Pe?aranda, a hombros, y Naval¨®n, dos novilleros a tener en cuenta
Descastada novillada de Chamaco y voluntad del valenciano Alberto Donaire
Al remol¨®n y lujoso novillo que abri¨® plaza y feria lo tore¨® Pe?aranda, torero de buena planta y buen concepto, con solvencia. No fue una faena brillante, ni arranc¨® c¨¢lidos ol¨¦s en esta fr¨ªa tarde, pero todo lo que hizo tuvo argumento y l¨®gica. Bien colocado y siempre en la media distancia, una serie en redondo con la derecha y naturales sueltos fueron lo mejor. Las manoletinas finales, sin ayuda del estoque, fue lo que levant¨® m¨¢s el ¨¢nimo de la gente. La estocada contraria, de r¨¢pidos efectos, fue suficiente. La oreja concedida, una cortes¨ªa del palco.
El cuarto pareci¨® tener m¨¢s aire en el ¨²ltimo tercio. Sus primeras embestidas, sin ser un dechado de clase, si tuvieron al menos recorrido. El viento molest¨® algo y Pe?aranda volvi¨® a montar una faena de gran soltura. De notable superioridad ante una res que, poco a poco, fue perdiendo gas, hasta ahogarse en las arrancadas finales. Faena de golpes, de muletazos sueltos. Impronta de novillero hecho y derecho, que parece preparado para empresas mayores. Y de nuevo cortes¨ªa del palco para abrir la puerta grande.
Al segundo de la tarde lo tore¨® Naval¨®n con natural suficiencia, sobrado de argumentos, recursos e ideas. Pero el novillo de Chamaco no estuvo por la labor de ser un aliado. Muletazos sueltos, sin ligaz¨®n pero de buen dibujo, en una faena con altibajos. Un cambiado por la espalda y un par de circulares le dieron mayor contacto con la gente. Con el novillo en plan manso y distra¨ªdo, esa labor acab¨® en terrenos de toriles y con un susto al ser enganchado por la hombrera sin mayores. La espada dej¨® el asunto en tablas.
Naval¨®n destap¨® en el buen quinto todo su poder¨ªo. El inicio de faena fue anuncio de que la cosa promet¨ªa: tres estatuarios y el pase del desprecio, sin mover las zapatillas. Firme en la arena. A partir de ah¨ª, coraje, buenas formas y un valor seco y sereno. El novillo result¨® lo mejor del env¨ªo, y aunque manse¨® en varas tuvo buen son y nobleza en la muleta. Naval¨®n ense?¨® toda una colecci¨®n de saber ser y estar. Tan enrabietado como a sangre fr¨ªa, marc¨® la faena a partes iguales por ambos pitones. La traca final fue un racimo de muletazos combinados: bernadinas, una imaginativa arrucina y la r¨²brica del molinete con el novillo enroscado a la cintura. Le pidieron las dos orejas, y con los antecedentes del palco no hubiera sido ninguna barbaridad d¨¢rselas. Le obligaron a dar dos vueltas al ruedo y el presidente se llev¨® una monumental reprimenda.
Sin ser novillo de complicadas soluciones, el tercero fue para Alberto Donaire una prueba en su debut con picadores en la capital. Con pocos recursos t¨¦cnicos pero notable amor propio, se fue haciendo el ¨¢nimo a medida que transcurr¨ªa la lidia. A base de querer, con una porf¨ªa de cerca, a¨²n fue capaz de sacar un par de naturales muy ajustados. La faena en s¨ª fue de voluntad contrastada, pero tambi¨¦n como un baile muy desigual. Con el novillo echando la cara arriba y de frenazo en seco con las patas delanteras, no fue precisamente el ideal para un espada tan novel.
De ir y venir, sin clase ni peligro, fue el que cerr¨® plaza. Y otra vez Donaire voluntarioso, sorteando alg¨²n apuro, sorprendido a veces y siempre valeroso. Le queda camino por recorrer.
CHAMACO / PE?ARANDA, NAVAL?N, DONAIRE
Novillos de Chamaco, desiguales de presentación; mansitos, sosos, noblotes y sin casta; el quinto fue un buen novillo en la muleta.
Alejandro Peñaranda: estocada contraria (oreja); estocada -aviso- (oreja).
Samuel Navalón: pinchazo, estocada trasera y tendida -aviso- y cuatro descabellos (saludos); estocada pasada (oreja).
Alberto Donaire: estocada baja -aviso- y cinco descabellos -2º aviso- (silencio); bajonazo (vuelta por su cuenta).
Plaza de Valencia. 9 de marzo. Primera de Fallas. Un cuarto de plaza en tarde muy fría.
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