¡®El viejo roble¡¯: la tibia despedida de Ken Loach
Lo que cuenta el director brit¨¢nico es penoso y real. Pero lo transmite de forma lamentablemente did¨¢ctica, con el aroma a panfleto bienintencionado de algunas de sus pel¨ªculas
Existi¨® un dilatado tiempo en el que acudir religiosamente a ver el cine que hac¨ªa un individuo tan inteligente como concienciado llamado Ken Loach ofrec¨ªa certificado de izquierdismo, y dispon¨ªa de un cuantioso y adicto p¨²blico. Loach hablaba permanentemente de injusticias sociales, de gente machacada por el implacable estado de las cosas, de lo mal que lo pasan ancestralmente los de abajo, de supervivencias que est¨¢n a punto de ser asfixiadas, de verdugos legitimados por las guerras (incluida la de Espa?a en Tierra y libertad), de v¨ªctimas en progresivo desastre. A veces, su mensaje, y la narraci¨®n correspondiente, ha sido luminoso, conmovedor, l¨²cido, corrosivo y profundamente humano. En otras puede llegar al panfleto irritante, al naufragio art¨ªstico de las buenas intenciones, desprovistas estas de talento o de la necesaria complejidad.
El ya anciano Loach, con graves problemas de visi¨®n, ha informado de que probablemente El viejo roble sea su despedida de los largometrajes. Y es una noticia triste. A m¨ª me ha provocado tensi¨®n, implicado, emocionado con un n¨²mero suficiente de buenas pel¨ªculas como para lamentar su retirada. La ¨²ltima vez en que me sent¨ª profundamente implicado con su indignaci¨®n y su compasi¨®n fue con la muy desoladora Yo, Daniel Blake, la historia de un hombre viejo, legal y muy enfermo al que la kafkiana burocracia y su desconocimiento de la tecnolog¨ªa le exigen requisitos que no puede solucionar para cobrar pensi¨®n por invalidez o subsidio por desempleo. Era todo de verdad. Y doloroso. Ya que este desvalido tambi¨¦n intentaba ayudar a una mujer con dos cr¨ªos que ya conoc¨ªan el desfallecimiento que provoca el hambre.
El guionista Paul Laverty, habitual colaborador en el cine de este director desde hace mogoll¨®n de a?os y tengo serias dudas de que en algunos casos haya sido para bien, y el propio Loach han encontrado una nueva causa social en El viejo roble. La protagonizan refugiados sirios que han encontrado un lugar para sobrevivir como puedan (o les dejen) en un pueblo minero del norte de Inglaterra. Todo all¨ª ya es abandono y ruina. Hace mucho tiempo que cerraron las minas y los currantes que se quedaron en el pueblo lo tienen crudo. Y existe la solidaridad por parte de algunos hacia los inmigrantes forzosos.
Pero la pobreza es terreno abonado para que crezca la xenofobia de los que tienen la vida cruda hacia los nuevos y desamparados vecinos. Hay divisi¨®n entre los nativos que en ¨¦pocas dif¨ªciles se sintieron laboral y fraternalmente unidos. Casi todo este drama se desarrolla en un bar ruinoso que alguna vez fue el s¨ªmbolo de la calidez y de la camarader¨ªa entre sus parroquianos. Ahora predomina el mal rollo. El due?o y otra gente intentan no solo comprender, sino tambi¨¦n echar una mano a esas familias sirias que perdieron casi todo. Y sus antiguos colegas les reprochan que sean tan comprensivos con esos intrusos que adem¨¢s son extranjeros.
Lo que cuenta Loach es penoso y real. Pero lo transmite de forma lamentablemente did¨¢ctica, con el aroma a panfleto bienintencionado de algunas de sus pel¨ªculas, con falta de matices y nulo magnetismo. En mi caso, no existe ning¨²n momento en el que me sienta implicado emocionalmente con lo que veo y escucho. Todo me resulta previsible y chato. Los buenos sentimientos no garantizan que est¨¦n descritos con arte. La obra de Ken Loach merec¨ªa que la despedida estuviera habitada por la calidad.
El viejo roble
Dirección: Ken Loach.
Intérpretes: Dave Turner, Ebla Mari, Claire Rodgerson, Trevor Fox, Jordan Louis.
Género: drama. Reino Unido, 2023.
Duración: 113 minutos.
Estreno: 17 de noviembre de 2023.
Babelia
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