¡®Eileen¡¯: una sofisticada Anne Hathaway protagoniza una nueva visi¨®n de la mujer estadounidense de los sesenta

El inicio del siglo XXI sirvi¨® en muchos sentidos para una reevaluaci¨®n del papel de la mujer en las d¨¦cadas de los cincuenta y primeros sesenta en Estados Unidos y, por tanto, tambi¨¦n de los retratos femeninos que se hicieron en Hollywood en aquellos a?os, desde los m¨¢s conservadores hasta los m¨¢s atrevidos. Todd Haynes inaugur¨® la tendencia en 2002 con Lejos del cielo, relectura en clave racial de la formidable Solo el cielo lo sabe (1955), de Douglas Sirk, y despu¨¦s cre¨® otra de las piezas clave con Carol (2015), adaptaci¨®n de una novela de Patricia Highsmith publicada en 1952, de impensable adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica en aquellos lejanos a?os a causa de su tem¨¢tica: la relaci¨®n amorosa entre dos mujeres.

En estos ¨²ltimos a?os no han sido pocas las pel¨ªculas que han dado voz a la callada e impoluta existencia de la mujer-esposa-madre perfecta de los a?os de presidencias de Eisenhower, Kennedy y Johnson. Una imagen tan mentirosa como la del esplendor del sue?o americano, la valla blanca del jard¨ªn, la comida alrededor del pavo y la felicidad femenina con calculada fachada de impecable belleza y cuidados. Se ha reevaluado su situaci¨®n, y ¨²ltimamente se est¨¢ ejercitando adem¨¢s en clave gen¨¦rica, partiendo del melodrama de siempre, pero desvi¨¢ndose de un modo muy libre hacia la intriga, el thriller e incluso el terror. Vidas perfectas, de este mismo a?o 2024, con Jessica Chastain y Anne Hathaway resucitando aquel glamur, apelaba al cine de Sirk, pero tambi¨¦n al de Alfred Hitchcock y al de Robert Aldrich.

Y ahora se ha estrenado en plataformas (Movistar Plus+ y SkyShowtime) sin pasar antes por los cines espa?oles la desigual pero reveladora Eileen, ambientada en el Boston de los a?os sesenta, de nuevo con el refinamiento de Hathaway como coprotagonista, y dirigida por un nombre importante: William Oldroyd, director de la notable Lady Macbeth (2016), sin pel¨ªcula desde entonces.

Basada en una novela de Otessa Moshfegh de 2015, Eileen podr¨ªa pasar como otra reinterpretaci¨®n de Carol, en versi¨®n a¨²n m¨¢s negra. La represi¨®n sexual de una joven de 24 a?os, hu¨¦rfana de madre y con un padre borracho y cruel, y el encuentro de esta con una mujer libre y sofisticada que hace que su grisura de rebecas marrones y su apocamiento tornen en turbulencias interiores de todo tipo. Oldroyd, creador de atm¨®sferas turbias, lo logra en ciertas partes de la pel¨ªcula con la ayuda de una banda sonora de corte disonante y de una fotograf¨ªa de textura gruesa que envuelve la p¨²trida sociedad machista en la que se desenvuelven. Tambi¨¦n con un montaje en el que se a?aden enso?aciones de lo que la joven tiene en la cabeza (a la manera de las de Billy, el embustero, de John Schlesinger, pero entroncando con Cisne negro, de Darren Aronofsky), marcando poco a poco un giro tonal que desemboca en volantazo de g¨¦nero en el tercer acto.

Es entonces cuando Eileen se convierte en un psicodrama con ribetes noir, que se desv¨ªa de la inicial naturaleza cr¨ªtica y reformista de la historia, de necesario empoderamiento de la mujer, para llegar a un territorio cercano a la venganza, a la manipulaci¨®n emocional y al delirante agujero mental, guiado adem¨¢s por una narradora poco fiable. Una parte final que desconcierta para bien, aunque en modo alguno se remate con excelencia ni con demasiada trascendencia, pero que vertebra los secretos y mentiras de una ¨¦poca retorcida con disfraz de pulcritud, que ten¨ªa cad¨¢veres sociales por cualquiera de sus esquinas.