Cuando el fiscal Strassera dijo ¡°Nunca m¨¢s¡± a los dictadores argentinos y se hizo justicia
El documental ¡®El juicio¡¯ resume las 530 horas in¨¦ditas grabadas en 1985 durante los ocho meses que dur¨® el proceso judicial contra las juntas militares que asesinaron a unas 30.000 personas

Cuando el 9 de diciembre de 1985, el fiscal Julio C¨¦sar Strassera, en su alegato final en el Juicio a las Juntas ¡ªa la c¨²pula militar, los nueve altos cargos que gobernaron sin piedad Argentina de 1976 a 1983¡ª, dijo frases como ¡°La historia no los absolver¨¢¡±, ¡°El sadismo no es una ideolog¨ªa pol¨ªtica ni una estrategia b¨¦lica, sino una perversi¨®n moral¡±, ¡°Fundemos una paz no basada en el olvido, sino en la memoria¡± o la sobrecogedora ¡°Nunca m¨¢s¡±, construy¨® un discurso ¨²nico, excepcional, capital en la lucha por los derechos humanos, y que se ha recuperado en multitud de ocasiones... pero que muy pocos pudieron ver y escuchar en aquel 1985.
Las 90 jornadas del proceso judicial, un largo viaje que transcurri¨® del 22 de abril al mencionado 9 de diciembre, se grabaron en cintas U-matic. En los telediarios de la ¨¦poca solo se permiti¨® reproducir tres minutos diarios y sin sonido, as¨ª que esas 530 horas de v¨ªdeo en U-matic permanec¨ªan in¨¦ditas. Y ahora que medio mundo ha visto a Ricardo Dar¨ªn encarnando a Strassera en Argentina, 1985, de Santiago Mitre, llega la duda: ?c¨®mo fue de verdad aquel proceso contra los responsables del ¡°mayor genocidio en la historia de Argentina¡±, seg¨²n la fiscal¨ªa, por los m¨¢s de 30.000 desaparecidos? La respuesta audiovisual est¨¢ en El juicio, de Ulises de la Orden, 177 minutos tan sobrecogedores como hipn¨®ticos, ya disponibles en Filmin, despu¨¦s de proyectarse en la secci¨®n Zabaltegi-Tabakalera del pasado festival de San Sebasti¨¢n, donde se realiz¨® la entrevista con su realizador.
De la Orden (Buenos Aires, 53 a?os), director de numerosos documentales, llevaba tiempo queriendo hacer un filme sobre el Juicio a las Juntas. ¡°En esa primera etapa de investigaci¨®n medio ca¨®tica, desordenada, lo primero que descubr¨ª es que exist¨ªan esas cintas, y que estaban digitalizadas. Luego hubo que ir a por ellas¡±, recuerda. ¡°Las originales son propiedades de la C¨¢mara Federal de Justicia, y est¨¢n alojadas en la sede. Pero, en 2010, la Universidad de Salamanca financi¨® la digitalizaci¨®n. Y esa labor de trasladarlas a soporte inform¨¢tico la hizo una ONG, Memoria abierta, que es quien administra esa copia digital. Nos facilitaron el acceso para nuestro trabajo, y por eso ellos aparecen como productores asociados de la pel¨ªcula¡±.

Sin embargo, durante estos a?os otro equipo trabaj¨® con aquellas 530 horas que se hab¨ªan escamoteado a los argentinos. ¡°El presidente Alfons¨ªn le pidi¨® al dramaturgo Carlos Somigliana, que estaba en el equipo de Strassera [porque era funcionario de Justicia; m¨¢s a¨²n, escribi¨® parte del alegato final Nunca m¨¢s], que hiciera una miniserie. Somigliana cogi¨® las actas dactilografiadas del juicio y con ellas como base crearon una pieza de 12 horas¡±, explica el director. El entonces creciente ruido de sables acall¨® el proyecto, Somigliana falleci¨® en 1987 y todo qued¨® en el aire. ¡°Tiempo despu¨¦s, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos toma esas 12 horas, y artesanalmente hace mil copias en VHS, que se distribuyen bajo cuerda¡±. A esa pieza se le conoce como el Archivo del Juicio de las Juntas y sirvi¨® a su vez de base a otros trabajos, como el filme El N¨²remberg argentino (2004).
¡°Yo sent¨ª, en cambio, que hab¨ªa que volver a ver el material original, aquellas 530 horas, y desde ah¨ª afrontar el documental¡±, reflexiona De la Orden. ¡°Sab¨ªamos que ten¨ªamos unos siete meses, a raz¨®n de ocho horas diarias de trabajo con tres personas, y que ser¨ªa intenso. Por suerte, entr¨® Sundance y nos patrocin¨® el esfuerzo de este equipo, que conformamos el montador Alejandro Ponce, la productora Gisela Pel¨¢ez y yo¡±. De esa labor, incide: ¡°Nunca nos flaque¨® la fuerza, aunque s¨ª fue un tr¨¢nsito al infierno. No es que no supi¨¦ramos lo que se iba a decir, sab¨ªamos perfectamente lo que pas¨® en Argentina, lo que no conoc¨ªamos era c¨®mo se dijo lo que se dijo en sala. El juicio est¨¢ hecho a flor de piel¡±.

El juicio no se desarrolla cronol¨®gicamente, sino en 18 cap¨ªtulos tem¨¢ticos, y nunca se sale del material de la sala: no hay valoraciones, solo las declaraciones de los testigos, los rifirrafes de los abogados defensores, la fiscal¨ªa y el tribunal. ¡°Tal y como estaban dispuestas las c¨¢maras, nunca se ven las caras a los testigos, y creo que eso aumenta el dolor y el terror de lo escuchado. Hay que ponerse en 1985, con una democracia tan fr¨¢gil, con muchos testigos viniendo desde el exilio, poniendo en riesgo su vida¡±, recuerda De la Orden, quien se despert¨® esos siete meses muchas noches ¡°por unas pesadillas horribles¡±... y eso las noches en que pudo dormir. ¡°A m¨ª personalmente me impact¨® mucho la violencia contra los ni?os¡±, cuenta apesadumbrado.
Solo se ven algunos rostros, los que desencajados siguen desde la tribuna superior de invitados (los jueces solo aceptaron medio millar de testimonios) la narraci¨®n de los horrores sufridos por sus compa?eros de torturas, como dos mujeres que lloran abrazadas con sendos pa?uelos en la mano, o cuando alguno se gira, como el periodista brit¨¢nico Robert Cox, responsable durante la dictadura del diario Buenos Aires Herald y que huy¨® en 1979 tras ser detenido y recibir su familia numerosas amenazas.
Dolor desde el estrado
Lo escuchado es brutal, desgarrador, se suceden testimonios de solidaridad (una mujer, con hijos fuera, se queda en el centro de torturas para cuidar a dos hermanos de seis a?os y unos meses) y de espanto. Como cuando se recuerda que un m¨¦dico decidi¨® que se pod¨ªa dar picana (descargas el¨¦ctricas por todo el cuerpo) a los ni?os que pesaran m¨¢s de 25 kilos (al menos desaparecieron o torturaron a un centenar). Cuando una mujer recuerda su parto en un coche esposada en un traslado. O cuando se describen las quejas de la polic¨ªa a los militares porque aparec¨ªan en las orillas los cad¨¢veres de los miles de argentinos que fueron arrojados vivos desde el aire ¡ªlos tiraban ¡°los mi¨¦rcoles¡± en los vuelos de la muerte¨D en el r¨ªo de la Plata.

En el desarrollo de afinamiento (¡°El mismo proceso judicial ya fue agrupando testimonios por tem¨¢ticas, y nosotros vimos claro qu¨¦ ir¨ªa delante y qu¨¦ al final¡±, explicita De la Orden), los cineastas fueron ense?ando partes de El juicio a diversas asociaciones, como las Madres de Plaza de Mayo, supervivientes o a Luis Moreno Ocampo, colaborador de Strassera. ¡°Escuchamos sus devoluciones y procesamos nuestro trabajo con esas indicaciones. Eso nos dio tranquilidad. Cuando tuvimos la pel¨ªcula terminada, yo quise hacer, entre los preestrenos, uno especial para supervivientes, y no aceptaron. No quer¨ªan ver la pel¨ªcula. Es humano. Es muy entendible¡±, explica el cineasta. ¡°Ahora bien, la estrenamos en Argentina, y de a poco empezaron a ir a verla. Y a los dos, tres d¨ªas, me cay¨® un email. Me ocurri¨® varias veces esto. Escrib¨ªan: ¡®Che, vi la pel¨ªcula, quiero tomar un caf¨¦ con vos, quiero hablar¡¯. Y as¨ª me encontr¨¦ con varios sobrevivientes que estaban conmovidos, con la pel¨ªcula, agradecidos tambi¨¦n, y que quer¨ªan charlar. Eso fue, para m¨ª, muy emocionante porque, de alguna manera, el sujeto de la pel¨ªcula son ellos y ellas¡±.
El juicio acaba con un cartel. Tras el proceso a las tres juntas militares, diversos esfuerzos legislativos intentaron hacer descarrilar investigaciones posteriores, como la Ley de punto final de 1986. En 2005 esas trabas se declararon inconstitucionales. Ya hay condenadas 1.058 personas por los delitos cometidos durante la dictadura. Quedan 22 pr¨®fugos. ¡°Los procesos sociales tienen avances y retrocesos¡±, analiza el cineasta. ¡°Ahora llev¨¢bamos dos d¨¦cadas de avance, aunque se asoma un momento de contracorriente. El candidato presidencial Javier Milei env¨ªa un mensaje doloroso, porque ¨¦l y sus partidarios son muy expl¨ªcitos en lo que dicen. No esconden nada¡±.
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