"EE UU vive una guerra civil de las ideas", dice Auster
El autor neoyorquino habla de su obra 'Un hombre en la oscuridad'
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Quiz¨¢ con los a?os habr¨¢ que leer la nueva novela Un hombre en la oscuridad (Anagrama / Edicions 62, en catal¨¢n) para hacerse con algunos retazos de la biograf¨ªa de su autor, Paul Auster (Nueva Jersey, 1947). Al padre de Trilog¨ªa de Nueva York le ocurre que sus personajes respiran y piensan cada vez m¨¢s como ¨¦l. "Trabajo por asociaci¨®n de ideas y cosas, mi mente es como una mesa de billar donde las bolas se golpean unas a otras", revel¨® en Barcelona, donde ayer dio una charla en el Ayuntamiento.
De su ¨²ltima tacada ha salido disparado August Brill, que acaba de sufrir un accidente y que, para no pensar en su soledad (es viudo tras una relaci¨®n discontinua), en la de su hija (divorciada de su marido y con la que vive ahora) y la de su nieta (su novio falleci¨® en Irak, adonde fue para ganar dinero con una empresa privada), decide inventar historias en sus largas noches de insomnio.
"El fundamentalismo cristiano ha crecido como nunca. ?C¨®mo hablar con ellos?"
En una, un tal Owen Brick est¨¢ metido en una extra?a guerra civil en EE UU, si bien ni la invasi¨®n de Irak ni el atentado del 11-S han tenido lugar. Inquietante met¨¢fora: "No creo en los s¨ªmbolos en literatura, pero s¨ª que existe una guerra civil en EE UU en la que no se disparan balas sino ideas, y que se lleva al l¨ªmite". El tema le preocupa: "Llevo ocho a?os, desde el golpe de Estado legal que derroc¨® a Al Gore, como viviendo en un mundo paralelo pero que ha resultado ser real, y la cosa no ha hecho m¨¢s que empeorar".
En su opini¨®n, la fractura arranc¨® hace 40 a?os y alcanz¨® su c¨¦nit con Reagan, "un periodo en el cual tu Gobierno no te ayuda en nada como ciudadano, s¨®lo le preocupa el ej¨¦rcito, y en el que el ala m¨¢s dura de los republicanos se ha acabado apoderando de toda la derecha del pa¨ªs". Pero no es s¨®lo una divisi¨®n ideol¨®gica, sino tambi¨¦n cultural la que vive EE UU, y muy grande. "Hay un fundamentalismo cristiano que ha crecido como nunca, gente que cree ciega y realmente que el mundo se hizo en seis d¨ªas y en la pena de muerte, por poner dos ejemplos... Desde Europa puede verse m¨¢s jocosamente esto del anti darwinismo y el puritanismo, pero convivir all¨ª con eso se hace dif¨ªcil... ?C¨®mo puedo tener una conversaci¨®n con esa gente? El espacio com¨²n entre ellos y yo es m¨ªnimo. En EE UU hay dos mundos que no se hablan".
No es casualidad que la guerra civil de Brick empiece con la independencia de Nueva York. "No es broma: hay mucha gente que cree que deber¨ªa ser un Estado independiente; tanto que tras el 11-S hubo una revista de poes¨ªa que titul¨® en portada: 'USA out of NYC'; otros muchos odian Nueva York por lo que representa, con un 40% de la poblaci¨®n que no es de all¨ª...", cuantifica el autor all¨ª afincado. Huelga decir que Auster votar¨¢ a Obama ("en condiciones normales, con lo mal que ha funcionado la Administraci¨®n de Bush, deber¨ªa ganar, pero est¨¢ el factor de que es negro: el 4 de noviembre veremos cu¨¢nto de racista es EE UU"), que cree que la crisis econ¨®mica "es fruto del capitalismo-jungla, que siempre se autodevora y cree que se autorregula, lo que es falso: tres d¨¦cadas de Milton Friedmann es demasiado" y que la intervenci¨®n p¨²blica "es inevitable para no ver males mayores: en EE UU hay gente que saca ya el dinero de los bancos, hay que parar ese p¨¢nico".
Teme el autor que la pol¨ªtica se coma la raz¨®n ¨²ltima de Un hombre en la oscuridad, a pesar de que admite que la muerte en el L¨ªbano hace dos a?os del joven Uri Grossman, hijo del escritor israel¨ª David Grossman, mientras cumpl¨ªa el servicio militar "fue el catalizador" para escribir un libro sobre la familia. ?Es su libro m¨¢s triste, la constataci¨®n de que el hombre est¨¢ condenado a la soledad? "Refleja como pocos la dificultad de expresarnos, es una especie de espejo de Viajes por el Scriptorium, aunque es el m¨¢s tierno que he escrito nunca, porque quiero demostrar precisamente que no estamos castigados a esa soledad: abuelo y nieta se agarran entre s¨ª como clavos ardiendo... Y salen de ¨¦sa".
No tiene Auster planes cinematogr¨¢ficos en breve, entre otras cosas porque "es muy dif¨ªcil conseguir dinero para producciones como las m¨ªas; aqu¨ª en Europa, a¨²n, pero no en mi pa¨ªs, y eso explica que Woody Allen o Jim Jarmusch hace tiempo que no hagan nada en EE UU". Refractario a que sus libros pasen a la gran pantalla ("no he visto una buena adaptaci¨®n de una obra literaria en los ¨²ltimos 30 a?os: todo libro de m¨¢s de 150 p¨¢ginas ha de recibir tantos cortes que se convierte en un bodrio"), tambi¨¦n le cuesta dar la opini¨®n sobre cine extranjero o sobre narradores espa?oles, fuera de Vila-Matas o Javier Mar¨ªas. "En EE UU no importamos productos culturales, ni libros ni pel¨ªculas", dice resignado.
?Est¨¢ cansado, se le acaban los temas y las ganas de escribir como dijo hace un a?o? "?Afirm¨¦ eso? Debi¨® ser un estado de ¨¢nimo moment¨¢neo: acabo de entregar novela", suelta. Es coherente: sus personajes suelen estar en crisis y se reinventan. Y Auster lo ha hecho: hay mucho de ¨¦l, dicen los que le conocen, en la manera de pensar de ese abuelo que pasa horas con su nieta mirando pel¨ªculas en el sof¨¢ de casa para explicarse el mundo.

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