Cuatro novel¨ªsimos y una genia
Se trata de hablar de lo que hay entre los espacios de las primeras novelas, de lo que da lugar a esos huecos, de lo que permite la existencia de las grietas
Hace quince d¨ªas, en la entrega anterior de nuestra newsletter, titulada Distop¨ªas cal¨®ricas, escrib¨ª sobre varias distop¨ªas pero tambi¨¦n sobre la postura de aquellos escritores y cr¨ªticos a los que les encanta oponerse a que la literatura se trate de lo que siempre se ha tratado: de cualquier cosa.
Ahora ¡ªparece que hay a quien a¨²n le quedan dudas¡ª, antes de hablar de las primeras novelas de cuatro autores y autoras que se suman a la cartograf¨ªa de nuestras letras, as¨ª como de la primera novela de una autora cuya obra deber¨ªa ser le¨ªda y rele¨ªda por todos, quisiera anotar un rasgo m¨¢s de esos escritores y cr¨ªticos que se oponen a que la literatura se trate de lo que sea, pues lo que quieren es que se trate ¨²nica y exclusivamente de lo que ellos quieren que se trate.
¡°Si la historia mejor se hubiera ido por¡¡± o ¡°si el escritor hubiera elegido otra voz para contar eso que¡¡± o ¡°pudiendo hacer que sus personajes fueran¡¡± o ¡°vaya oportunidad perdida, no elegir la ¨²ltima d¨¦cada del siglo XX en lugar de la¡¡±: hablar de lo que no es, de lo que no hay, de lo que no est¨¢ en el libro, pero est¨¢ en la cabeza de esos escritores y cr¨ªticos que no quieren que la literatura sea un espacio de libertad sino un coto de caza privado. ?Se imaginan que, para hablar del calor, uno de esos d¨ªas de verano en los que uno se derrite, habl¨¢ramos del fr¨ªo que no hace, o que, para hablar del pescado que nos estamos comiendo, habl¨¢ramos del inigualable sabor de los chapulines?
Por supuesto, lo que reci¨¦n he escrito no lo he escrito ¨²nicamente como consecuencia de nuestra newsletter anterior: lo he escrito, fundamentalmente, porque este mecanismo que apenas he descrito ha sido, demasiadas veces, el mecanismo con el cual se ha atacado, cuando no invisibilizado, a los escritores noveles ¡ªy, sobre todo, a las escritoras noveles, no tan n¨®veles y nada n¨®veles, postergando (o impidiendo) demasiadas veces, tambi¨¦n, cualquier forma de reconocimiento y, peor a¨²n, de algo parecido a la consagraci¨®n¡ª. Esto fue lo que pas¨®, entre tant¨ªsimos otros casos, con el de Sara Gallardo, cuyos libros ¡ªdesde esa primera y fabulosa novela que es Enero, en la que una adolescente de diecis¨¦is a?os, que vive en mitad del campo y que se descubre embarazada, debe hacer frente a la soledad del mundo, y cuya reedici¨®n acaba de llegar a mis manos¡ª, no pocos escritores y cr¨ªticos, en su momento pero tambi¨¦n despu¨¦s, decidieron evaluar por lo que no hab¨ªa en ellos, en lugar de por lo que hab¨ªa ah¨ª ¡ªqu¨¦ raz¨®n tuvo Mujica Lainez, a?os despu¨¦s, cuando escribi¨®, refiri¨¦ndose a Eisejuaz, otra de las novelas de Gallardo que todos deber¨ªamos leer y releer: ¡°?Qu¨¦ libro extra?o y bello has logrado! No imagino c¨®mo se te ocurri¨® ni c¨®mo te atreviste a emprenderlo. ?Qu¨¦ audacia! Ojal¨¢ la gente comprenda lo valioso de tu texto. Ojal¨¢ deje atr¨¢s la sorpresa de las primeras p¨¢ginas y se interne en su singularidad alucinante¡±¡ª.
Cuatro novel¨ªsimos
No se trata, evidentemente, de no asumir que las primeras novelas pueden (y deben, casi siempre) tener espacios o huecos o grietas, pero se trata de hablar de lo que hay entre esos espacios, de lo que da lugar a esos huecos, de lo que permite la existencia de las grietas, es decir, de lo que las primeras novelas, cuando son realmente interesantes, son en s¨ª mismas; de la materia ¡ªtanto de la historia como del lenguaje¡ª con la que est¨¢n hechas, por ejemplo, Araneae, de la mexicana Nayeli Garc¨ªa, Lo llamar¨¦ amor, del colombiano Pedro Carlos Lemus, El lado izquierdo del sol, del mexicano Cristian Lagunas, e Inf¨¦rtil, de la escritora peruana Rosario Yori.
En Araneae, la protagonista, cuyo padre la abandon¨® de peque?a, se entera de que este ha muerto hace algunos a?os y decide, contra toda l¨®gica, ir a encontrarlo: no busca a una persona, est¨¢ claro, busca una ausencia y eso, precisamente, es uno de los asuntos que convierte a este libro en algo especial; el otro es el uso del lenguaje ¡ªtenso en todo momento, pero fr¨¢gil, tambi¨¦n: como el hilo de las ara?as, insectos que aparecen por toda la novela, al punto de que, como la realidad misma, no se puede estar seguro cuando son ciertas y cu¨¢ndo no¡ª.
En Lo llamar¨¦ amor, Lemus, a trav¨¦s de Pedro, que bien podr¨ªa ser su alter ego, parte de una separaci¨®n para contar, con una capacidad incre¨ªble para el manejo de las distancias emocionales ¡ªquiz¨¢ esta sea la mayor de las virtudes del libro: c¨®mo acerca al lector y c¨®mo lo aleja, coloc¨¢ndonos en el dificil¨ªsimo espacio de lo sugerido¡ª, una historia doble o, m¨¢s bien, el lado c¨®ncavo y el convexo de las relaciones humanas: el abandono y el amparo, la renuncia y el abrigo.
El lado izquierdo del sol, ganadora de la edici¨®n m¨¢s reciente del Premio Mauricio Achar, cuenta, con una prosa transparente y limpia y un ritmo verdaderamente impresionante, adem¨¢s de un uso del idioma y de los silencios propio de quien posee un o¨ªdo singular¨ªsimo, la temporada que Yukio Mishima pas¨® en M¨¦xico, para, a partir de esta, desentra?ar diversos aspectos de su vida, el amor y el deseo.?
Inf¨¦rtil, al tiempo que cuenta la pendiente en que se pueden convertir los anhelos, sean naturales o impuestos, y c¨®mo esa pendiente arrastra al resto de la vida, genera, en el lector ¡ªdebe ser una de sus mayores virtudes: la calma en medio del desastre¡ª la sensaci¨®n de estar ante el jinete m¨¢s tranquilo del mundo, pero tambi¨¦n ante un animal desbocado.
Coordenadas
De Enero, al igual que de Eisejuaz, se encuentra en diversas ediciones, pero la que lleg¨® esta ¨²ltima vez a mis manos fue la de Laguna Libros. Araneae fue publicado por Barret y Lata Peinada. Lo llamar¨¦ amor, as¨ª como El lado izquierdo del sol e Inf¨¦rtil fueron editadas por Random House, en Colombia, M¨¦xico y Per¨², respectivamente.
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