Las series disputan el protagonismo al cine en su festival m¨¢s antiguo
El estreno de ¡®Observada¡¯, de Alfonso Cuar¨®n, con Cate Blanchett, dispara el inter¨¦s hacia las producciones televisivas en la Mostra de Venecia, que acoge la biograf¨ªa de Mussolini en ese formato y las nuevas creaciones de Sorogoyen y Vinterberg
Cuando el festival de cine de Venecia naci¨®, ni siquiera hab¨ªa televisores en las casas. Ni en Italia ni en pr¨¢cticamente todo el mundo. Se difundieron poco despu¨¦s, tras la Segunda Guerra Mundial. Pero los organizadores de aquel certamen, en 1932, lo bautizaron con una f¨®rmula abierta: ¡°Mostra internacional de arte cinematogr¨¢fico¡±. Tal vez imaginaran que el futuro podr¨ªa reservar sorpresas. Lo cierto es que las hubo.
Bajo el paraguas de esa definici¨®n, cupo de todo. Filmes de vanguardia, esc¨¢ndalos, ediciones suspendidas, obras comerciales y divos de Hollywood. Hace una d¨¦cada, empez¨® a acudir al Lido tambi¨¦n un nuevo invitado. Hubo quien lo acogi¨® con escepticismo, cr¨ªticos que se negaban siquiera a mirarlo, por principios. Otros alertaron de que justo se met¨ªa al zorro en el corral. Pero la Mostra fue subiendo la apuesta: Suburra, El joven papa, 30 monedas. ?¡±Arte cinematogr¨¢fico¡±? Cab¨ªa, al menos, debatirlo. Y era lo que todo el mundo estaba viendo. Hasta que, este a?o, el goteo se ha vuelto marea. Y reconocimiento definitivo. El pasado mi¨¦rcoles, el Lido acogi¨® el estreno mundial del thriller Observada, de Alfonso Cuar¨®n, con Cate Blanchett y Kevin Kline. Una serie, en la jornada de inauguraci¨®n del festival de cine m¨¢s antiguo del mundo. Y con la sala m¨¢s llena que en muchas de sus pel¨ªculas.
Vendr¨¢n m¨¢s. Familias como la nuestra, a partir de este s¨¢bado, donde Thomas Vinterberg imagina una cat¨¢strofe clim¨¢tica en Dinamarca (en Espa?a, estar¨¢ disponible en Movistar Plus+). Los encuentros de una pareja el d¨ªa de Nochevieja, a lo largo de una d¨¦cada, en Los a?os nuevos, del espa?ol Rodrigo Sorogoyen, el pr¨®ximo martes. M. El hijo del siglo, de Joe Wright, basado en la biograf¨ªa de Mussolini escrita por Antonio Scurati, a partir del jueves 5. E incluso una adaptaci¨®n en varias entregas de la vida del poeta Giacomo Leopardi. Un r¨¦cord de cantidad. De duraci¨®n, visto que se emiten ¨ªntegras. Y de expectaci¨®n. Ya ning¨²n cr¨ªtico se permite ignorarlas. Si acaso, el s¨¦ptimo arte puede quejarse de que le roben los focos en su casa. Pero todas est¨¢n firmadas por directores de renombre. Tal vez solo sea la demostraci¨®n de que cine y serie est¨¢n condenados a entenderse. Quiz¨¢s, incluso a aliarse.
En la presentaci¨®n de Observada, el jueves, Cuar¨®n lo tuvo claro: ¡°No s¨¦ filmar para televisi¨®n. Y probablemente, a estas alturas, es demasiado tarde para aprenderlo. As¨ª que nunca hubo una conversaci¨®n sobre c¨®mo realizar algo distinto. Lo hicimos como un filme¡±. Siete, en concreto. De unos 50 minutos aproximados cada uno. Y disponibles semanalmente, a partir del 11 de octubre, en Apple TV+.
El m¨¦todo dispar¨® costes, tiempo y dificultades. Hizo falta casi un a?o para adaptar la novela superventas de Ren¨¦e Knight, y Cuar¨®n reconoci¨® que los int¨¦rpretes se hab¨ªan visto obligados a quedarse ¡°demasiado¡± en sus personajes. A cambio, el espectador gana una obra que se toma con calma su desarrollo. Blanchett interpreta a una periodista y documentalista que entra en crisis cuando la publicaci¨®n de una novela la enfrenta a su pasado. ¡°Una mujer que ha intentado sepultar eventos traum¨¢ticos¡±, seg¨²n la defini¨® la actriz. Resulta que justo ella, tantas veces baluarte de la verdad, quiso ocultar la suya m¨¢s ¨ªntima. Y peor.
Apple TV+ lleg¨® a enviar a la prensa una lista de revelaciones que ped¨ªa evitar en las cr¨®nicas. Tras el visionado de cuatro cap¨ªtulos, puede preverse que ciertas secuencias dar¨¢n que hablar: de sensualidad, erotismo o lascivia; de crueldad, misoginia, mala maternidad o manipulaci¨®n. Con catas de tres tramas distintas, Observada prepara poco a poco su plato principal.
Fotograf¨ªa sombr¨ªa, narraci¨®n claustrof¨®bica, la constante sensaci¨®n de la calma antes de una tormenta que tarda en estallar. Las certezas de una familia se vuelven dudas. A veces, uno no conoce ni a los que tiene m¨¢s cerca. Hasta una fortaleza s¨®lida de felicidad puede derrumbarse cual castillo de naipes ante la primera r¨¢faga de viento de la vida. Aunque la serie tambi¨¦n habla de contar historias: para explicar, justificar, vengarse o tan solo para poder aguantarse a uno mismo. ¡°Hay tantas cosas que tendr¨ªa que haberte dicho¡±, reconoce el personaje de Blanchett a su marido. ¡°Me hizo reflexionar sobre qu¨¦ pasa con las memorias reprimidas y lo que hemos evitado, en lugar de gestionarlo¡±, apunt¨® la actriz ante la prensa.
Cuar¨®n asegur¨® que, cuando escrib¨ªa la adaptaci¨®n, ya ten¨ªa en su cabeza a Blanchett. Todav¨ªa antes, al descubrir el libro, tambi¨¦n supo que quer¨ªa llevarlo a la pantalla. Sin embargo, no daba con la clave: ¡°El filme que ve¨ªa era demasiado largo. A?os despu¨¦s pens¨¦ que podr¨ªa funcionar en un formato m¨¢s largo, que admiro¡±. As¨ª que mezcl¨® las dos cosas. Dif¨ªcil establecer diferencias visuales. Alberto Barbera, director art¨ªstico del festival, no ve ninguna. Ni tampoco en Los a?os nuevos o M: ¡°Son pel¨ªculas, est¨¢n rodadas como tales, con una estructura productiva y un lenguaje formal cinematogr¨¢ficos¡±.
Hasta los premios espa?oles Goya, hace a?os, se plantearon acoger las series. Por lo pronto, lo han descartado. Y un estudio del Observatorio Audiovisual Europeo demostr¨® que, en el viejo continente, a¨²n hay cierta separaci¨®n: solo el 11% de los directores y escritores trabaj¨® a la vez para la pantalla grande y la peque?a entre 2015 y 2022. Aunque el 59% de los cineastas que trabajaron para televisi¨®n en el mismo periodo ten¨ªa en su curr¨ªculo anterior al menos un largo para salas.
La propia Mostra de Venecia, en realidad, hab¨ªa presentado anteriormente alguna serie. En 1980, proyect¨® los 14 episodios de Berlin Alexanderplatz, de Rainer Werner Fassbinder. Tambi¨¦n hubo espacio para Heimat, nuestra tierra, de Edgar Reitz, o El dec¨¢logo de Krzysztof Kieslowski, igual que Cannes, por ejemplo, mostr¨® en 2003 las seis horas de La mejor juventud, de Marco Tullio Giordana. Siempre se trat¨®, sin embargo, de casos puntuales, episodios. Ahora, en cambio, la presencia de las series en Venecia siempre renueva para otra temporada. Y promete, de momento, la mejor.
¡°Es cierto que este a?o ha habido un salto en la calidad. Empezamos a recibir propuestas de series de autor, eran muchas m¨¢s. Nos preguntamos por qu¨¦ tantos directores relevantes de cine se hab¨ªan puesto a la vez a filmar producciones televisivas¡±, apunta Barbera. Un indicio dice que lo encontr¨® en el mercado audiovisual de Hong Kong: un productor le cont¨® que arrasan filmes brev¨ªsimos, de cinco o seis minutos. Pueden adquirirse por precios ¨ªnfimos, se ven en un viaje en metro y se adaptan a plataformas como TikTok o YouTube. ¡°Y a la vez, por el contrario, muchas pel¨ªculas ya se prolongan m¨¢s all¨¢ del est¨¢ndar tradicional. Hoy un largo de 90 minutos supone la excepci¨®n. Intentan convertirse en eventos¡±, reflexiona Barbera.
En este contexto, seg¨²n ¨¦l, el propio lenguaje del cine se ha ido alargando. Basta con mirar a las superproducciones m¨¢s esperadas que llegan a las salas. O a The Brutalist, de Brady Corbet, en el concurso del propio festival. Dura tres horas y media. M¨¢s, incluso, que algunas series. Est¨¢ claro que el arte cinematogr¨¢fico no se mide en minutos. Pero, por si acaso, los asistentes a la Mostra toman sus precauciones: las butacas m¨¢s cercanas a las salidas siempre son las primeras en ocuparse. Sucede indiferentemente con filmes y series. As¨ª la proyecci¨®n tiene la duraci¨®n ideal: la que uno quiera.
Babelia
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