Los lectores crecen en Espa?a un 5%, pero un ¡°tozudo¡± tercio de la poblaci¨®n sigue sin abrir un libro
Las pantallas le pegan un buen mordisco al tiempo para la lectura, seg¨²n el ¡®Bar¨®metro de h¨¢bitos de lectura y compra de libros en Espa?a 2023¡ä
En el ¨²ltimo decenio el n¨²mero de lectores ha aumentado en Espa?a un 5% (un decenio aproximado: se mide desde 2012, porque en 2013 no se realiz¨® estudio). Es una cifra que lleva al optimismo libresco, pero que se conjuga con un gran ¡°pero¡±: ese tercio de la poblaci¨®n (un 36%) que, como una tribu de irreductibles galos, se mantiene resistente a la lectura.
¡°Sigue habiendo un tozudo tercio de espa?oles que jam¨¢s abre un libro, probablemente el mismo tercio que no va a un museo, o al cine o a las galer¨ªas de arte¡±, aventur¨® Daniel Fern¨¢ndez, presidente de la Federaci¨®n de Gremios de Editores de Espa?a (FGEE), ¡°es un porcentaje de personas que se est¨¢n perdiendo esas otras vidas que ofrecen los libros¡±. Lo dijo este mi¨¦rcoles en la presentaci¨®n del Bar¨®metro de h¨¢bitos de lectura y compra de libros en Espa?a 2023, que tuvo lugar en la sede de la Biblioteca Nacional en Madrid, con la presencia, entre otros, del ministro de Cultura: ¡°Este bar¨®metro es un instrumento para testar la salud cultural del pa¨ªs¡±, afirm¨® Ernest Urtasun.
As¨ª, en Espa?a un 68,3% de la poblaci¨®n lee libros, algunos por gusto (un 64%), otros por motivos de trabajo o estudios (21%), y otros por ambas razones (por eso la suma de los porcentajes no es directa). La lectura experiment¨® un gran incremento durante la pandemia, un m¨¢ximo hist¨®rico, pero, contra lo que se podr¨ªa esperar, no se contrajo con su fin, sino que se mantuvo estable. Muchos de los que cogieron el h¨¢bito en el confinamiento no lo abandonaron. En ingl¨¦s se dir¨ªa que los libros crean engagement. ¡°Nuestro pa¨ªs lee y lee cada vez m¨¢s: aspiramos a que esta evoluci¨®n vaya m¨¢s all¨¢¡±, dijo el ministro.
En cuanto a los perfiles, como tradicionalmente se comprueba, las mujeres (68,5%) leen m¨¢s que los hombres (59,3%), un dato que se puede contrastar con la realidad si uno asiste a presentaciones de libros, clubes de lectura o talleres literarios. Hay datos no tan obvios: la mayor tasa de lectura se da entre los j¨®venes de 14 y 24 a?os (74%), aunque a veces se piense que los j¨®venes dan la espalda a la lectura, una tasa que va decreciendo seg¨²n aumenta la edad. ¡°Sabemos que de padres lectores salen hijos lectores¡±, apunt¨® Fern¨¢ndez, ¡°y tambi¨¦n sabemos que en secundaria muchos abandonan la lectura por los mal llamados m¨®viles¡±. No es un asunto balad¨ª: las brechas en la lectura, se?al¨® el presidente de los editores, revierten al final en desigualdades socioecon¨®micas.
Aunque en los mayores de 65 a?os la tasa de lectura es la menor (53,7%), tambi¨¦n es la que m¨¢s aument¨® en el pasado decenio, un 15%. ¡°Eso es porque se van incorporando a esa franja de edad nuevas cohortes demogr¨¢ficas que ya recibieron una buena educaci¨®n¡±, explica ?scar Chicharro, responsable del estudio, preparado para FGEE con el patrocinio del Ministerio de Cultura y el Centro Espa?ol de Derechos Reprogr¨¢ficos (Cedro). Otro hallazgo l¨®gico: las personas con estudios universitarios (un 86,5%) son las m¨¢s lectoras si medimos en cuanto a la formaci¨®n.
Es interesante conocer las razones por las que ese tercio de la poblaci¨®n se mantiene alejada de los libros. El 44% aduce la falta de tiempo por el trabajo, el estudio o los cuidados, lo que llev¨® al ministro Urtasun a reflexionar sobre las formas aceleradas en las que vivimos y la necesidad de horarios laxos en los que incluir la conciliaci¨®n y otras facetas de la vida m¨¢s all¨¢ del trabajo, una de las l¨ªneas argumentales de su formaci¨®n pol¨ªtica, Sumar. Un 29,7% lo explica simple y llanamente por la falta de inter¨¦s en los libros. Y un 31,1% prefiere hacer otras cosas.
Dentro de esos ¡°otros entretenimientos¡±, los m¨¢s comunes son dar paseos (¡°Se ve que en Espa?a nos gusta mucho pasear¡±, dijo con sorna Chicharro), el gimnasio o el descanso, pero un 39% dio una raz¨®n relacionada con las pantallas: la televisi¨®n, el smartphone, las plataformas audiovisuales¡ Las pantallas est¨¢n dando un buen mordisco a la lectura. Tradicionalmente, el libro fue un objeto m¨®vil que uno pod¨ªa llevar encima y usar cuando no hab¨ªa otra cosa mejor que hacer (en el transporte p¨²blico, en el parque, en la sala de espera del ambulatorio), pero ahora tenemos otro objeto m¨®vil, que tiene una pantalla conectada a internet.
Geograf¨ªa variable
En cuanto a la geograf¨ªa, las comunidades que m¨¢s leen son Madrid (73,5%), Catalu?a (68,2%), Navarra (68,1%), Pa¨ªs Vasco (67,8%), etc. Las explicaciones son variadas, pueden tener que ver con una mayor poblaci¨®n urbana, m¨¢s tiempo en transporte p¨²blico, mayor nivel educativo o m¨¢s organismos oficiales, seg¨²n explica Chicharro.
Otros datos: la lectura en soporte digital (el libro electr¨®nico) se mantiene desde 2018 estancada en torno al 30%. Los lectores son fieles al formato f¨ªsico, al contrario que los aficionados a la m¨²sica, que se fueron en tromba al digital dejando los CD y los vinilos como una opci¨®n residual. Y, curiosamente, de todos los libros digitales solo se pagan el 38,3%. El resto son gratuitos o pirateados. Dos tercios de los lectores saben perfectamente cu¨¢ndo la p¨¢gina de descargas es ilegal, tambi¨¦n arroja el estudio.
¡°El hecho de leer siempre existe, no necesita de un derecho, pero hay un derecho a la lectura, un derecho de libertad y de prestaci¨®n¡±, dijo Mar¨ªa Jos¨¦ G¨¢lvez, directora general del Libro y Fomento de la Lectura. Un derecho en el que incidi¨® Urtasun y que supone un proyecto colectivo en el que se incluyen las instituciones p¨²blicas, las entidades culturales y las asociaciones ciudadanas. Y tambi¨¦n, especialmente, seg¨²n el ministro, las peque?as librer¨ªas independientes, las de barrio y las de los peque?os n¨²cleos de poblaci¨®n rural.
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