Funk carioca: entra en el museo el baile estigmatizado que reina en las favelas de Brasil
El MAR de Rio dedica la gran exposici¨®n de esta temporada a contar la historia del ritmo nacido en las barriadas de la combinaci¨®n del soul y elementos aut¨®ctonos
Una cola as¨ª de larga un d¨ªa entre semana a media tarde para entrar en un museo de Brasil resulta muy llamativo. M¨¢s extraordinario a¨²n es que buena parte de los que esperan para comprar su entrada tiene menos de 30 a?os. La exposici¨®n Funk, un grito de osad¨ªa y libertad es un ¨¦xito de p¨²blico desde que se inaugur¨® hace tres semanas en el Museo de Arte de R¨ªo (MAR). A trav¨¦s de 900 obras y objetos, repasa la historia de este ritmo nacido en las favelas de R¨ªo de Janeiro y explora su relaci¨®n con el soul estadounidense de James Brown y las reivindicaciones del movimiento negro brasile?o de los a?os setenta. El funk carioca, considerado a menudo cosa de malos y delincuentes, triunfa hace a?os en las periferias de todo Brasil y poco a poco va adquiriendo un estatus de expresi¨®n cultural respetable. Una senda que ya recorri¨® el samba d¨¦cadas atr¨¢s.
En las dos salas del MAR que acogen la exhibici¨®n, abierta hasta agosto de 2024, el sonido es atronador. El visitante que nunca ha pisado uno de estos bailes multitudinarios que se celebran al aire libre de madrugada bajo lonas de pl¨¢stico en barriadas perif¨¦ricas brasile?as siente como si estuviera al lado de pared levantada con altavoces desde los que martillea el funk. El mismo ritmo que catapult¨® a la fama internacional a Anitta, la gran diva de la m¨²sica brasile?a.
¡°Vengo a ver nuestra historia estampada en un museo¡±, explica tan emocionada como orgullosa Anna Luisa Lopes Jacinto, una maquilladora de 31 a?os que acud¨ªa a los bailes en su barrio de Itagua¨ª, una ciudad en la zona metropolitana de R¨ªo, y que est¨¢ de visita con una amiga.
Esencial no confundir el funk brasile?o con el estadounidense, que naci¨® en EEUU en los sesenta a partir del rhythm & blues. El ritmo alumbrado en los ochenta en las barriadas m¨¢s pobres de R¨ªo combina los compases del Miami bass con elementos de la m¨²sica electr¨®nica y otros del folclore local legados por los africanos esclavizados como el maculel¨¦. M¨²sica de ritmo acelerado y letras a menudo muy expl¨ªcitas. Junto a fotograf¨ªas antiguas de los primeros bailes organizado en Brasil para el p¨²blico negro, los carteles anunciantes y las car¨¢tulas de los discos, se exhiben v¨ªdeos de las trabajadas coreograf¨ªas del funk actual. O coloristas actualizaciones de algunos de los grabados que retrataron la vida de los esclavos en R¨ªo durante la colonia portuguesa.
¡°El funk es un grito, no es solo una m¨²sica¡±, explica el comisario Marcelo Campos en una entrevista en el MAR, un museo municipal. ¡°Siempre a todo volumen, a un nivel por encima de lo que aceptan los vecinos y el Ayuntamiento. Y es un grito osado porque habla de la gobernanza en las favelas, de las peleas entre hombres y mujeres, del empoderamiento de las mujeres que hablan mal de los hombres¡±.
La estigmatizaci¨®n del funk forma parte, seg¨²n sus defensores, de un patr¨®n que hist¨®ricamente criminaliz¨® la diversi¨®n de las personas negras, millones de personas consideradas durante siglos meros instrumentos de trabajo. De ah¨ª, la potencia simb¨®lica de los zapatos con suela de los primeros bailes para negros. Como detalla uno de los paneles explicativos de la exhibici¨®n, eran la respuesta orgullosa de los descendientes de los esclavos, que ten¨ªan prohibido calzarse.
Destaca el comisario Campos que ¡°resulta curioso que el funk sufra la misma marginaci¨®n que sufri¨® la samba. La polic¨ªa tambi¨¦n persegu¨ªa las rodas [sesiones] de samba a principios del siglo XX. Todo lo que se dice hoy sobre el funk tambi¨¦n se dec¨ªa sobre la samba. Que eran algo criminal¡ la samba tambi¨¦n tenia su gobernanza, sus malos, sus navajeros¡±.
Las propias barriadas se inventaron los bailes porque en aquellas callejuelas laber¨ªnticas poca diversi¨®n existe y, en ese cap¨ªtulo, el Estado ni est¨¢ ni se le espera. Las autoridades han visto estos eventos autogestionados con recelo o a menudo los han perseguido porque se celebraban al margen de la ley. Una de las acusaciones frecuentes de las fuerzas de seguridad o las autoridades es que los financian los traficantes de drogas que dominan muchas favelas. No es raro que sean objetivo de operaciones policiales. De vez en cuando las fuerzas de seguridad graban a traficantes armados con potentes fusiles mientras se pasean entre la multitud bailonga.
En 2019, el despliegue para detener a dos sospechosos acusados de abrir fuego contra unos agentes deriv¨® en una incursi¨®n policial en un abarrotado baile de una favela de S?o Paulo que caus¨® la muerte de nueve chavales.
El cajero Marcos Reis, de 25 a?os, cuenta que tenia 16 a?os cuando fue a su primer baile funk. Hace hincapi¨¦ en que acudi¨® con todas las bendiciones de sus padres a un evento que fuera de las favelas estaba muy mal visto. ¡°Soy de Senador Camar¨ª, una favela pacificada, y all¨ª nunca fue tab¨². Para m¨ª es realmente importante poder descubrir aqu¨ª de d¨®nde surgi¨® el funk¡±, dice.
Y es que Funk, un grito de osad¨ªa y libertad plantea su propia teor¨ªa sobre el origen del funk carioca, como explica el comisario Campos: ¡°Nuestra hip¨®tesis es que nace de los movimientos black soul, una conexi¨®n que no se suele hacer. El funk es muy popular pero no se suele asociar con lo que hoy llamamos alfabetizaci¨®n racial, con un discurso pol¨ªtico. James Brown trajo a R¨ªo canciones con conciencia racial¡±. Y los cariocas que viven al otro lado del t¨²nel, lejos del glamur de Copacabana y las otras playas que visitan los turistas, las ali?aron para alumbrar su propio ritmo.
Babelia
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