¡®Las ilusiones perdidas¡¯, magn¨ªfica adaptaci¨®n del novel¨®n de Balzac

Desmesurada, eleg¨ªaca y apote¨®sica, tanto en su ¨¦xtasis como en su fracaso, la vida del joven poeta Lucien de Rubempr¨¦, criatura a la vez ingenua y ambiciosa, brillante y errada, maravillosa creaci¨®n del escritor franc¨¦s Honor¨¦ de Balzac, ha encontrado en la prosa cinematogr¨¢fica y en las im¨¢genes de Xavier Giannoli el mejor modo de traspasar la pantalla del cine. Las ilusiones perdidas, novel¨®n de casi 800 p¨¢ginas, paradigma del complejo salto desde la quimera del triunfo literario hasta el fango de la decrepitud f¨ªsica y la depravaci¨®n moral del mal periodismo, se ha convertido en una formidable pel¨ªcula de Giannoli, que ya ven¨ªa apuntando maneras de gran director en sus dos ¨²ltimos trabajos. Y adem¨¢s lo ha logrado d¨¢ndole un buen revolc¨®n a la novela, sin necesidad de traicionar su esencia.

Las estructuras dram¨¢ticas de Balzac y de Giannoli son bien distintas. Naturalmente, trat¨¢ndose de un texto tan amplio, muchos acontecimientos y personajes han desaparecido. E incluso se ha tomado libertades importantes: la relaci¨®n amorosa entre el joven protagonista y la madura mujer de la alta sociedad que interpreta C¨¦cile De France es de castidad en Balzac y aqu¨ª puramente f¨ªsica y reiterada. Sin embargo, nada perturba la esencia del original. Si acaso, la completa, la moderniza en cierto sentido, sin tener que cambiar ¨¦poca ni ambientaci¨®n.

Las resonancias contempor¨¢neas de las lamentables pr¨¢cticas de los or¨ªgenes del periodismo, a mediados del siglo XIX, son constantes. Y no es dif¨ªcil ver en la desinformaci¨®n intencionada de la prensa de la ¨¦poca algunas de los m¨¢s deleznables ejercicios de fake news de la actualidad, en torno a la pol¨ªtica, a la sociedad e incluso a la cultura. As¨ª, la encarnizada lucha por el estatus social de Lucien, al que pone perfecto rostro bello y ani?ado Benjamin Boisin, est¨¢ complementada en la pel¨ªcula por una excelente utilizaci¨®n de la narrativa en off, repleta de frases brillantes, contada desde una ¨®rbita ampliamente conocedora y desde un futuro reflexivo, y que en modo alguno est¨¢ literalmente copiada de la novela de Balzac, sino adaptada a los nuevos tiempos.

Pel¨ªcula de apasionantes personajes, de los estamentos de arriba y de los de abajo, de arist¨®cratas depravados y a¨²n m¨¢s licenciosos periodistas, de gente rica y seres del vulgo, de artistas del llamado Bulevar del Crimen, escenario del teatro popular parisino, y de cr¨ªticos literarios de sangrante y arrogante mentira, Las ilusiones perdidas confirma a su guionista y director como un nombre fundamental del cine europeo tras las muy notables Madame Marguerite (2015) y La aparici¨®n (2018). Giannoli huye del academicismo con una adaptaci¨®n mod¨¦lica, pese a sus numerosos cambios. Y es que eso es el cine: otro lenguaje. Y se hace acompa?ar de una direcci¨®n art¨ªstica de relumbr¨®n en la que nada suena a efecto digital y s¨ª a gran trabajo de ambientaci¨®n real.

Como detalle de autor mayor, el cineasta franc¨¦s sabe componer una obra nerviosa y desbordante cuando lo requieren las acciones, pero tranquila y reposada en los instantes de deleite. ¡°Comienzo una existencia terrible. Tal vez me habr¨ªa valido m¨¢s ahogarme¡±, dice el protagonista casi al final de la novela. Son las ilusiones perdidas de un joven (in)capaz y codicioso, en la jungla del periodismo, la pol¨ªtica y la sociedad de la ¨¦poca. La de entonces, y quiz¨¢ la de ahora.