Dami¨¢n Casta?o, con la miel en los labios

A los toros hay que matarlos, y Dami¨¢n Casta?o fall¨® reiteradamente en la suerte suprema en sus dos toros despu¨¦s de dibujar dos faenas de parecido corte, basadas en la naturalidad, la torer¨ªa y el buen gusto. Con el escaso p¨²blico asistente a su favor y entusiasmado con su concepto pudo haber cortado una oreja en cada toro, lo que hubiera supuesto abrir la Puerta Grande, un gran premio muy lejano de la vuelta al ruedo que dio en su primero y la ovaci¨®n que recogi¨® tras la muerte del sexto.

Fue la espada la que impidi¨® a Dami¨¢n Casta?o que paseara un trofeo en su primer toro que ten¨ªa bien ganado tras una labor personal¨ªsima en el tercio final, basada en naturales cortos de recorrido, pero henchidos de frescura y elegancia. Hasta cuatro tandas, cortas todas ellas, a veces de uno en uno los muletazos, pero siempre muy bien colocado el torero ante un toro que pele¨® en varas con m¨¢s pujanza que sus hermanos y demostr¨® nobleza y clase en el tercio final. Tambi¨¦n cit¨® Casta?o con la derecha y dos cambios de manos fueron largos y primorosos. Pero todo lo emborron¨® con una fea estocada corta y varios descabellos.

Se le esper¨® con expectaci¨®n ante el sexto, noble y con movilidad como el tercero, el lote m¨¢s completo de la tarde. Lo mulete¨® con arrebato y buenas maneras por la derecha, en dos tandas ce?idas y ligadas, y brill¨® por naturales, m¨¢s corto el viaje del toro por ese lado, pero igualmente bien colocado el torero. Pero otra vez fall¨® en la suerte final, y el triunfo se perdi¨®. Casta?o dej¨® a Las Ventas con la miel en los labios, pero debe andar despierto, porque el dulce sabor se puede convertir en hiel.

S¨¢nchez Vara tambi¨¦n estrope¨® con la espada una labor de torero veterano, curtido, con sobrado oficio y temple en sus mu?ecas. Recibi¨® al que abri¨® plaza con unas airosas ver¨®nicas ganando terreno hasta los medios; err¨® el picador en su turno con tres puyazos traseros al tiempo que el animal levantaba la cara y acomet¨ªa sin celo; el toro se par¨® en banderillas y lleg¨® al tercio final sin recorrido ni clase. Su lidiador lo mulete¨® son solvencia por ambas manos al tiempo que el toro acud¨ªa desganado y con la cara suelta; a pesar de ello, y en los instantes finales, S¨¢nchez Vara se luci¨® en un par de tandas cortas por naturales con gusto y temple, que fue, a la postre, lo m¨¢s logrado de su actuaci¨®n, pero mont¨® la espada y todo lo emborron¨®. En el cuarto, el torero de Guadalajara solo pudo lucirse en el tercio de banderillas, en tres pares con soltura y buena colocaci¨®n. El toro, que hab¨ªa empujado en el caballo y puso en apuros al picador, acudi¨® con br¨ªo en el segundo tercio, pero lleg¨® moribundo a la muleta y se derrumb¨® en varias ocasiones.

M¨¢s agallas demostr¨® el segundo de la tarde en el caballo al que empuj¨® en dos puyazos, de corto recorrido en el segundo tercio, lleg¨® a la muleta con nobleza en su comportamiento, pero con las fuerzas muy justas. Rub¨¦n Pinar, decidido en todo momento, no pudo m¨¢s que demostrar sus ganas ante un oponente que no le permiti¨® el lucimiento. Y sus buenos deseos se estrellaron con el quinto, desfondado, agotado y noqueado en la muleta tras un notable juego en varas.

Primer desaf¨ªo ganadero del mes de septiembre, y se ha vuelto a demostrar que el tercio de varas es uno de los patitos feos de la tauromaquia actual. Cuando el toro se coloca bien y el picador se siente torero, la suerte suele brillar con m¨¢s frecuencia. Hubo puyazos aceptables, horrorosos otros y toros que empujaron, con m¨¢s o menos bravura, pero la suerte de varas se hizo presente. Bienvenida sea.