Pamplona debate qu¨¦ hacer con el segundo monumento de exaltaci¨®n franquista m¨¢s grande de Espa?a tras el Valle de Cuelgamuros
Asociaciones memorialistas y expertos en arquitectura y derechos humanos plantean diferentes soluciones, resignificaci¨®n o derribo, para el Monumento a los Ca¨ªdos, ubicado en el centro de la capital navarra
Es el segundo monumento de exaltaci¨®n franquista m¨¢s grande de Espa?a tras el Valle de Cuelgamuros en Madrid y el primero en un n¨²cleo urbano. Conocido como Monumento a los Ca¨ªdos de Pamplona su nombre oficial es ¡°Navarra a sus Muertos en la Cruzada¡±, y es un homenaje a los cerca de 4.500 navarros del bando sublevado que murieron durante la Guerra Civil espa?ola. Esa denominaci¨®n est¨¢ grabada en la fachada del edificio, pero ahora est¨¢ oculta tras una lona en la que puede leerse ¡°Sala de Exposiciones¡± por una ley de memoria hist¨®rica aprobada en Navarra en 2013. En dicho espacio se han celebrado durante a?os misas de exaltaci¨®n franquista organizadas por la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz. Tras un breve periodo en el que funcion¨® como sala de exposiciones municipal, el edificio permanece cerrado al p¨²blico y, desde hace a?os, se repite la pregunta: ?Qu¨¦ hacemos con Los Ca¨ªdos?
En noviembre de 2015, durante la anterior legislatura del actual alcalde de Pamplona, Joseba Asiron (EH Bildu), se cambi¨® el nombre del espacio donde se ubica: la plaza Conde Rodezno (por Tom¨¢s Dom¨ªnguez Ar¨¦valo, exministro de Justicia con Franco) pas¨® a ser plaza de la Libertad. Adem¨¢s, se puso en marcha un concurso de ideas para decidir qu¨¦ hacer con el edificio. El Tribunal Administrativo de Navarra anul¨® el fallo del jurado, que hab¨ªa seleccionado siete proyectos y oblig¨® a reevaluar las propuestas alegando que no se hab¨ªa establecido ¡°el modo y manera por la cual el jurado ha clasificado las propuestas¡±. Con el siguiente gobierno municipal, liderado por Enrique Maya (2019-2023, UPN) y Cristina Ibarrola (UPN, 2023), no se produjo ning¨²n avance en esta cuesti¨®n. Tras la vuelta de Asiron a la alcald¨ªa en diciembre de 2023, se ha incluido una partida de 50.000 euros para resignificar el espacio a trav¨¦s de un plan de participaci¨®n ciudadana. Hay dos opciones: resignificar o derribar; y dos perspectivas: sociol¨®gica y arquitect¨®nica.
El monumento cierra la c¨¦ntrica avenida de Carlos III y fue construido durante la d¨¦cada de los cuarenta del siglo XX siguiendo el dise?o de Jos¨¦ Y¨¢rnoz y con V¨ªctor Eusa como director de obra. Tiene una extensi¨®n de 2.000 metros cuadrados en forma de cruz griega y est¨¢ coronado por una c¨²pula visible desde buena parte de la ciudad. La obra fue inaugurada por Franco en 1952 y, hasta 2016, cuando fueron exhumados los restos, estuvieron enterrados en su cripta, entre otros, los generales franquistas Emilio Mola y Jos¨¦ Sanjurjo. En 1997, el Arzobispado de Pamplona y Tudela cedi¨® el edificio al Ayuntamiento, pero se qued¨® con el usufructo de la cripta ¡°a perpetuidad¡±.
¡°No hay una receta m¨¢gica¡±, apunta Maider Mara?a, directora de Baketik, organizaci¨®n dedicada a promover procesos de transformaci¨®n social y resoluci¨®n de conflictos. ¡°Una de las claves es saber si el monumento forma parte de la vida cotidiana de una comunidad, si la gente le da un valor positivo o negativo¡±. La profesora de Sociolog¨ªa en la UPNA e investigadora del instituto I-COMMUNITAS, Marta Rodr¨ªguez, destaca el factor de la victoria: ¡°En Alemania no te vas a encontrar un monumento que ensalce a Hitler porque no ganaron y est¨¢ prohibido. En Espa?a ganaron y ten¨ªan y mantienen cierto apoyo social. Adem¨¢s, durante la Transici¨®n hubo un pacto para no remover ese pasado identificando responsables y eso gener¨® un conflicto¡±.
Fosas clandestinas
Hay que tener en cuenta que en Navarra no hubo frente de guerra, pero s¨ª que existi¨® una atroz represi¨®n que se sald¨® con m¨¢s de 3.000 muertes y desapariciones forzosas. A estas personas se les enterr¨® en fosas clandestinas, simas y cunetas y sus familias ¡ªlas que pudieron¡ª tuvieron que exhumarles con sus propios medios. El Instituto Navarro para la Memoria sigue tratando de identificar y exhumar esas fosas. Sigue existiendo dolor y, por eso, para la presidenta de Affna-36 (Asociaci¨®n de familiares de Fusilados de Navarra), Amaia Lerga, solo cabe una opci¨®n: el derribo. ¡°Es un elemento contrario a la memoria democr¨¢tica que, por motivo y finalidad, es franquista y eso no se puede resignificar¡±.
Sin embargo, el director de la direcci¨®n general de Paz y Convivencia, Mart¨ªn Zabalza, apuesta por la resignificaci¨®n. ¡°No es un acto. Es un proceso complejo, de m¨²ltiples acciones, que tiene que estar participado por el tejido social y que no se hace en un periodo corto de tiempo¡±. En ese proceso tambi¨¦n influye la mirada de las generaciones: una persona de 20 a?os no lo percibe de igual modo que otra de 70. Al respecto, Mara?a aclara que ¡°la resignificaci¨®n no es que alguien nos diga qu¨¦ tenemos que sentir hacia ese monumento a partir de ahora, porque nuestros v¨ªnculos con nuestro patrimonio son tensiones emocionales que hemos ido fabricando en positivo o en negativo y que pueden ir cambiando¡±. Y, en este punto, Rodr¨ªguez subraya: ¡°Los significados no los instalamos a placer. Habitamos en el lenguaje, en su significado. Por eso, la capacidad que se tiene desde las instituciones y medios de comunicaci¨®n para generar una resignificaci¨®n es limitada¡±.
Zabalza hace referencia al ¡°cambio profundo de mentalidad¡± que se ha producido recientemente en el seno de la UNESCO, que ha definido los sitios de memoria asociados a conflictos recientes como ¡°lugares accesibles al p¨²blico que representan un espacio de reconciliaci¨®n, de recuerdo, de reflexi¨®n pac¨ªfica y deben desempe?ar un papel educativo para promover una cultura de paz y de di¨¢logo¡±. Pone como ejemplo la ESMA, el mayor centro de tortura que oper¨® en Argentina durante la dictadura y que la UNESCO ha protegido. La instituci¨®n internacional tambi¨¦n ha declarado Patrimonio de la Humanidad los cementerios de la I Guerra Mundial en Francia y B¨¦lgica. Hay diferencias entre los dos ejemplos: en el primer lugar se cometieron violaciones de derechos humanos; en los segundos, no. Tampoco se han cometido en el Monumento a los Ca¨ªdos, sino que es un lugar de ensalzamiento a quienes los cometieron.
La directora de Baketik pone como ejemplo el Palacio de Aiete, la residencia de verano de Franco en Donosti. ¡°Los jardines est¨¢n abiertos a la poblaci¨®n, hay una casa de cultura, est¨¢n las oficinas de Derechos Humanos del ayuntamiento, hay una asociaci¨®n de jubilados... Hay algunas personas que prefieren no entrar, pero la poblaci¨®n lo utiliza de modo cotidiano. Hay tambi¨¦n varios espacios donde se resignifica el espacio porque no vale solo con recuperarlo, hay que recordar qu¨¦ era antes¡±. Con el mismo planteamiento, pero diferente soluci¨®n, Lerga defiende que, efectivamente, el monumento no es un lugar de memoria y por eso, insiste, hay que derribarlo: ¡°Un lugar de memoria es un espacio donde se cometieron vulneraciones de derechos humanos o un memorial realizado por las v¨ªctimas o para las v¨ªctimas. Un espacio de exaltaci¨®n franquista y que representa al victimario no puede ser un lugar de memoria¡±. Todav¨ªa menos, cuando ¡°la intenci¨®n del monumento es demostrar el poder que ten¨ªa el franquismo sobre las v¨ªctimas y humillarlas. Es un lugar por el que muchas familias todav¨ªa no pasean¡±.
Por su parte, Zabalza considera que la c¨²pula de los ca¨ªdos puede servir para transmitir la memoria colectiva, como ocurre con los escolares alemanes en Berl¨ªn: ¡°Hay una pintura en la c¨²pula que hace una apolog¨ªa de la aniquilaci¨®n de una Navarra por parte de la otra. A los que defendemos la convivencia, nos viene muy bien para explicar a las nuevas generaciones lo que pas¨®¡±. Lerga discrepa: ¡°Para conocer el horror, el Instituto Navarro de la Memoria ha hecho ya itinerarios de la memoria que recorren toda nuestra geograf¨ªa. El Monumento a los Ca¨ªdos no puede formar parte de ese guion, ser¨ªa un grave error porque representa la humillaci¨®n¡±.
No hay que olvidar la perspectiva arquitect¨®nica. Desde el Colegio Oficial de Arquitectos Vasco Navarros, su presidente, Santi Iribarren, defiende que se retome el concurso de ideas con participaci¨®n ciudadana y con un jurado cualificado. A nivel personal, s¨ª cree que es posible resignificarlo y no descarta una tercera v¨ªa: demoler el edificio, pero manteniendo la c¨²pula. Es la opini¨®n tambi¨¦n de Patxi Chocarro, que fue decano del Colegio y particip¨® en el concurso: ¡°Es parecid¨ªsima a una c¨²pula del siglo XIX que hay en Copenhague y es un elemento acad¨¦mico que est¨¢ bien. Lo que pasa es que todos sus aderezos son insoportables, es un mausoleo¡±. Aqu¨ª cobra especial relevancia la normativa urban¨ªstica. El monumento est¨¢ protegido en el cat¨¢logo municipal. Para quitarle esa protecci¨®n, explica Zabalza, el consistorio debe solicit¨¢rselo al Gobierno foral, que es quien elabora un informe vinculante. No hay que olvidar los condicionantes presupuestarios, se?ala Mara?a, porque en muchas ocasiones ¡°se necesitan millones de euros para reutilizar estos espacios¡± y no siempre es posible.
Las posiciones est¨¢n tan encontradas, recalca, porque ¡°los lugares de memoria nos retrotraen a los cap¨ªtulos m¨¢s oscuros de nuestra historia¡±. Abordarlos supone ¡°tomar decisiones¡± y, para ello, hay que construir equipos multidisciplinares de trabajo en los que se incluyan historiadores, arquitectos, expertos en derechos humanos, ¡°que tomen decisiones, pol¨ªticos¡± y ¡°personas con v¨ªnculos emocionales con este espacio, como las v¨ªctimas¡±. Advierte, eso s¨ª, sobre el peligro de someter a refer¨¦ndum la decisi¨®n final: ¡°A veces, la poblaci¨®n no conoce las implicaciones de quitar o poner un espacio y los derechos humanos no se pueden votar en refer¨¦ndum¡±. La decisi¨®n es competencia municipal y, por ahora, hay discrepancias entre las fuerzas pol¨ªticas sobre qu¨¦ hacer. Todo apunta a que el camino es largo y la presidenta de Affna-36 apremia: ¡°No se puede reabrir el debate cada tres a?os, hay que actuar. Es nuestra responsabilidad con una generaci¨®n que vivi¨® un genocidio en nuestra propia tierra y que se est¨¢ muriendo¡±.
Babelia
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