Julia Uceda, la poeta del silencio y la discreci¨®n
Fallecida este domingo a los 98 a?os, esta poeta sevillana fue la primera mujer en recibir en democracia el Premio Nacional de Poes¨ªa
Julia Uceda regres¨® a Sevilla tras un largu¨ªsimo exilio en los primeros a?os del siglo XXI para convertirse en la primera mujer que recib¨ªa en democracia el Premio Nacional de Poes¨ªa. Fue en 2003, un a?o despu¨¦s de la publicaci¨®n de la antolog¨ªa de bell¨ªsimo t¨ªtulo En el viento, hacia el mar (Fundaci¨®n Jos¨¦ Manuel Lara, 2002), por la que recibi¨® el galard¨®n y que su antiguo alumno, el tambi¨¦n poeta sevillano Jacobo Cortines, hab¨ªa elegido como uno de los poemarios fundacionales de la colecci¨®n Vandalia de poes¨ªa que dirige con tanto mimo y excelencia desde la capital andaluza. Supimos entonces en Sevilla de esta poeta libre y arrebatadoramente singular, extra?amente apartada de la n¨®mina oficial de grandes poetas locales y nacionales. Una autora adscrita por generaci¨®n a la poes¨ªa social de los 50, pero a la que mir¨® con distancia, desde la ribera por las que fluyen la corriente ¡°y las modas¡±, como ella misma reconoc¨ªa.
Hab¨ªan tenido que pasar d¨¦cadas en las que Julia Uceda hab¨ªa sido una poeta tan interesante como ignorada en Espa?a y absolutamente desconocida en su ciudad natal. Sin embargo, tras la concesi¨®n del Premio Nacional, ha podido recibir en sus ¨²ltimos 20 a?os de vida el reconocimiento un¨¢nime a su trabajo, plasmado en los galardones que le han ido sucediendo en cascada tras el impacto de En el viento, hacia el mar: Premio de la?Cr¨ªtica en 2007, Medalla de Oro a las Bellas Artes?y el?Premio Internacional Federico Garc¨ªa Lorca?en 2019, entre los m¨¢s destacados. Adem¨¢s, ha sido Hija Predilecta de Andaluc¨ªa?y Acad¨¦mica de Honor de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras. Tambi¨¦n se han ido sucediendo en estas dos d¨¦cadas los t¨ªtulos publicados (Zona desconocida, Hablando con un haya¡), las entrevistas en los medios y el respaldo de la cr¨ªtica, el contacto con los lectores¡ Fallece, pues, Julia Uceda a los 98 a?os con la justicia po¨¦tica saldada en vida, pero atravesada por su inherente silencio y discreci¨®n: una poeta sevillana tan at¨ªpica ¡ªy tan sevillana, por tanto¡ª como Luis Cernuda, del que tanto se preocup¨® por estudiar, de insobornable independencia y alejada de los cen¨¢culos literarios, pero apreciada y visibilizada como una voz insustituible de la poes¨ªa contempor¨¢nea espa?ola.
As¨ª la describ¨ªa este domingo su editor en la Fundaci¨®n Jos¨¦ Manuel Lara, Ignacio F. Garmendia, al conocer su fallecimiento: ¡°Aunque surgida del fecundo humus de la generaci¨®n del medio siglo, y ligada en sus inicios a los tonos existenciales de esos a?os, su poes¨ªa m¨¢s caracter¨ªstica fue, por otro lado y no se parece, a mi juicio, ni a la de sus coet¨¢neos andaluces ni a la del resto de los espa?oles de los grupos del cincuenta. Su singularidad es absoluta y ven¨ªa en parte de su familiaridad con otras culturas y tradiciones, sumada a una mirada personal¨ªsima que no se alimentaba solo de poes¨ªa¡±.
Se refiere Garmendia al intenso periplo vital de Julia Uceda, casada sin hijos con el psiquiatra andaluz Rafael G¨®mez Palacios, con el que emprendi¨® un camino hacia la libertad tras su decisi¨®n de dejar Sevilla a mediados de la d¨¦cada de los 60 e instalarse, primero, en Estados Unidos, donde ejerci¨® la docencia en la Michigan State University (entre 1965 y 1973), e Irlanda a partir de 1974, como profesora en el Dubl¨ªn College. No se habla de Julia Uceda como una exiliada del franquismo; pero lo cierto es que la autora de Poemas de Cherry Lane (que escribi¨® durante sus a?os en Michigan) no regres¨® a Espa?a hasta la muerte del dictador, en 1976, para instalarse en Ferrol, una tierra m¨¢s parecida a la Irlanda que acababa de dejar atr¨¢s que a la Sevilla que la asfixi¨® en sus a?os juveniles.
¡°Un d¨ªa compr¨¦?Por qui¨¦n doblan las campanas [la c¨¦lebre novela de Ernest Hemingway] en una trastienda de Sevilla como si fuera droga. Esto no se pod¨ªa aguantar¡±, reconoc¨ªa en una entrevista concedida a EL PA?S en 2004 esta intelectual que se fue de Espa?a voluntariamente, pero empujada por una atm¨®sfera apolillada que le hac¨ªa disentir de todo y de todos.
Atr¨¢s quedar¨ªan los d¨ªas azules de Sevilla en los que Uceda decidi¨® emprender su camino propio en la poes¨ªa. Fue en la capital andaluza donde se licencia en Filosof¨ªa y Letras, donde m¨¢s tarde imparte clases y donde escribe su primer libro, Mariposa de cenizas (1959), que se publicar¨ªa en la revista Alcarav¨¢n. Tambi¨¦n en aquella Sevilla recibe la noticia del Accesit del Premio Adonais en 1961 por Extra?a juventud. Son tiempos po¨¦ticos de ¨¦tica y est¨¦tica social cercanos a las corrientes imperantes, de las que despu¨¦s se alejar¨ªa.
¡°Julia fue de siempre una autora muy sensible ante las injusticias y escribi¨® excelentes poemas civiles, donde denunci¨® algunos de los horrores de nuestro tiempo, pero en mi opini¨®n la parte m¨¢s original y perdurable de su poes¨ªa se encuentra en sus aproximaciones al pasado remoto, en busca de las voces primigenias y de la humanidad anterior a la historia, que podemos rastrear en toda una serie de poemas que abordan el modo de comunicar lo que no puede decirse¡±, razona Garmendia.
Desde la concesi¨®n del Premio Nacional, Sevilla ha sido siempre el lugar al que volver, aunque ya nunca abandonar¨ªa su hogar en Ferrol. Conservaba de su ciudad un acento irremediablemente andaluz instalado en el habla a pesar de los a?os fuera, amistades como la de la actriz Mar¨ªa Galiana y lealtades como la de Jacobo Cortines, a quien le debemos su descubrimiento para el peque?o gran p¨²blico lector de poes¨ªa y las delicad¨ªsimas ediciones de su obra. La ¨²ltima, la reuni¨®n de su Poes¨ªa completa, de nuevo bajo el sello de la Fundaci¨®n Lara, que premonitoriamente sali¨® a la luz hace un a?o como gran legado po¨¦tico que nos deja de esta mujer de incansable conciencia literaria.
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