¡®La parra¡¯, retrato del desfase temporal de una Galicia urbana y aislada
El ferrolano Alberto Gracia compite en el festival de cine de R¨®terdam con una pel¨ªcula que se desmarca del mundo rural del Novo Cinema Galego de ?liver Laxe y Lois Pati?o
Una madrugada de enero de hace 26 a?os, un barco, el Discoverer Enterprise, convirti¨® Ferrol en pr¨¢cticamente una isla. Los fuertes vientos empotraron la plataforma petrol¨ªfera contra el puente de As P¨ªas. En ese momento era su principal, casi ¨²nico, eje de comunicaci¨®n. El cineasta ferrolano Alberto Gracia emigraba a Barcelona no mucho tiempo despu¨¦s. Desde entonces, cada vez que visita su ciudad se encuentra con un salto en el tiempo, un desfase que ¨¦l define como ¡°un desfase temporal¡±. ¡°Sigue habiendo los mismos coches, la gente se sigue vistiendo igual, pero el tiempo s¨ª que ha hecho mella en ellos. Si no fuera por los tel¨¦fonos m¨®viles, no sabr¨ªas en qu¨¦ ¨¦poca est¨¢s viviendo¡±, comenta el director desde el festival de cine de R¨®terdam. Para reflejar ese extra?amiento, Gracia da el mismo nombre a su pel¨ªcula ¡ªcon la que compite estos d¨ªas en el certamen neerland¨¦s¡ª que el de una legendaria pensi¨®n situada en el centro de Ferrol: La Parra, un lugar por el que transitan exc¨¦ntricos personajes desde hace 55 a?os .
El cineasta aprovecha las condiciones de ese limbo en el que est¨¢ ese hostal, suspendido en ¡°un presente pasado¡±, para analizar el abandono que la ciudad y la regi¨®n viven desde hace d¨¦cadas y que se traduce en una perenne depresi¨®n econ¨®mica. ¡°Ferrol es el paradigma de la vieja Europa, una ciudad hist¨®rica, racionalista, militarizada, fruto de la industrializaci¨®n y del desarrollismo¡±, apunta.
En su relato, Dami¨¢n, un hombre de mediana edad que vive de forma precaria en Madrid, regresa a su ciudad natal al recibir la noticia de que su padre ha muerto. Como la Alicia de Lewis Carrol, como el Roquentin de Sartre, el ficticio protagonista de La parra atraviesa el espejo hacia un lugar real, aunque absurdo y alienante, ¡°que se desintegra poco a poco¡±, apunta el director. Actores profesionales como Alfonso M¨ªguez y Emilio Buale comparten plano con la presencia amateur de Pilar Soto, la due?a de la pensi¨®n, y algunos de sus clientes aut¨¦nticos.
Ese negocio en la ferrolana R¨²a Carme es tambi¨¦n el reflejo de un cine al que el gallego aspira, a pesar de considerarlo en extinci¨®n y al que dedica la pel¨ªcula en sus cr¨¦ditos finales: ¡°Es el de los a?os setenta, ese cine que nos proporcionaba principios donde solo hab¨ªa fines¡±, recita. ¡°En ese momento, el cine era central en las subjetividades humanas. Incluso sus t¨ªtulos m¨¢s comerciales planteaban preguntas esenciales y existenciales al espectador¡±.
Gracia no reniega de la etiqueta de Novo Cinema Galego creada hace d¨¦cadas y que ha vuelto a brillar en los ¨²ltimos a?os, pero tampoco se siente identificado con ella. ¡°Galicia tiene un sistema de producci¨®n de cine envidiable comparado con el de buena parte de Espa?a. Pero el resultado son pel¨ªculas ancladas en lo rural. Muestran vaquitas y paisajitos y una imagen parad¨®jicamente conservadora, porque es lo que funciona en los festivales internacionales de cine. Casi nadie mira las ciudades¡±, lamenta. ¡°No me quiero desmarcar de esa generaci¨®n de directores, porque aprendo de ellos, pero yo no vivo en Galicia desde que tengo 20 a?os¡±, admite.
Lo cierto es que la marca funciona. Una red de creadores conectados entre s¨ª y con una sensibilidad est¨¦tica similar atraen la atenci¨®n de los programadores. Jaione Camborda se convirti¨® hace unos meses en la primera directora espa?ola en lograr la Concha de Oro en el festival de cine de San Sebasti¨¢n con O corno, rodada en gallego. Antes, esta vasca afincada en Santiago de Compostela se hab¨ªa encargado de la direcci¨®n de arte de algunos de los trabajos de Lois Pati?o. Y la reciente Matria, debut en el largometraje de ?lvaro Gago, comparte a su actriz protagonista, Mar¨ªa V¨¢zquez, con Trote, el de Xacio Ba?o en 2018. El propio Gracia ha colaborado a menudo con ?liver Laxe (Lo que arde), un fijo en Cannes con todos sus largometrajes.
El director de La parra est¨¢ abonado al festival de R¨®terdam, donde ya estren¨® sus dos primeras pel¨ªculas. Con esta tercera recuerda por momentos, en especial cuando recurre a las im¨¢genes de archivo del accidente del buque Discoverer Enterprise, a otra pel¨ªcula espa?ola que estren¨® este festival de cine, El a?o del descubrimiento, ganadora de dos premios Goya en 2021 y que se remontaba a la revuelta obrera en la regi¨®n de Murcia en 1992, a?o crucial para Espa?a. Gracia no se considera nost¨¢lgico, pero s¨ª defiende algo tan gallego como la cultura de la melancol¨ªa. En su caso, se aferra al concepto tal y como lo hacen los poetas y algunos pensadores contempor¨¢neos. ¡°La gran met¨¢fora de este siglo es la oscuridad, porque no tenemos ninguna certeza, ni filos¨®fica, ni pol¨ªtica. La mirada melanc¨®lica que ellos defienden es como el momento en que Orfeo se gira para mirar a Eur¨ªdice. Por un lado, esa mirada observa la oscuridad del mundo y, por otro, contempla la ilusi¨®n¡±.
En esta edici¨®n, la presencia espa?ola destaca en el festival de cine de R¨®terdam. Adem¨¢s de La parra, participan en distintas secciones del certamen Aritz Moreno (Ventajas de viajar en tren) con su segundo largometraje, Moscas, y Jaime Puertas con Historia de pastores. Dal¨ª es el protagonista de lo nuevo de Quentin Dupieux, tambi¨¦n en el certamen, y el documentalista estadounidense James Scott condensa en algo m¨¢s de una hora el medio siglo que ha pasado estudiando la obra de Antoni T¨¤pies en la experimental Elements Of A Journey.
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