Mariza, cantante: ¡°El ¨¦xito me dio pavor¡±
La artista portuguesa, que act¨²a en el Festival de Fado de Madrid, tard¨® en asimilar un triunfo que transform¨® su vida tranquila en un frenes¨ª de giras
A Marisa dos Reis Nunes (Maputo, Mozambique, 49 a?os) le cost¨® ser Mariza. Aunque cantaba desde ni?a, grab¨® a rega?adientes su primer disco y se amotin¨® contra el segundo. Quer¨ªa una vida tranquila, actuando en peque?os recintos y saliendo con sus amigos por Lisboa. Tard¨® unos a?os en aceptar el peregrinaje por hoteles, aviones y escenarios como el Royal Albert Hall, donde actu¨® este verano en los Proms de la BBC, o el Teatro Real de Madrid, donde este domingo se celebra el Festival de Fado, en el que tambi¨¦n reaparece la fadista Raquel Tavares. Despu¨¦s de 23 a?os, convertida en una estrella internacional de la world music, ha hecho las paces con su vida y su carrera. Quiz¨¢s por eso su pr¨®ximo disco se titular¨¢ Amor.
Pregunta. Este verano ha cantado en los Proms y ante el Papa. ?Qu¨¦ le ha marcado m¨¢s?
Respuesta. Son muy diferentes. Cantar para Su Santidad ha sido m¨¢s que especial, yo soy cat¨®lica y era un sue?o estar cerca de este Papa, que transmite ese mensaje de esperanza e igualdad. Fue la mayor manifestaci¨®n de amor que he visto en los ¨²ltimos a?os, se te pon¨ªan los pelos de punta. Hab¨ªa una magia especial en el aire. Y fue un honor ser la primera cantante ajena a la m¨²sica cl¨¢sica que no canta en ingl¨¦s y que es invitada a los Proms.
P. ?Qu¨¦ ha ganado y qu¨¦ ha perdido desde 2001, cuando sac¨® su primer disco?
R. He perdido inocencia y he ganado madurez. Tengo una voz m¨¢s madura, m¨¢s c¨¢lida, y tambi¨¦n he ganado sentido de responsabilidad.
P. Su primer disco fue editado por una compa?¨ªa holandesa. ?Por qu¨¦ no lo hizo una portuguesa?
R. Las portuguesas dec¨ªan que el fado no era comercial y yo les prob¨¦ que estaban equivocadas. Desde entonces no hay una compa?¨ªa en Portugal que no quiera una cantante de fado.
P. ?Vivi¨® el ¨¦xito de ese disco [vendi¨® 120.000 copias] como una revancha?
R. No. Yo nunca pretend¨ª hacer un disco para vender. Yo hice un disco para regalar a mi padre. No sab¨ªa siquiera que exist¨ªa un mercado que se llamaba world music. Yo era muy feliz cantando en la casa de fados, en un club aqu¨ª y all¨ª, haciendo una boda o una fiesta. Cuando ocurri¨®, me dio pavor y me cuestionaba por qu¨¦ lo hab¨ªamos hecho.
P. ?Fue dif¨ªcil de digerir?
R. Yo no quer¨ªa hacer el segundo disco, desaparec¨ª por mucho tiempo hasta que el presidente de la discogr¨¢fica me record¨® que ten¨ªamos un contrato. Le dije: proc¨¦same porque no quiero hacerlo. A m¨ª me gusta cantar cuando me apetece. Hab¨ªamos llegado a hacer 200 conciertos en un a?o y yo nunca estaba en Lisboa con mis amigos. Yo escribo much¨ªsimo, pero no consigo mostrarlo, cuando quiero transmitir algo a alguien le env¨ªo una canci¨®n o un poema. Cuando consigo encontrar las palabras de alguien que pueden mostrar lo que siento, las uso. Me encerr¨¦ en la casa con m¨¢s de cien libros para buscar poemas. Y por eso mi segundo disco, Fado curvo, es tan denso¡
P. Reflejaba lo que sent¨ªa.
R. S¨ª. Estaba muy triste porque me obligaban a hacer algo que no quer¨ªa. Yo me imaginaba en Lisboa con mis amigos, saliendo despu¨¦s de una actuaci¨®n a beber unas copas y eso se hab¨ªa terminado para m¨ª. Dej¨® de existir. Acababa un concierto y ten¨ªa que dormir para salir a las cinco de la madrugada del hotel para coger un vuelo para actuar en otra parte. Ha sido duro, brutal y repentino. Cuando llegu¨¦ al tercer disco, Transparente, entend¨ª que tal vez ten¨ªa un camino diferente al que hab¨ªa imaginado. Me surgi¨® la oportunidad de grabar en Brasil, donde todo es m¨¢s leve y despreocupado. Jaques Morelenbaum fue el primer productor que me mostr¨® que estar en un estudio puede ser divertido. Empec¨¦ a disfrutar del proceso, de salir al escenario, viajar, conocer otros m¨²sicos. Mi cabeza se empez¨® a abrir y pens¨¦ que deb¨ªa aprovecharlo.
P. ?Le pidieron alguna vez que cambiara su imagen? Hace 23 a?os no era la tradicional de una fadista
R. ?Qui¨¦n?
P. Alguien con poder para hacerlo.
R. Nunca. Yo soy as¨ª. Ten¨ªa el pelo muy largo, por aqu¨ª [se?ala la cintura], y una tarde me fui a la peluquer¨ªa y me rap¨¦. En la casa de fados preguntaron qu¨¦ hab¨ªa hecho y les dije que yo cantaba con la voz, no con el pelo.
Cuando en la casa de fados, me preguntaron por qu¨¦ me hab¨ªa rapado, les dije que yo cantaba con la voz y no con el pelo
P. ?Por qu¨¦ decidi¨® cortarlo?
R. Te voy a contar. Yo soy mestiza y tengo el pelo muy encaracolado. Desde ni?a ve¨ªa a mi padre arreglarse el pelo en seguida mientras que mi madre me re?¨ªa y me obligaba a trenzarlo. Yo lo odiaba, ten¨ªa un pelo tan largo que dedicaba mucho tiempo a lavarlo y peinarlo. Les dec¨ªa que un d¨ªa me cortar¨ªa el pelo como un chico, y as¨ª lo hice.
P. Ese disco que hizo para su padre, que solo escuchaba fadistas hombres, ?fue para mostrarle que pod¨ªa cantar?
R. No. Antes en las casas de fado hab¨ªa unas mujeres que pasaban con una cesta para vender los ced¨¦s de los artistas. Yo no ten¨ªa disco y la gente lo ped¨ªa. Pero solo acced¨ª a hacerlo como regalo para mi padre. Yo tuve bandas de jazz, rock, soul y funk, pero ¨¦l nunca iba a verme, dec¨ªa que ir¨ªa cuando cantase fado. Y cuando recomienzo a cantar en una casa de fados, porque de ni?a ya lo hac¨ªa, mi padre apareci¨® pasadas dos semanas. Entonces decid¨ª hacer el disco para regal¨¢rselo.
P. Es hija de portugu¨¦s y mozambique?a. ?Se siente m¨¢s cerca de un mundo que de otro?
R. No. Yo tengo los dos. Soy portuguesa, pero tambi¨¦n soy africana. Cuando salgo de aqu¨ª para ir a Mozambique, donde tengo a mi abuela, 16 t¨ªos y m¨¢s de 40 primos, yo digo que voy a casa. Tengo dos casas, como los hijos de padres separados.
P. ?Sufri¨® episodios de racismo cuando lleg¨® a Portugal con tres a?os?
R. No s¨¦ decir si fue racismo, yo pienso que era miedo. Portugal era un pa¨ªs muy gris, las personas ten¨ªan muy poco mundo en 1976 y 1977. Era un pa¨ªs encerrado en s¨ª mismo, saliendo de una dictadura y con muchos miedos. Cuando llegamos aqu¨ª¡ mi padre, que es alt¨ªsimo, rubio y de ojos claros, y mi madre, peque?a, oscura, ?imagina un matrimonio mixto en esos a?os! ?Qu¨¦ vienen esos africanos a hacer aqu¨ª? Vienen a robar el trabajo, nuestras casas, nuestro dinero, creo que era una cuesti¨®n de miedo y del miedo vienen muchas otras cosas. Y fue as¨ª muchos a?os.
P. Creo que tiene un sue?o que no tiene nada que ver con la m¨²sica: abrir un restaurante.
R. (Risas). Me encantar¨ªa tener una peque?a taberna, pero no con fados, un espacio para recibir como si fuese mi casa donde pudiese cocinar. Mi madre es cocinera profesional y yo he crecido en medio de la cocina y la comida. Pero pienso que ser¨¢ dentro de muchos a?os.
P. Vivi¨® en la Mourar¨ªa, que es uno de los barrios m¨¢s singulares de Lisboa¡
R. El Bronx de Lisboa.
P. ?C¨®mo la ve ahora que el turismo ha transformado su personalidad?
R. Muy fea.
Lisboa est¨¢ perdiendo un poco de su carisma y su energ¨ªa
P. ?Cree que Lisboa se est¨¢ deteriorando por tanta presi¨®n tur¨ªstica?
R. Las ciudades cambian, pero no s¨¦ si los que vivimos aqu¨ª estamos preparados para sentir tantos cambios. Est¨¢ perdiendo un poco de su carisma y de su energ¨ªa, eso me duele. Espero que quien gestiona la ciudad lo perciba y act¨²e.
P. Es un equilibrio dif¨ªcil mantener el carisma y hacer negocio.
R. Probablemente, s¨ª. Yo nunca he gobernado una ciudad, pero hay ejemplos de algunas mal dirigidas y que les fue mal y otras que supieron recibir el turismo y preservar su identidad.
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