Antoni T¨¤pies al completo: una gran antol¨®gica celebra el centenario de su nacimiento
El Reina Sof¨ªa re¨²ne 220 obras procedentes de museos y colecciones privadas de todo el mundo en una gran exposici¨®n comisariada por Manuel Borja-Villel
Antes de comenzar una obra, Antoni T¨¤pies (Barcelona, 1923-2012) segu¨ªa un mismo ritual. Con el soporte extendido en el suelo, el artista giraba lentamente de manera circular en ambos sentidos. Cuando se deten¨ªa, era la se?al de que ya ten¨ªa clara la composici¨®n y de que hab¨ªa llegado el momento de alisar las tablas o tensar cartones, jugar con el polvo de m¨¢rmol, preparar colores o clasificar materiales. El material escogido depend¨ªa de la etapa de las diferentes etapas de una carrera que se prolong¨® durante casi 70 a?os y durante la que realiz¨® alrededor de 9.000 piezas. Ahora, cuando se acaba de cumplir el centenario de su nacimiento (el pasado 13 de diciembre), el Reina Sof¨ªa inaugura Antoni T¨¤pies. La pr¨¢ctica del arte, la muestra m¨¢s completa que se le ha dedicado hasta el momento, con 220 obras procedentes de museos y colecciones privadas de todo el mundo, realizadas entre 1943 y 2012. Comisariada por Manuel Borja-Villel, permanecer¨¢ abierta desde el 21 de febrero hasta el 24 de junio. Despu¨¦s viajar¨¢ a la Fundaci¨® Antoni T¨¤pies de Barcelona y all¨ª se exhibir¨¢ desde el 19 de julio hasta el 12 de enero de 2025. Esta exposici¨®n tuvo una ¡°precuela¡± el pasado oto?o en el Palacio de Bellas Artes de Bruselas (Bozar) con unas 120 pinturas.
La ¨²ltima gran retrospectiva dedicada a T¨¤pies en este museo fue en 2000, con Jos¨¦ Guirao como director del centro y Mariano Rajoy como ministro de Cultura. Entonces se pudo ver al artista, siempre acompa?ado de Teresa Barba, su esposa, paseando entre las casi cien obras expuestas. Las fuertes molestias de espalda que ya padec¨ªa no impidieron que se esforzara en hablar pausadamente de algunas de sus obras m¨¢s relevantes. El comisario de entonces fue Manuel Borja-Villel, el experto que mejor conoce la obra del artista catal¨¢n. No solo dirigi¨® la fundaci¨®n entre 1990 y 1998, sino que se considera un miembro m¨¢s de la familia T¨¤pies, ya que vivi¨® y trabaj¨® con ellos durante muchos a?os. Fue una amistad que empez¨® en 1985, cuando Borja-Villel escribi¨® al artista para que le permitiera realizar la tesis sobre su obra. La relaci¨®n entre ambos dur¨® hasta el final de la vida de T¨¤pies.
La exposici¨®n Antoni T¨¤pies. La pr¨¢ctica del arte se extiende por la mayor parte del espacio dedicado a muestras temporales en la cuarta planta del edificio Sabatini. En un recorrido exclusivo con Borja-Villel realizado el pasado viernes, el que fue director del Reina Sof¨ªa entre enero de 2008 y enero de 2023 cuenta que a lo largo de su vida ha comisariado cinco exposiciones dedicadas al artista barcelon¨¦s. Nunca ha habido repetici¨®n, aunque todas ellas comparten la esencia de un artista que se sit¨²a entre los m¨¢s importantes del arte europeo de la segunda mitad del siglo XX. Opina Borja-Villel que T¨¤pies es primero un artista y despu¨¦s un mago en el sentido de que quer¨ªa transformar la sociedad con su pintura. Caracterizado de mago se pinta en algunos de los muchos autorretratos que se hace en los primeros tiempos de su carrera.
El recorrido por la exposici¨®n es cronol¨®gico y ligado a c¨ªrculos tem¨¢ticos que tienen que ver con cada una de sus etapas vitales y art¨ªsticas. La tesis novedosa que plantea el exdirector del Reina es que T¨¤pies trabajaba con la idea de ambiente, de que su obra tiene que verse en conjunto, no de manera aislada. Cada una de esas etapas o c¨ªrculos intenta ser un espejo de los sucesivos estudios que fue utilizando a lo largo de su carrera. El t¨ªtulo, La pr¨¢ctica del arte, es el mismo que el pintor puso en 1970 a su primera compilaci¨®n de escritos.
El primer c¨ªrculo recoge parte de sus primeros trabajos, realizados entre 1946 y 1950. Los formatos de esta etapa son, en general, peque?os, salvo Triptic (1949), una pintura que contiene sus aproximaciones al surrealismo y proyecta sus profundas preocupaciones existenciales. Ante este famoso lienzo, el comisario cuenta que T¨¤pies no sol¨ªa titular sus obras ni le gustaba dar explicaciones sobre los contenidos. Solo romp¨ªa esta regla cuando la insistencia del galerista era mucha y el argumento era que la catalogaci¨®n de un cuadro deb¨ªa contar con el mayor n¨²mero de datos posible.
En esos casos recurr¨ªa a t¨ªtulos que no admit¨ªan dudas respecto a su significado: Mat¨¨ria en forma de peu (1965), Mat¨¨ria en forma de aixella (1968) o En forma de cadira (1968). Firmaba las obras en la parte trasera del cuadro. Tampoco sol¨ªa encargarse de los marcos porque no daba importancia a los envoltorios, aunque tambi¨¦n esta norma tiene alguna excepci¨®n, como el marco que ¨¦l mismo hizo para un autorretrato de 1948 que le regal¨® a Teresa, que entonces era su novia. Cada esquina del marco lleva una T, la inicial del nombre de su prometida. El artista sol¨ªa jugar con algunas letras en sus cuadros: la A de Antoni, la M de la muerte o la X del misterio, entre otras.
Cepillos y violines
Mientras se avanza por los c¨ªrculos que vertebran la exposici¨®n, se llega a dos grandes salas en las que empiezan a aparecer obras de gran formato. Son las obras mat¨¦ricas en las que pinta los lienzos con polvo de m¨¢rmol coloreado. El lienzo puede ser sustituido por una persiana o cualquier otro material que permita la inclusi¨®n de un viol¨ªn, un cepillo o cualquier objeto que al artista le viniera bien para su discurso. Algunas de las obras de este c¨ªrculo estuvieron en el pabell¨®n de Espa?a de varias ediciones de la Bienal de Venecia o formaron parte de exposiciones internacionales en Par¨ªs, Londres o Nueva York. En esta ¨²ltima ciudad fich¨® con la poderosa Martha Jackson y en Par¨ªs con Rodolphe Stadler y Maeght. Empieza tambi¨¦n en esta etapa una pujanza en el mercado que, seg¨²n Borja-Villel, no ha sufrido bajones. Es tambi¨¦n una etapa en la que el artista madura como hombre. Se casa con Teresa Barba en 1954 y despu¨¦s nacer¨ªan sus tres hijos: Antoni, Clara y Miguel.
Cuando se le pregunta al comisario sobre el tipo de persona que era Antoni T¨¤pies, responde que era alguien muy culto. Muy dedicado a la lectura, a la m¨²sica y a la reflexi¨®n. Era delicado en el trato, pero con fuerte car¨¢cter y con muy buenas relaciones con sus colegas artistas, aunque era un hombre casero al que no le gustaba demasiado la fiesta. El comisario a?ade que T¨¤pies ten¨ªa amplios gustos en el mundo del arte, pero si tuviera que se?alar alg¨²n referente importante, hablar¨ªa primero de Marcel Duchamp y marcar¨ªa sus ra¨ªces art¨ªsticas espa?olas sobre El Greco y Zurbar¨¢n.
Con toda una vida dedicada al experimento, a T¨¤pies no le era ajeno nada de lo que ocurr¨ªa a su alrededor. ¡°El arte no es nunca ensimismado. Para ¨¦l una obra no concluye en s¨ª misma, sino que contin¨²a con aquello que le antecede y sucede, y en aquello que le rodea¡±, detalla el comisario. Entre las obras que remiten a dramas recientes, llama la atenci¨®n la figura envuelta en un sudario que surgi¨® en 1993. T¨¤pies expon¨ªa junto a Cristina Iglesias en el pabell¨®n espa?ol de la Bienal de Venecia, un espacio desde el que pod¨ªan o¨ªr los bombardeos de la guerra de la antigua Yugoslavia. El cuadro, titulado Dukkha (1995), hace referencia al lamento, un concepto fundamental en la filosof¨ªa budista.
Amor por Catalu?a
Antifranquista y dem¨®crata profundo, T¨¤pies naci¨® en una familia burguesa de Barcelona muy vinculada al nacionalismo catal¨¢n. Las vitrinas de la exposici¨®n exhiben informaciones de las luchas democr¨¢ticas de entonces y de la participaci¨®n del joven Antoni T¨¤pies en las manifestaciones. Un recorte de prensa da cuenta de c¨®mo la Guardia Civil multa y retira el mercedes blanco en el que el artista se hab¨ªa desplazado hasta la manifestaci¨®n. Son varias las obras que se exhiben en las que se recoge la huella de su sentimiento catalanista, que no independentista. Uno de los ejemplos m¨¢s rotundos es L¡¯esperit catal¨¢ (1971), prestado por el museo de la Universidad de Navarra. Realizado con polvo de m¨¢rmol sobre tabla de albero, contiene varios lemas que hablan de su inmenso amor por Catalu?a. En el mismo espacio se puede ver Homenaje a la memoria de Salvador Puig Antich (1974). Con un simple trozo de lana negro y un trozo de cartulina con colores, evoca el dolor por la ejecuci¨®n del joven antifascista.
La exposici¨®n cierra con obras cargadas de dolor y melancol¨ªa por su declive f¨ªsico y el final de las utop¨ªas que hab¨ªa perseguido.
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