El recuerdo de la Armada Invencible vuelve a surcar Irlanda
Asociaciones de recuperaci¨®n hist¨®rica buscan conectar Espa?a con la zona irlandesa donde se hundieron las naves imperiales
Unas gotas de whisky resbalan sobre las rocas ca¨ªdas de la derruida abad¨ªa de Staad en Grange (Irlanda). El oleaje azotando las rocas melladas por siglos de tempestades rompe el silencio de la ceremonia. La peque?a botella, vac¨ªa de esa ambros¨ªa revitalizadora para generaciones de marinos, cobija un peque?o papel con letras de tinta azul y una pulsera con la bandera de Espa?a. Jos¨¦ Luis Bernal, gaditano de 65 a?os y militar naval jubilado, se emociona mientras esconde el tesoro bajo los escombros del viejo convento. Las playas alrededor escupieron durante siglos los restos de tres buques de la Armada Invencible espa?ola, hundidos all¨ª el 23 de septiembre de 1588. La escabechina del ej¨¦rcito ingl¨¦s, aliado con el oc¨¦ano Atl¨¢ntico, forj¨® una uni¨®n entre Espa?a e Irlanda que ha atra¨ªdo al condado de Sligo a espa?oles, irlandeses y miembros de la Marina actual empe?ados en recuperar la hist¨®rica alianza en la derrota.
El ¨²ltimo muro en pie de la abad¨ªa, en un prado inmejorable para las vacas modernas, fue de los primeros refugios que vio el capit¨¢n Francisco de Cu¨¦llar cuando hu¨ªa del enemigo. All¨ª esperaba encontrar socorro, pero hall¨® a 12 de sus hombres ahorcados. Unos 1.100 militares murieron en aquellas bah¨ªas y De Cu¨¦llar, reverenciado por los nativos hasta para denominar hamburguesas o rutas pero casi desconocido en su patria, marc¨® con su huida el inicio de un mito. La Spanish Armada Ireland, asociaci¨®n afincada en Sligo (20.000 habitantes), ha cuidado esta memoria y recobrado del fondo del mar ca?ones, armas o restos de La Lavia, La Juliana y Santa Mar¨ªa de Vis¨®n, tres naves yacentes bajo esas aguas, cuyo legado se expone en Dubl¨ªn.
Los homenajes han seducido a espa?oles residentes en la isla o viajeros peninsulares aficionados a este episodio hist¨®rico, explica Eddie O¡¯Gorman, de 70 a?os. El irland¨¦s lidera los colectivos locales que este septiembre han conseguido la presencia del embajador espa?ol en el pa¨ªs, Ion De la Riva, y altos cargos de la Armada para acompa?ar los actos en honor a estos marineros. ¡°Con el 400 aniversario, en 1988, empezamos a trabajar m¨¢s asociaciones. Nos sorprendi¨® que en Espa?a Francisco de Cu¨¦llar y lo ocurrido con la Armada fuera casi desconocido, los estudiantes de intercambio acaban fascinados porque sabemos m¨¢s nosotros que ellos¡±, relata O¡¯Gorman.
La playa de Streedagh sirve de escenario para la iniciativa. Cientos de cruces rastrilladas sobre la arena, una por cada espa?ol ca¨ªdo, rodean un barco de paja, proa a tierra, rememorando a aquellos que no pudieron atracar. Decenas de banderas con la cruz de Borgo?a, ense?a de la casa Austria, que dominaba entonces el imperio espa?ol con Felipe II en el trono, rodean el barquito mientras los presentes, espa?oles o irlandeses, colocan flores amarillas y rojas sobre la cubierta. No llueve pero las nubes y el viento ilustran la ardua empresa de llegar hasta all¨ª perseguido por los ingleses, viejo enemigo com¨²n de los asistentes.
El embajador De la Riva, con un a?o de desempe?o, admite que apenas conoc¨ªa este legado hasta ostentar el cargo. ¡°Queremos que esta ruta se una a otras hist¨®ricas como la ruta Quetzal de 1992, en recordatorio al descubrimiento de Am¨¦rica, o la de la vuelta al mundo de Magallanes para hacer una ruta de los naufragios en Irlanda¡±, explica el representante espa?ol. ¡°Irlanda es un pa¨ªs muy querido pero no se sabe nada de ¨¦l en Espa?a, hay cuestiones comunes desde los celtas hasta el IRA y ETA¡±, indica. As¨ª se acredita en las tabernas y pubs, plagados de sonrisas y chapurreos de castellano en una patria donde durante siglos existieron rasgos latinos entre pieles p¨¢lidas y cabellos pelirrojos como evidencia de que alg¨²n tripulante s¨ª sobrevivi¨® a aquella masacre.
El vicealmirante y director del Museo Naval de Madrid, Enrique Torres, de 61 a?os, se siente ¡°en deuda hist¨®rica con un episodio clave, estamos agradecidos a Irlanda por rescatar y honrar nuestra memoria, deber¨ªamos ser nosotros los impulsores¡±. Junto a ¨¦l han acudido 38 integrantes del patrullero Centinela.
Uno de los responsables nacionales de este encuentro, Carlos Burgos, ha liderado un grupo de 12 asistentes y diversas procedencias unidas por la Armada. El presidente de la asociaci¨®n Hispano-Irish, de 57, lleva a?os fomentando lazos entre ambas naciones con acciones como buscar en Valladolid los restos del revolucionario irland¨¦s Red Hugh O¡¯Donnell, arribado en 1602 a la entonces capital imperial para pedir ayuda a Felipe III contra, c¨®mo no, los ingleses. ¡°Queremos promover relaciones entre Espa?a e Irlanda, la historia nos ha aunado desde los milesianos y los primeros habitantes de la isla. Defendemos la m¨²sica, los idiomas, el arte, la literatura, relaciones laborales¡ Felipe II naci¨® en Valladolid y envi¨® la Armada para parar a Inglaterra y detenerlos tambi¨¦n contra Irlanda¡±, sostiene Burgos.
La parafernalia de Sligo, adornada por banderas espa?olas estos d¨ªas, asombra a la cordobesa Cristina Montijano, de 15 a?os, alumna este curso en la zona. ¡°No ten¨ªa ni idea de esto, es un poco triste que no lo conozca y raro que aqu¨ª se celebre y en Espa?a no. Mi abuela me hab¨ªa contado algo, pero del colegio no me suena¡±, comenta la joven entre la ventolera de la playa aciaga. Los perros cavan hoyos en la arena mientras los primeros p¨¦talos rotos de las flores sobrevuelan la bah¨ªa. Dentro de unas horas, entre el viento y la marea borrar¨¢n las cruces como se borr¨® durante siglos la memoria de aquellos a quienes representan.
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