Sorolla y Estados Unidos, un largo y duradero idilio
El Meadows Museum, una de las colecciones m¨¢s importantes de arte espa?ol en el pa¨ªs, se une a la conmemoraci¨®n del centenario de la muerte del pintor con una exposici¨®n de sus obras procedentes de colecciones privadas estadounidenses
Confluyen estos d¨ªas en Dallas dos historias de amor. Bueno, seguramente alguna m¨¢s, pero se pueden destacar la de Algur H. Meadows con el arte y los maestros espa?oles, y la de Joaqu¨ªn Sorolla y su idilio con Estados Unidos. Esta ¨²ltima relaci¨®n ¨Dque comenz¨® en 1908 cuando el millonario Archer Huntington conoci¨® la obra del valenciano en la Grafton Gallery de Londres¨D celebra ahora, 115 a?os despu¨¦s, otro de sus hitos: la exposici¨®n Luz de Espa?a. Sorolla en las colecciones americanas en el Meadows Museum. ¡°Hoy he decidido algo que creo de gran trascendencia para nuestro porvenir art¨ªstico en Nueva York, con ventajas admirables, ni lo de Par¨ªs se puede comparar. Creo que he encontrado a Dios hombre¡±, escrib¨ªa el artista sobre Huntington a su esposa desde Londres el 15 de mayo de 1908.
A la ciudad texana han llegado muestras de los amores del pintor: su familia, su luz, su mar, su jard¨ªn, su pa¨ªs: de Granada al valle de Ans¨® (Huesca), pasando por La Pedriza madrile?a y Toledo, entre otros lugares y pinceladas. Todo procedente de sus clientes estadounidenses, los de ahora y los que le compraron en vida. Una veintena de coleccionistas han prestado sus sorollas, se exhiben 27 de las aproximadamente 60 obras del artista que se conservan en colecciones privadas estadounidenses. Es uno de los pintores espa?oles mejor representados en el pa¨ªs, tanto en poder de particulares como de instituciones. Una oportunidad para disfrutar de piezas que de otra manera ser¨ªa casi imposible ver.
Abre la muestra, que se inaugur¨® el domingo, 17 de septiembre, y permanecer¨¢ hasta el 7 de enero de 2024, uno de esos lienzos nunca antes expuestos: un desnudo femenino de espaldas datado en 1886, ¨¦poca temprana del autor. En esa primera sala hay otro desnudo, tambi¨¦n de espaldas, otra muestra de amor de Sorolla: hacia toda la tradici¨®n pict¨®rica espa?ola, aqu¨ª encarnada en Vel¨¢zquez, ya que el ¨®leo est¨¢ inspirado en su Venus del espejo; y hacia su esposa, Clotilde Garc¨ªa del Castillo, retratada observando su anillo de casada. Su gran amor, como se puede comprobar en la correspondencia que intercambiaban; ¡°su ministro de finanzas¡±, como tambi¨¦n la llamaba, lo que muestra el papel fundamental que ocup¨® tanto en su vida personal como profesional.
Que este cuadro cuelgue de las paredes de la exposici¨®n es, adem¨¢s, una muestra de cari?o de la familia Sorolla, propietaria de la pintura, hacia el Meadows y, en particular, a Mark Rogl¨¢n, director del centro durante 15 a?os hasta su muerte en 2021, cuya figura sigue presente para quienes tienen relaci¨®n con esta instituci¨®n. Sorolla en las colecciones americanas est¨¢ dedicada a ¨¦l, ya que fue quien comenz¨® el proyecto con Blanca Pons-Sorolla, comisaria de la muestra, bisnieta del pintor y gran experta en su legado. Este lienzo lleg¨® prestado a Dallas en 2019 para una peque?a exposici¨®n titulada Sorolla en el estudio. Despu¨¦s lleg¨® la pandemia, la enfermedad de Rogl¨¢n¡ y como ya estaba en puertas la muestra actual permaneci¨® en el Meadows para exponerse como excepci¨®n, ya que es de una colecci¨®n particular, pero no estadounidense.
El amor de Sorolla por su familia y Vel¨¢zquez se vuelve a plasmar en Elenita vestida de menina (1902), la hija menor del pintor. Otra de las pinturas no expuestas antes, que perteneci¨® a los descendientes de la retratada hasta 2020, cuando fue adquirida por un coleccionista estadounidense, que posee otras obras del artista. Los homenajes al maestro sevillano son constantes en las obras del maestro valenciano y el vestir a los ni?os a la velazque?a, tambi¨¦n. Lo hizo con su otra hija, con hijos de amigos, con su nieto Quiquet¡
Sorolla no era, ni es, el ¨²nico admirador de Vel¨¢zquez. En el museo Meadows, instituci¨®n que ha invitado a este peri¨®dico, hay tres obras del pintor de corte de Felipe IV: un retrato del rey joven; otro de su segunda esposa, Mariana de Austria, y una sibila, de la colecci¨®n de Algur H. Meadows. No pod¨ªa ser de otra forma para este enamorado del Museo del Prado, que visit¨® en repetidas ocasiones durante sus estancias en Espa?a. ?Qui¨¦n es este coleccionista que atesora esculturas del taller de Gil de Silo¨¦, vel¨¢zquez, murillos, goyas, fortunys, mir¨®s, t¨¤pies¡ en una ciudad como Dallas, donde hay un museo con su nombre ¨Dtambi¨¦n lo lleva la Facultad de Artes de la Southern Methodist University (SMU)¨D, que es el ¨²nico lugar estadounidense, junto con la Hispanic Society de Nueva York donde se celebra el A?o Sorolla, que conmemora el centenario de la muerte del pintor?
Algur H. Meadows (1899-1978) fue un magnate de la industria petrol¨ªfera y energ¨¦tica en EE UU. Estuvo al mando de la General American Oil Company, quiso hacer negocios en Espa?a, donde lleg¨® en busca de crudo y gas y se encontr¨® con el Museo del Prado. Durante sus estancias en Madrid, el empresario y su esposa Virginia se hospedaban en el hotel Ritz, a un paso de la pinacoteca, de la que se quedaron prendados. No encontraron energ¨ªa, pero gastaron las suyas, y su dinero, en conformar su Prado texano (meadows significa pradera). No faltan grandes maestros, tampoco una completa representaci¨®n de los motivos iconogr¨¢ficos del arte espa?ol. En EE UU, el comprador de ese momento, mitad del siglo XX, y tambi¨¦n el de principios del siglo pasado, que empez¨® a adquirir sorollas, la aristocracia econ¨®mica, quer¨ªa verse como la aristocracia del viejo continente con colecciones a la europea. Y as¨ª ha perdurado hasta hace unos 30 a?os, cuando los criterios y los intereses cambiaron y empezaron a mirar a otros lugares, sobre todo hacia Latinoam¨¦rica.
Al morir la primera esposa de Meadows, ¨¦l don¨® las obras a la SMU y en 1965 se inaugur¨® el museo con una de las colecciones de arte espa?ol m¨¢s importantes de Estados Unidos, que sigue creciendo. Es un museo tradicional con una colecci¨®n tradicional, una historia del arte cronol¨®gica y cl¨¢sica, sin las lecturas del siglo XXI, se mantiene fiel a su creador. Actualmente cuenta con unas 1.300 piezas, de las que se exponen aproximadamente el 90%. A partir de 1965, Meadows cambi¨® su pol¨ªtica de adquisiciones. Hasta entonces lo hab¨ªa hecho en Espa?a, donde algunos marchantes le enga?aron con falsificaciones, pero ese a?o comenz¨® a frecuentar el mercado del arte estadounidense y asesorado por William Jordan, primer director del museo, continu¨® su colecci¨®n.
Hoy los objetivos de la instituci¨®n son sumar bodegones a sus fondos ¨DAmanda Dotseth, la actual directora, muestra especial inter¨¦s por Van der Hamen (Madrid, 1596-1631)¨D y tambi¨¦n aumentar los nombres femeninos, adem¨¢s de la miniaturista Francisca Mel¨¦ndez, contempor¨¢nea a Goya, y de la vanguardista Mar¨ªa Blanchard, que ya est¨¢n en las salas. Y de los espacios de la colecci¨®n permanente, a los de la exposici¨®n temporal: la que muestra la relaci¨®n amor-odio de Sorolla con los retratos, totalmente entregado a los de su familia y amigos cercanos, en los que capta a la persona como es. Demuestra as¨ª que lo que plasma en sus lienzos es lo que ve, la realidad, en cualquiera de sus ¨¢mbitos.
Confiesa la comisaria que los de encargo no le gustaban tanto; pero explica que este g¨¦nero es uno de los que m¨¢s fama y dinero aportan a los artistas. Es lo que ocurri¨® con Sorolla, que recibi¨® much¨ªsimas peticiones, muchas en Estados Unidos. Incluso, en 1909, retrat¨® al presidente William Howard Taft, aunque esta obra no est¨¢ en esta muestra porque no se conserva en una colecci¨®n privada. El pintor se sent¨ªa a gusto en el pa¨ªs, que le aport¨® m¨¢s que estabilidad econ¨®mica, pujanza. Admiraba la determinaci¨®n de EE UU y ¡°el trato igualitario hacia las mujeres¡±, explica Pons-Sorolla en el cat¨¢logo. Garc¨ªa del Castillo lo expresa as¨ª en una carta que env¨ªa a sus hijas el 20 de marzo de 1911: ¡°Hemos ido a Sant Louis [Misuri] a ver c¨®mo estaba colocada la exposici¨®n, y a comprarnos ese autom¨®vil de no s¨¦ cuant¨ªsimas leguas por segundo. Y como yo soy tan lista, lo dirijo sin ning¨²n peligro. Un abrazo de madre¡±.
Otro jefe de Estado a quien retrat¨® es a Alfonso XIII. El estudio para La Regencia (1903), en el que pinta a un joven rey, no ha aterrizado a¨²n en Dallas. El retraso se debe a un fallo en el permiso de exportaci¨®n, ya que la obra se conserva en la casa que la estadounidense Cristina Heeren, su propietaria, tiene en Biarritz (Francia). Llegar¨¢ en pocas semanas y se podr¨¢ observar por fin, ya que es una de las piezas que se han visto pocas veces. Una de ellas, aunque sobre papel cuch¨¦, en el reportaje que, en noviembre de 2022, la revista ?Hola! le dedic¨® a la due?a y a La Roseraie, la villa que posee en la localidad francesa. Otras pinturas de Heeren se pueden ver en la muestra: Sombra del puente de Alc¨¢ntara; Juan ?ngel, Zarauz; Playa de Valencia; El bote blanco. Esta es una de las colecciones de sorollas m¨¢s importantes de EE UU, muchas son piezas adquiridas por los antepasados de la propietaria tras las exposiciones que realiz¨® el pintor en el pa¨ªs en 1909 y en 1911. Contiene, como no podr¨ªa ser de otra forma, uno de los temas caracter¨ªsticos, las playas, lugares de recreo y de trabajo; con las velas, los ni?os, las familias, los bueyes, las barcas, las luces y sus sombras, el agua en movimiento y el sol que se refleja en ella. El bote blanco (1905) es un buen compendio de todo ello, una pintura en la que sumergirse, como en ese mar, para conocer al maestro que protagoniza la muestra.
Este mar en Dallas es un trocito de historia del coleccionismo que comparten tanto la exposici¨®n como el museo. Un rinc¨®n, el Meadows, con vocaci¨®n de difusi¨®n del arte espa?ol, de darlo a conocer m¨¢s y m¨¢s. Como el af¨¢n por coleccionar sorollas, que a lo largo de la historia se ha incrementado tras cada exposici¨®n importante: las de 1909 y 1911 en EE UU, y m¨¢s recientemente las de 2013 y 2014 Sorolla y Estados Unidos, matriz de la actual; y la de 2019 en la National Gallery de Londres. Qui¨¦n sabe si esta tambi¨¦n mover¨¢ el mercado. Dicen que el arte es caro, pero Dallas presume de ser una ciudad con gran concentraci¨®n de multimillonarios.
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