Alberto Garc¨ªa Ibarra, ¡®Chencho¡¯, promotor musical: ¡°Rechac¨¦ a Peso Pluma y lo volver¨ªa a hacer¡±
El productor y promotor que descubri¨® a Los Tigres del Norte y a Enrique Iglesias, entre otros, empez¨® como mariachi a los 10 a?os para ayudar a mantener a su familia. Hoy es un referente de la industria musical latina
Todo el mundo de la m¨²sica en Am¨¦rica conoce a Chencho. Alberto Garc¨ªa Ibarra (Guadalajara, 73 a?os) es un fact¨®tum de la industria popular en M¨¦xico y tambi¨¦n experto en coaching, autor del manual La cola mueve al perro (Medialuna). Por sus manos han pasado Los Tigres del Norte o Enrique Iglesias, pero tambi¨¦n grupos como Los cadetes de Linares, un aut¨¦ntico fen¨®meno de la ranchera. Hoy le siguen llamando para que acompa?e a figuras emergentes y se da el lujo de decir algunos que no, como a Peso Pluma, porque no se siente nada c¨®modo con su m¨²sica agresiva.
Pregunta. Para empezar, ?qu¨¦ diferencia su sabidur¨ªa para el coaching de la de otros?
Respuesta. Yo creo que el arte de la pausa. Eso es lo que le agrego a lo que empez¨® como una pata de la inteligencia emocional. Enfocarse en los hechos antes de lanzarse sobre ellos en una din¨¢mica de acci¨®n reacci¨®n. La clave es que el perro mueva la cola y no que la cola mueva al perro, que es lo que nos pasa en estos tiempos.
P. Lo que diferencia al hombre de los animales es precisamente la capacidad de contarse historias entre ellos. Pero dice usted que tambi¨¦n es lo que nos limita.
R. ?Totalmente! Generan suposiciones que nos impiden ver los hechos. Una interpretaci¨®n, un enga?o. Cuando nos invade una emoci¨®n debemos analizar los hechos que la provocan. Detenernos ah¨ª y actuar despu¨¦s o, simplemente, no hacer nada. La mayor¨ªa de las veces son errores nuestros, si los analizamos profundamente.
P. Todo esto, la inteligencia emocional y el arte de la supervivencia, ?ya lo aprendi¨® de ni?o en la calle, cuando se ganaba la vida con su viol¨ªn?
R. Cuando empec¨¦ a leer a Goleman, el padre de la inteligencia emocional, me di cuenta de que gran parte de eso ya lo aplicaba yo a la vida desde ni?o. La necesidad me llev¨® a eso.
P. ?Por qu¨¦?
R. Yo a los diez a?os ya tocaba como violinista en un mariachi en un barrio de m¨²sicos de Guadalajara del que han salido grandes figuras, el de San Andr¨¦s. Yo viv¨ªa en una privadita, Lagunitas, que no estaba ni pavimentada. ?ramos ocho hermanos y mi pap¨¢ alba?il. Gente demasiado humilde.
P. ?C¨®mo aprendi¨® a tocar?
R. Mi abuelo me ense?¨® y me puso maestros desde muy chico. ?l arm¨® un mariachi de ni?os, Los toritos, a mi hermano le dio la trompeta y a m¨ª el viol¨ªn. Le dedicaba muchas horas al ensayo.
Para un pa¨ªs como M¨¦xico, el mariachi es el coraz¨®n que lo mueve. Cuando escuchas esa m¨²sica, te olvidas de nuestros males
P. ?Qu¨¦ significa para usted el mariachi?
R. En aquel tiempo, sobrevivencia y, por tanto, una bendici¨®n. Ahora veo a mis nietos de esa edad y me pregunto c¨®mo yo pas¨¦ por eso. Para un pa¨ªs como M¨¦xico, el mariachi es el coraz¨®n que lo mueve. Cuando escuchas esa m¨²sica, te olvidas de nuestros males.
P. O lo recuerdas, con las letras, como en el caso de Los Tigres del Norte.
R. Exactamente, son sus voceros. Los descubr¨ª hace 45 a?os para M¨¦xico, pero antes los hab¨ªa lanzado en Estados Unidos Arthur Walker dentro de su compa?¨ªa Discos Fama. En aquel tiempo yo ya andaba ya con mi disquera, Cronos, de Guadalajara. Ten¨ªa 24 a?os.
P. ?Ya conoc¨ªa bien el negocio?
R. A esa edad yo ya ven¨ªa de cantarle a borrachos, a enamorados, mam¨¦ las emociones fuertes. As¨ª que las canciones que lanzaba pegaban y pegaban, conectaban con la gente. Eso, a d¨ªa de hoy, sigue siendo mi fuerte en la industria de la m¨²sica.
P. ?Y as¨ª vio que funcionar¨ªan tanto Los Tigres del Norte como Enrique Iglesias, a quien tambi¨¦n lanz¨®?
R. S¨ª, pero antes gentes como Los cadetes de Linares, que son los que m¨¢s discos han vendido de cuantos artistas he producido. Ellos cantaban rancheras de esas que huelen, con voz aguardientosa y aroma a bo?iga¡ Hac¨ªamos pedidos de medio mill¨®n de discos por quincena. A veces no d¨¢bamos abasto. Chorros de dinero en vinilos y casetes con seis f¨¢bricas en todo el pa¨ªs en un lapso de dos a?os. Ese era el nivel del grupo.
P. ?Y qu¨¦ me dice de gente ahora tan controvertida como Peso Pluma?
R. No lo quise promover. Lo volver¨ªa a hacer. No me gusta. Se convirti¨® en un fen¨®meno, lo s¨¦, en todo el mundo, pero su voz y su estilo hablan de cosas sucias, rebeldes con la vida. No borro la grabaci¨®n en la que digo que no quiero porque presumo de haberme equivocado. No quer¨ªa moverlo. Fue una decisi¨®n moral por sus letras agresivas, ofensivas, que alaban a los narcos cuando est¨¢n destruyendo un pa¨ªs, al contrario de lo que hac¨ªan Los Tigres¡
P. Bueno, a muchos les parece que tambi¨¦n los encumbran.
R. Cuentan sus historias, pero no los defienden. Son meros cronistas. Cuentan las historias de los inmigrantes y su sufrimiento, narran realidades. Es muy distinto.
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