Los nazis las quer¨ªan en casa o en las f¨¢bricas, pero ellas se rebelaron contra el Tercer Reich
Una exposici¨®n en Berl¨ªn rinde homenaje a las mujeres de diversas clases e ideolog¨ªas que se jugaron la vida para hacer frente al nacionalsocialismo desde la resistencia
Sophie Scholl escribi¨® una palabra en el reverso de la acusaci¨®n que la condenaba a muerte: libertad. La historia de esta universitaria que defendi¨® sus ideas contra el r¨¦gimen de Hitler es una de las m¨¢s desgarradoras de la Alemania nazi. La joven formaba parte del grupo llamado La Rosa Blanca, que repart¨ªa folletos con mensajes contra el Tercer Reich hasta que fue descubierto por la Gestapo. Todos sus miembros fueron condenados a muerte en la guillotina. ...
Sophie Scholl escribi¨® una palabra en el reverso de la acusaci¨®n que la condenaba a muerte: libertad. La historia de esta universitaria que defendi¨® sus ideas contra el r¨¦gimen de Hitler es una de las m¨¢s desgarradoras de la Alemania nazi. La joven formaba parte del grupo llamado La Rosa Blanca, que repart¨ªa folletos con mensajes contra el Tercer Reich hasta que fue descubierto por la Gestapo. Todos sus miembros fueron condenados a muerte en la guillotina. Sophie solo ten¨ªa 21 a?os. Hoy en pr¨¢cticamente todas las ciudades alemanas hay un colegio con su nombre, convertido en un poderoso s¨ªmbolo de la resistencia pac¨ªfica.
Cuando recuerdan a las mujeres que se rebelaron contra el nacionalsocialismo los alemanes piensan en Scholl, o en Marlene Dietrich, la estrella de Hollywood que us¨® su fama para contarle al mundo qu¨¦ clase de monstruo era el dictador, pero fueron cientos las mujeres de estratos sociales diversos e ideolog¨ªas dispares quienes se jugaron la vida para luchar contra el fascismo. Mientras el papel de los hombres de la resistencia est¨¢ muy bien documentado, el de las mujeres siempre ha sido m¨¢s desconocido, algo que Johannes Tuchel, director del Centro para la Memoria de la Resistencia Alemana, califica de ¡°verg¨¹enza para la historiograf¨ªa alemana¡±: ¡°Tras la guerra, a la falta de disposici¨®n de las mujeres a testificar se sum¨® una falta de inter¨¦s por parte de la investigaci¨®n acad¨¦mica¡±.
La exposici¨®n Mujeres de la resistencia, que se exhibe en Berl¨ªn hasta noviembre, viene a saldar esa deuda hist¨®rica sacando a la superficie historias de mujeres que hab¨ªan ca¨ªdo en el olvido. Sus retratos se exhiben ahora en la fachada del centro, un complejo monumental construido por los nazis fuera de las rutas tur¨ªsticas habituales de Berl¨ªn. El edificio, cargado de simbolismo, es el lugar donde hace 80 a?os fueron ejecutados los protagonistas de la operaci¨®n Valkiria, el coronel Claus Schenk von Stauffenberg y otros l¨ªderes de la fallida conspiraci¨®n de julio de 1944 para asesinar a Hitler.
A la completa exposici¨®n permanente se suma ahora esta muestra, resultado de un encargo del Bundestag, el Parlamento alem¨¢n. En 2019, el pleno reconoci¨® expresamente ¡°la valent¨ªa y los logros de las mujeres en la resistencia contra el nacionalsocialismo¡± y destin¨® financiaci¨®n a la laboriosa tarea de rastrear y documentar miles de trayectorias vitales.
Entre las mujeres que lucharon en la resistencia hab¨ªa desde hijas de banqueros y militares de alto rango hasta profesoras, secretarias, ilustradoras y empleadas del hogar; desde sindicalistas, anarquistas, comunistas y socialistas, hasta cat¨®licas, protestantes y testigos de Jehov¨¢. La exposici¨®n recoge 32 semblanzas representativas de esa diversidad, mientras que la web Frauen im Widerstand permite consultar otras 300, con fotograf¨ªas y la documentaci¨®n que se conserva: cartas, postales o las sentencias de las que fueron descubiertas.
A todas las un¨ªa la oposici¨®n al nacionalsocialismo, que pretend¨ªa confinarlas a una vida de sometimiento. ¡°La ideolog¨ªa nacionalsocialista reduc¨ªa a las mujeres a un rol de madres y amas de casa¡±, subray¨® Claudia Roth, secretaria de Estado de Cultura durante la inauguraci¨®n de la muestra: ¡°Se supon¨ªa que deb¨ªan alejarse de la pol¨ªtica, deb¨ªan tener ni?os y criarlos, y cuidar de la familia. Los puestos de liderazgo en el estado, el partido, la econom¨ªa y la sociedad estaban reservados a los hombres¡±. La muestra exhibe propaganda de la ¨¦poca nazi que ensalza la figura del ama de casa y el trabajo femenino en las f¨¢bricas, que se hizo necesario cuando los hombres estaban en el frente.
Enfrentarse al r¨¦gimen era para ellas doblemente heroico. La empleada del hogar Elise Hampel, junto a su marido Otto, difundi¨® cientos de postales por todo Berl¨ªn en las que denunciaban el Gobierno de Hitler. Su caso inspir¨® la popular novela Solo en Berl¨ªn, de Hans Fallada, llevada al cine en varias ocasiones. La profesora comunista Hilde Radusch y su pareja, Else Klopsch, con una discapacidad grave, desafiaron a las autoridades ofreciendo ayuda a jud¨ªos.
Otras participaron en redes m¨¢s amplias. Freya von Moltke, hija de un banquero, colabor¨® junto a su marido en el C¨ªrculo de Kreisau, un grupo de socialistas y conservadores que debat¨ªa c¨®mo se reorganizar¨ªa Alemania tras el fin del Tercer Reich. La secretaria Maria Terwiel, la ilustradora publicitaria Elisabeth Schumacher, la secretaria Rose Schl?singer y la oficinista comunista Hilde Coppi (cuya vida se ha llevado al cine este a?o) colaboraron con los grupos de resistencia anti-nazi denominados Orquesta Roja, que incitaban a la desobediencia civil, ayudaban a jud¨ªos y disidentes a escapar, y suministraban informaci¨®n a los aliados.
Otras, sencillamente, cometieron el error fatal de expresar en voz alta sus cr¨ªticas al f¨¹hrer. Como la sastra Elfriede Scholz, hermana de Erich Maria Remarque (autor de la novela antibelicista Sin novedad en el frente, prohibida por los nazis) y ac¨¦rrima anti-nazi que tild¨® a los soldados de ganado para el matadero y le dese¨® la muerte a Hitler hablando con una cliente. Poco despu¨¦s fue delatada.
Marlene Dietrich fue quiz¨¢ el mayor altavoz internacional de la resistencia. Consagrada en Hollywood, despleg¨® una actividad infatigable contra el Tercer Reich: se comprometi¨® con la emigraci¨®n de jud¨ªos y perseguidos pol¨ªticos y financi¨® el combate contra los nazis. ¡°?Chicos, no os sacrifiqu¨¦is! La guerra es una mierda y Hitler es un idiota¡±, dijo a los soldados de la Wehrmacht en 1944.
¡°La resistencia abarca todas las acciones encaminadas a perjudicar al movimiento nacionalsocialista. Esto incluye, por ejemplo, la redacci¨®n o difusi¨®n de escritos, la participaci¨®n en partidos y organizaciones prohibidas, pero tambi¨¦n la cr¨ªtica individual entusiasta y la ayuda a las v¨ªctimas jud¨ªas¡±, se?ala Dagmar Lieske, comisaria de la exposici¨®n.
Esta imagen romantizada de la mujer como guardiana del hogar estaba evidentemente limitada a las mujeres que encajaban en la comunidad popular, o Volksgemeinschaft, la sociedad ideal totalitaria que preconizaban los nazis. El resto quedaban fuera: tanto las que viv¨ªan vidas inconformistas como las que no cumpl¨ªan los criterios raciales. A estas ¡ªjud¨ªas, gitanas, discapacitadas¡ª se las despojaba de sus derechos y se las persegu¨ªa.
Desde su llegada al poder, en 1933, los nazis ejercieron una represi¨®n asfixiante de cualquier acci¨®n de resistencia pol¨ªtica y empezaron a enviar a campos de concentraci¨®n a mujeres comunistas, socialdem¨®cratas y sindicalistas. Hasta 1945, los tribunales civiles y los llamados tribunales populares dictaron 15.000 condenas a muerte, la mayor¨ªa de las cuales fueron ejecutadas.
La joven taqu¨ªgrafa Liselotte Hermann, detenida por suministrar informaci¨®n al ilegalizado partido comunista, fue la primera madre y luchadora de la resistencia que fue decapitada en la infame prisi¨®n de Pl?tzensee, en Berl¨ªn, en 1938. La muestra recuerda tambi¨¦n cifras que se desconocen, como el n¨²mero de mujeres a las que les arrebataron a sus hijos tras ser condenadas. Entre 1939 y el final de la guerra, m¨¢s de 120.000 mujeres fueron confinadas en el campo de concentraci¨®n de Ravensbr¨¹ck. M¨¢s de 25.000 murieron, ya fueran asesinadas o por las inhumanas condiciones del campo.
La actividad de la resistencia se hizo especialmente arriesgada a partir del invierno de 1942-1943. La derrota de las tropas del Reich ante el ej¨¦rcito sovi¨¦tico en la decisiva batalla de Stalingrado marc¨® un recrudecimiento de la represi¨®n en Alemania. Los jerarcas nazis quer¨ªan preservar la estabilidad interna a toda costa.
¡°Desde ese momento, la mayor¨ªa de las condenas a muerte contra mujeres fueron por la llamada subversi¨®n de las fuerzas de defensa. En realidad, detr¨¢s de esta acusaci¨®n se escond¨ªa la supresi¨®n despiadada de cualquier cr¨ªtica al sistema¡±, explica Johannes Tuchel, director del centro. Actividades que antes eran penadas con prisi¨®n ahora supon¨ªan la pena capital. Esa y otras argucias legales se utilizaron para condenarlas a muerte. En 1942, Schumacher fue condenada y decapitada, y en 1943 le siguieron Scholl, Hampel, Terwiel, Scholz, Coppi, y Schl?singer.
Otras, como Von Moltke, Radusch y Klopsch consiguieron evitar las condenas o eludir las detenciones. La arist¨®crata Erika von Tresckow, que colabor¨® con su marido, el general Henning von Tresckow, en la conspiraci¨®n para asesinar a Hitler, convenci¨® a las autoridades de que no sab¨ªa nada de la conjura contra el f¨¹hrer.
Para Roth, miembro de Los Verdes, el ejemplo de las mujeres de la exposici¨®n es hoy especialmente v¨¢lido frente a quienes emplean discursos de odio y miedo para dividir a la sociedad: ¡°Estas mujeres nos desaf¨ªan a utilizar nuestro margen de maniobra aqu¨ª y ahora para proteger, defender y preservar la democracia¡±.