La inexplicable y multicolor Semana Negra de Gij¨®n del nuevo director Miguel Barrero
El escritor y periodista toma las riendas del longevo festival prometiendo continuidad y mejoras en un evento que, desde 1987, mezcla g¨¦nero negro, cultura, compromiso y juerga
La Semana Negra de Gij¨®n es negra por el g¨¦nero negro: los cr¨ªmenes, los investigadores, el retrato de los oscuros mecanismos del poder y el lado m¨¢s s¨®rdido de la sociedad. Pero tambi¨¦n es multicolor, con su gran noria, sus coches de choque, su humeante churrer¨ªa. Y como la bandera LGTBIQ+. El negro se junta con el rojo en la ense?a del anarcosindicalismo: la CNT protesta en el evento contra la encarcelaci¨®n de seis de sus miembros, los ¡°6 de la Suiza¡± y, por cierto, utiliza para ello el color naranja, igual que quienes recogen firmas por el cese de la tauromaquia en la ciudad. El rojo y el negro de la CNT se unen al verde y al blanco para formar las banderas palestina y la saharaui, causas que tambi¨¦n se reivindican por aqu¨ª junto a, c¨®mo no, el morado del feminismo.
La Semana Negra es un festival que se dice decano, porque lleva de 1987, y tambi¨¦n popular y comprometido: aqu¨ª se mezcla cultura, pol¨ªtica y juerga sin ning¨²n disimulo, en un c¨®ctel nada habitual, as¨ª que hay quien viene a escuchar escritores, pero tambi¨¦n quien viene a comer pulpo y a tomar sidra, o quien viene a todo a la vez, que es la experiencia ¨®ptima. Porque aunque la cultura suela contener pol¨ªtica y preceder o acompa?ar a la fiesta, muchas veces este hecho parece querer ocultarse. Pero esa contaminaci¨®n enriquece.
¡°Es complicado explicar lo que es la Semana Negra a quien no la conoce, yo siempre que lo intento fracaso¡±, bromea Miguel Barrero (nacido en Oviedo, criado en Mieres, de 43 a?os), el escritor y periodista que este a?o asume la direcci¨®n, ¡°es tan peculiar que no hay nada parecido en Espa?a¡±. Pero puede volver a intentarlo: la Semana Negra trata de emular las fiestas populares que celebraban en Asturias los ateneos obreros en los a?os treinta, en las que junto al divertimento puro y duro de las t¨®mbolas y las casetas de tiro se impart¨ªan conferencias sobre alfabetizaci¨®n o cuestiones ideol¨®gicas. ¡°As¨ª los obreros ten¨ªan una formaci¨®n extraoficial que les permit¨ªa hacerse una idea del mundo¡±, dice. No es raro que este fen¨®meno se d¨¦ en Gij¨®n, una ciudad de fuerte raigambre obrera, minera, astillera, sider¨²rgica, hasta los fuertes procesos de desindustrializaci¨®n de finales del siglo XX.
Es muy apropiado (aunque no buscado) que actualmente el evento se celebre en los terrenos que ocupaba el astillero Naval Gij¨®n, que fue escenario de frecuentes y potentes protestas obreras. Todav¨ªa hay gr¨²as en las inmediaciones, y las que se ven al fondo, del puerto de El Musel. El festival naci¨® con el objetivo de quitarle el sambenito de g¨¦nero menor a la novela negra, desacralizar la literatura y presentarla como un disfrute al alcance de cualquiera. En esas siguen. ¡°Se trata de bajar la literatura a la calle, ponerla en igualdad de condiciones con otras formas de diversi¨®n m¨¢s extendidas¡±, a?ade el director. ¡°La literatura y la fiesta no est¨¢n re?idas: tanto a los autores como los lectores nos gustan los libros y tambi¨¦n tomar cerveza¡ y subir a la noria¡±.
Barrero es el tercer director la Semana Negra, despu¨¦s del legendario fundador, Paco Ignacio Taibo II, que estuvo a los mandos hasta 2012 (cuando se fue denunciando los intentos de ahogar ese ¡°nido de rojos¡± que se enorgullec¨ªa en dirigir; ahora lo que dirige, en M¨¦xico, es la c¨¦lebre editorial Fondo de Cultura Econ¨®mica), y su sucesor hasta ahora, ?ngel de la Calle. Pero la relaci¨®n de Barrero con el evento es longeva. ¡°Cuando ten¨ªa nueve a?os mis padres empezaron a veranear en Gij¨®n, desde mi Mieres natal. Y recuerdo la primera tarde que pasamos en Gij¨®n, cuando me llevaron a la Semana Negra¡±. El ni?o Barrero comenz¨® a ver gente muy extra?a y su padre, que era lector de V¨¢zquez Montalb¨¢n, le cogi¨® fuerte de la mano para calmarle: ¡°No te preocupes hijo, son escritores¡±.
¡°Me inspir¨® tanto aquella visita que cuando volv¨ª a casa escrib¨ª en la nueva m¨¢quina de escribir el¨¦ctrica de mi padre el que recuerdo como mi primer p¨¢rrafo con ¨¢nimo literario¡±, se?ala Barrero. No solo eso: durante varios a?os, empezando hace dos decenios, estuvo implicado en la edici¨®n del diario oficial del evento, titulado A quemarropa, descrito como el ¡°decano de la prensa negra mundial¡±. Como hombre vinculado al asunto, Barrero promete continuidad y mejoras: ha a?adido una carpa cultural a las tres ya existentes, a las que hay que sumar el estudio de podcast y la tradicional feria de libros y el mercadillo.
Este a?o visitan el evento m¨¢s de 250 autores y hay m¨²sica en directo: Pancho Varona, Pedro Guerra o Pauline en la Playa. V¨ªctor Manuel inaugur¨® la Semana con una conferencia sobre su canci¨®n Asturias, de la que Chus Neira y Jos¨¦ Bra?a han hecho un documental. Entre los autores, Juan Madrid, Rosa Montero, Leonardo Padura, Marta Sanz, Carlos Bardem, Eva Or¨²e y Sara Guti¨¦rrez, Lorenzo Silva, Juan Ram¨®n Lucas o Antonio Soler, y muchos otros. Este a?o el Rufo, que es la mascota de la feria, de apariencia cambiante, y la estatuilla que se da a los premiados en su certamen literario, es Rufa, y va vestida de mujer futbolista de la selecci¨®n espa?ola, a modo de reivindicaci¨®n.
Despu¨¦s de aquel primer p¨¢rrafo, Barrero sigui¨® escribiendo y ahora tiene una nutrida obra a sus espaldas. Por ejemplo, La tinta del calamar (Trea, 2016, Premio Rodolfo Walsh), donde recupera la figura del transformista gijon¨¦s Rambal, morador del barrio de Cimadevilla, asesinado en los a?os setenta por su orientaci¨®n sexual, que luego retom¨® Rodrigo Cuevas en una famosa canci¨®n. As¨ª se recuper¨® su figura, que ahora tiene estatua en la ciudad. ¡°Cuando escrib¨ª sobre Rambal todav¨ªa no ve¨ªamos esta ola retr¨®grada que tenemos ahora, y era inimaginable¡±.
Otro m¨²sico estuvo en el germen de otra de sus novelas: cuando Nacho Vegas le habl¨® a Barrero de alguien que casi conoci¨® a Michi Panero (como dice su canci¨®n), el autor se adentr¨® en el g¨¦nero de la panerolog¨ªa astorgana con su novela Los ¨²ltimos d¨ªas de Michi Panero (DVD Ediciones, 2018, Premio Juan Pablo Forner). Es com¨²n que este escritor tome figuras de la realidad para montar sus obras, como tambi¨¦n fue el caso de Antonio Machado en Camposanto en Colliure (Trea, 2015, Prix International de Litt¨¦rature Fondation Antonio Machado) y de Fernando Pessoa en El rinoceronte y el poeta (Alianza Editorial, 2017). Su ¨²ltima novela es el thriller, entre Italia y Argentina, La otra orilla (Galaxia Gutemberg, 2023). ¡°Soy mal planificador de mi obra, pero suelo encontrarme con preguntas en el mundo real que me gusta desarrollar literariamente¡±, dice.
Turismo e ideolog¨ªa
Hoy, ca¨ªda la industria que era el motor econ¨®mico de Asturias, Gij¨®n es una ciudad en peligro de caer en las garras del turismo masivo, aunque el Ayuntamiento trate de contener la proliferaci¨®n de pisos tur¨ªsticos. ¡°Desde hace a?os esta ciudad acoge m¨¢s turismo del que puede albergar¡±, dice un experto callejero en turismo y uno de sus beneficiarios, es decir, un taxista an¨®nimo que nos lleva a la feria. Las relaciones entre cultura y turismo tambi¨¦n son complejas, porque muchas veces la primera se entiende como gancho para el segundo.
¡°Una pol¨ªtica cultural seria no se puede planificar pensando en el turismo, sino en lo que es bueno para el territorio y la comunidad a la que se dirige. Si est¨¢ bien concebido, interesar¨¢ al visitante, pero ese no puede ser el criterio¡±, explica Barrero, que tambi¨¦n fue durante a?os director de la Fundaci¨®n Municipal de Cultura de la ciudad. En Gij¨®n, relata, la cultura ha servido para devolver la autoestima despu¨¦s de la dura reconversi¨®n industrial de los ochenta y los noventa.
Aqu¨ª surgi¨® el movimiento musical del Xix¨®n Sound, triunf¨® el Festival Internacional de Cine de Xix¨®n, se celebra cada verano el festival sesentero EuroYey¨¦ (ahora Ye-Y¨¦ Gij¨®n) o el punkarra Tsunami, o se encuentra la actividad del centro art¨ªstico LABoral, donde se celebran cada a?o, por ejemplo, los Encuentros Fotogr¨¢ficos de Gij¨®n. ¡°As¨ª, la cultura se ha convertido en un elemento irrenunciable en su d¨ªa a d¨ªa y la ha conferido una conciencia hipercr¨ªtica a la ciudadan¨ªa, tambi¨¦n vinculada al obrerismo, aunque siga habiendo mucho grandonismo, eso de que somos los mejores¡±, dice. ¡°Quien vincula cultura y turismo, es que no ha entendido nada¡±.
El ¡°nido de rojos¡± del que se enorgullec¨ªa el fundador Taibo tiene, pues, indisimulada ideolog¨ªa. ¡°La Semana Negra tiene ideolog¨ªa, y eso no es bueno ni malo, todo tiene ideolog¨ªa, tambi¨¦n la Navidad, el Carnaval o la Semana Santa¡±, apunta Barrero, que a?ade que eso no ha sido un motivo para la exclusi¨®n de nadie: la ¨²nica barrera es el respeto a los derechos humanos. ¡°La ideolog¨ªa de la Semana Negra se vincula con la Ilustraci¨®n como v¨ªa para el progreso¡±, a?ade. ?Esto es? ¡°Vaya, con la izquierda¡±, concluye.
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