As¨ª es el trabajo secreto de los ¡®correos¡¯ del museo del Prado
Asistimos al funcionamiento de uno de los tesoros mejor guardados de la pinacoteca madrile?a: c¨®mo se transportan a otros museos sus grandes obras
Es el verdadero conocimiento secreto. ?C¨®mo viajan las obras dentro y fuera de Espa?a? ?Qui¨¦nes las protegen? El Museo del Prado ha sido hist¨®ricamente muy celoso de esta informaci¨®n, aunque abre una grieta de luz. En el fondo se trata la reivindicaci¨®n de una de las figuras m¨¢s valiosas y menos conocidas de la pinacoteca madrile?a: los correos y sus sistemas de transporte y seguridad. Esta desconocida primera l¨ªnea del frente la defienden profesionales como Mar¨ªa Antonio L¨®pez de Asia¨ªn, quien traslad¨® en abril hasta el Museo Vivanco de la Cultura del Vino (La Rioja) la obra Ofrenda a Baco de Houasse; o Sonia Tortajada, que cuid¨®, en parecidas fechas, del bell¨ªsimo Cristo muerto sostenido por un ¨¢ngel de Alonso Cano en su tr¨¢nsito al Museo de Bellas Artes de Granada, gracias al centenario de Telef¨®nica.
Las obras viajan en cajas sin ninguna identificaci¨®n ni de su procedencia ni del lienzo que contiene. Ning¨²n sello. Solo un c¨®digo de cifras. La palabra fr¨¢gil y las flechas negras que indican su posici¨®n correcta. Si se trasladan en avi¨®n, ni siquiera el comandante conoce la procedencia del tesoro, o los tesoros, que transporta en la bodega. Pueden ser Rubens, Vel¨¢zquez, Goya¡ ¡°Quienes sabemos lo que llevamos somos nosotros, pero no lo decimos¡±, reflexiona Mar¨ªa Antonia L¨®pez de Asia¨ªn, restauradora de la pinacoteca. ¡°Solo lo conoce un n¨²mero muy limitado de personas¡±. Y sintetiza: ¡°Manda la discreci¨®n¡±. Ni siquiera en la aduana dan una informaci¨®n detallada.
Los conservadores prefieren que viajen en transporte terrestre. Se carga y precinta. El veh¨ªculo est¨¢ controlado por GPS, la Polic¨ªa Nacional conoce con antelaci¨®n toda la ruta nacional e internacional. Cuando abandona la frontera espa?ola, su custodia pasa a una empresa privada o la polic¨ªa del pa¨ªs. Pero siempre informando a la instituci¨®n espa?ola. En cada pernocta est¨¢ vigilado y el cami¨®n se aparca, en los descansos, a la vista de los transportistas y las fuerzas de seguridad. El transporte terrestre permite garantizar las condiciones (y las piezas viajan con un sistema llamado Thermo King, que asegura los par¨¢metros) de temperatura y humedad. El Prado exige en las salas en sus pr¨¦stamos una temperatura de 21?C +/- 1?C; una humedad del 65% +/- 5%, 150 l¨²menes para la pintura y 50 en la gr¨¢fica en papel, y una catenaria de protecci¨®n. Adem¨¢s, las obras deben aclimatarse, siempre, durante 24 horas en la caja. Por las exigencias de seguridad del cuadro, el Prado utiliza, seg¨²n las necesidades del viajero, dos modelos: una Prado B¨¢sica y una Prado Superior.
Qu¨¦ Goya, Ribera o Vel¨¢zquez vuelen resulta m¨¢s complicado. Los correos manejan dos aviones. En su jerga. Combi, aquellos que en la parte superior van las personas y las obras en la bodega (los m¨¢s habituales) y cargueros. Estos ¨²ltimos, que tambi¨¦n reciben la m¨ªnima informaci¨®n, pueden trasladar obras superiores a los 1,70 cent¨ªmetros, pero exigen billetes especiales. El problema es que, por seguridad del propio aeropuerto (est¨¢ prohibido bajar a las pistas), el correo pierde el control de la obra (el pal¨¦ lo mueve un toro) durante unos minutos eternos. Ning¨²n profesional puede embarcar hasta que no est¨¦ seguro de que tambi¨¦n lo ha hecho la obra. Ser correo carece de horario. Todos los d¨ªas del a?o y todas sus horas. Nieve, llueva o se cancele el avi¨®n.
¡°Cuando la obra llega a su destino, t¨² eres el Prado¡±, comenta L¨®pez de Asia¨ªn. Eso supone lidiar con los imprevistos. Una pared sin rematar, salas que a¨²n no est¨¢n limpias, luces inadecuadas, una obra sobre el aire acondicionado y lo peor: que la caja ya est¨¦ abierta. ?La forma de protegerla? ¡°Situarte a su lado todo el tiempo para vigilar los pintores, montadores, electricistas, que no son nuestra brigada; y escudarla con tu cuerpo¡±, explica Isabel Bennasar, quien trabaja en el registro de obras del Prado. ¡°Y siempre pedir cualquier cambio con una correcci¨®n exquisita, porque est¨¢s fuera de tu casa¡±: subir la altura de los ¨®leos para que no rocen con los bolsos de los visitantes o situar la tela en una zona mejor vigilada.
Ser correo no se ense?a y tienen que tomar decisiones en el instante. Y saber que ¡°el momento m¨¢s delicado es la manipulaci¨®n del montaje; tener 17 ojos pendientes: iluminadores, pintores, limpieza¡±, avisa la experta. Y detalla: ¡°Para evitarlo intentamos colgar los ¨²ltimos¡±. El correo supervisa el embalaje, desembalaje, carga, descarga y est¨¢ presente en la totalidad de las manipulaciones de la obra.
Todo es pr¨¢ctica. Los m¨¢s experimentados forman a los j¨®venes. Claro que ha llegado la tecnolog¨ªa y el departamento de registro de obras mantiene un control tan exhaustivo que incluye hasta im¨¢genes de las rampas, los giros o las zonas por las que deben transitar los cuadros. Controla la totalidad de la gesti¨®n de la obra. El gran ordenador central. Desde aportar la informaci¨®n a los correos a coordinarse con la Polic¨ªa Nacional.
Regresemos dos a?os atr¨¢s. Es el margen de tiempo medio con el que se solicitan las obras. La National Gallery de Londres, por ejemplo, ha cursado una petici¨®n de un vel¨¢zquez. El departamento de restauraci¨®n emite su informe, que llega al Patronato, en el que argumenta si se puede prestar o no. Hay pl¨¢cet. El mecanismo ya est¨¢ funcionando. Existe un acta de pr¨¦stamo (un recibo de entrega con, entre otra informaci¨®n, el n¨²mero de caja y precinto) que suministra el Registro, un informe de conservaci¨®n de la obra y un documento interno que es una anotaci¨®n de incidencias en el que se valora, pongamos por caso, la calidad de los montadores en el destino final. El acta y el informe lo deben firmar los responsables de registro y conservaci¨®n de la exposici¨®n que recibe la obra. Otras ¡ªmuy pocas¡ª se transportan en mano. ¡°Eso resulta terrible porque est¨¢s muy expuesta, pese a que no hay ninguna identificaci¨®n exterior¡±, recuerda Asia¨ªn.
Circunstancias excepcionales
Esta profesi¨®n es una coreograf¨ªa, y las an¨¦cdotas ocupar¨ªan una sala del museo. Durante la pandemia hab¨ªa 49 obras prestadas fuera y dentro de Espa?a que hubo que traer. Ayud¨® la videotecnolog¨ªa. Los atentados del 11 de septiembre de 2001 coincidieron con la gran exposici¨®n, organizada en Jackson, Misisip¨ª (Estados Unidos), La majestad de Espa?a, que conten¨ªa 360 piezas ¨²nicas del Prado y Patrimonio Nacional. Volvieron a medida que se fue reabriendo el espacio a¨¦reo americano. O aquella vez que las piezas viajaban en un carguero cerca de unos caballos y Mar¨ªa Antonia decidi¨® no bajar a ver los cuadros para evitar poner nerviosos a los animales. ¡°Se aprende con pr¨¢ctica¡±, resume. ¡°El correo es la primera l¨ªnea de trinchera y si algo no le gusta o no cumple debe actuar porque trabajas para que la obra nunca sufra¡±.
Sin embargo, tambi¨¦n hay grandes esculturas en el Prado y manejarlas resulta dif¨ªcil. ¡°Si es vertical, hay que transportarla en vertical, tal y como existe. Y la caja y el embalaje se dise?a en esa posici¨®n¡±, subraya Sonia Tortajada, restauradora de escultura. Esto limita mucho los medios de transporte y a veces hay que recurrir, en los viajes internacionales, a un carguero si no encuentras un avi¨®n con la capacidad de carga necesaria. Tambi¨¦n la pinacoteca presta este servicio de correos a otras instituciones o colecciones privadas, que necesiten ayuda.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.