Semyon Bychkov y la Filarm¨®nica Checa, un Dvo?¨¢k menos idiom¨¢tico y m¨¢s cosmopolita
Arranca en Espa?a la gira europea de la principal orquesta de Praga con su titular, dedicada al 120? aniversario de su gran compositor nacional y con el violinista Augustin Hadelich y el violonchelista Pablo Ferr¨¢ndez como solistas
Cantos de p¨¢jaros en Spillville y cr¨ªa de palomas en Vysok¨¢, pero tambi¨¦n observaci¨®n de m¨¢quinas ferroviarias en Praga y de buques en Nueva York. La m¨²sica de Antonin Dvo?¨¢k siempre trat¨® de conjugar la pasi¨®n por el campo y por la ciudad. En una reciente exposici¨®n, en el Museo Nacional de la capital checa, se pudo contemplar el libro que utilizaba Dvo?¨¢k para identificar sonidos de aves en sus paseos matutinos. Y, en la primera p¨¢gina del aut¨®grafo de su S¨¦ptima sinfon¨ªa, leemos esta famosa anotaci¨®n: ¡°Este tema me surgi¨® cuando el tren del Festival de Pest estaba entrando en la estaci¨®n central, en 1884¡å.
Era f¨¢cil identificar, el pasado mi¨¦rcoles, 6 de marzo, esas obsesiones del compositor checo por los p¨¢jaros y los trenes escuchando su Sinfon¨ªa n¨²m. 9, Del Nuevo Mundo. Semyon Bychkov subray¨® estas asociaciones al frente de la Filarm¨®nica Checa, durante su segundo concierto en el Auditorio Nacional de Madrid. Y reconocimos con facilidad el canto del petirrojo americano en el oboe de Jana Bro?kov¨¢ y el sonido de la chara azul en la flauta de Andrea Rysov¨¢, al final del famoso largo. Pero tambi¨¦n el insistente rugir de un humeante monstruo met¨¢lico, en el inicio del molto vivace, con esa poderosa cuerda grave que incluye entre sus primeros contrabajos al malague?o Gonzalo Jim¨¦nez Barranco.
El maestro ruso regresaba a Espa?a de la mano de Iberm¨²sica junto a la orquesta que dirige como titular, desde 2018, para iniciar una gira europea de 14 conciertos. Una tourn¨¦e dedicada al inminente 120? aniversario de la muerte de Dvo?¨¢k, que se inici¨®, el pasado d¨ªa 4, en el reci¨¦n rehabilitado Palau de la M¨²sica de Valencia. Proseguir¨¢, hoy jueves, en Barcelona, tras dos conciertos en Madrid, y, m¨¢s adelante, pondr¨¢ rumbo a Viena, pasar¨¢ por tres ciudades alemanas y culminar¨¢ en Par¨ªs, despu¨¦s de una actuaci¨®n en B¨¦lgica. En los atriles las tres ¨²ltimas sinfon¨ªas del compositor de Nelahozeves junto a la trilog¨ªa de oberturas Naturaleza, vida y amor y sus tres conciertos para piano, viol¨ªn y violonchelo, con los pianistas Andr¨¢s Schiff y Bertrand Chamayou, el violinista Augustin Hadelich y el violonchelista Pablo Ferr¨¢ndez.
Las actuaciones espa?olas se han limitado a las sinfon¨ªas Octava y Novena junto a los conciertos para viol¨ªn y violonchelo y las dos primeras oberturas. Obras todas (a excepci¨®n del concierto violin¨ªstico) de los ¨²ltimos a?os del compositor checo, desde 1889 hasta 1894, en que logr¨® una s¨ªntesis tan personal como ecl¨¦ctica entre el uso de elementos folcl¨®ricos checos y los modelos sinf¨®nicos combinados (aparentemente incompatibles) de Brahms y Wagner. Esa variante populista del romanticismo tard¨ªo, en palabras de Leon Botstein, que hoy sigue llenando auditorios con un ¨¦xito asegurado.
La Filarm¨®nica Checa lleva esta m¨²sica en sus genes. No olvidemos que esta orquesta naci¨® desgajada del conjunto de m¨²sicos del Teatro Nacional, en enero de 1896, para satisfacer las necesidades sinf¨®nicas de Praga, aunque tambi¨¦n con fines ben¨¦ficos. El mism¨ªsimo Dvo?¨¢k dirigi¨® su concierto inaugural en su actual sede, la sala bautizada con su nombre en el Rudolfinum, con un programa monogr¨¢fico que culmin¨® con la Sinfon¨ªa del Nuevo Mundo. En Madrid, Bychkov trat¨® de combinar su visi¨®n objetiva y cosmopolita de esta partitura de Dvo?¨¢k con la tradici¨®n de la orquesta. Pero su interpretaci¨®n fue mejorando con el paso de los minutos. Son¨® ordenada y flexible, con maravillosos solos en la madera (como el famoso y bell¨ªsimo de corno ingl¨¦s que toc¨® Vojt¨§ch Jouza), pero con el lastre del viento metal, y especialmente de las trompas y las trompetas. Y lo mejor lleg¨® en el allegro con fuoco final donde el maestro ruso hilvan¨® con tino los ecos checos y los sones aut¨®ctonos norteamericanos.
El concierto del mi¨¦rcoles se abri¨® con una interpretaci¨®n de la obertura Carnaval, op. 92 tan bomb¨¢stica en su arranque como poco arrebatadora en el exquisito tema en mi menor de los ¡°amantes descarriados¡±. Una versi¨®n, no obstante, bien gobernada desde el podio en su desarrollo y coda, donde Bychkov exprimi¨® al m¨¢ximo la fogosidad del conjunto checo. Lo mejor fue el Concierto para viol¨ªn con una memorable actuaci¨®n como solista de Augustin Hadelich. El violinista italiano-alem¨¢n-estadounidense, de 39 a?os, afront¨® con aire raps¨®dico el dificil¨ªsimo allegro, ma non troppo inicial, plagado de todo tipo de dobles cuerdas, arpegios y bariolages. Luci¨® el corp¨®reo sonido de su Guarneri del Ges¨´, de 1744, en el adagio, ma non troppo que fue lo mejor de la noche, al ser capaz de cantar y contar con virtuosismo y musicalidad, pero tambi¨¦n de dialogar con la orquesta, que ahora cont¨® con excelentes solos de trompa. Y en el finale se subi¨® a la ola sonora del conjunto checo para brillar tanto en el fren¨¦tico furiant como en la melanc¨®lica dumka central.
Hadelich ofreci¨® dos propinas donde opt¨® por mudar dr¨¢sticamente de estilo. Empez¨® con un arreglo propio del tango Por una cabeza, de Carlos Gardel, donde exhibi¨® el lirismo dial¨®gico de sus dobles cuerdas. Y termin¨® con una incursi¨®n algo acad¨¦mica en el bluegrass estadounidense con Wild Fiddler¡¯s Rag, de Howdy Forrester. Mucho m¨¢s acertada fue la propina de Bychkov al final, la primera de sus danzas eslavas, la Furiant en do mayor, op. 46 n¨²m. 1, aunque no terminase de encontrar el mordiente de esta m¨²sica.
Quiz¨¢ el mejor Dvo?¨¢k que dirigi¨® Bychkov en Madrid lo escuchamos en la obertura que abri¨® su primera actuaci¨®n, el d¨ªa 5. Una excelente versi¨®n de En el reino de la naturaleza, op. 91 con su arco perfectamente trazado, de principio a fin, con ese murmullo de los contrabajos, la propulsi¨®n de los primeros violines comandados por el concertino Ji?¨ª Vodi?ka y la elegancia de sus maderas con una menci¨®n especial para el clarinetista Jan Mach.
Sigui¨® el Concierto para violonchelo con la actuaci¨®n como solista de Pablo Ferr¨¢ndez. El violonchelista madrile?o, de 32 a?os, cosech¨® un gran ¨¦xito y extrajo un sonido bell¨ªsimo de su Stradivarius ¡°Archinto¡±, de 1689. Pero su interpretaci¨®n no funcion¨® en el allegro inicial con frecuentes comprobaciones de afinaci¨®n, abuso de extremos din¨¢micos y mayor preocupaci¨®n por tocar notas que por cantar frases. En el adagio ma non troppo todo mejor¨®, con una brillante quasi Cadenza, aunque el violonchelista sigui¨® m¨¢s pendiente de pulir el sonido de su instrumento que de la m¨²sica. Hubo que esperar al finale para escuchar los mejores momentos musicales de su actuaci¨®n y, en especial, la bella coda que el compositor reescribi¨® como homenaje p¨®stumo a su cu?ada y antiguo amor, Josef¨ªna ?erm¨¢kov¨¢, y donde tambi¨¦n intervino Jan Mr¨¢?ek, el otro concertino de la orquesta checa.
Ferr¨¢ndez tampoco acert¨® con la propina ideal. Y opt¨® por insistir en su incuestionable solvencia t¨¦cnica con un virtuos¨ªstico arreglo propio de la pieza pian¨ªstica Asturias, de Alb¨¦niz, una composici¨®n muy popular y con cierto protagonismo en la reciente pel¨ªcula Anatom¨ªa de una ca¨ªda. Regres¨® Dvo?¨¢k, en la segunda parte, con otra interpretaci¨®n cosmopolita y desapegada, esta vez de la Octava sinfon¨ªa. Bychkov despleg¨® su asombrosa t¨¦cnica, fluida y precisa, que asegur¨® una interpretaci¨®n musicalmente irreprochable. Pero falt¨® cohesi¨®n y sentido raps¨®dico tanto en el allegro con brio como en el adagio, donde el compositor utiliza varios temas que conjuga con cambios modales y r¨ªtmicos. En el tercer movimiento, la bell¨ªsima dumka, que procede de su ¨®pera Los amantes obstinados, son¨® poco idiom¨¢tica y no termin¨® de elevarse. Los problemas en el metal, que hab¨ªan asomado en el Concierto para violonchelo fueron a m¨¢s en esta sinfon¨ªa. Y el Finale result¨® bastante plano por mucho que en la coda se intentase compensar con excesos.
Para cerrar este primer concierto, Bychkov volvi¨® a a?adir una propina ideal extra¨ªda de las danzas eslavas, de Dvo?¨¢k. En este caso dirigi¨® una magn¨ªfica interpretaci¨®n de la melanc¨®lica y chispeante Starod¨¢vny en mi menor, op. 72 n¨²m. 2. Se esperaba quiz¨¢ algo de Bed?ich Smetana, que celebr¨® su bicentenario el pasado 2 de marzo, pero optaron por rematar su actuaci¨®n con la famos¨ªsima Danza h¨²ngara n¨²m. 1, de Brahms, como segunda propina. El compositor alem¨¢n siempre admir¨® la inventiva musical de su querido Dvo?¨¢k y comparti¨® con ¨¦l cierto inter¨¦s por los avatares del progreso tecnol¨®gico. Pero, en esto ¨²ltimo, el checo siempre le gan¨® por goleada, tal como podemos comprobar con esta famosa cita: ¡°?Dar¨ªa todas mis sinfon¨ªas por haber inventado la locomotora!¡±.
Iberm¨²sica. Series Arriaga y Barbieri. Temporada 2023/24
Obras de Dvo?ák. Pablo Ferrández (violonchelo), Augustin Hadelich (violín). Orquesta Filarmónica Checa. Semyon Bychkov (dirección). Auditorio Nacional, 5-6 de marzo.
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