La lucha de la literatura ind¨ªgena: ¡°Cada ni?o tiene derecho a escuchar su historia en su propio idioma¡±
Comunidades nativas de todo el planeta, del ?rtico hasta Australia, impulsan la publicaci¨®n de obras infantiles y juveniles sobre tem¨¢ticas locales y en lenguas aut¨®ctonas
Igloolik es una min¨²scula isla al noreste de Canad¨¢. Su nombre, en el idioma local (inuktikut), significa ¡°tiene casas¡±. Tampoco muchas, en realidad: ya sea por la ubicaci¨®n, cerca del ?rtico; por la extensi¨®n, que puede recorrerse de un extremo a otro andando en menos de cinco horas, seg¨²n Google Maps; o por el clima, con temperaturas que casi nunca superan los siete grados y pueden descender hasta 30 bajo cero. En uno de esos hogares creci¨® Aviaq Ginny Mary Pavvik Akumalik Berthe Johnston. O, como tambi¨¦n se presenta, Aviaq Johnston.
M¨¢s f¨¢cil para la mayor¨ªa del p¨²blico. El mismo filtro que la joven autora inuit aplic¨® al principio a sus textos. ¡°Vengo de una parte muy aislada del mundo. Pero lo que le¨ªa era muy occidental, as¨ª que al escribir reflejaba eso. Constru¨ªa tramas en grandes ciudades, con personajes que no hab¨ªa encontrado en mi vida¡±, relataba hace unas semanas en la Feria del Libro infantil y juvenil de Bolonia, la m¨¢s importante del sector, adonde acudi¨® a explicar c¨®mo fue tomando conciencia de sus ra¨ªces. Y a reivindicar un movimiento que se ha cansado de ser silenciado. A muchas comunidades ind¨ªgenas les robaron la tierra. Luego, la lengua y la voz. Finalmente, el futuro. As¨ª que ha llegado la hora de que cuenten sus relatos. Y a su manera.
¡°Cada ni?o tiene derecho a escuchar su historia en su propio idioma¡±, defend¨ªa Victor D. O. Santos, autor infantil y ling¨¹ista brasile?o, en la misma conferencia, titulada Or¨ªgenes: voces ind¨ªgenas en los libros para j¨®venes. Algo obvio para cualquier chiquillo blanco del primer mundo, acostumbrado a protagonizar casi todas las novelas, pel¨ªculas, canciones o videojuegos que le rodean. Menos habitual para la otra mitad del planeta. Raro, para cualquier peque?o miembro de colectivos minoritarios, marginados o incluso discriminados. O para quien tenga necesidades especiales. Y pr¨¢cticamente imposible para los ind¨ªgenas.
Tanto que, cuando la peque?a Noem¨ª tuvo al fin la oportunidad, ¡°no par¨® de leer¡±. El recuerdo es de Adolfo C¨®rdova, autor del primer libro infantil publicado en el nuntajiiyi que apenas hablan pocas decenas de miles de habitantes en la mexicana Sierra de Santa Martha. Entre ellos, Noem¨ª. Y su maestro, Emmanuel Rodr¨ªguez, que ayud¨® al autor para traducir Jomshuk, Ni?o y Dios Ma¨ªz (Castillo), basado en la antigua leyenda local de un muchacho nacido en la selva, capaz de esquivar todo tipo de peligros y hasta la muerte gracias a la ayuda de los animales. ¡°Ni siquiera los libros le ofrec¨ªan a Noem¨ª un refugio personal. Si acaso, un hogar extranjero. Pero no basta con llevar otras obras a estos idiomas. Hay que buscar las que est¨¢n escritas originalmente en esas lenguas. Y si no existen, hay que escribirlas¡±, apuntaba C¨®rdova.
La historia de la bisabuela de Michel Jean todav¨ªa no est¨¢ publicada en innu-aimun. Aunque el autor, miembro de los innu, en Quebec, asegura por tel¨¦fono que est¨¢ trabajando en ello. Mientras tanto, Kukum (Tiempos de Papel) ha conquistado a miles de lectores j¨®venes y adultos por el planeta con el relato real de una mujer que se enamora de un ind¨ªgena y abraza su estilo de vida. Pero, a la vez, la novela narra otra historia verdadera. Y en absoluto id¨ªlica. ¡°Hoy todos est¨¢n preocupados por el fin del mundo. Esas comunidades lo han probado, han visto c¨®mo desaparec¨ªa el suyo y fueron obligadas a aceptar otro, que nunca eligieron¡±, apunta Jean. Porque, durante casi un siglo, Canad¨¢ encerr¨® a los ni?os ind¨ªgenas en las llamadas ¡°escuelas residenciales¡±, internados donde se quebraba su identidad, su idioma y, a veces, incluso su propia existencia. ¡°Lo que sucedi¨® todav¨ªa tiene consecuencias. Hoy representamos el 2% de la poblaci¨®n pero el 30% de los indigentes. Miles de j¨®venes fueron cogidos a la fuerza y desplazados a cientos de kil¨®metros. Si eras el 22? en bajar del avi¨®n, ya se te llamaba con ese n¨²mero. Se te castigaba si hablabas tu idioma¡±, ampl¨ªa Jean. Se calcula que unos 5.000 nunca volvieron a casa. Incluida una prima de la madre del autor.
Por eso Jean cree que su novela es tambi¨¦n ¡°una declaraci¨®n de intenciones¡±: ¡°Nadie estaba interesado en nuestra historia. Un editor me dijo: ¡®Si no la cuentas t¨², ?qui¨¦n lo har¨¢? Es nuestra responsabilidad. No significa que otros no puedan, pero s¨ª que somos los que m¨¢s lo conocen y est¨¢n en el mejor sitio para entenderlo, y narrarlo¡±. En Bolonia, Aviaq Johnston quiso arrancar su intervenci¨®n en inuktikut. Y ha editado su primera novela juvenil, Those Who Run in the Sky (Los que corren en el cielo), en 2017, tanto en ingl¨¦s como en la lengua de su hogar. Gritos antes aislados que ahora se unen para hacer cada vez m¨¢s ruido. ¡°Es un fen¨®meno reciente de representaci¨®n de quien no la ten¨ªa, con distintos grados seg¨²n los pa¨ªses. La circulaci¨®n de estos libros, que dif¨ªcilmente habr¨ªan tenido difusi¨®n m¨¢s all¨¢ de su mercado, resulta importante tambi¨¦n para acabar con visiones folcloristas y estereotipadas¡±, destacaba Dolores Prades, editora y directora del Instituto Emilia, volcado en difundir el amor por la literatura, y coordinadora en Brasil de la Catedra Latinoam¨¦ricana y Caribe?a de Lectura y Escritura.
Algo parecido est¨¢ ocurriendo con el maor¨ª, el ¡®¨lelo, el mapuche o el kriol. ¡°Lo que sucedi¨® en Quebec es lo mismo que en Sudam¨¦rica, ?frica o con los sami, en Escandinavia¡±, reflexiona Jean. O en Australia, donde la Indigenous Literacy Foundation no solo lleva libros en ingl¨¦s a las comunidades abor¨ªgenes m¨¢s remotas. Tambi¨¦n procura fomentar su pasi¨®n lectora con sesiones diarias. E impulsa la edici¨®n de historias infantiles y juveniles arraigadas al territorio, y contadas en sus idiomas. ¡°Hay ni?os que hablan cuatro o cinco. El ingl¨¦s a lo mejor es el sexto. Y sin embargo es el que se encuentran en la escuela¡±, reflexionaba Nicola Robinson, de la fundaci¨®n, en Bolonia. Donde recogi¨® en nombre de su entidad el Premio Memorial Astrid Lindgren, el de mayor dotaci¨®n en la edici¨®n infantil, como reconocimiento a una labor de 13 a?os que ha llevado m¨¢s de 750.000 libros a unas 400 comunidades y publicado 109 obras en las lenguas aut¨®ctonas.
¡°?Qu¨¦ significa ¡®representaci¨®n ind¨ªgena¡¯? ?Hablar de esos temas, sin que los autores e ilustradores pertenezcan a esas comunidades, lo es? ?Y libros de creadores ind¨ªgenas, pero sobre otros asuntos? ?U obras en idiomas aut¨®ctonos, pero realizadas en otro sitio, lejano respecto al pueblo?¡±, cuestionaba Santos en Bolonia. Y recordaba que una declaraci¨®n aprobada un¨¢nimemente por la Unesco en 2001 elev¨® la diversidad cultural al nivel de ¡°patrimonio com¨²n de la humanidad¡±, tan ¡°necesaria como la biodiversidad para la naturaleza¡±. El escritor tambi¨¦n lo ha subrayado ¨²ltimamente como mejor sabe: con un libro. Su ¨²ltima obra, La cosa pi¨´ preziosa (ilustrada por Anna Forlati, Terre di Mezzo), celebra la importancia de las lenguas. ¡°Puedes encontrarme en cualquier lado. En cada naci¨®n, ciudad, escuela u hogar¡±, se lee en sus p¨¢ginas.
¡°Hay 364 lenguajes en M¨¦xico. Pero hoy solo el 6% de la poblaci¨®n los habla. Los idiomas dominantes han sido responsables de marginarlos¡±, atacaba C¨®rdova. He aqu¨ª la lengua como arma y legado del colonialismo. ¡°Somos 11 comunidades ind¨ªgenas en Quebec y solo un idioma es reconocido por gobierno: el franc¨¦s¡±, critica Jean. Algo que denunci¨® hace tiempo el ensayo Reforzar los cimientos (DeBolsillo), del eterno candidato keniota al Nobel de Literatura Ngugi Wa Thiong¡¯o, que citaba, por ejemplo, las tesis que tantos universitarios africanos a¨²n se ven obligados a escribir y debatir, en sus pa¨ªses, en el idioma del viejo opresor.
¡°En Uruguay hasta hace poco se dec¨ªa que la cultura ind¨ªgena ya no exist¨ªa: ese era el mensaje oficial. Nos lo ense?an en la escuela¡±, lamentaba en el encuentro de Bolonia Nat Cardozo, autora de Origen (Libros del Zorro Rojo), un homenaje en palabras y dibujos a la lecci¨®n que una veintena de pueblos ind¨ªgenas ofrecen sobre c¨®mo vivir en armon¨ªa con la naturaleza. ¡°El mundo occidental concibe la historia como una flecha, dirigida hacia el progreso. Para los innu en cambio es un ciclo. No vemos al ser humano como el dominador, sino una parte del sistema, que depende de las otras especies. No pensamos que el cazador mata un alce porque es muy h¨¢bil, sino porque el animal dio su vida¡±, aclara Jean.
En tres d¨¦cadas de actividad, la editorial Lee and Low ha elaborado otra ense?anza. ¡°Nuestra misi¨®n es publicar obras sobre y para todos. A lo largo de los a?os fuimos identificando grupos marginados que vamos sumando. Se dice siempre que ¡®los libros diversos no venden¡¯ y quer¨ªamos desmentirlo con una compa?¨ªa rentable¡±, relataba Jason Low, directivo del sello estadounidense. Frente a un estereotipo desmontado, el editor comparti¨® otro aut¨¦ntico, que habita todav¨ªa muchas librer¨ªas. Aquel que lleva a colocar un thriller en la estanter¨ªa de ¡°literatura afroamericana¡± o ¡°LGBTIQ+¡± en lugar de ¡°misterio¡±, solo por la piel o la orientaci¨®n de su autor. Lo cual, por otro lado, reduce la visibilidad; por tanto, el ¨¦xito. Y, entonces, facilita justo la profec¨ªa de que esas novelas ¡°no venden¡±.
Con el ¨¦xito de Kukum, Jean ha percibido lo contrario: un inter¨¦s creciente, sobre todo entre los menores de 35 a?os, m¨¢s sensibles a causas como el cambio clim¨¢tico, la descolonizaci¨®n o las batallas identitarias. Aunque, al mismo tiempo, la resistencia se mantiene, o incluso aumenta. En Espa?a, igual que en Canad¨¢. El el escritor y periodista innu se?ala: ¡°El Gobierno adopt¨® una ley que proh¨ªbe negar las consecuencias de las escuelas residenciales, de la misma forma en la que no puedes negar el Holocausto. La gente en Quebec se percibe como una sociedad buena. Cuando se habla de colonizaci¨®n dicen: ¡®Eso sucedi¨® en EE UU, no aqu¨ª'. Es dif¨ªcil darte cuenta de que la historia no es exactamente la que te contaron. Nuestros manuales escolares empiezan en 1492, pero los arque¨®logos han demostrado que en mi comunidad la gente ha vivido de forma estable desde hace 5.000 a?os¡±. Y sostiene que Kukum est¨¢ despertando a muchos seguidores, que le env¨ªan mensajes como: ¡°Me siento avergonzando. ?Qu¨¦ puedo hacer?¡±. El primer consejo del autor se resume en una palabra. Los innu como ¨¦l dir¨ªan ¡°aimitau¡±. En la isla de Johnston, ser¨ªa ¡°???????¡±. ¡°Heluhelu¡±, en hawaiano; ¡°chilcatun¡± en el mapudungun de los mapuches. ?Qu¨¦ significa? Muy sencillo: leer.
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