¡®Un mal d¨ªa lo tiene cualquiera¡¯: Eva Hache debuta como directora con una deficiente aproximaci¨®n a ¡®Jo, ?qu¨¦ noche!¡¯, de Scorsese

A mediados de los a?os ochenta, Martin Scorsese compuso una de las pel¨ªculas consideradas, en principio, como de las m¨¢s peque?as de su carrera. Por objetivos, tama?o de producci¨®n, n¨²mero de sus int¨¦rpretes y fama, tem¨¢tica y arco temporal del relato, incluso por calado y trascendencia, Jo, ?qu¨¦ noche! (demencial traducci¨®n espa?ola del original After Hours) supuso casi un entretenimiento pasajero, una efervescente locura m¨ªnima dentro de una carrera con abundantes obras mayores. Y, sin embargo, su maestr¨ªa como narrador llev¨® a aquel estramb¨®tico guion de Joseph Minion, del que nunca m¨¢s se supo, hasta el terreno de la inolvidable singularidad.

Veterana actriz, presentadora, reportera y monologuista, Eva Hache ha pasado en los ¨²ltimos 25 a?os por todo tipo de formatos televisivos y teatrales relacionados con la comedia, pero, salvo en un par de colaboraciones de corta duraci¨®n, nunca se hab¨ªa acercado al cine m¨¢s que como dobladora de una cinta de animaci¨®n. Ahora lo hace directamente como directora de Un mal d¨ªa lo tiene cualquiera, aproximaci¨®n al estrambote, a la comedia del absurdo con cierto tinte social y al delirio nocturno, con la cual resulta imposible apartar de la memoria la pel¨ªcula de Scorsese, pues entre ambas las concomitancias son m¨¢s que numerosas. Y llega de la mano de un guion de Jelen Morales, coescritora de Reyes contra Santa, bregada durante a?os en series como A¨ªda, Los hombres de Paco y Camera caf¨¦, con ?lex de la Iglesia y Carolina Bang entre los productores, con la participaci¨®n de Atresmedia y la potente distribuci¨®n de Warner.

Demasiados grandes nombres para un producto, o mejor, para un resultado, tan peque?o. Poco o nada funciona en Un mal d¨ªa lo tiene cualquiera. Principalmente el libreto de Morales, que empieza con malos di¨¢logos informativos acerca de los personajes, llenos de l¨ªneas intrascendentes y de gracia discutible, y que nunca llega a articular un retrato social de los habitantes de la noche madrile?a por la que se despe?a la controladora de manual que interpreta Ana Polvorosa como protagonista: una mujer de 40 a?os que siempre ha cumplido escrupulosamente con cualquier regla social y que, por un c¨²mulo de circunstancias menos disparatadas que mal escritas y descritas, acaba deambulando entre juerguistas, mendigos, polic¨ªas y noct¨¢mbulos como una suerte de deslucida fotocopia de Jo, ?qu¨¦ noche!, en lugar de estar descansando para la lectura de su tard¨ªa tesis doctoral a la ma?ana siguiente. Una tesis cuyo t¨ªtulo parece mover la pel¨ªcula, Rutina organizativa y eficiencia en la empresa: una aproximaci¨®n te¨®rica al control del caos, pero que est¨¢ muy lejos de que el subtexto que la acompa?a, la imposibilidad de tener todo amarrado en una existencia y una sociedad como las nuestras, logre cualquier tipo de inter¨¦s dram¨¢tico, c¨®mico o reflexivo.

Un guion en el que tampoco ayuda que el personaje principal, que cae entre mal y peor con sus idiotas apreciaciones (¡°Sabes lo que es una tesis, ?no?¡±; ¡°?Que la chaqueta me la compr¨¦ en ?msterdam¡­!¡±; ¡°Yo es que estoy en contra del ch¨¢ndal¡±), luzca una camiseta con la leyenda ¡°Feminismo o barbarie¡±, y luego la visi¨®n inclemente de la mujer en el conjunto sea tan terrible que la inmensa mayor¨ªa de las que van apareciendo por el relato sean unas desequilibradas mentales (y esto no es una conclusi¨®n del cr¨ªtico, sino de la propia pel¨ªcula).

Mientras, en la puesta en escena y el montaje, Hache nunca consigue el desenfrenado ritmo que demandaba una historia as¨ª, y entre las desiguales interpretaciones, algunas de un histrionismo desconcertante, solo destacan la contundencia de Ismael Fritschi y la mesura de Agust¨ªn Jim¨¦nez. La imprevisibilidad del universo quiz¨¢ sea no llegar a saber lo que quer¨ªan decir los responsables de Un mal d¨ªa lo tiene cualquiera con ella.