Isabel Coixet, premio de honor de la Academia del Cine europeo

La cineasta Isabel Coixet (Sant Adri¨¤ de Bes¨°s, 63 a?os) recibir¨¢ el s¨¢bado 9 de diciembre en Berl¨ªn, dentro de la 36? edici¨®n de los premios de la Academia del Cine europeo, uno de los tres galardones de honor, el denominado Logro Europeo en el Cine Mundial, seg¨²n ha anunciado esta ma?ana la instituci¨®n, que explicitado as¨ª su elecci¨®n: ¡°A lo largo de su carrera, Isabel Coixet, en sus pel¨ªculas, en sus escritos y en su compromiso pol¨ªtico, siempre ha defendido sus creencias y valores, y ha dado voz a sus protagonistas¡±. Los otros dos galardones de honor son para la actriz brit¨¢nica Vanessa Redgrave, en el apartado homenaje a una carrera, y el legendario cineasta h¨²ngaro B¨¦la Tarr ser¨¢ homenajeado con el trofeo honor¨ªfico de la presidencia y del consejo de la Academia, creado para esta ocasi¨®n.

Antes que Coixet, en cualquiera de las dos opciones con las que la instituci¨®n europea homenajea a sus creadores, ha habido otros cinco espa?oles que han sido honrados: los directores Carlos Saura (2004) y Pedro Almod¨®var (2013), y los int¨¦rpretes Antonio Banderas (1999), Victoria Abril (2002) y Carmen Maura (2018).

En su repaso a su curr¨ªculo, la Academia de Cine europeo recuerda que Coixet comenz¨® a filmar de ni?a con una c¨¢mara de 8 mm y empez¨® a trabajar en publicidad a los 19 a?os. Con su primer largo, Demasiado viejo para morir joven (1990), obtuvo su primera nominaci¨®n a los premios Goya, en la categor¨ªa de direcci¨®n novel. Su segundo filme, el primero que rod¨® en ingl¨¦s y fuera de Espa?a, Cosas que nunca te dije (1997), le abri¨® las puertas internacionales. Es la cineasta mujer con m¨¢s premios Goya, nueve, y compiti¨® en los galardones del cine europeo a mejor direcci¨®n en 2003 por Mi vida sin m¨ª. De larga carrera, con sus filmes ha concursado en Berl¨ªn, Cannes y Venecia. Adem¨¢s, Coixet es la presidenta de honor de la EWA, la red de cineastas europeas, y en 2020 recibi¨® el Premio Nacional de Cinematograf¨ªa.

Durante el pasado festival de San Sebasti¨¢n, donde concurs¨® con Un amor (por ella el actor Hovik Keuchkerian se llev¨® la Concha de Plata a la mejor interpretaci¨®n secundaria) y que se estren¨® comercialmente el viernes pasado, apuntaba sobre la batalla de las cineastas: ¡°Las directoras acarreamos esta mochila a?adida de ser mujer, y encima parecemos obligadas a contar historias que conmuevan y que aporten una intrahistoria, la de ser mujer en este mundo, y eso s¨ª que sigue siendo novedoso¡±. En numerosas ocasiones ¡ªcomo en esta, ya que es la primera realizadora espa?ola en recibir este honor¡ª ha abierto camino, y sobre ello, reflexionaba: ¡°Ahora se habla mucho del empoderamiento, t¨¦rmino que no me gusta, no suena bien. Mira, el poder se tiene o no se tiene. Y el poder es dinero. Respirar¨¦ con alivio solo el d¨ªa en que el presupuesto de una pel¨ªcula con directora sea igual a la de un filme con director. No puede ser esta precariedad continua, por mucho que como cineasta mujer est¨¢s curtida en el posibilismo y la guerrilla. Me reprocho no haber luchado por mejores condiciones, me han podido m¨¢s las ganas de hacer las pel¨ªculas. Como directora vivimos sumergidas en el esquema de la precariedad¡±.

Para completar su discurso, explicaba: ¡°Cuando doy clases, siempre insisto a los alumnos en que, sean chicos o chicas, encarar¨¢n los mismos problemas para hacer una pel¨ªcula, pero ellas encadenar¨¢n adem¨¢s preguntas en las entrevistas sobre el hecho de ser mujeres. Yo, al menos, llevo toda la vida con esto. A veces, pienso que si no ser¨ªa mejor ser un ser intersexual¡±.