Una nueva vida para las Atarazanas de Sevilla
EL PA?S visita las obras que devolver¨¢n a la ciudad el edificio levantado por Alfonso X El Sabio para cobijar las galeras reales de la Corona de Castilla. El proyecto del arquitecto Guillermo V¨¢zquez Consuegra se impone a las voces conservacionistas que han tratado de pararlo en m¨²ltiples ocasiones
Las Atarazanas de Sevilla son unas verdaderas supervivientes. El edificio civil m¨¢s imponente de la ciudad se levant¨® a mediados del siglo XIII para cobijar las galeras reales de la Corona de Castilla y se convirti¨® en uno de los mayores arsenales de Europa de donde partieron centenares de embarcaciones destinadas a dominar el mundo conocido hasta entonces. Sus ampl¨ªsimos espacios separados por imponentes arcadas tambi¨¦n sirvieron, cuando decay¨® como astillero, de almac¨¦n para el tr¨¢fico comercial con las Indias tras el descubrimiento de Am¨¦rica. Fue c¨¢rcel, aduana del Nuevo Mundo y patio de vecinos para comerciantes, para transformarse, en el XVII, en hospital de caridad y un siglo m¨¢s tarde, en Maestranza de Artiller¨ªa. No olvidemos, tray¨¦ndolo a la actualidad, su protagonismo como escenario tel¨²rico del rodaje de la serie de televisi¨®n Juego de Tronos, en 2016.
Sus 12.600 metros cuadrados en pleno coraz¨®n de Sevilla lo convierten en uno de los espacios patrimoniales m¨¢s extensos, l¨²gubremente bello y singular, de la ciudad, pero tambi¨¦n en un foco de pol¨¦mica. Desde que en 2009 el arquitecto sevillano Guillermo V¨¢zquez Consuegra ganara con su proyecto un concurso de rehabilitaci¨®n convocado por la Fundaci¨®n La Caixa, las Atarazanas se ha convertido en estos 15 a?os en objeto de estudio en universidades de media Europa y ha sido una de las ¨²ltimas adquisiciones documentales del Centro Pompidou de Par¨ªs, pero, parad¨®jicamente, tambi¨¦n ha sufrido casi tantas modificaciones como en el resto de su anterior historia, ahogado por las exigencias conservacionistas de la Asociaci¨®n de Defensa del Patrimonio de Andaluc¨ªa (ADEPA), que ha paralizado y retrasado la ejecuci¨®n del proyecto en varias ocasiones con la intenci¨®n de ¡°garantizar la preservaci¨®n de la est¨¦tica medieval¡± del inmueble.
EL PA?S ha visitado, de la mano de V¨¢zquez Consuegra, las obras de recuperaci¨®n de esta catedral laica de Sevilla, como tambi¨¦n se conoce a las Atarazanas ¡ªmonumento nacional desde 1969¡ª, que llegan a su fase final antes de ser entregada a final de mes a la Junta de Andaluc¨ªa, propietaria del edificio, para su futuro uso como centro cultural que explotar¨¢ y gestionar¨¢ la Fundaci¨®n Cajasol tras la salida del proyecto de La Caixa, que sufraga la obra, pero que, empujada por la multitud de obst¨¢culos que ha encontrado en el camino, descart¨® finalmente su propuesta inicial de ubicar el CaixaForum de Sevilla en los antiguos astilleros de la ciudad.
¡°La actitud de nuestra propuesta se sit¨²a en contra del fundamentalismo conservacionista que fosiliza la historia de las Atarazanas y la ancla a un ¨²nico momento hist¨®rico e impide que nuevas contribuciones de valor arquitect¨®nico le otorguen otra vida al edificio. Esto siempre ha sido as¨ª y lo podemos ver en todas las edificaciones y ciudades que hoy amamos y protegemos, yo entiendo la continuidad en la arquitectura como una acumulaci¨®n de mundos, como una sucesi¨®n de maneras de ver el mundo. Solo en los tiempos en que no ha habido cultura, no ha existido ese dep¨®sito de cultura en los edificios¡±, defiende V¨¢zquez Consuegra (Premio nacional de Arquitectura 2005 y Medalla de oro de la Arquitectura Espa?ola 2016) ante los envites conservacionistas.
En concreto, y a pesar de que la reforma en curso del astillero cuenta con la aprobaci¨®n de la Comisi¨®n de Patrimonio, ADEPA ha vuelto a llevar a la justicia el caso con una demanda presentada el pasado mayo ante el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo 9 de Sevilla por los que considera que son incumplimientos en la rehabilitaci¨®n pactada entre la asociaci¨®n y la Junta de Andaluc¨ªa en 2017. Se trata de la ¨²ltima judicializaci¨®n de un caso que comenz¨® cuando los conservacionistas consiguieron que un juez paralizara de manera cautelar la licencia de obras en 2015, cuando La Caixa le cede el uso a la Fundaci¨®n Cajasol para llevar a cabo el Centro Cultural Atarazanas. Tras dos a?os de conversaciones, la Junta de Andaluc¨ªa consigui¨® desbloquear la recuperaci¨®n del astillero medieval gracias a un pacto a tres bandas entre el gobierno andaluz, la fundaci¨®n La Caixa y ADEPA, por el cual la asociaci¨®n ped¨ªa una modificaci¨®n del proyecto que inclu¨ªa, entre otros, recuperar la cata original del suelo, cinco metros por debajo de la actual y que, aseguran ahora, no se est¨¢ respetando.
¡°No existe un proyecto m¨¢s respetuoso con el patrimonio¡±, defiende Consuegra mientras pasea por las naves arqueadas del monumento, que se abrir¨¢n a la calle y permitir¨¢n el libre acceso de los paseantes por el interior del edificio para que ¡°la ciudad penetre en las Atarazanas¡±.
Una larga par¨¢lisis
¡°En tiempos en los que se est¨¢ produciendo una sustracci¨®n implacable de los espacios p¨²blicos, debido a la privatizaci¨®n, mercantilizaci¨®n o a su uso inadecuado, el Centro Cultural Atarazanas podr¨ªa representar una magn¨ªfica oportunidad para ofrecer a Sevilla un ¨¢gora cultural cubierta: la Plaza Atarazanas. Su vocaci¨®n es convertirse en un lugar de encuentro y de relaci¨®n de todos los ciudadanos en torno al mundo del arte, la cultura y el conocimiento¡±, explica el arquitecto.
As¨ª, tras esta larga par¨¢lisis, y con multitud de reveses y reconversiones del proyecto inicial, la obra contratada de las Atarazanas llega a su fin con una propuesta que incluye la restauraci¨®n y rehabilitaci¨®n integral de las arquer¨ªas medievales, las b¨®vedas del siglo XVIII, as¨ª como sus cubiertas met¨¢licas, ¡°dotando al recinto del equipamiento t¨¦cnico necesario para convertir este espl¨¦ndido espacio en un activo espacio cultural polivalente¡±, contiene la memoria del proyecto.
El espacio interior, fluido y continuo, acotado por robustos arcos que cobijan pesadas b¨®vedas de ladrillo, dota al edificio hist¨®rico de un horizonte de arcos que llevan los unos hacia los otros en un espacio inconmensurable e infinito, ¨²nico en la ciudad. ¡°La continuidad del espacio y la coincidencia de su cota con la propia de la calle ofrece el principal potencial del monumento y explica cu¨¢l debe ser la relaci¨®n del edificio con la ciudad¡±, contin¨²a V¨¢zquez.
Precisamente, las cubiertas met¨¢licas y la cota de suelo ¡ªque ADEPA ha exigido en reiteradas ocasiones que baje cinco metros hasta el nivel original¡ª es el gran caballo de batalla que esgrimen los conservacionistas para pleitear contra el proyecto del arquitecto sevillano, al que acusan de estar llev¨¢ndolo desde el secretismo y sin la vigilancia pertinente de la Delegaci¨®n de Urbanismo del Ayuntamiento de Sevilla. ¡°Debe ser desconocimiento¡±, responde Consuegra, ¡°porque las cubiertas son las mismas, solo hemos cambiado el material de uralita por zinc. La planta alta es un a?adido de los siglos XIX y XX que hemos respetado escrupulosamente, las Atarazanas no se han alterado volum¨¦tricamente, no hay nada de eso¡±, protesta disimuladamente este arquitecto que, quiere matizar: ¡°No he salido nunca a defenderme¡±.
De hecho, la multitud de transformaciones que han sufrido las Atarazanas a lo largo de su historia son muescas de vida del edificio que V¨¢zquez Consuegra ha querido conservar en sus muros, ¡°huellas del pasado que no vamos a ocultar¡±. Pero junto a la parte medieval, el edificio ha ido evolucionando en sus a?adidos de plantas superiores que son del siglo XVIII, XIX y XX. ¡°Medieval solo es la planta baja¡±, zanja ante las cr¨ªticas, ¡°y ah¨ª no hay ni un solo forjado desmontado¡±.
Precisamente, en la entreplanta y la planta alta ¡ªque fueron los almacenes de la f¨¢brica de artiller¨ªa en el XIX¡ª, est¨¢ proyectado el programa cultural, con la construcci¨®n de un auditorio, talleres y salas de exposiciones, entre otros espacios; a las que se accede por otro elemento para la pol¨¦mica: una escalera mec¨¢nica que los conservacionistas han puesto tambi¨¦n en el foco del litigio, pero que ciertamente, paseando por debajo de sus arcos, no se percibe a la vista y casi hay que rebuscar para encontrarla. ¡°Est¨¢ en un recinto acotado, no perturba la percepci¨®n del edificio medieval¡±, redunda el arquitecto ante preguntas de la periodista.
Eso s¨ª, la planta alta finalmente se ha quedado fuera de la ¡°obra contratada¡±, como quiere matizar Consuegra, puesto que parte del presupuesto de 12 millones de los que parti¨® el proyecto se han destinado, desde el acuerdo trilateral de 2017, en los trabajos previos a la excavaci¨®n de la cota original de cinco metros por debajo de la actual, que finalmente no estar¨¢. ¡°Comprobamos que existe un nivel subfre¨¢tico a menos de dos metros en la nave 7, con aguas procedentes de la red de saneamiento y aguas fecales que inundar¨ªan el recinto¡±, explica el arquitecto.
En definitiva, el arquitecto sevillano entregar¨¢ una obra sin terminar en sus plantas superiores -donde verdaderamente est¨¢ hecha la intervenci¨®n de los espacios culturales-, a la espera de que la Junta de Andaluc¨ªa ¡ªque no ha concretado a este peri¨®dico nada m¨¢s al respecto¡ª se pronuncie sobre su intenci¨®n de continuar con los trabajos para dar finalmente por acabado el culebr¨®n de las Atarazanas y esa supuesta pugna entre vanguardia y tradici¨®n.
¡°Claro que yo soy partidario de la tradici¨®n. Pero de una tradici¨®n fertilizada por los intercambios de cultura, por eso es tan importante implantar aqu¨ª nuestro tiempo y as¨ª, revivificar la tradici¨®n. No contemplamos solo la preservaci¨®n del monumento, sino su reactivaci¨®n para darle una nueva vida¡±, sostiene el arquitecto.
Babelia
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