El toreo es parte de la cultura espa?ola, pero el pensamiento antitaurino tambi¨¦n
El debate en torno a la tauromaquia no se circunscribe al momento actual, sino que tiene un largo arraigo en la historia: los argumentos y contraargumentos se han ido enfrentando a trav¨¦s de las generaciones
El 15 de agosto de 1914 se celebr¨® en Gij¨®n una Fiesta Cultural y Antitaurina que congreg¨® a 4.000 personas al aire libre, en un ambiente distendido y familiar. La convocaba una sociedad antiflamenquista y protectora de animales y plantas, inspirada en las ideas de Eugenio Noel, un famoso opositor a los toros (y a la banalizaci¨®n del flamenco) que recorr¨ªa Espa?a en labores de agitaci¨®n. El historiador Sergio S¨¢nchez Collantes, profesor de la Universidad de Burgos, ha desempolvado este suceso rebuscando en los archivos: ¡°Aunque no toda la gente de izquierdas era antitaurina, era com¨²n que esas ideas circulasen, con diferentes matices, en diferentes culturas pol¨ªticas de izquierda: republicanos, socialistas, anarquistas e incluso reformistas¡±, cuenta. El evento fue apoyado por numerosas asociaciones obreras, con especial atenci¨®n a las mujeres: ¡°Vosotras sois las reinas de la vida que ostent¨¢is los augustos atributos de la maternidad¡±, rezaba la convocatoria. Se esperaba que no llevasen a sus hijos a las corridas. Hubo discursos, se liberaron p¨¢jaros. ¡°Aquello fue una movilizaci¨®n de masas para los est¨¢ndares de la ¨¦poca¡±, afirma el historiador.
La fiesta se celebr¨® el D¨ªa de Bego?a, coincidiendo con la feria taurina de la ciudad, que aun en los ¨²ltimos a?os, pleno siglo XXI, ha sido pol¨¦mica. En 2021 se lidiaron, con gran controversia, sendos toros llamados Feminista y Nigeriano: la entonces alcaldesa Ana Gonz¨¢lez, del PSOE, anunci¨® que no se celebrar¨ªan m¨¢s corridas. En 2023, la alcaldesa entrante, Carmen Moriy¨®n, de Foro Asturias, restituy¨® los toros en la ciudad. Esta historia ilustra las tensiones entre las pasiones taurinas y antitaurinas que recorren el devenir espa?ol. Porque es indudable que la fiesta de los toros forma parte de la cultura y de las tradiciones espa?olas... pero la oposici¨®n al toreo tambi¨¦n.
Cuando se debate sobre la tauromaquia suelen salir a colaci¨®n la historia y la cultura. Se esgrimen nombres como Lorca, Picasso, Hemingway o Goya para recordar que o fueron aficionados o, al menos, representaron la tauromaquia en sus obras. En el lado opuesto, nombres cr¨ªticos con la lidia como Jovellanos, Unamuno, Baroja o Quevedo. Estos argumentos basados en nombres c¨¦lebres se llaman argumentos de autoridad y son una falacia l¨®gica: que alguno de estos personajes apoyara o criticara la tauromaquia no dice nada definitivo sobre el asunto. Pero eso no quiere decir que no se pueda rastrear a trav¨¦s de la historia de la cultura y el pensamiento espa?ol una l¨ªnea de enfrentamiento entre taurinos y antitaurinos.
¡°Se han querido presentar las posiciones antitaurinas como una cosa nueva, una moda pasajera, algo banal como la canci¨®n del verano, pero lo antitaurino ha tenido un fuerte arraigo en la historia de Espa?a¡±, explica Juan Ignacio Codina, autor de Pan y toros: Breve historia del pensamiento antitaurino espa?ol (Plaza y Vald¨¦s). En su obra rastrea posturas cr¨ªticas con los toros al menos hasta el reinado de Alfonso X el Sabio, en el siglo XIII, cuando se establece una regulaci¨®n ¡°muy embrionaria¡± de los espect¨¢culos taurinos. A partir de ah¨ª, a trav¨¦s de los siglos, Codina encuentra una l¨ªnea que permite esbozar lo que llama una ¡°teor¨ªa general del pensamiento antitaurino espa?ol¡±, y que pasa por el Renacimiento, la Ilustraci¨®n o el regeneracionismo y la Generaci¨®n del 98, hasta la actualidad.
¡°Hay una serie de argumentos que se repiten una y otra vez, y una serie de autores que se apoyan unos en otros a trav¨¦s del tiempo¡±, dice el investigador, que este mes lanza Antitauropedia. Diccionario hist¨®rico del pensamiento antitaurino (Plaza y Vald¨¦s). Entre esos argumentos se encuentran la crueldad hacia los animales, el embrutecimiento de la sociedad, el gasto de dinero p¨²blico o la mala imagen exterior de Espa?a. Los argumentos taurinos que se han esgrimido hist¨®ricamente tienen que ver con el car¨¢cter tradicional e identitario de la lidia, la estabilidad econ¨®mica del sector o su valor est¨¦tico y cultural.
La relaci¨®n de la tauromaquia con la Ilustraci¨®n, por ejemplo, fue trabajada por el fallecido fil¨®sofo Jes¨²s Moster¨ªn en su libro A favor de los toros (Laetoli), argumentos que relat¨® en una conocida comparecencia en el Parlamento de Catalu?a, como experto, cuando en 2010 se debat¨ªa la prohibici¨®n de las corridas. All¨ª, adem¨¢s de explicar la diferencia entre ¨¦tica y moral, y describir el progreso moral como una depuraci¨®n de las tradiciones rechazables, Moster¨ªn se?al¨® que no hab¨ªa nada espec¨ªficamente espa?ol en la fiesta de los toros: ¡°En toda Europa hab¨ªa corridas de toros (¡), pero hubo un proceso que se llam¨® la Ilustraci¨®n y que tendi¨® a limpiar las culturas eliminando sus aspectos m¨¢s s¨®rdidos, m¨¢s crueles o supersticiosos¡±. Solo quedaron algunas bolsas de crueldad, en palabras del fil¨®sofo Jos¨¦ Ferrater Mora, en algunos lugares como Espa?a y el sur de Francia. En Espa?a, el ilustrado Jovellanos (por cierto, natural de Gij¨®n) es citado con frecuencia como detractor de la tauromaquia, que consideraba en contra de la moral y la civilizaci¨®n, como una costumbre b¨¢rbara.
Si en la historia se ve un continuo repicar de los mismos argumentos, hay quien los concibe cronol¨®gicamente, como una serie de oleadas. Es la idea de Beatriz Badorrey, defensora de la tauromaquia y autora de Taurinismo / antitaurinismo. Un debate hist¨®rico (C¨¢tedra). Primero, antes de la Ilustraci¨®n, se?ala argumentos humanistas y morales, los que critican la p¨¦rdida de vidas humanas y la vida disoluta que propician las corridas en el pueblo. Luego, en tiempos ilustrados se argumenta econ¨®micamente: el gasto que suponen las corridas, la distracci¨®n que producen o la mala imagen en el extranjero. Posteriormente, a finales del XIX, comienzan a llegar argumentos animalistas que priorizan el sufrimiento del animal.
¡°Los argumentos taurinos han ido acompasados, tratando de rebatir las cr¨ªticas de los antitaurinos en cada momento¡±, se?ala Badorrey. As¨ª, paralelamente, se repuso primero que las corridas no eran ca¨®ticas e inmorales, luego que generaban econom¨ªa y despu¨¦s que la cr¨ªa del toro beneficiaba al medio ambiente, manten¨ªa la especie y generaba las dehesas. ¡°Se argumenta que el toro es el animal que mejor vive: todos los vacunos crecen para morir, pero el toro vive en mucho espacio, cuidado, como un atleta de ¨¦lite¡±, dice la investigadora.
Y as¨ª fue la historia de un lado a otro. Los regeneracionistas y la Generaci¨®n del 98, a finales del XIX, criticaron los toros con dureza, porque ve¨ªan en ellos un s¨ªmbolo de la Espa?a en decadencia que deb¨ªa reconstruirse. Ya en el siglo XX, algunos miembros de la Generaci¨®n del 27 vieron la lidia con buenos ojos, y el fil¨®sofo Ortega y Gasset tuvo al toreo en consideraci¨®n y escribi¨®, en cita c¨¦lebre, que no se puede entender la historia de Espa?a sin esta disciplina.
El debate sobre los toros sigue en el aire. Un 45% de los espa?oles piensan que se deber¨ªan prohibir los toros, un 24% que deber¨ªan fomentarse, y un 30,3% que no deber¨ªan prohibirse pero tampoco fomentarse, seg¨²n una encuesta de Electoman¨ªa de 2023. En el campo de la cultura popular hay algunas figuras se?aladas que defienden la tauromaquia, como Joaqu¨ªn Sabina, Miguel Bos¨¦ o Andr¨¦s Calamaro, tambi¨¦n fil¨®sofos como Fernando Savater. Y es un debate candente, como volvi¨® a demostrar la pol¨¦mica en torno a la cancelaci¨®n de Premio Nacional de Tauromaquia por parte del ministro de Cultura, Ernest Urtasun. ¡°Espa?a ha llegado a un momento de madurez pol¨ªtica y social, y la tauromaquia es se?alada como uno de los lastres que impiden que nuestro pa¨ªs llegue a europeizarse del todo¡±, se?ala Codina.
En el otro lado, los taurinos ondean la bandera de la cultura y la libertad. ¡°Los aficionados no somos locos, ni s¨¢dicos, ni vamos a ver crueldad. Creemos que hay belleza en el toreo y queremos preservar un patrimonio cultural muy rico. Solo pedimos que se nos comprenda y se nos respete¡±, opina Badorrey, que tambi¨¦n se?ala que hace falta m¨¢s pensamiento profundo en este ¨¢mbito. ¡°La universidad deber¨ªa acercarse a este fen¨®meno desde campos como la sociolog¨ªa o la antropolog¨ªa, entre otros. Falta producci¨®n acad¨¦mica¡±, concluye.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.