La cara oculta del arte: el Prado muestra el reverso de obras maestras de la pintura
La trasera de ¡®Las Meninas¡¯ y el bastidor original del ¡®Guernica¡¯ forman parte de ¡®Reversos¡¯, una exposici¨®n hist¨®rica formada por 105 pinturas
?Qu¨¦ hay en la parte trasera de las pinturas que cuelgan en las paredes de los museos? ?Polvo y telara?as en los casos m¨¢s descuidados o una simple tapa oscura que protege la obra del artista? Cada espectador puede dar rienda suelta a su imaginaci¨®n porque, generalmente, salvo el artista, el restaurador o el coleccionista, las posibilidades de entrar en la obra han sido escasas. Parec¨ªa haber una regla no escrita seg¨²n la cual solo las esculturas pod¨ªan ser rodeadas. El Museo del Prado rompe ahora esa regla con la exposici¨®n Reversos, un viaje por un bosque de belleza y misterios que se despliega sobre paredes pintadas de negro de las salas A y B del edificio de los Jer¨®nimos. Comisariada por el artista Miguel ?ngel Blanco y patrocinada por la Fundaci¨®n AXA, la muestra permanecer¨¢ abierta al p¨²blico hasta el 3 de marzo.
Todo parece ser ins¨®lito y novedoso en una exposici¨®n que Miguel Falomir, director del museo, compara con los episodios de Alicia en el Pa¨ªs de las Maravillas. Al igual que en la obra de Lewis Carroll, aqu¨ª el espectador puede atravesar madrigueras y barreras de espejos que desembocan en destinos ins¨®litos.
El viaje por las traseras de las pinturas arranc¨® hace siete a?os, cuando Miguel ?ngel Blanco propuso a Falomir que le dejara investigar los reversos de los cuadros que atesora el Prado. No era la primera vez que se hac¨ªa un proyecto semejante, pero s¨ª el de mayor envergadura. Blanco ha conseguido pr¨¦stamos de unas 30 colecciones p¨²blicas y privadas de todo el mundo. Por supuesto, ha contado con la pinacoteca anfitriona, el Prado, de cuyos almacenes han emergido piezas an¨®nimas que no se suelen exponer al p¨²blico.
La invitaci¨®n a adentrarse al interior del cuadro est¨¢ en Las Meninas, seg¨²n ha contado Falomir durante la presentaci¨®n de la exposici¨®n. ¡°Nuestra obra m¨¢s ic¨®nica est¨¢ en la sala XII, Las Meninas, y una quinta parte ocupa el reverso sobre el que trabaja Vel¨¢zquez. Es un ardid¡±, explicaba Falomir, ¡°que nos recuerda que la pintura es mucho m¨¢s que simple imagen. Tienen tres dimensiones. Cuando vemos una pintura y su reverso, contemplamos tambi¨¦n la completa estratigraf¨ªa de un yacimiento arqueol¨®gico¡±.
Los hitos de la exposici¨®n son muchos. El primero sirve de arranque del recorrido y es una reproducci¨®n exacta de la trasera de Las Meninas. La obra forma parte de la serie Verso, del artista brasile?o Vik Muniz (S?o Paulo, 62 a?os). Las medidas son id¨¦nticas (320,5 x 281,5 cm) y lo mismo ocurre con los materiales y tejidos. Tambi¨¦n reproduce de forma exacta los remaches, manchas y vetas de la madera. Muy cerca del reverso de Las Meninas deslumbra otra de las joyas de la exposici¨®n: Artista en su estudio (1628), de Rembrandt, un ¨®leo sobre tabla (24,8 x 31,7 cm) en el que vemos al artista ensimismado frente al caballete, una escena en la estela de Las Meninas. Los dos artistas coincidieron en el tiempo, pero no llegaron a conocerse, de manera que las aproximaciones en las composiciones son m¨¢s producto de la casualidad que de las influencias.
El ¨¢mbito temporal de la exposici¨®n va desde la Edad Media hasta artistas tan contempor¨¢neos como Jos¨¦ Mar¨ªa Sicilia, Sophie Calle o el propio Miguel ?ngel Blanco. En medio hay todo un mundo de reversos cargados de informaci¨®n que no mantienen orden cronol¨®gico. Una de las traseras m¨¢s destacadas procede del bastidor original del Guernica. Propiedad del Reina Sof¨ªa, es la primera vez que se exhiben al p¨²blico los travesa?os de madera que dieron soporte al mural hasta enfermar de tanto viaje. Expuestos como los dioses de una capilla pagana, las maderas de con¨ªfera que formaron el armaz¨®n original muestran decenas de peque?os agujeros y de golpes producidos por martillos en su superficie, pruebas documentales de una larga historia de viaje y sufrimiento.
Los avatares vividos por cada obra son uno de los objetivos m¨¢s golosos para los investigadores, cuenta el comisario. No menos interesante resulta poder contemplar las tripas de una obra de arte: c¨®mo se ha hecho, con qu¨¦ materiales, cu¨¢ntas dudas ha sorteado el artista antes de proceder con su cuadro. Dos artistas catalanes universales: Antoni T¨¤pies y Joan Mir¨® comparten pared y permiten descubrir su uso de la arpillera, resinas, vidrios, cemento y otros sorprendentes materiales como el fuego.
Uno de los ¨¢mbitos m¨¢s importantes la exposici¨®n es el dedicado a las caras B de las obras. Cuenta el comisario que se trata de cuadros tambi¨¦n llamados bifaces. En ellas, el reverso tiene tambi¨¦n entidad art¨ªstica y complementa la imagen principal en diversas modalidades. Puede tener que ver con el proceso de creaci¨®n, un juego del pintor o con un capricho del coleccionista que ha encargado la obra. Este ¨²ltimo parece ser el caso de Monja arrodillada (1731), de Martin van Meytens. En el anverso se ve a la mujer arrodillada frente al espectador. En el reverso se ven las abundantes nalgas de la monja con el h¨¢bito levantado hasta el cuello. Cuando se ejecut¨® este ¨®leo sobre bronce, la corte sueca ten¨ªa prohibidos los desnudos. Se jugaba la vida el artista y tambi¨¦n el coleccionista, pero se siguieron haciendo y adornando los espacios m¨¢s interiores y secretos de los palacios.
En esa vuelta a la colecci¨®n del museo como si fuera un calcet¨ªn, han entrado artistas que hasta ahora no hab¨ªan pasado por el Prado. La lista es extensa, pero bastan dos claros ejemplos: un Autorretrato de Van Gogh prestado por el museo del artista en ?msterdam y La m¨¢scara vac¨ªa, de Magritte, procedente del Kunstsammlung Nordrhein-Westfalen de D¨¹sseldorf.
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