El misterio del cuadro de la emperatriz Sissi atribuido a un desconocido pintor espa?ol
El Museo Nacional de Moldavia considera al madrile?o Federico Ruiz como autor de un retrato de Isabel de Baviera expoliado de un museo rumano por el ej¨¦rcito sovi¨¦tico, pese a las dudas de varios expertos
El Museo Nacional de Arte de Moldavia present¨® en sociedad en 2018 la restauraci¨®n de una pintura singular. Se trataba de un enigm¨¢tico retrato de Isabel de Baviera, m¨¢s conocida como Sissi, emperatriz de Austria, que hab¨ªa estado guardado en un rec¨®ndito recoveco de la bodega de la pinacoteca desde que lleg¨® all¨ª en 1945, tras el expolio perpetrado por el ej¨¦rcito estalinista en los estertores de la Segunda Guerra Mundial. En el lienzo, que destaca la juventud de la emperatriz, engalanada con solemnes joyas y con la mirada perdida, salta a la vista de manera inopinada el nombre de su supuesto autor: Federico Ruiz, un pintor y dibujante que naci¨® en Madrid en 1837 y muri¨® joven, en 1868. Nada se sabe sobre las circunstancias en las que este artista pudo pintar el cuadro y su autor¨ªa es dudosa a pesar de que la cartela del museo lo atribuye al espa?ol.
Lo que s¨ª es palpable es la impecable belleza est¨¦tica del lienzo, cuya protagonista aparece rodeada de un aura que despierta de inmediato el inter¨¦s del que la contempla. La mirada se va a ella antes que a su esposo, el emperador Francisco Jos¨¦ I, cuyo retrato acompa?a a Sissi en la misma sala en otro lienzo que el museo atribuye tambi¨¦n a Federico Ruiz y que se exhibe ah¨ª desde los a?os ochenta del siglo pasado.
El cuadro padeci¨® los vaivenes b¨¦licos del siglo XX. Perteneci¨® a Carol y Therese Flamman, un matrimonio jud¨ªo rumano que lo don¨® en 1941 al Museo Etnogr¨¢fico Samuil y Eugenia Ionet de la ciudad de Radauti, un centro fundado por el matrimonio en 1934 para reunir obras de arte popular de Bucovina, una regi¨®n hist¨®rica incrustada en las estribaciones de los montes C¨¢rpatos, separada en la actualidad entre las provincias de Suceava (Rumania) y Cernauti (Ucrania). ¡°El cuadro de la emperatriz Isabel de Austria se distingue por una beldad rara y con un collar y una diadema de extrema hermosura¡±, escribi¨® Samuil Ionet en un inventario que llevaba sin desempolvarse desde principios de los a?os noventa, poco despu¨¦s de que cayera derrocado el r¨¦gimen comunista de Nicolae Ceausescu. ¡°Sab¨ªa que exist¨ªa el retrato, pero no me imaginaba que fuera tan impresionante¡±, cuenta con la voz entrecortada Ilie Oralian, gerente del museo de Raudati, que ignoraba su paradero y nunca hab¨ªa visto una imagen de la pintura hasta ahora.
La colecci¨®n del museo rumano alcanz¨® su apogeo a finales de 1943, cuando lleg¨® a reunir m¨¢s de 10.000 piezas, as¨ª como 80 armarios y vitrinas de gran valor, remarca Oralian, antes de explicar las vicisitudes posteriores de la colecci¨®n: ¡°Este inmenso patrimonio fue empaquetado en invierno de 1944 y transportado en cuatro vagones de un tren a un lugar desconocido del gran imperio sovi¨¦tico¡±. Tampoco se salv¨® de la expropiaci¨®n de bienes culturales en aquel momento el Museo Nacional de Arte de Moldavia, ubicado en el coraz¨®n de la capital, Chisinau, territorio que acab¨® bajo control de Mosc¨². Durante la contienda, las obras de la pinacoteca fueron cargadas en dos vagones y enviadas a la ciudad ucrania de J¨¢rkov, donde estuvieron salvaguardadas hasta que se inici¨® la ofensiva rusa en Ucrania hace dos a?os.
El trasiego de cuadros de un lugar a otro en aquella ¨¦poca caus¨® que se perdiera el rastro de algunos de ellos durante varios lustros. No fue hasta ya entrado el nuevo milenio cuando se rescat¨® de su largo letargo el retrato de Sissi, la ¨²ltima emperatriz de Europa, la consorte de Austria y Hungr¨ªa que lleg¨® al trono por sorpresa, firmado por Federico Ruiz en 1856. ¡°De acuerdo al registro del inventario, el cuadro lleg¨® al Museo de Arte de Moldavia en 1945, despu¨¦s de ser transferido desde el Museo de Radauti¡±, explica Natalia Golenco, quien se encarg¨® desenterrar y restaurar la pintura, junto a Anatol Puha y Gheorghe Nicolaescu, que rehabilit¨® la delicada y estropeada tela. Tanto Golenco como Nicolaescu evitan utilizar el t¨¦rmino ¡°expoliar¡±, lo que muestra la influencia que Rusia todav¨ªa ejerce sobre este pa¨ªs de la Europa del Este.
La mocedad del ilustrador espa?ol, que lleg¨® a ser alumno en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, levanta sospechas de que realmente sea el autor de la obra. ¡°En el momento en el que se pint¨® el cuadro ten¨ªa la misma edad que la emperatriz: 19 a?os¡±, se?ala Golenco. ¡°?Podr¨ªa a una edad tan temprana presentarse ante la corte y obtener un pedido para pintar los retratos de los flamantes emperadores?¡±, se pregunta la conservadora moldava, que pone en duda la autor¨ªa, puesto que Sissi no visit¨® Espa?a ese a?o y Federico Ruiz acababa de terminar sus estudios.
Seg¨²n el Museo del Prado, la precaria situaci¨®n econ¨®mica del pintor le llev¨® a publicar desde muy joven numerosos dibujos en varios peri¨®dicos de la ¨¦poca, como La Ilustraci¨®n, El Semanario Pintoresco, El Peri¨®dico Ilustrado, La lectura de todos y el Museo Universal. En su amplia producci¨®n destacan las obras Roma en el centenar de San Pedro y Los trabajadores en el mar. Sin embargo, la pinacoteca espa?ola s¨®lo tiene registrado un ¨®leo, con el que particip¨® en la Exposici¨®n Nacional de 1856, precisamente el mismo a?o en el que supuestamente retrat¨® a la emperatriz de Austria.
Para Pedro Jos¨¦ Mart¨ªnez, conservador de pintura del siglo XIX en el Museo del Prado, el cuadro fue pintado por el austriaco Franz Russ I, el Viejo (1817-1892), cuya firma (F. Ruz) puede confundirse con la de Federico Ruiz. ¡°Se trata de una r¨¦plica, una copia realizada por el mismo artista que hizo el original¡±, asegura el especialista del Prado despu¨¦s de revisar la firma y comparar el lienzo con otros del artista centroeuropeo.
Los expertos tambi¨¦n creen que los cuadros de Sissi y Francisco I de Austria son del mismo autor por el tratamiento del estrato crom¨¢tico, la forma de pintar detalles individuales y la fecha de su creaci¨®n. ¡°El del marido tambi¨¦n apunta a ser una r¨¦plica, aunque no est¨¦ firmado, puesto que algunas veces los artistas solo pon¨ªan la marca personal en uno¡±, recalca Mart¨ªnez.
Babelia
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