¡®La bestia en la jungla¡¯: malograda adaptaci¨®n del relato de Henry James a los clubes de Par¨ªs

A un relato abstracto le corresponde una pel¨ªcula abstracta. As¨ª lo ha debido de pensar el austriaco afincado en Francia Patric Chiha con su adaptaci¨®n de La bestia en la jungla, formidable relato de Henry James (de unas 50 p¨¢ginas) sin apenas peripecia, laberinto emocional de una enorme densidad, sublime reflexi¨®n sobre el amor y la existencia que solo en sus ¨²ltimas l¨ªneas convierte en algo concreto lo indecible.

A lo largo de un tiempo indeterminado, pero que se supone largo ¡ªa?os, d¨¦cadas, quiz¨¢ media vida¡ª, un hombre y una mujer viven sucesivos encuentros desde un primer acercamiento alojado en el pasado del inicio del relato, puede que diez a?os atr¨¢s, del que ¨¦l poco o nada recuerda y ella, sin embargo, todo. En aquella aproximaci¨®n primigenia, ¨¦l le cont¨® a ella que desde joven tuvo claro que le aguardaba un destino singular, ¡°quiz¨¢ portentoso y terrible¡±; que siempre presinti¨® que llegar¨ªa un acontecimiento capaz de trastornarle la existencia, incluso de destruirle. Y alrededor de esa sensaci¨®n, de esa conciencia, ambos viven una historia que nunca se podr¨ªa calificar como sentimental ni de amistad, ya que va mucho m¨¢s all¨¢: hasta los confines del espacio y del tiempo.

En su quinta pel¨ªcula, y primera estrenada en cines espa?oles, Chiha ha intentado rememorar la vaguedad del relato de James, pero yerra en la prosa. La literatura del escritor neoyorquino, brillante y vibrante, envolvente, con un prodigioso dominio del lenguaje y de lo el¨ªptico, no encuentra correspondencia en la cinematogr¨¢fica del director, que ambienta su historia casi exclusivamente en un club nocturno parisiense (buena idea), en el que el paso de los a?os se ve reflejado a trav¨¦s de la evoluci¨®n de la m¨²sica que suena, desde los ritmos discotequeros de 1979, cuando se abre el relato, y hasta 2001, cuando se cierra, avivado por la m¨²sica electr¨®nica. Un tiempo que en el texto de James nunca se concretaba con acontecimientos, pero que en la aproximaci¨®n de Chiha viene punteado por distintos eventos pol¨ªtico-sociales, desde la llegada de Fran?ois Mitterrand al poder hasta los atentados del 11-S, pasando por la aparici¨®n del sida y la ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn.

Valiente y ambiciosa por querer trasladar a la pantalla lo seguramente imposible, La bestia en la jungla se presenta por medio de un adecuado esp¨ªritu de irrealidad, pero tambi¨¦n de una puesta en escena con excesivos planos medios de discutible est¨¦tica, de un tratamiento del sonido que nunca potencia las im¨¢genes y de una extra?a direcci¨®n art¨ªstica que se pretende al margen de cualquier convencionalismo, pero que aparenta ser m¨¢s posibilista que ins¨®lita. La introducci¨®n de una narradora de corte omnisciente, interpretada por B¨¦atrice Dalle, que llega a dirigirse directamente al espectador con la mirada fija en la c¨¢mara, tampoco termina de cuajar.

Alojados en un limbo de m¨²sica electr¨®nica, bailes y lujuria que se cierne a su alrededor, mientras ellos solo hablan y reflexionan acerca de ese algo extraordinario por llegar, de esa ¡°agazapada bestia en la jungla (¡­) destinada a matarlo o a ser muerta por ¨¦l¡±, el hombre y la mujer protagonistas no dejan de ser esas personas que parecen destinadas a amarse por siempre y para siempre, a la manera de Harry y Sally en la pel¨ªcula de Rob Reiner, que tanto tardaron en encontrarse, aunque en versi¨®n metaf¨ªsica.

Queda, por supuesto, el arrojo del autor para intentar adentrarse en los meandros del cuento de James, en la ceguera de ¨¦l y en la sabidur¨ªa de ella. Una osad¨ªa que, por casualidades del proceso art¨ªstico y del mercado de la distribuci¨®n cinematogr¨¢fica, va a coincidir en unas semanas con otro valiente. El 29 de marzo se estrena The Beast (La bestia), de Bertrand Bonello, otra adaptaci¨®n del mismo relato, esta vez desde el g¨¦nero de la ciencia ficci¨®n. Entonces volveremos a James, a la bestia en la jungla, al amor, al deseo, a la espera, a la determinaci¨®n y a un modo de pasar por la vida.