Devoci¨®n por Francisco Rico
La figura del acad¨¦mico, que falleci¨® a los 82 a?os, est¨¢ iluminada por la admiraci¨®n sin l¨ªmites que tantos fil¨®logos le profesamos, en Espa?a, Italia o Francia, pa¨ªses en los que recibi¨® los m¨¢s altos reconocimientos
Hoy, 28 de abril, Francisco Rico hubiera cumplido 82 a?os, pero justo ayer la muerte se apresur¨® a visitarlo, tan temprano, impidi¨¦ndole celebrarlos. La figura de Rico est¨¢ iluminada por la admiraci¨®n sin l¨ªmites que tantos fil¨®logos le profesamos, en Espa?a, Italia o Francia, pa¨ªses en los que recibi¨® los m¨¢s altos reconocimientos. Su mirada ha cambiado todo aquel texto sobre el que se ha posado y, adem¨¢s, personaje irrepetible, ha conferido a nuestra actividad una dignidad p¨²blica a la que no estamos acostumbrados. Son tantos los huertos en que fructific¨® su semilla que es imposible cosecharlos aqu¨ª todos.
A Francisco Rico se deben p¨¢ginas insoslayables sobre nuestra literatura medieval y del Siglo de Oro, pero tambi¨¦n sobre Petrarca y el significado del humanismo, que le brindaron el aplauso de la filolog¨ªa italiana. Tres, dir¨ªa yo, son las caracter¨ªsticas que impregnan cualquiera de sus trabajos y los hacen n¨ªtidamente ¨²nicos: primero, su punto de vista, siempre original, r¨¢faga sagaz de lector l¨²cido que ilumina los textos para descubrir en ellos aspectos antes ocultos. En segundo lugar, la elegancia literaria de su prosa, a la altura de nuestros cl¨¢sicos, que potencia la perspicacia del an¨¢lisis y que conecta con su vocaci¨®n de poeta. Finalmente, su extraordinario manejo directo de las letras latinas, sean cl¨¢sicas, medievales o renacentistas, que le habilita para establecer conexiones insospechadas.
Como medievalista, siento predilecci¨®n por los estudios dedicados al renacimiento latino del siglo XII, el Poema del Cid, la General estoria de Alfonso X o el mester de clerec¨ªa, pero no hay que olvidar que sus trabajos sobre la novela picaresca o Cervantes revolucionaron radicalmente el panorama. Incluso es un autor ineludible para los historiadores de la lengua. Fue el primero en interpretar las anotaciones gramaticales de las Glosas emilianenses. Nadie nos explica mejor el proyecto humanista y reformador de Antonio de Nebrija que su Nebrija frente a los b¨¢rbaros y El sue?o del humanismo.
Un ¨¢rea que le debe todo es la edici¨®n cr¨ªtica de textos. Impulsor del primer Manual de cr¨ªtica textual enfocado a la literatura espa?ola, Rico concibi¨® la idea de una Biblioteca cl¨¢sica, hoy de la Real Academia Espa?ola, que reuniera el canon literario en espa?ol. El hilo conductor fue la creaci¨®n de ediciones cr¨ªticas rigurosas, pero, consciente de la importancia de conservar vivos los cl¨¢sicos, siempre se preocup¨® de que estas fueran de provecho tanto para el lector com¨²n como para el erudito. Suya es la primera edici¨®n razonadamente cr¨ªtica del Quijote, que argument¨® en su pionero El texto del Quijote, donde nos explica con maestr¨ªa las v¨ªas de difusi¨®n de los textos en la ¨¦poca de la imprenta manual.
Un reciente monogr¨¢fico de la revista ?nsula hace justicia a la trayectoria y significaci¨®n de su legado, en el que no se olvida el papel de promotor cultural y acad¨¦mico, la vocaci¨®n de periodista, la implicaci¨®n provocadora y desenfadada en los debates p¨²blicos o la amistad que le uni¨® con escritores contempor¨¢neos. Aunque ya no podremos escuchar su imponente voz grave, seguiremos dialogando, en una larga lealtad, con sus textos.
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