Mondrian contra Hilma af Klint: una historia alternativa (y espiritual) de la abstracci¨®n
Una exposici¨®n en la Tate Modern compara las obras del pintor holand¨¦s con las de la olvidada artista sueca, redescubierta hace una d¨¦cada, para construir un nuevo relato sobre el abandono de la figuraci¨®n
Las comparaciones son odiosas, pero est¨¢n cada vez m¨¢s de moda en los museos de arte. En Madrid, el Prado propone este verano una exposici¨®n que enfrenta a Picasso con El Greco. En Par¨ªs, dos de las muestras del a?o son estudios comparativos entre maestros de la pintura: el Museo de Orsay busca los paralelismos entre Manet y Degas, mientras que la Fundaci¨®n Louis Vuitton ha preferido contraponer a Warhol con Basquiat. En Londres, la Royal Academy lleva a?os apostando por este ejercicio: una muestra compar¨® a Dal¨ª con Duchamp y otra, a Munch con Tracey Emin. Buscar puntos de encuentro entre parejas ins¨®litas permite releer la historia del arte desde ¨¢ngulos novedosos.
La Tate Modern se suma a esta moda con Forms of Life, una exposici¨®n que enfrenta la obra de Piet Mondrian, el pionero holand¨¦s de la abstracci¨®n, con la de Hilma af Klint, la pintora sueca, desconocida en su tiempo, que habr¨ªa roto con el lenguaje figurativo por lo menos cinco a?os antes que Kandinsky. De entrada, el emparejamiento parece forzado: la obra de los dos artistas, que podr¨¢ verse en el museo londinense hasta el 3 de septiembre (despu¨¦s ir¨¢ al Kunstmuseum de La Haya), no guarda muchos parecidos a primera vista. Mondrian pintaba sus conocidas ret¨ªculas que rellenaba con una paleta de colores primarios, mientras que Af Klint prefer¨ªa los c¨ªrculos, los ¨®valos y las espirales en tonos pastel. La obra del primero, influido por el constructivismo ruso, parece cartesiana hasta la m¨¦dula. La segunda, adepta del ocultismo, sol¨ªa pintar bajo los efectos de la hipnosis.
La muestra descubre coincidencias insospechadas entre ambos. Los dos pintores nacieron con una sola d¨¦cada de diferencia: la sueca, en 1862, y el holand¨¦s, diez a?os despu¨¦s. Recibieron una formaci¨®n acad¨¦mica y empezaron pintando paisajes tirando a convencionales, antes de abandonar progresivamente la figuraci¨®n. En esa transici¨®n, su fascinaci¨®n por la flora y la fauna jug¨® un papel fundamental. Los estudios bot¨¢nicos de uno y otra que se exponen en Londres indican una voluntad com¨²n de utilizar el lenguaje art¨ªstico para hacer visibles (y comprensibles) las leyes de la naturaleza. En el caso de Mondrian, en muy pocos a?os pas¨® de firmar acuarelas buc¨®licas a convertir las ramas de los ¨¢rboles en rect¨¢ngulos. ¡°Se trata de ofrecer una historia alternativa de la abstracci¨®n geom¨¦trica y repensar su relaci¨®n con la naturaleza, dejando atr¨¢s los t¨®picos que aseguran que los pintores abstractos rechazaron el medio natural¡±, afirma la comisaria Briony Fer.
La r¨ªgida simetr¨ªa de los cuadros de Mondrian puede indicar una racionalidad extrema. La Tate enuncia una tesis novedosa: en realidad, su obra geom¨¦trica surge de un inter¨¦s por el esoterismo que lo emparenta con Af Klint. Los dos artistas estuvieron asociados, desde los primeros a?os del siglo XX, a la Sociedad Teos¨®fica fundada por el fil¨®sofo y ocultista Rudolf Steiner. Como ¨¦l, ambos pintores estaban convencidos de que la humanidad y la naturaleza formaban parte de una sola entidad c¨®smica disuelta en el ¨¦ter, energ¨ªa invisible e indivisible que lo aunaba todo. Los dos pintaron, con tres a?os de diferencia, sendos cuadros con el t¨ªtulo de Evoluci¨®n, que transmit¨ªan esa misma idea.
Con todo, las diferencias entre ambos tambi¨¦n abundan a lo largo del recorrido. La principal tiene que ver con su posteridad. Mondrian pasar¨ªa a la historia como una figura clave de la ruptura que fueron las vanguardias y conquist¨® la fama desde los a?os diez del siglo pasado. Af Klint, en cambio, ser¨ªa ignorada hasta su muerte en 1944, el mismo a?o en que falleci¨® el holand¨¦s, y no fue reconocida del todo hasta hace una d¨¦cada. En 2013, el Moderna de Estocolmo redescubri¨® su obra, expuesta hasta entonces con cuentagotas, en una gran exposici¨®n que luego viaj¨® por toda Europa. Cinco a?os despu¨¦s, el Guggenheim de Nueva York le dedic¨® una retrospectiva por la que pasaron 600.000 visitantes, lo que la convirti¨® en la m¨¢s vista de la historia del museo.
Desde entonces, Af Klint se ha convertido en un fen¨®meno pop y ha inspirado documentales, biograf¨ªas, experimentos con la realidad virtual y colecciones de moda, alcanzando un nivel de fama que solo superan un pu?ado de mujeres artistas, como Frida Kahlo o Yayoi Kusama. Hasta no hace tanto, su obra ni siquiera era considerada arte, sino una nimiedad esot¨¦rica. Hace solo diez a?os, el MoMA se neg¨® a incluir una de sus obras en una muestra sobre los or¨ªgenes de la abstracci¨®n. En 2019, corrigi¨® el error durante la gran reapertura de su colecci¨®n permanente en clave woke y colg¨® un cuadro de Af Klint (un pr¨¦stamo) al lado de obras de Kandinsky, Delaunay y Kupka. ¡°Ahora ya no parece una extra?a entre estos nombres. Sus obras ya no parecen secundarias¡±, admit¨ªa entonces la conservadora jefa del MoMA, Ann Temkin, en la sala dedicada a los primeros pintores abstractos.
Mondrian pasar¨ªa a la historia como una figura clave de las vanguardias, mientras que Af Klint fue ignorada hasta su muerte en 1944
La Tate Modern subraya ahora tres ideas que llevan a?os ganando influencia en el mundo del arte. La primera es que, en la carrera hacia la abstracci¨®n, no importa demasiado qui¨¦n lleg¨® en cabeza a la meta. Esta b¨²squeda formal era compartida por decenas de artistas que pintaban de maneras parecidas en puntos distintos del planeta, pese a no conocerse: es el caso de Af Klint y Mondrian, que nunca coincidieron y que no pod¨ªan conocer sus obras respectivas. Como todos los cambios de paradigma en la historia del arte, de la pintura de g¨¦nero a la imagen en movimiento, la abstracci¨®n no se debi¨® al genio individual de un visionario, sino a una inquietud com¨²n.
En segundo lugar, la muestra integra la teosof¨ªa y el ocultismo en una historia del arte del siglo XX, como ya hizo el Grand Palais de Par¨ªs en 2018 con una rompedora retrospectiva dedicada a Kupka. Despu¨¦s de todo, el influyente ensayo que Kandinsky public¨® en 1911 se titulaba De lo espiritual en el arte. ¡°En este nuevo contexto, Af Klint ya no parece una figura marginal, ni Mondrian necesariamente tan mainstream¡±, escribe Frances Morris, directora de la Tate Modern hasta hace unos meses, en el cat¨¢logo de la exposici¨®n, donde se dice partidaria de romper con ¡°el monocultivo de la historia del arte¡±. Y, por ¨²ltimo, la muestra insiste en la obsesi¨®n por redescubrir artistas ignoradas en su tiempo, a los que los museos abren ahora, de par en par, las puertas que les cerraron en tiempos no tan lejanos.
En Barcelona, el MNAC expone este verano La mano guiada, una muestra sobre dos mujeres que entendieron el acto creativo, igual que la pintora sueca, como un estado alterado de la conciencia: la catalana Josefa Tolr¨¤ y la brit¨¢nica Madge Gill. Las dos nacieron en los a?os 1880 y murieron en torno a 1960. No se conoc¨ªan de nada, pero las dos dibujaron de manera autom¨¢tica durante largas noches y difundieron mensajes m¨ªsticos, pacifistas y feministas a trav¨¦s de caligramas po¨¦ticos y espirales c¨®smicas que aspiraban a representar lo invisible. Lo mismo podr¨ªa decirse de Georgiana Houghton, otra artista (y m¨¦dium) descubierta en los ¨²ltimos a?os.
De vuelta a Londres, la Tate cierra el recorrido con las Pinturas para el templo de Af Klint. La artista pint¨® esa docena de lienzos siguiendo las ¨®rdenes de un supuesto ¨¢ngel llamado Amaliel. Lejos de ridiculizarla, la muestra contrapone esa serie con las m¨ªticas composiciones de Mondrian, los recuadros negros manchados de rojo, azul y amarillo en las que empez¨® a trabajar en 1916 ¡ªun a?o despu¨¦s de que Af Klint concluyera su serie¡ª y que acabaron cambiando la historia del arte. Bajo su aspecto sensato y solemne, pretend¨ªan contraponer lo espiritual y lo material, lo masculino y lo femenino, demostrando una voluntad similar a la de su correligionaria sueca. ¡°Su uni¨®n es la felicidad¡±, dej¨® escrito. De repente, los cuadros de Af Klint ya no parecen obras de una lun¨¢tica, sino un experimento adelantado a su tiempo.
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