Proy¨¦ctala otra vez, ?ngel: el cine de verano que resucit¨® en C¨¢diz 70 a?os despu¨¦s
Una taberna gaditana recupera el espacio de una antigua instalaci¨®n de 1943 para proyecciones de cine cl¨¢sico
Dec¨ªa el escritor Fernando Qui?ones que los cines de verano tienen esa ¡°personalidad distinguida¡± que les da el emplazamiento. Para el autor gaditano era f¨¢cil desdramatizar ¡°un truculento reportaje polar¡± si se ve¨ªa al pairo de la brisa que meneaba los ¨¢rboles y mientras los vecinos de las casas contiguas beb¨ªan gazpacho y hablaban con la novia. C¨¢diz lleg¨® a tener diez de estas instalaciones en los a?os cincuenta del siglo XX. Pero el reclamo de ese jovial contraste no fue suficiente. Al cambio de centuria, todos ya hab¨ªan sucumbido. Hasta que este verano esa personalidad que confiere el frescor de la noche estival ha resucitado en una manzana interior contigua a la se?era Plaza de Abastos.
El archiconocido ¡°t¨®cala otra vez, Sam¡± (aunque literalmente la frase fue ¡°t¨®cala una vez, Sam¡±) de Casablanca (1942) ha resonado de nuevo en los muros del cine de verano La Bombilla, 71 a?os despu¨¦s de la ¨²ltima proyecci¨®n. Ocurri¨® un s¨¢bado de finales del pasado mes de junio, en un primer pase para amigos y colaboradores que han ayudado a ?ngel Sierra, art¨ªfice de la resurrecci¨®n, a poner en pie un proyecto en el que ha invertido ¡°m¨¢s de seis cifras¡±. La pel¨ªcula escogida para el reestreno es toda una declaraci¨®n de intenciones de Sierra, decidido a proyectar cine cl¨¢sico. ¡°Como mucho, llegaremos hasta el cine de los a?os ochenta, un Regreso al futuro o Gremlins, pero no m¨¢s de ah¨ª¡±, avanza el gaditano. El siguiente filme, previsto para finales de este mes, ser¨¢ una versi¨®n reducida de dos horas de Lo que el viento se llev¨® (1939).
Solo dos portones de madera decorados con grafitis alusivos al cine, camuflados entre mesas y sillas de terraza, dan pistas de que tras ellas se oculta el cine de verano de La Bombilla en la calle Libertad. La memoria del espacio que estuvo abierto de 1943 a 1953 casi se habr¨ªa borrado por completo si no fuese porque junto a ¨¦l se encuentra la hom¨®nima y conocida taberna La Bombilla, abierta desde 1913 y regentada hoy por Sierra, de 48 a?os. A ¨¦l, tercera generaci¨®n al frente, le inocul¨® su padre el veneno de recuperar la sala al aire libre: ¡°Era su gran ilusi¨®n, pero no se sent¨ªa con fuerza para hacerlo, al final pudo ver un poquito el proyecto¡¡±.
Con esa idea rond¨¢ndole la cabeza, Sierra tuvo que esperar a que la taberna despegase, impulsada por el bum gastron¨®mico que vivi¨® el Mercado Central ¡ªen su negocio elaboran los pescados frescos que venden en la plaza¡ª all¨¢ por 2012 para comenzar a articular el proyecto. Lo que fue el espacio al aire libre se hab¨ªa convertido en una suerte de escombrera al aire libre, tras pasar a?os como almac¨¦n y luego quedar en el abandono. ¡°Tardamos tres meses en sacar todos los escombros de aqu¨ª. Lo hice con la ayuda de muchos amigos¡±, explica el hostelero. Sierra tuvo claro desde el principio que quer¨ªa dejar visible la huella del tiempo en el lugar. ¡°Si no, no tendr¨ªa la misma esencia¡±, apunta.
Por eso, el largo pasillo en penumbra, repleto de las pel¨ªculas que se proyectaron en su anterior vida, se abre a un patio interior de manzana de mil metros cuadrados en el que los sillares al aire y los antiguos mechinales de las vigas dan a¨²n m¨¢s personalidad distinguida ¡ªesa de la que hablaba Qui?ones¡ª al espacio. Sierra ha respetado hasta la ubicaci¨®n y el tama?o, cinco por tres metros, que ten¨ªa la antigua pantalla sobre el muro, ¨²nico punto encalado de blanco. All¨ª, ayudado de un ca?¨®n proyector, peque?os altavoces y auriculares bluetooth para no molestar a los vecinos, organiza unos pases a los que quiere ir dando periodicidad en una temporada que alargar¨¢ hasta octubre. ¡°Tenemos capacidad hasta para 300 personas, pero estoy haciendo pases peque?os, de no m¨¢s de 50 personas que vienen aqu¨ª a disfrutar de la pel¨ªcula y a cenar un men¨² cerrado¡±, explica Sierra.
Filosof¨ªa perenne
La filosof¨ªa del presente no difiere mucho de la del pasado. El primer cine de verano La Bombilla formaba parte de un ecosistema de hasta diez instalaciones de ese tipo que exist¨ªa en C¨¢diz ¡ªdos de ellos eran tambi¨¦n de invierno¡ª, seg¨²n indag¨® en su d¨ªa el historiador Rafael Gar¨®fano en su obra El cine, los cines y C¨¢diz. Pero a diferencia del resto, La Bombilla ten¨ªa un car¨¢cter m¨¢s ¡°privado¡±, seg¨²n asegura su actual gestor. Los antiguos gestores hac¨ªan proyecciones tambi¨¦n de d¨ªa ¡ªla zona de pantalla estaba techada¡ª e imprim¨ªan unas entradas con forma de llave en las que aparec¨ªa el cartel y el nombre de la pel¨ªcula. Sierra lo sabe porque un antiguo usuario hab¨ªa guardado con celo el pase de Encadenados (1946), ya que fue la primera vez que cogi¨® la mano de la que luego se convertir¨ªa en su mujer.
La reproducci¨®n de esa llave-entrada ocupa hoy en d¨ªa un lugar destacado en la decoraci¨®n del local, repleta con la referencia en el Diario de C¨¢diz a su primera inauguraci¨®n y con decenas de cuadros en los que aparecen todos los filmes que se proyectaron en sus diez a?os de vida. Gilda, Mujercitas, Quo Vadis, ?Ay, pena, penita, pena! o Peter Pan aparecen en esa suerte de eje cronol¨®gico cinematogr¨¢fico realizado gracias a la investigaci¨®n del comparsista del Carnaval de C¨¢diz Norberto Iglesias. No es la ¨²nica ayuda, adem¨¢s de a esos amigos que colaboraron en la limpieza. El hostelero agradece las facilidades dadas por el Ayuntamiento para superar con ¨¦xito la consecuci¨®n de todos los permisos legales para un espacio condicionado por una arquitectura complicada de adaptar. ¡°Muchos han cre¨ªdo en esta historia y por eso ha sido posible¡±, zanja Sierra emocionado. 71 a?os despu¨¦s, La Bombilla enciende de nuevo con cine las noches a la fresca de C¨¢diz.
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