Ya est¨¢ aqu¨ª de nuevo: Nick Cave regresa triunfal del infierno
El m¨²sico australiano finaliza su etapa de dolor por la muerte de sus hijos con ¡®Wild God¡¯, un soberbio ¨¢lbum vitalista
El disco se abre con Song Of The Lake, un tema que va a trazar el camino por el que quiere llevar Nick Cave al oyente, que en realidad es la vereda por la que ¨¦l transita en este momento: no existe alivio para el mal que me le ha azotado, solo convivir con ¨¦l y hasta llevarse razonablemente bien. El dolor no desaparece, pero la angustia s¨ª. ¡°Porque o hay remedio o no lo hay. / Y si no hay ninguno, no importa, no importa. / No importa, no importa. / Oh, no importa. / No importa...¡±. Hasta 20 veces implora el australiano ¡°never mind¡± en el tema que inicia el camino del soberbio Wild God, porque solo desde esa toma de posiciones es posible levantarse y seguir adelante despu¨¦s de las sacudidas que le ha dado la vida: el fallecimiento de dos de sus hijos (con 15 y 30 a?os) en siete a?os, de 2015 a 2022.
No, no es un ¨¢lbum alegre Wild God, que firma como Nick Cave and the Bad Seeds (publicado el pasado viernes); s¨ª es un disco optimista, vitalista, la vuelta a la vida de un hombre que ha deambulado entre tinieblas los ¨²ltimos tiempos con una lucha interior tremendamente dolorosa. Con todos los respetos y sin ¨¢nimo de comparar situaciones, este disco trae a la memoria aquel genial v¨ªdeo que se realiz¨® cuando el Atl¨¦tico de Madrid ascendi¨® de Segunda Divisi¨®n a Primera, con el Mono Burgos asomando la cabeza desde una alcantarilla en la Gran V¨ªa madrile?a. ¡°Ya estamos aqu¨ª¡±, dec¨ªa mientras un r¨®tulo. Nick Cave ha vuelto del infierno, y lo ha hecho de forma triunfal.
Los Bad Seeds firmaban en el anterior ¨¢lbum, Ghosteen, pero apenas se les sent¨ªa ya que Cave y su inseparable compinche en los ¨²ltimos a?os, Warren Ellis, lo acapararon casi todo. En Wild God, y a pesar de la anecd¨®tica presencia del instrumento rey del rock, la guitarra, se nota la presencia de las Malas Semillas en la tensi¨®n con la que sostienen las canciones, en ese estar a la espalda del l¨ªder por si este recae y se desvanece al intentar salir de la aflicci¨®n. Important¨ªsimos tambi¨¦n los coros, de voces abundantes, realzando siempre las canciones, algunas por lo fantasmal (Frogs) y otras espiritualmente (Songs of The Lake o Wild God). Un coro en muchas ocasiones purificador, de iglesia, porque existe una atm¨®sfera gospeliana que se filtra por buena parte del ¨¢lbum. En ocasiones incluso recuerda a esas canciones torrenciales de Van Morrison donde el irland¨¦s implora misericordia por debajo de un una instrumentaci¨®n densa o de unos coros enf¨¢ticos.
Lo que realiza Cave en la mayor¨ªa del disco es hablar con esa figura m¨ªstica a la que se ha entregado para aliviar el tormento y en este sentido se supera en su capacidad narrativa, que ya es mucho decir teniendo en cuenta su discograf¨ªa. Joy, la canci¨®n m¨¢s larga (6,13) de un ¨¢lbum con la duraci¨®n de antes (44 minutos), comienza como uno se imagina que se levanta muchos d¨ªas el cantante australiano: ¡°Me despert¨¦ esta ma?ana con la tristeza sobrevolando mi cabeza. / Sent¨ª como si alguien de mi familia estuviera muerto. / Y salt¨¦ como un conejo y ca¨ª de rodillas. / Llam¨¦ a todos para decirles: ¡®Tened piedad de m¨ª, por favor, ten piedad de m¨ª¡±. Esta canci¨®n es el perfecto ejemplo del estilo del ¨¢lbum: una plegaria cantada como una conversaci¨®n que cuando el oyente ya est¨¢ atrapado surge un coro que proyecta la composici¨®n a una dimensi¨®n diferente: como una canci¨®n dentro de otra.
No hay ning¨²n tema que baje el gran nivel general. Ah¨ª est¨¢ O Wow O Wow (How Wonderful She Is), otra balada optimista sobre la muerte dedicada a Anita Lane (una de las primeras Bad Seeds y expareja de Cave, que muri¨® en 2021 con 61 a?os) y en la que empasta perfectamente con un autotune (?o es un vocoder?). Hasta estas cosas sabe gestionar Cave. En algunas fases del ¨¢lbum introduce pasajes b¨ªblicos, como en Frogs, con una referencia a Ca¨ªn y Abel y donde destaca ese especialista de las evocadoras atm¨®sferas sonoras que es Warren Ellis. Quiz¨¢ en la forma de cantar en Frogs, Cave se inspir¨® en el ¨²ltimo Bowie. Quiz¨¢¡
Lo sensacional de Wild God es que la superaci¨®n del dolor se desarrolla con unas melod¨ªas accesibles y bonitas, algunas de las cuales se pueden considerar entre lo m¨¢s comercial (si este t¨¦rmino encaja con Cave) de su carrera. La parte final de la espeluznante Coversion, por ejemplo, puede corearse a pleno pulm¨®n en los pabellones que acoger¨¢ su nueva gira.
Y como colof¨®n a este maravilloso disco de exaltaci¨®n y resistencia, Wild God se cierra con As the Water Cover the Sea, un bello gospel de dos minutos al que solo le falta terminar con un Amen.
Babelia
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