personas en estos d¨ªas azules, interminables, porque hay imperativo de aprovechar ese d¨ªa al m¨¢ximo como si tuviera que ser totalmente especial, ese deber de felicidad obligada¡±, explica Albaro Arizaleta (44 a?os), bater¨ªa y cantante del grupo. "A m¨ª muchas veces me colapsaba y me provocaba lo contrario, me daba cuenta de que me encontraba mucho m¨¢s tranquilo en los d¨ªas m¨¢s oscuros, m¨¢s grises, porque son d¨ªas en los que no se espera nada de ellos, entonces te relajas y es cuando, a veces, surgen las cosas¡±.
¡°Parece como si todos los pasos debieran tener un fin productivo, y a veces la vida contemplativa es necesaria¡±, a?ade Daniel Ulecia (48 a?os), bajo y sintetizadores de la veterana banda indie, que arranc¨® su andadura hace m¨¢s de dos d¨¦cadas, en 1999. ¡°Y eso nos lleva a una especie de autoexplotaci¨®n. Es como si nos hubiesen metido al jefe dentro¡±, cierra Albaro. Por eso, la canci¨®n recita en bucle, casi como un mantra, ¡°Yes we can¡±, el famoso eslogan que lanz¨® el dem¨®crata Barack Obama en la campa?a presidencial de 2008 que le llev¨® a la Casa Blanca. Seg¨²n El Columpio Asesino, el lema se ha pervertido, si en principio ten¨ªa una finalidad m¨¢s de superaci¨®n personal y colectiva, casi se ha convertido en un ¡°Yes We Can¡± de autoexplotaci¨®n.
Quiz¨¢ por eso, porque hay veces que no se puede, porque hay veces que hay que parar, El Columpio no sacaba un disco desde Ballenas muertas en San Sebasti¨¢n (2014). Y quiz¨¢ por eso, dice Albaro, para ¡°aceptar el silencio, la angustia, el vac¨ªo, porque forman parte de la vida¡±, incluso se tomaron algo m¨¢s de un a?o sab¨¢tico, entre enero de 2016 y marzo de 2017, en los que se olvidaron de la banda.
¡°Est¨¢bamos muy cansados porque la gira de Diamantes (2011) fue muy larga, empalm¨¢bamos disco con gira y al final no acab¨¢bamos de desconectar¡±, recuerda la cantante del grupo, Cristina Mart¨ªnez (50 a?os), ¡°tras Ballenas acabamos tronchados y decidimos parar. La premisa fue no hablar ni una sola palabra del Columpio entre nosotros durante ese a?o, y lo cumplimos a rajatabla¡±. Al parecer, se ve¨ªan como amigos ¡ª¡°Pamplona es muy peque?o¡±¡ª, pero la m¨²sica, ni mentarla.
Cristina, Daniel, Albaro y el hermano de este, Ra¨²l Arizaleta (44 a?os, guitarra), se encuentran a finales de febrero en Madrid para promocionar el que quiz¨¢ sea el disco m¨¢s pop de su trayectoria. Falta el actual quinto integrante, Jaime Nieto (teclados), que se ha incorporado tras la reciente marcha de I?igo Sola. ¡°Por la banda han pasado un mont¨®n de gente, todos amigos, porque en principio siempre ha sido eso, un grupo de amigos¡±, explica Albaro, ¡°hasta que con Diamantes se fij¨® la formaci¨®n con la que m¨¢s tiempo hemos estado¡±.
Precisamente Diamantes supuso un punto de inflexi¨®n en la carrera del grupo. Con ¨¦l arrasaron en los Premios de la M¨²sica Independiente, con cinco galardones, y una de sus canciones, Toro, les puso en el mapa, se convirti¨® en el himno del grupo navarro y hasta Fangoria les hizo una versi¨®n. ¡°No pens¨¢bamos que Toro lo iba a petar tanto, la verdad¡±, confiesa Cristina, que se percat¨® del salto cualitativo en un directo cuya ubicaci¨®n no sabe precisar: ¡°En un concierto me qued¨¦ alucinada con la chiquiller¨ªa, cuando tocamos Toro y digo ¡®Te voy a hacer bailar¡¡¯ todos lanzaron los cachis [vasos de pl¨¢stico de un litro de cerveza] y se pusieron a saltar. Me dije: ¡®Esto es grande, esta canci¨®n es potente¡¯. Ah¨ª fui consciente¡±.
El ¨¦xito supuso el espaldarazo a la decisi¨®n de dedicarse profesionalmente a la m¨²sica. Durante los primeros a?os, los miembros compaginaban la banda con empleos de todo tipo. ¡°Por entonces hab¨ªa trabajo, en una f¨¢brica, en una obra, y encima te pagaban bien, las cosas como son, con 18 a?os ganaba 180.000 pesetas al mes¡±, cuenta Albaro. Es decir, un sueldo mileurista pero, eso s¨ª, hace m¨¢s de 20 a?os. ¡°Era un co?azo trabajar en una f¨¢brica, pero como dec¨ªa mi padre: ¡®Haber estudiado¡¯. Lo bueno es que, cuando sal¨ªas y fichabas, te olvidabas de todo. Con la m¨²sica, no, como si se te hubiera metido una lechuza en la cabeza¡±. Ya con la crisis se plantearon poner todos los huevos en la cesta de El Columpio Asesino. Y se profesionalizaron a¨²n m¨¢s con la incorporaci¨®n de Daniel Ulecia con el disco Ballenas muertas en San Sebasti¨¢n: ¡°Creo que hemos perdido frescura, pues antes mezcl¨¢bamos las cosas de una manera inconsciente, y con el tiempo hemos ganado en artima?as. Hemos afinado mucho m¨¢s el tiro¡±, comenta Albaro, en referencia a un ¡°trabajo de laboratorio¡± en el que usan m¨¢s el estudio que el local de ensayo.
En cuanto al nuevo disco, la intenci¨®n de la banda era cerrar la etapa que identifican con Ballenas. ¡°Aquel disco correspond¨ªa a un momento tanto social como personal oscuro, y el sonido tambi¨¦n lo reflejaba. Quer¨ªamos tambi¨¦n recuperar el esp¨ªritu de los primeros discos¡±, aclara Albaro, en referencia a darle mucha importancia a la melod¨ªa. ¡°La ¨²nica directriz es que no se pod¨ªa ir m¨¢s oscuro que Ballenas¡ porque entonces ya caer¨ªa en un pozo sin fondo¡±, puntualiza Daniel.
Las canciones, pese a su luminosidad, sobrevuelan, como si fueran buitres, ¡°la misma vaca muerta¡±, en palabras de Albaro, el portavoz oficioso de la banda: ¡°El conflicto interior de esas dos voces que tenemos las personas dentro. Esa especie de guerra civil que tenemos. Son canciones de conflicto interior, de no encajar tus dos lados¡±.
Finalmente, los m¨²sicos de Pamplona cierran la entrevista con una nueva ¡°no explicaci¨®n¡± del truculento nombre del grupo. ¡°Nos hemos inventado tantas trolas que ya no sabemos ni de donde viene¡±, comenta Albaro, que tambi¨¦n aclara que ¡°no hay detr¨¢s una tragedia¡±. Y zanja el tema: ¡°Tiene un punto dad¨¢, ha habido sus m¨¢s y sus menos con el nombre e incluso hubo un tiempo en que me dec¨ªa ¡®la madre del cordero, c¨®mo se me ha ocurrido¡¯, pero ahora me mola mucho¡±.
Ataque Celeste. El Columpio Asesino. Oso Polita Records.
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