Jacobo Bergareche, escritor: ¡°Cuando te das cuenta de que todo el mundo muere, aprendes a despedirte¡±
El novelista, que vuelve a las librer¨ªas con ¡®Las despedidas¡¯, habla en esta entrevista de p¨¦rdidas, alegr¨ªas y disparatadas sospechas: ¡°Estoy casi seguro de que Lady Di me limpi¨® el culo¡±
Jacobo Bergareche (Londres, 47 a?os) acaba de publicar Las despedidas (Libros del Asteroide), su segunda novela tras Los d¨ªas perfectos, que vino precedida del ensayo Estaciones de regreso (C¨ªrculo de Tiza), el libro con el que en 2019 abord¨® el proceso del duelo tras el asesinato de Roque, su hermano peque?o, en Angola. Cazador, pescador, cocinero y aventurero impenitente, la vida exuberante, ilimitada, de Bergareche parece no corresponderse con sus dos ¨²ltimos libros, piezas delicadas e ¨ªntimas que sin embargo, al abrirlas, esconden terremotos.
Pregunta. Sus novelas son dos historias de amor heridas por el tiempo.
Respuesta. Tengo ya casi 50 a?os, o sea que el tiempo ha pasado y empiezo ahora a darme cuenta de cu¨¢nto ha pasado.
P. ?Se cambiar¨ªa por alg¨²n yo del pasado?
R. No, al rev¨¦s. Estoy mejor que nunca. Ni por el de 25, ni por nadie. A lo mejor me cambiar¨ªa el h¨ªgado. Y en fin [sonr¨ªe], estaba m¨¢s bueno antes. De repente me he puesto gordo. Yo era superdelgado. Pero me gusta mucho comer, me gusta mucho beber, me gusta mucho la sobremesa. Todo es consecuencia de algo.
P. ?Deporte?
R. Me he hecho seis maratones y traves¨ªas a nado de cinco kil¨®metros, y mucha bici en carreras de 160 kil¨®metros y tal. Pero de ni?o odiaba todos los deportes, excepto el esqu¨ª y correr en larga distancia: era muy bueno en eso. Todo lo que tuviese que ver con coordinaci¨®n, y algo que tuviese una pelota, especialmente el f¨²tbol, nada. Ni el front¨®n, que era el deporte de casa.
P. Su abuelo paterno, Luis Bergareche, marc¨® el primer gol del Athletic en Liga, y su abuelo materno, Ram¨®n Mendoza, fue presidente del Real Madrid. ?Y usted odiaba el f¨²tbol de ni?o?
R. El f¨²tbol era una cosa hegem¨®nica en el patio del colegio, que se apropiaba de todo el espacio, y quien no quer¨ªa jugar se quedaba en un rinconcito y s¨®lo ten¨ªa sitio para leer, que es lo que me pasaba a m¨ª, o para hablar con las chicas, que tambi¨¦n me pasaba.
P. Su infancia.
R. Yo nac¨ª en Londres porque mi padre trabajaba en el Banco de Vizcaya y abrieron una oficina all¨ª. Mi madre era administrativa en la embajada. Pasamos tres a?os. Dio para mucho: me limpi¨® el culo Lady Di.
P. ?Esto es una exclusiva o est¨¢ aburrido de contarlo?
R. No, en p¨²blico no lo he contado nunca.
P. Cu¨¦ntelo.
R. Cuando era peque?o, en Inglaterra era obligatorio el servicio social para las mujeres. Y ten¨ªan que ir a una red de guarder¨ªas p¨²blicas; la que a m¨ª me tocaba en Belgravia era la misma a la que mandaron a Diana Spencer. Yo ten¨ªa un a?o: me cagaba al d¨ªa varias veces. O sea, que lo m¨¢s probable es que me haya limpiado el culo. Yo lo noto.
P. Lo nota.
R. S¨ª, porque me lo toco yo con mucho cuidado todav¨ªa.
P. Estudi¨® Bellas Artes.
R. A los 14 a?os me met¨ª en una escuela de dibujo. Aunque tambi¨¦n quer¨ªa ser escritor: un a?o despu¨¦s tambi¨¦n me met¨ª en la Escuela de Letras de Madrid que llevaban Alejandro G¨¢ndara, Constantino B¨¦rtolo y Juan Carlos Su?¨¦n. Rosa Reg¨¢s y Juan Jos¨¦ Mill¨¢s daban clases all¨ª.
P. ?C¨®mo le fue?
R. Constantino B¨¦rtolo y Alejandro G¨¢ndara eran como Lennon y McCartney. Creo recordar que se pelearon y que se acab¨® la escuela como tal. Hubo varias escisiones. Eso fue como el cristianismo despu¨¦s de Lutero, que se dividi¨® en 77 sectas, pero la original fue esa y all¨ª fuimos unos cuantos que luego han escrito o que son editores. Jos¨¦ Hamad, Clara Sanch¨ªs, Silvia Bardel¨¢s. Aprendimos a toda velocidad.
P. ?De libros?
R. Y otras cosas, como la vida de escritor: enfrente hab¨ªa un bar que era El Nabuco, donde iban los profes todos los d¨ªas y eso era parte de la ense?anza. Todos dese¨¢bamos ser escritores. No s¨¦ si dese¨¢bamos escribir, que es otra cosa distinta, pero s¨ª vivir como escritores. Y era la ¨¦poca en la que el escritor todav¨ªa conservaba un prestigio social alucinante: pod¨ªa ir a un restaurante y mear en un florero.
P. ?Es importante el prestigio social?
R. No s¨¦. Ahora el escritor no tiene esa impunidad con la que pod¨ªa decir cualquier cosa y actuar como si pudiese permitirse lo que quisiera sin l¨ªmites a su experiencia. El escritor ten¨ªa ese aura de ser borde, de decir ¡°vengo a hablar de mi libro, callaos todos los dem¨¢s¡±.
P. Su debut llega tarde. O mucho m¨¢s tarde que esos 15 a?os con los que fue a la escuela de escritores.
R. No llega muy tarde porque yo tuve hijas. Y me met¨ª en el mundo del gui¨®n, que daba dinero, y la escritura no me la tom¨¦ en serio nunca. Hasta que se muri¨® mi hermano y cumpl¨ª 40 a?os.
P. Roque Bergareche.
R. ?ramos tres, y una pi?a. Cuando pierdes un hermano te das cuenta de aquello de Gil de Biedma, que la vida va en serio.
P. Escribi¨® en 2019 Estaciones de regreso (C¨ªrculo de Tiza).
R. Un libro donde hablo del duelo, del proceso. No hablo de mi hermano tanto. Fue un libro que pas¨® sin pena ni gloria, pero tuvo muy buena cr¨ªtica. Y me abri¨® puertas. Dice Eva Serrano [editora de C¨ªrculo de Tiza] que ella es como el Rayo Vallecano, que descubre el talento y luego viene otro y se lo lleva.
P. Ya hab¨ªa cumplido 40 a?os.
R. S¨ª, y ya hab¨ªan salido mal los proyectos empresariales, todo eso que me invent¨¦ para no ser escritor y hacerme rico, que era lo que yo quer¨ªa ser. Un amigo de mi padre dec¨ªa que si a los 40 no eres rico, arre borrico. Yo quer¨ªa tener una empresa de tecnolog¨ªa y vivir en Silicon Valley, que hasta me fui a Estados Unidos, y de repente digo: ?qu¨¦ co?o?
P. Su familia es rica.
R. Y a m¨ª me iba bien de productor de series. Y luego en 2010 lleg¨® la crisis, que se ceb¨® mucho con la producci¨®n; la publicidad desapareci¨® de la tele y montamos una empresa con el creador de Pocoy¨®, con David Cantolla y algunos m¨¢s, de aplicaciones m¨®viles. Hice una aplicaci¨®n con Jorge Drexler de m¨²sica combinatoria, y eso nos llev¨® a unos premios en Estados Unidos y de repente, mira, viv¨ªa en Estados Unidos y ten¨ªa una empresa de tecnolog¨ªa. En Austin, Texas, donde viv¨ª una vida rar¨ªsima que no ten¨ªa nada que ver con esta vida ahora, pero que me ha dado todo el texto. Y ahora estoy en el comentario de eso.
P. En Las despedidas, su ¨²ltima novela, hay un momento en el que el protagonista se reconoce en su hijo, en los gestos, en el f¨ªsico tambi¨¦n cuando toca la guitarra. Y se aguanta las ganas de decirle qui¨¦n es. ?Qu¨¦ ver¨ªan en usted los Bergareche y qu¨¦ los Mendoza que les har¨ªa sospechar que es descendiente secreto suyo?
R. Todos los Mendoza tienen unas rodillas, unas piernas, unas canillas muy parecidas, la hechura del cuerpo. Yo sobre todo tengo la barbilla y la nariz, que son muy Mendoza. Y luego el colesterol alto: tenemos la putada de tener dislipemia, el colesterol por las nubes. De los Bergareche tengo la sed, el apetito y la resistencia; somos bastante incombustibles.
P. ?Y ese padre que delante del hijo calla su identidad?
R. Conoc¨ª el caso de un amigo m¨ªo, cuyo hijo adem¨¢s era id¨¦ntico. Muchas veces los padres no lo dicen. Por no joderle la vida al hijo, porque no se pueden hacer cargo, porque tiene que consultarlo con la madre¡ Decir ¡°yo soy tu padre¡± es muy jodido. Y es que ni siquiera lo sabes, te lo puede estar pareciendo.
P. ?Saque¨® vidas de mucha gente?
R. Como Atila. Hay una inspiraci¨®n en la vida de mi amigo Miguel, de su hermano. El hermano de Miguel Olivares se suicid¨® en circunstancias parecidas al suicidio de la novela. Es un chico que iba a tener una hija. Y una semana antes de que naciera se suicida. Y su hermano, que es un ¨ªntimo amigo m¨ªo, termina yendo al Burning Man a hacer su duelo. De ah¨ª saco muchas cosas.
P. ?Qui¨¦n es Miguel Olivares?
R. Es la persona que me ayuda a colocar la muerte de mi hermano en su sitio. Y de ah¨ª realmente es de donde surge el libro, de esa fragilidad en el duelo, donde de repente te encuentras a alguien que es capaz de cambiar el relato de la tragedia que te ha ocurrido. Porque un asesinato, que fue el caso de nuestra familia, es dur¨ªsimo. Y adem¨¢s t¨², cuando est¨¢s en esa primera fase del duelo, en las primeras semanas, todos los d¨ªas te coges un pedo, sales, dices cualquier barbaridad y sabes que todo te lo van a perdonar. La impunidad del que est¨¢ sufriendo. Los ¡®pity points¡¯ que dec¨ªa Larry David, el comod¨ªn de la l¨¢stima.
P. Fue cuando viaj¨® a Austin.
R. Pas¨¦ ocho meses solo. Me fui de Madrid, llev¨¦ mi empresa fuera y estuve en Austin sin conocer a nadie mientras mis hijas y mi mujer se quedaron aqu¨ª y me com¨ª solo el duelo. Todo empez¨® a cambiar cuando conoc¨ª a Miguel Olivares en una cena. Me toc¨® delante y dije ¡°me voy a coger un pedo que vais a flipar; ya ver¨¢s, te voy a joder la cena. ?Mi hermano? Lo asesinaron¡±. ¡°Pues el m¨ªo se suicid¨®¡±. ¡°El m¨ªo ten¨ªa 29 a?os¡±. ¡°El m¨ªo tambi¨¦n¡±. Yo no le conoc¨ªa de nada.
P. Le ayud¨®.
R. Comprend¨ª que yo a mi hermano le dije siempre que le quer¨ªa, le dije todas las cosas que le ten¨ªa que decir. Sabes que lo duro es que no tuviese proyecci¨®n y no volverle a ver. Pero no ten¨ªa ninguna deuda. Y no hab¨ªa ca¨ªdo en esto. Luego, cuando pasan 10 a?os del duelo, te das cuenta de lo importante que es no arrastrar una deuda con aquel que se ha ido; que le has dicho que le has querido, y le has querido de verdad y ¨¦l te ha querido plenamente. Y vuestra uni¨®n y la conexi¨®n ha sido siempre plena, ha sido bilateral. El que se va suicid¨¢ndose deja un poso de culpa alrededor y de angustia. ?Qu¨¦ pude haber hecho?, ?por qu¨¦ no me di cuenta de que estaba tan mal?, ?c¨®mo pude haber evitado que tomase esa decisi¨®n? El trabajo es mucho m¨¢s grande, es otro. Cuando te das cuenta de que todo el mundo se muere, o de que t¨² te mueres antes que ellos, aprendes a despedirte. Pero lo importante es no haberte dejado nada, haberlo dicho todo.
P. ?Es nost¨¢lgico?
R. La nostalgia es una manera de mirar al pasado que oscurece el futuro. Hay una manera de mirar al futuro alumbr¨¢ndolo con el pasado, aquella frase tan bonita de Camus, la del verano invencible: aprend¨ª que dentro de m¨ª hay un verano invencible. Y esa luz es la que le ayuda a iluminar un mundo oscuro que es el de la posguerra. Hay que hacer lo que propone Camus en ese ensayo de retorno a Tipasa. Hay que tener el pasado como luz que alumbra lo que tienes delante. Quien mira con nostalgia ya solo mira hacia atr¨¢s. Por eso, la nostalgia es una enfermedad.
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