¡®Cyrano¡¯, el verso del cl¨¢sico sobre el desamor en valiente clave musical
El cineasta Joe Wright se controla con una puesta en escena m¨¢s calmada, con menos florituras estil¨ªsticas, pero con una apuesta con canciones de The National
Jean-Paul Rappeneau logr¨® en el a?o 1990 una haza?a dif¨ªcilmente repetible en los complej¨ªsimos tiempos que corren para el cine: llevar a las salas a millones de personas en todo el mundo a ver una pel¨ªcula en verso de tr¨¢gico amor desaforado. Cyrano de Bergerac, basada en la obra teatral de Edmond Rostand, de 1897, estuvo aquella temporada en los Oscar, nominada en cinco apartados, entre ellos el de mejor actor para G¨¦rard Depardieu, y, por poner una cifra m¨¢s abarcable, 1,6 millones de espectadores la vieron en Espa?a. Una barbaridad.
Despu¨¦s de no pocas versiones de la obra de Rostand para cine y televisi¨®n, la de Rappeneau parec¨ªa la definitiva. Sin embargo, aunque siga si¨¦ndolo, Joe Wright, desde la direcci¨®n, Erica Schmidt, en el guion, y sobre todo Working Title y Metro-Goldwyn-Mayer como principales productores, han logrado algo dif¨ªcil: superarla en riesgo, entrando directamente en el terreno de lo suicida, con una versi¨®n musical en una ¨¦poca en la que la mayor¨ªa de los musicales se estampan en la taquilla, principalmente por la extendida alergia de demasiados espectadores al g¨¦nero.
Schmidt ha mantenido el verso en los principales pasajes, y los personajes, a la manera del musical cl¨¢sico, exponen sus emociones a trav¨¦s de las letras de las canciones. Los temas, de los componentes del grupo de rock estadounidense The National, son potentes, arriesgados, oscuros y bonitos, como corresponde a una historia como la de Cyrano, y llegan a las secuencias con naturalidad, inici¨¢ndose siempre a partir de los di¨¢logos, muchas veces como susurros interiores que poco a poco se van expulsando al exterior, desde el mero recitado hasta alcanzar finalmente la melod¨ªa. Y adem¨¢s, con alg¨²n momento de ins¨®lito atrevimiento, como convertir el pasaje de la lucha dial¨¦ctica en el teatro, y aquel m¨ªtico ¡°?Y al final, os hiero!¡±, en una pelea de gallos a ritmo de rap con letras insultantes improvisadas.
La otra gran novedad de la nueva versi¨®n es que desaparece la intr¨ªnseca fealdad del personaje debida a su desmedida nariz. Con el magn¨ªfico Peter Dinklage como el elocuente, rom¨¢ntico y orgulloso Cyrano, aqu¨ª es la baja estatura de una persona con acondroplasia la que se presenta como acicate para el romance con la hermosa Roxanne. Y aunque de la supuesta falta de atractivo de Dinklage a causa de su altura habr¨ªa mucho que debatir, pues es un hombre de personal¨ªsima belleza, lo cierto es que en la pel¨ªcula funcionan muy bien sus especiales caracter¨ªsticas f¨ªsicas.
Wright, que desde su notable debut con Orgullo y prejuicio se ha ido haciendo cada vez m¨¢s pomposo y vacuo en trabajos con momentos insufribles, particularmente en Anna Karenina y El instante m¨¢s oscuro, se controla esta vez con una puesta en escena m¨¢s calmada, con menos florituras estil¨ªsticas. Mientras, en el apartado vocal, Dinklage, de voz limitada para la canci¨®n, pero oscura y preciosa, se luce en el expresivo primer plano, y Haley Bennett, mejor cantante, propone una belleza m¨¢s terrenal.
Es probable que las secuencias de acci¨®n no acaben de cuajar, pero de poco o nada se puede acusar a una pel¨ªcula tan valiente en unos tiempos de particular adocenamiento en las grandes producciones. Eso s¨ª, en las casas de apuestas poca gente dar¨¢ un duro por su triunfo comercial.
CYRANO
Dirección: Joe Wright.
Intérpretes: Peter Dinklage, Haley Bennett, Kelvin Harrison Jr., Ben Mendelsohn.
Género: musical. Reino Unido, 2021.
Duración: 123 minutos.
Estreno: 11 de marzo.
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